Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Van
llegando los efectos de la crisis económica y poniendo a prueba al gobierno y
la paciencia de los egipcios. Para tratar de mitigar las protestas previsibles,
la irritación ante la falta de una política económica creíble —como se
planteaba en el mismo parlamento— capaz de sacar al país de sus males, el gobierno
plantea medidas absurdas porque apenas tendrán efecto. Una de ellas es
precisamente el ir sacando jóvenes de la cárcel en un intento de mitigar las
reacciones y evitar que los movimientos juveniles salgan a protestar y arrastren
a los demás. Pero para sacar a los jóvenes de las cárceles antes tienes que
haberlos metido, por lo que aquello que se pretende que se perciba como una
medida benevolente, da muestra una vez más de la arbitrariedad del sistema. Te
encierran cuando les parece bien y te sueltan cuando quieren evitar que sigas
con las protestas. En esto, el gobierno egipcio no ha inventado nada, pues era
una vieja práctica que se utiliza con los islamistas, tener unos cuantos
encerrados e ir metiendo y sacando según se portaran.
Entre
las graves cuestiones económicas, Egypt Independent recoge otro informe sobre
la aplicación y respeto a la legalidad. El titular es "Report ranks Egypt with
lowest respect for 'rule of law'" y anticipa ya el problema:
A US-based organization specializing in legal
policy issues has ranked Egypt 110 out of 113 nations in its latest report on
perceptions of how the rule of law is applied.
Egypt was ranked after Venezuela, Cambodia and
Afghanistan in the Rule of Index 2016, taking last place out of seven Middle
Eastern nations listed, top of which was the United Arab Emirates.
The report, which is based on the opinions of
both ordinary citizens and "experts", ranked Egypt low in all areas
relating to the rule of law, including the justice system, regulatory
enforcement, security issues, fundamental rights, government powers and
corruption.
Egypt scored particularly low in some areas,
such as non-governmental oversight of governmental powers, the right to
information, freedom of expression and the delays in regulatory enforcement.
However, those surveyed for the report gave
more favorable scores for the effectiveness of criminal investigations, the
absence of corruption in the justice system, and the general absence of crime
in the country.
The report is the work of World Justice
Project, a US-based organization pushing for changes in legal policy around the
world, and their annual report is used to identify nations viewed as requiring
particular attention.*
La posición de Egipto, al final de hoja de ruta hacia la
democracia, no puede ser esta. Pero parece que no se les ocurren otras maneras
al poder. No hay justificación para
estas posiciones, solo por delante de los países señalados. Cada vez que sale
algún ranking mundial, el gobierno egipcio se echa a temblar por quedar de
nuevo en evidencia.
Es un informe más que deja en situación crítica al gobierno
porque, como hemos ido señalando, el aumento de la crisis, ante la falta de
soluciones reales, supondrá una mayor represión.
Los escritos a la defensiva se multiplican en la prensa. Los
hay que atacan directamente a los que publican críticas desde la prensa
internacional, como el escrito firmado por Mohamed Fayez Farahat, del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos
Al-Ahram, con el título "To Steven Cook: When will the politicised
articles against Egypt end?"**, en la que se encara y critica al
investigador señalado porque considera que interpreta erróneamente la
situación, es más, lo considera al servicio de los Hermanos Musulmanes. Las críticas
comienzan desde el origen: Cook —sería larga la lista— considera que el 30 de
junio de 2013 se produjo un "golpe de estado" y no una "revolución";
cree que solo se han dedicado a perseguir a los Hermanos Musulmanes y que la
situación crítica de Egipto se deben a estas políticas seguidas. Todo esto no
deja de ser frecuente en miles de artículos sobre Egipto, por lo que sorprende
la larguísima respuesta dada en Ahram-Online, el diario estatal.
Los partidarios del régimen intentan frenar y canalizar las
críticas a la situación y a las actuaciones gubernamentales como parte de una
operación conspiratoria para sacar a las calles a los egipcios con fines
apocalípticos. Con este tipo de artículos se intentan dos cosas: la primera
anularlos ante la opinión pública egipcia que ve la discordancia entre lo que
los medios oficiales le dicen y lo que se publica o se ve desde fuera; la
segunda es el miedo mediante las teorías de la conspiración internacional
contra Egipto. No sé cuánto tiempo tardarán en desgastarse estas coartadas
absurdas. Es indudable que pueden existir escritores, académicos o periodistas
que puedan tener simpatía por los Hermanos Musulmanes, pero son más bien pocos.
Morsi dejó una huella negativa lo suficientemente marcada como para que se vaya
más allá de la coletilla del "presidente electo".
Con la excepción
sostenida de Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, que sigue ahondando el
tema de la legitimidad de Morsi, nadie cuestiona (exteriormente) la
legitimidad, por más que se permitan bromas sobre las cifras de las elecciones,
ese 95% o que si no vota mucha gente (como ocurrió) se amplíe la elección. Más
bien al contrario, los gobiernos se han centrado mayoritariamente en dos
aspectos: el apoyo a la lucha antiterrorista y la cuestión de los derechos
humanos, cuya penosa interpretación por parte del presidente y el gobierno
egipcio no puede tener más que el beneplácito de presidentes autoritarios, como
Putin o Viktor Orban, el húngaro al que le gustan los uniformes. La cuestión
del terrorismo tiene el apoyo de prácticamente todo el mundo, pero también
tiene la crítica de los gobiernos que consideran que se está encarcelando más
de la cuenta, que la gente no debe desaparecer de sus domicilios sin que se
vuelva a saber de ella, que estén años a la espera de juicio, etc.
Sin embargo, la retórica y estrategia del gobierno egipcio
quiere entremezclar ambas para salvar su responsabilidad en la purga de
opositores políticos, sociales y religiosos que se realiza habitualmente al
amparo de una ley peor que la que uso Hosni Mubarak con el mismo fin. Cuando
son extranjeros los que lo critican, forman parte de una conspiración para
acabar con la Madre de la Humanidad; cuando son egipcios los que critican las
medidas y acciones, entonces resultan ser terroristas, desestabilizadores y
simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, se les ataca y desacredita
públicamente a través de los medios.
El gobierno egipcio no puede esperar recibir apoyo ni comprensión
en casos sangrantes como los de Giulio Regeni o se Shaimaa al-Sabbagh, por
utilizar un extranjero y una egipcia, muertos por el sistema como abuso de
fuerza. Son dos casos, pero se podían citar decenas de casos de los que se hace
eco la propia prensa egipcia. Se han censurado a escritores como Alaa Al-Aswani,
un demócrata que ya se la jugaba en tiempos de Mubarak pidiendo la democracia
como solución en cada artículo. Se ha encarcelado a profesoras y poetas como Fátima
Naoot por solidarizarse con los corderos sacrificados en el Eid o a predicadores
reformistas por dudar de la autenticidad de un hadiz, como a Islam al Beheiry.
Se han cerrado editoriales, se han secuestrado libros o no se les ha dejado pasar
por la frontera libanesa. Se ha impedido salir a unos y entrar a otros, algunos
eran invitados a dar conferencias en Alejandría. Periodistas han sido
encarcelados porque según, el gobierno —poseedor de la verdad absoluta— no
decía lo que debía; algunos han sido retirados por decir que el presidente no
hacía bien su trabajo, algo que puede uno decir en todos los tonos en países
que son realmente democráticos. La lista sería interminable.
Pero en su artículo de Ahram Online, todo este tipo de
cuestiones, forman partes de conspiraciones para evitar que Egipto lidere la
zona y después el mundo. Las críticas de fuera llueven porque existen graves
problemas. Trata de demostrar que forman parte de una conspiración es una labor
absurda:
As a matter of fact, the article raises a
number of questions, which raise in turn suspicions regarding the real
objectives of the article. The first of these is the timing of its publication.
Definitely, the publication of the article at this time, a few days before 11
November, raises a big question about the real objective behind it, and if it
consists of foreign operations to mobilise the Egyptian street towards a
certain direction for the benefit of certain political currents, or preparing
American and international decision-makers in the same direction. These
suspicions are linked to strong doubts regarding the relationship between
Western “academic research” and political currents inside Egypt and several
Arab countries. These currents continue to seek to employ part of the academic
and research community in these countries to serve specific international
interests.**
La paranoia alcanza límites insospechados. La "academia
occidental" (sea lo que sea) se ha puesto de acuerdo con los conspiradores
interiores y los rivales de la zona (¿por qué no de otra galaxia?) para destruir
a Egipto. Es tan absurdo que no se lo acaba uno de creer hasta que lo ve una y
otra vez repetido como argumento ante la incapacidad manifiesta de un gobierno
para resolver un problema grave del país. Decirlo supone ser miembro de una
conspiración universal. Pero si se hace es porque les funciona, en mayor o
menor media.
El artículo es solo uno más. No aporta ninguna conspiración nueva y se mueve siempre en esa
ambigüedad de "occidente", "intereses internacionales",
etc. Da igual que sean los Estados Unidos los que hayan estado armando y
beneficiando a Egipto desde la época de Sadat, da igual que el general Abdel
Fattah al-Sisi estudiara en los Estados Unidos, como una gran cantidad de
militares. Todo da igual porque no cambia el guión.
La respuesta es, en cambio, sencilla: la incapacidad de una
clase política poderosa para sacar a su país adelante. Los espectáculos dados
por algunos parlamentarios en este tiempo muestran que se trata de hacer un
populismo ramplón antes que de afrontar los problemas reales del país.
No dudo que el presidente al-Sisi tenía la idea inicial de
que con su carisma convencería al pueblo egipcio y al mundo de que todo iría
bien. Los primeros 100 días, decían algunos, harán que ya no se reconozca
Egipto. Y así fue. Tanto que la gente ha empezado peligrosamente a añorar a
Mubarak y a su régimen, algo que no hace mucha gracia a los dirigentes actuales
que se ven metidos en un contradicción.
Ayer aconsejaban al presidente en otro artículo que tirara
de la clase empresarial incluida la época de Mubarak, de lo mejor de Egipto,
para sacar adelante al país. Con el título "The president's popularity is
waning: the meaning and implications", Mohamed Ali Ibrahim repasaba lo
conseguido en este tiempo y el desgaste del presidente, que tanto parece
preocupar a todos con un 68% de aprobación. «It's no cause for concern that the president's
popularity has dropped to 68 percent. He is still in the safe zone, but the
danger lies in several things, which I will outline here on a purely scientific
basis», señalaba el autor.
Analiza
las causas de esa bajada y las interpreta. Por supuesto no hay nada de
"científico" en los que se dice, pero no se trata de
"ciencia" lo que se debate. Es quizá la forma de alejarse de los
posibles problemas y críticas por decir lo que apunta:
Scientifically
speaking, the president is making withdrawals on his "overdraft"
facility. Sisi's principal balance was safety and security and saving the state
from the Brotherhood and the fate of Syria and Iraq. The fact is that the
citizen taking part in the poll doesn't know about the government or parliament
or Facebook. He blames the president for the problems, and that' has been our
habit since 1952.
The most
important reason given for not approving of Sisi is high prices, at 74 percent.
The significance is simple: the pocket of any citizen determines the future of
any president. Not only Sisi, but any president and any people in any part of
the world.***
No deja de ser irónico que lo que se señala aquí como bazas
fuertes del presidente —echar a la Hermandad Musulmana y evitar la destrucción
de los vecinos— se parezca a los argumentos negativos, considerados
conspirativos, del irritado analista del Centro Estratégico y de Estudios
Al-Ahram contra los académicos occidentales.
Pero hay mucho de verdad en la sencillez del planteamiento:
el pueblo egipcio le pide al presidente que solucione los problemas porque los
presidentes egipcios llegan al poder diciendo que van a acabar con todos ellos,
sea la inflación, la Hermandad Musulmana o aquello con lo que se haya motivado a
la gente. Cuando los presidente fracasan (Nasser en la guerra), al-Sisi en la
economía, entre otras cosas, las respuestas son preocupantes porque son de
frustración y, como señala el autor, el "hábito desde 1952", fecha de
comienzo del Egipto actual tras la revolución.
Es lógico que después de la "Sisimanía" y el
presidente revelado en sueños, los egipcios que lo aceptaron (porque querían
aceptarlo) se puedan sentir frustrados. Y mucho. El panorama ya no está como lo
estaba sino que se ha ido deteriorando no por conspiraciones sino por
ineptitudes y garrafales errores cometidos porque se pensaba que todavía se
estaba en la época en que se sostenía un presidente por ganar una guerra,
inaugurar un puente o un tramo del canal. El dinero ha ido donde no debía en
más de un sentido.
La parte final del artículo escrito para el presidente
plantea (recordemos que "científicamente") algunas cuestiones de
interés y le recomienda que recurra a los políticos que puedan aportar algo y
asesorarlo de otra forma, mejor que lo que se ha hecho hasta el momento:
President, frankly speaking, you will be
needing those who have mastered politics.
For example, they could have advised you to
postpone the administrative capital project for a couple of years and use the
money for a public health-insurance system that treats Egyptians without
charity, rather than impose on them a fee for the treatment of affluent judges!
6.) President, take note that the new Suez
Canal development, which you consider the crown jewel in your achievements, is
losing in popularity. Those admiring it have fallen from 35 percent to 19
percent. And this is not only due to skepticism regarding its usefulness, but
also because people see it as contributing to consumer inflation, the rising
cost the dollar and the deterioration of the Egyptian pound.
Finally, there is a category of people that I
wish you would get rid of, which those who recommend crying over spilled milk,
because this goes against all economic theories.
In their view, continuing to flood the land
with milk will result in more cows needed for milking, and the land will just
be flooded all over again.
President, the Stone Age is over and the Age of
Man has arrived.
Lord, be forgiving and kind!***
La mezcla de elementos directos y metafóricos en apenas unas
líneas es muy llamativo. Afortunadamente se usa la claridad para apuntar los
problemas y la oscuridad de lo metafórico para que cada uno interprete qué
moscas hay que quitar de alrededor. Hasta hace poco dudar de la capital o de la rentabilidad de nuevo tramo, aunque se basara en estudios sobre los sectores, era ser acusado de antipatriótico. Los egipcios pueden estar saliendo de su sueño y empezar a distinguir lo realista de lo fantasioso, lo superfluo de lo necesario y lo político de lo ciudadano.
Quizá ahora se echen en falta las inteligencias que quedaron
por el camino: aquellos de los que se desprendieron porque preferían poner los
problemas encima de la mesa y no el lisonjeo habitual para ganar favores. Se
echará de menos a aquellos valiosos jóvenes, formados y deseosos de servir a su
país y hacerlo verdaderamente moderno, grande, a los que se ha acusado de conspiradores
y traidores. Se echará de menos a los más imaginativos que se oponían a los
burócratas de siempre, que no querían ser desalojados de sus puestos de siempre
desde donde se enriquecían mientras bostezaban. Se echará de menos a los que se
pusieron a barrer Egipto al día siguiente de caer Mubarak y preguntaron en qué
podían contribuir y a los que poco después se les encarceló por pedir
demasiadas libertades y desafiar a los padres que, como Mubarak, solo les
hablaban para que escucharan en silencio. Todos ellos quedaron fuera por un motivo u otro. Lo que quedó disponible tiene sus resultados ante ellos.
En unos artículos se recurre a la conspiración internacional;
en otros, a los males nacionales. Hace falta menos fantasía y más realidad para
contemplar la dimensión de los problemas. El presidente elegirá a quién
escuchar. Sobre él —porque él mismo lo ha querido— cae toda la responsabilidad. Es la cabeza visible y a quien la gente pide soluciones.
Ojalá que Egipto encuentre una salida a los difíciles
tiempos que tiene por delante.
*
"Report ranks Egypt with lowest respect for 'rule of law'" Egypt
Independent 4/1172016
http://www.egyptindependent.com//news/report-ranks-egypt-lowest-respect-rule-law
** "To
Steven Cook: When will the politicised articles against Egypt end?" Ahram
Online 3/11/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/247194/Opinion/To-Steven-Cook-When-will-the-politicised-articles-.aspx
***
"The president's popularity is waning: the meaning and implications"
Egypt Independent 1/11/2016 http://www.egyptindependent.com//opinion/president-s-popularity-waning-meaning-and-implications
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.