Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Mucho
me temo que los años de aprendizaje militar hayan incapacitado al presidente
al-Sisi para entender cómo funciona la sociedad y cuáles son sus aspiraciones.
Su mente parece formada para contemplar el mundo como una especie de mapa de
operaciones en la que cada uno ha de responder con precisión a las
instrucciones dadas y a la función asignada. Al-Sisi parece incapacitado para
comprender la sociedad en términos de diferencias, de diversidades. Lo demuestra
en cada una de sus manifestaciones, cuya finalidad es hacer comprender a los
demás cuál es su objetivo.
Mucho
me temo que la reunión con los jóvenes no tenga otra finalidad y,
especialmente, que haya sido tan inútil como todo lo demás al ser siempre
proyectos verticales, es decir, los demás han de plegarse a ese proyecto
"iluminado", por otra parte inexistente.
La vida
egipcia parece resumirse en la espera de las grandes ideas del presidente, al
que hay que crear grandes acontecimientos para que él hable y otros le
escuchen. Así ha ocurrido ya en diversas ocasiones en esta especie de
encuentros sectoriales, esta vez la "juventud", categoría política especial
dentro de los planteamientos paternalistas con la que los gobiernos egipcios
tratan a los jóvenes ya sea para fotografiarse con ellos o para despreciarlos
olímpicamente.
Dirigirse
a los jóvenes ha sido una buena ocasión para, una vez más, insistir en su
teoría de que son los medios de comunicación los culpables de lo que le ocurre
a Egipto ya que nadie le explica bien al mundo lo que ocurre. "Lo que
ocurre" es, por supuesto, lo que el gobierno egipcio y —con más precisión—
su presidente establece en estas sesiones teóricas dedicadas a la explicación
de esa verdad incomprensible para el resto de los mortales, egipcios o de
cualquier otro país. Egypt Independent nos trae los ecos del discurso:
President Abdel Fattah al-Sisi has accused
Egyptian media outlets of unintentionally causing harm to Egypt's interests and
relations with other nations.
"You do severe harm to Egypt
unintentionally. I am talking to you as state officials, not just media
personnel... Our relations with a friendly country have been influenced by
published talk," Sisi said, addressing journalists.
The president made the comments on Wednesday
during a presentation at the first National Youth Conference in Sharm
el-Sheikh. He was addressing the audience at a debate session titled "The
impact of media on youth public opinion making".
His comments reflect ongoing official concern
over media coverage of sensitive topics, from the unsolved murder of Italian
student Giulio Regeni to the handling of Egypt's economy and relations with
allies.
Government officials have occasionally
criticised both foreign and domestic journalists for allegedly inaccurate or
biased reporting. Last week, Egypt's ambassador to London slammed The Guardian
for "factual mistakes" in an article on Egypt's relations with Saudi
Arabia and delayed deliveries of petroleum products from Saudi Aramco.*
Una y otra vez, los medios son culpables de no comprender la
verdad suprema, de no ofrecer los datos correctos... no solo en Egipto, claro,
sino en todo el mundo. A efectos presidenciales, solo los medios afectos, es
decir, los que sus partidarios le compran para evitar que sigan en el error e
induciendo a sus públicos y audiencias a vivir fuera de la verdad, son capaces
de transmitir esa visión correcta del
mundo.
Responsabilizar a los medios de los conflictos con Italia a
causa del caso del estudiante secuestrado, torturado y muerto Giulio Regeni es
una villanía. No han sido los medios los que han creado el problema con Italia,
sino los que realizaron ese crimen junto a otros muchos crímenes del mismo tipo
que por ser de "nacionales" no
deberían ser materia de medios extranjeros, que se deberían ocupar de sus
asuntos, según esta óptica tan peculiar.
El caso Regeni, que sigue abierto, está a la espera no de la
verdad, sino de otra nueva y absurda
versión oficial egipcia. No se resolverá porque no les interesa a las
autoridades asumir lo que ocurrió con un ciudadano extranjero. Durante este
tiempo, se han escuchado verdaderas barbaridades sobre lo que vale una vida y
lo que debe importar. Más de una vez se ha podido leer que el caso Regeni no
debería "enturbiar" las relaciones entre Egipto e Italia. Lo que esa
diferencia está marcando es la que se establece entre un gobierno que se hace
responsable de sus ciudadanos, a los que representa, y un gobierno al que no le
importan más que la muerte de cierto tipo
de ciudadanos, mientras que otros pueden desaparecer sin demasiados problemas.
Parece que al ser egipcios son propiedades
desechables de un gobierno o de unas instituciones que durante décadas se han
dedicado a la vigilancia y la desaparición de personas para mantener en pie el
régimen, cuyo estado calamitoso podemos apreciar ahora.
De nuevo: Egipto hizo una primera revolución pidiendo que
desapareciera un estado policial, corrupto e ineficaz. Nada se ha desmontando y, en
cambio, sí se ha rebautizado la situación con el agua del nacionalismo
patriotero, que en Egipto se traduce como apoyo a la institución que ha asumido
que "ella es Egipto", la militar. A su sombra, Policía, jueces y
clérigos de Al-Azhar completan la conformación del Poder en Egipto,
reforzándose unas a otras.
Lo sorprendente del caso egipcio no es lo político sino la
mentalidad con que se afronta: ¿cómo es posible pensar que se ha cambiado un régimen de treinta años que resultaba odioso a muchos sin realizar más que un cambio
cosmético en la cumbre? Del "régimen de Mubarak" solo se cambió a Mubarak, no al régimen, que era lo importante. Pero la capacidad para el
autoengaño es realmente sorprendente. Salieron a la calle a bendecir las mismas
políticas represivas que anteriormente se habían criticado. Para sobrevivir hay
que vivir dentro de la verdad oficial,
que es un gigantesco engaño, como ocurre con Regeni.
La función del poder consiste en teñir las causas para
oscurecer la responsabilidad en los efectos. ¿Cómo se puede hablar de que son
los medios los que crean los problemas cuando han estado promoviendo teorías
absurdas, una detrás de otra, para intentar justificar la horrenda muerte del
joven?
La única cuestión es que al ser extranjero, las explicaciones se las
piden desde fuera y no se contentan con los absurdos habituales con los que tienen
que conformarse los medios y ciudadanos egipcios, bajo la presión de ser
acosados, cerrados o detenidos si se produce una discrepancia. Eso vale para un
crimen, unas islas o un atentado a un avión ruso. Todo el mundo miente, todos
están equivocados. Esa es la norma ridícula que se ha establecido. Los medios oficiales o afines están para reforzarla, para atacar a los medios, países o personas que discrepan de estas afirmaciones. Se trata, además, de hacerles responsables de los problemas de Egipto: ellos son los culpables de la imagen exterior, de que no venga el turismo , de que no se invierta, etc.
Podemos ver lo que ocurre con una muerte pública, a plena
luz del día, cuando se trata de una persona egipcia. El caso de Shaimaa
al-Sabbagh es un paradigma de esto: es asesinada en plena calle en una
manifestación pacífica, disparada casi a bocajarro por un oficial de Policía, con
testigos, con grabaciones de la muerte, etc. La primera versión es que son sus
compañeros en la manifestación quienes la han asesinado y son detenidos cuando
van a testificar. El absurdo es tal que se ven obligados a soltarlos. La
autopsia oficial dice que el problema de su muerte es que era muy delgada y que de no serlo las heridas no habrían sido
mortales, un ejemplo de vergüenza universal para la profesión forense. Durante
el juicio al asesino se trata de poner todo tipo de excusas para justificar el
crimen. Un año después de la condena, ya se está revisando su juicio para que
pueda salir a la calle, como ha ocurrido en otros casos. Esta es la forma en la
que el estado egipcio trata a sus víctimas nacionales, a los discrepantes, que
por ello deberían ser despojados de su nacionalidad, como algunos proponen de
vez en cuando.
En estos momentos, el régimen escribe la Historia y la
enseñará a los niños y niñas que tengan la suerte de poder disponer de una
escuela y unos libros, algo que ahora mismo no está al alcance de grandes
cantidades de egipcios. Pero puede que llegue un tiempo en que esos mismos
libros tengan que cambiar. La duda es si lo que los cambien lo harán conforme a
lo que realmente ocurre en el país o volverán a escribir una Historia animada
por cornetas y banderas o por declaraciones animosas, como la que hoy nos trae Mada Masr asegurando la autoridad
responsable de Al-Azhar que cuando todas las lenguas del mundo desaparezcan,
solo sobrevivirá el árabe. Podría haber añadido que el último hombre sobre la
tierra habitará en el palacio presidencial en El Cairo.
Atacando a los medios y responsabilizándolos de los errores
propios del gobierno no se conseguirá nada más que silenciar a los críticos,
que son cada vez más puesto que realidad y fantasía del poder se van
distanciando. Cada vez le es más difícil sostener el decorado para camuflar la
realidad cotidiana. Lo más sorprendente es lo bien que aceptan muchos egipcios
la desaparición de las personas y lo mal que lo hacen con la desaparición de su
poder adquisitivo. Mirar hacia otro lado tiene sus consecuencias graves sobre
la salud cívica, pero han sido muchos años de acostumbrarse a mirar para otro
lado mientras no me afecte.
El padre cuyo hijo fue detenido y muerto por torturas y al
que se le ofreció la versión de que su hijo, que había salido a comprar algo de
comer mientras preparaba sus exámenes de inglés, había saltado por la ventana
de un burdel y había fallecido, repetía que él había sido funcionario en la
época de Mubarak [ver entrada Hijos y hermanos o quién será el siguiente 9/9/2016]. Lo repetía como una especie
de salvoconducto contra la realidad de su hijo muerto. Puede que ante su cuerpo
frío comprendiera que nadie está a salvo de un régimen que puede hacerte
desaparecer imponiendo una verdad oficial. Comprendió entonces que la defensa de tener colgado un retrato del presidente, afiliarse a un partido o
ser parte de la administración no eran bastante y que todo eso valía de bien poco.
El régimen de al-Sisi necesita cada vez más verdades oficiales y de más fuerza para
imponerlas. Lo dicho una vez más contra los medios que informan de lo que
ocurre es una muestra más de su mentalidad militarista y de la visión del país
como un cuartel. Sus ideas inicialmente liberales
se han ido oscureciendo conforme la realidad dejaba de ceder a sus deseos.
La soledad egipcia ante el exterior es abrumadora. A esto
contribuyen sus acciones interiores y sus garrafales errores diplomáticos, como
ha ocurrido con sus intento de nadar y guardar la ropa en la votación de dos
propuestas rivales simultáneamente, la rusa y la hispano-francesa, apoyada por
Arabia Saudí y demás países árabes unidos en el caso Sirio. Lo han considerado
una traición y hasta han llamado al embajador a Riad. Egipto, en cambio, sigue
explicando al mundo —¡como si al mundo le importara!— su peculiar
interpretación de porqué hace lo que hace. Niega también que exista un
problema, pese a que los otros se lo digan expresamente.
Todavía Francia se resiste a crear un problema diplomático
por el chantaje al que está sometido para la no repatriación de los cuerpos de
sus ciudadanos tras el accidente del 19 de mayo. A Egipto le interesa —lo dijeron
a las pocas horas— que se diga que es un atentado
para "lavar" sus responsabilidades, negadas en el atentado yihadista del
vuelo ruso que tanto daño ha hecho a su turismo (y a sus relaciones con Rusia,
que suspendió todos los vuelos). Los cadáveres se retienen en Egipto para
desesperación de las familias francesas que siguen esperando. Hay un límite en
esto y se está rondando ya el conflicto diplomático serio. Otro más que sumar a
los existentes con otros países, cada vez más.
Los responsables serán de nuevo los medios de comunicación
que no explican al mundo la perfección del régimen, la justicia de sus causas y
el papel que Egipto tiene en salvar el orden mundial del desastre.
El presidente les reunirá, como lleva haciendo desde el
comienzo de su mandato, para decirles cuál es la verdad, la que deben
transmitir cada día para que los egipcios y el mundo se encuentre perfectamente
al día de lo que ocurre entre sus fronteras. Los periodistas, obedientes, irán
al Palacio presidencial o al lugar donde toque escuchar la verdad ese día.
Saldrán adoctrinados y perplejos por cómo han podido estar tan equivocados
hasta ese momento.
*
"Egyptian media unwittingly harms the national interest: Sisi" Egypt
Independent 27/10/2016
http://www.egyptindependent.com//news/egyptian-media-unwittingly-harms-national-interest-sisi
**
"France Voices Impatience Over Egypt Air Crash Probe" NDTV- France
Press 04/09/2016
http://www.ndtv.com/world-news/france-voices-impatience-over-egypt-air-crash-probe-1440228
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