Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Todo
anticipa que será una larga y difícil batalla. Será otra guerra por las ideas, los
derechos y las libertades como no se recuerda. Los avisos de que Trump es Trump se confirman sin haber pisado la residencia oficial. Es la persona que una parte de los norteamericanos ha elegido para luchar
contra la otra parte bajo el eufemismo de hacer una "América de nuevo
grande". La grandeza anunciada consiste en pisotear derechos, amenazar como demostración de la fuerza. Pero no todos se han achantado.
The New York Times (toda la prensa nacional e internacional lo recoge) nos cuenta un incidente producido durante la representación en el teatro Richard Rodgers, de Broadway, del
musical Hamilton, uno de los grandes éxitos del teatro musical en décadas, una
obra surgida modesta pero que pronto dio el salto a lo más alto, arrasando en
los premios Tony y con el Grammy a la mejor grabación de teatro musicial. Nos
cuenta el periódico:
“Hamilton,” the hit Broadway musical about
colonial rebels shaping the future of an unformed country, took an even more
political turn at the end of its performance on Friday night.
With Vice President-elect Mike Pence attending
the show, the cast used the opportunity to make a statement emphasizing the
need for the new administration of President-elect Donald J. Trump, a
Republican, to work on behalf of all Americans.
As the play ended, the actor who played Aaron
Burr, Brandon Victor Dixon, acknowledged that Mr. Pence was in the audience,
thanked him for attending and added, “We hope you will hear us out.”
“We, sir — we — are the diverse America who are
alarmed and anxious that your new administration will not protect us, our
planet, our children, our parents, or defend us and uphold our inalienable
rights,” he said. “We truly hope that this show has inspired you to uphold our
American values and to work on behalf all of us.”*
El diario recoge en dos vídeos grabados con teléfonos en
la sala: el momento de esas palabras dichas sobre el escenario y también la
llegada entre abucheos del vicepresidente de Trump, Mike Pence. Las grandes
ciudades no son el espacio más adecuado para crear un clima propicio a las
apariciones de los recién electos.
Los norteamericanos se han tomado esto como algo más allá
de un cambio de gobierno. Temen un cambio de vida, un intento de desmantelar
más allá del legado de Obama. Las selecciones que Trump está
realizando hacen tener pocas dudas sobre cuáles son sus intenciones. Se está
armando con el ala más dura en todos los campos.
Es probable que el temor a maniobras de los republicanos,
como algunos señalaron, le esté llevando a hacer una demostración de fuerza
eligiendo los sectores más duros y dejando que sean ellos los que libren las
batallas internas para frenar los movimientos.
Pero la calle no la controlan los republicanos y pronto
empezarán a aparecer manifestaciones mayores en muchos lugares. La gente necesita
símbolos —metáforas, como veíamos hace dos días— para armar sus valores. Hasta
el momento, a lo que se ha recurrido es al ataque ridiculizando a Trump. Ahora
se trata de otra cosa: de la defensa de lo que estiman está siendo cuestionado
por los que van a llegar a la Casa Blanca.
El ejemplo de lo ocurrido en el teatro Richard Rodgers es un
signo de lo que viene por delante y no tendría nada de particular que la gira
prevista por el musical para 2017 se convierta en un himno a la libertades y
derechos amenazados por la acciones de los que llegarán a la Casa Blanca muy
pronto.
La obra tiene los requisitos de oportunidad necesarios para
convertirse en un fenómeno de resistencia. Nada más adecuado que el arte para
ofrecer este tipo de apoyo simbólico. El diario señala: «The audience gave a standing ovation during the
play at the line, “Immigrants, we get the job done,” one theatergoer, Christy
Colburn, wrote on Twitter.» Hamilton se puede convertir en una
pieza capaz de ofrecer las emociones, articular los cantos que sin duda van a
complicar las apariciones de Trump en cualquier momento.
La BBC recoge el incidente en el teatro y muestra los tuit
que se fueron enviando desde la sala al exterior. Uno de ellos dice "There was a full 3
minute standing ovation @HamiltonMusical when the King sang "On Your
Own" directly at Mike Pence. This is catharsis".** Es difícil
decirlo más claro.
La canción es "What Comes Next", cantada por el
Rey Jorge III y su final, dicho mirando al vicepresidente electo tuvo que ser una
experiencia en la sala:
Do you know how hard it is to lead?
You're on your own
Awesome...wow
Do you have a clue what happens now?
Oceans rise
Empires fall
It's much harder when it's all your call
All alone
Across the sea
When your people say they hate you
Don't come crawling back to me
You're on your own...
Hay que reconocer la oportunidad del personal de la obra y
la falta de perspectiva de Mike Pence. La campaña electoral se ha acabado. Ha
comenzado la campaña por los derechos de muchos millones de americanos.
La cuestión del voto popular pasa a ser importante porque
Hillary Clinton consiguió más votos que Trump, pero repartidos de forma que
beneficiaban a este último. Quien se quejaba y no se atrevía a afirmar que
reconocería los resultados diciendo que se preparaba un fraude es quien ha
resultado ser beneficiado por el sistema electoral. Demuestra la capacidad de Trump
de recurrir a cualquier bajeza, como lo hizo durante la campaña.
El día 11 todavía se ampliaba el número de votos en cada
recuento conseguido por Clinton. No servirá de mucho por el sistema de
"colegios", pero sí como referencia moral contra Trump. La América de
Trump ha ganado la presidencia pero no ha ganado el país. Tiene mayoría en las cámaras, pero no en las calles. No hay números para hacer una revolución y eso lo saben los políticos que tienen que seguir o secundar a Trump. También los que están en las ciudades, donde sus mayorías son muy grandes a favor de Clinton, que ha dejado de ser lo importante pasada ya la elección. Ahora lo que cuentan son los derechos. Y la gente no está dispuesta a perderlos sabiendo que son mayoría en el país. No es la presidencia lo que se discute, sino lo que puede hacer desde ella.
El voto pasa a ser una referencia. Lo que Trump pretendía, se
vuelve contra él. Ha sido quien se ha beneficiado del sistema. Ya ganador, seguía apostando a favor del "voto
popular". Los estrategas y asesores le han debido advertir lo que podría
ocurrir: está dando armas a sus enemigos.
Lo que es cierto es que nadie da la batalla por perdida. Como en la canción de Hamilton, el pueblo ha empezado a decirle a su nuevo emperador lo que piensa de él con claridad.
*
"Mike Pence Saw ‘Hamilton.’ The Cast Had Something to Say." The New
York Times 19/11/2016
http://www.nytimes.com/2016/11/19/us/mike-pence-hamilton.html
**
"Mike Pence, VP-elect, booed at Hamilton musical" BBC 19/11/2016
http://www.bbc.com/news/world-us-canada-38036872
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