Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los que
organizaron ayer las visitas oficiales de los Reyes, el Presidente del gobierno
y las autoridades autonómicas deberían haber previsto lo que ocurriría. Algunos medios señalan que lo advirtieron, pero que en el caso de los Reyes decidieron seguir. Este
desastre supera en mucho a otros desastres en el grado de desesperación,
frustración y rabia ocasionados.
La
violencia verbal y física no tiene precedentes, por más que se diga que han
sido "facciones de violentos", la "ultraderecha", que
muchos "no eran de allí" o de los tres mezclados, que es lo más
probable. El desastre es el mejor semillero para plantar y crearse una imagen
que la concentración mediática favorece.
No
debemos rechazar la desesperación; sí, la violencia, especialmente la dirigida
contra la Casa Real, que no tiene arte ni parte en las decisiones. Es más, hace
unos días renunciaron a medios asignados para su seguridad para que pudieran
incorporarse a las tareas de ayuda. La reconstrucción valenciana no será cosa
de un día y de eso se van dando cuenta los damnificados, que son la provincia
entera prácticamente. Ante esas perspectivas, crece la angustia y el malestar.
Los insultos y agresiones no solucionan nada.
Sí
resulta inexplicable que ciertos aspectos básicos, como agua, comida,
medicamentos no estén llegando con fluidez en un mundo en el que existen
helicópteros y drones, que pueden salvar distancias y obstrucciones. Me imagino
que todo lo que se destine a estas funciones es poco, máxime cuando la gente no
quiere ya alejarse de sus casas y negocios por temor al pillaje. Todavía quedan
ancianos asomados a las ventanas diciendo que no pueden salir de sus hogares.
Eso es lo que se nos muestra, al menos.
Este es
el relato que nos hace RTVE.es de lo ocurrido:
A pesar de los incidentes, los reyes han insistido en
romper el cordón policial para poder charlar con algunos vecinos. Es el caso de
una mujer que les ha traslado su malestar, y les ha recriminado una visita
en estos momentos de tanta desesperación por la situación tan dramática que
están viviendo: "Doña Letizia, no era el día para venir. No tenéis
culpa, pero no era el día para venir".
En esa misma conversación, otro vecino afectado ha
intercambiado unas palabras con el rey y le ha recriminado que hayan venido
ahora —día 5 tras el paso de la DANA—y no el primer día que pasó. "Todo es
un equilibrio [ ... ] si quieres, no vengo y me quedo en Madrid", ha
expresado Felipe VI, a la vez que ha apelado a la prudencia y ha
asegurado a este vecino que hay que comprender el enfado y la frustración.
"Si hubieran venido el primer día y se hubieran puesto las botas, el
pueblo los habría apoyado”, ha contestado este vecino.
A pesar de la tensión, tanto el rey como la reina
han querido quedarse y por separado han intentado tranquilizar y mediar con
las personas que se les han acercado.
La reina Letizia, con sus manos y su cara manchadas de
barro, trataba de secarse las lágrimas, mientras ha escuchado a los vecinos
que se acercaban a ella muy alterados.
Con gesto muy sobrio y visiblemente emocionada, ha consolado y tratado de tranquilizar a algunas mujeres jóvenes que le mostraban su indignación ante todo lo que están viviendo tras el paso de esta trágica DANA. “Tres días para que llegue el ejército, no tenemos ropa, no tenemos comida, no tenemos nada”, han lamentado dos vecinas de Paiporta a la reina.*
Como suele ocurrir, lo paga quien está allí, tenga o no tenga culpa o responsabilidad. Los que rápidamente desaparecieron no tuvieron la "suerte" de poder escuchar las razones y quejas ante esta tragedia.
Mucho me temo que la DANA haya dañado algunos protocolos y costumbres en cuanto a las visitas a desastres. Conforme pasa el tiempo, el descontento crecerá y será más difícil realizar algo que antes se hacía. Los que señalaban que había que estar allí antes, tienen razón, pero también que la decisión de ir se toma sobre factores de riesgo y que las responsabilidades son muchas.
Todos quieren dar preferencia a lo suyo ante los desastres. Lo que hace que algunos traten de dirigir la indignación hacia otros lados. Alcaldes clamando públicamente contra la decisión de valorar su situación como menos grave que la de otros no ayudan mucho y, por el contrario, hacen crecer la idea del agravio, lo que indigna a la población local, que se siente indefensa y abandonada. No es ese el camino.
Una vez producido el desastre, lo esencial es la gestión ordenada de los recursos. La DANA no ha terminado y en muchos lugares sigue aumentando la caída torrencial de agua. Es necesario ir más allá de la petición de "prudencia" y gestionar lo que llega para que llegue donde debe.
Hay que prevenirse contra las manipulaciones que solo sirven para obtener protagonismo de algunos y de sus causas periféricas, como ha ocurrido con las declaraciones de Abascal o Puigdemont. Hay que luchar por superar esa manipulable idea conspiranóica de que "no avisaron" y ver que la ineptitud o el desinterés en estas situaciones debe ser analizada con otros criterios, especialmente para aprender y no repetir los errores. Quedan por delante muchas, muchas jornadas de desesperación. Tantas como para olvidar el sentido de la palabra "normalidad", que forzosamente deberá ser otro.
Son muchos los errores y las imprevisiones que han estado ahí desde hace décadas, que sí han sido avisados y casi nunca escuchados. Lógicamente los primeros esfuerzos van a la seguridad y a tratar de alcanzar algún tipo de "normalidad", pero la limpieza deja ver el alcance del desastre y es fácil que la desesperación se adueñe de muchos.
Los gritos y demás no han servido más que para dos cosas: para un desahogo temporal de algunos y para la manipulación de ciertos grupos políticos, de diverso cuño, que han aprovechado para la erosión del estado y las instituciones.
* Esther Pérez-Amat "La reina Letizia escucha emocionada a los vecinos afectados por la DANA en Paiporta: "Nadie sabía que esto iba a pasar" RTVE.es 3/11/2024 https://www.rtve.es/noticias/20241103/reina-letizia-escucha-emocionada-a-vecinos-afectados-por-dana-paiporta/16314291.shtml