Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Comentábamos
aquí hace apenas unos días la ascendente carrera del diputado egipcio Elhamy
Agina que tras solicitar a las nuevas diputadas que se vistieran con decoro,
pedir a las mujeres que se sometieran a la mutilación genital para que los hombres
egipcios pudieran descansar y finalmente la petición de que se exigieran
exámenes de virginidad a las estudiantes egipcias al entrar en la universidad.
Protestaron, sí, pero pocos y exclusivamente, como era de prever, las
asociaciones e instituciones que defienden habitualmente a las mujeres de
abusos e infamias en ese reducto patriarcal en el que Egipto se transformando
gracias a las iniciativa de gente como Agina.
Advertimos
que no debía ser tomado a broma porque, como algunas personas señalaron,
podrían querer imitarle algunos. Calificamos a Algina como portavoz de la
minoría silenciosa, precisamente porque sus propuestas son coherentes con la
realidad egipcia, es decir, con el 91% de mutilación genital femenina y con los
precedentes de los exámenes militares de la virginidad de las manifestantes en
2011. Y lo que haya hecho el Ejército egipcio antes es un precedente virtuoso e
incontestable a los ojos de los estos habitantes neoedénicos del régimen de
al-Sisi.
La voz
de Agina no ha quedado sola y pronto tiene personas que le apoyan desde los
escaños, señalando la necesidad de los exámenes a las estudiantes, una especie
de "selectividad" perversa y viciosa disfrazada de virtud
nacionalista y patriótica. Egyptian
Streets nos trae la información del nuevo diputado reclutado por Agina:
Days after an Egyptian MP was attacked over his
call for virginity tests to allow women’s admittance to university, another
lawmaker has appeared in defense of the initiative.
MP Yousry Al Moghazy, who hails from Daqahliya,
told Parlmany he does not understand the uproar around MP Elhamy Agina, saying
that he supports the virginity test “initiative.”
“In order to safeguard the country and our
children and prevent prostitution, there has to be [virginity] tests. Girls
need to know they can be subjected to the test any day,” Al Moghazy asserted.
Attacking the way women dress on campuses, Al
Moghazy said that they look like “belly dancers, not students.” The MP said he
does not want to limit the tests to university students, but instead wants to
make them standard practice in technical schools as well.
“For sure if a girl is subjected to a
[virginity] test, she would avoid any wrongdoing because she would know the
test will embarrass her in front of her parents,” Al Moghazy believes. He
stated that virginity tests are conducted in other countries and that a law
should be drafted to legalize them in Egypt.
Despite indeed being carried out in different
countries, the World Health Organization released a handbook in 2014 stating
that the invasive and degrading “virginity test” or the “two-finger test” to
“prove” that a female is a virgin has “no scientific validity.”*
Hasta los argumentos esgrimidos contra él son perversos,
como se puede comprobar al final. No se trata de definir si son
"científicos" o no lo son. Es un ataque a la libertad de las
personas. Pero es ahí donde entra ese argumento que al presidente Sisi le gusta
repetir: los Derechos Humanos no son algo nuestro.
A los ojos de Agina y su Igor particular, el diputado Yousry Al Moghazy, las
mujeres no son personas sino anexos familiares a sus "guardianes",
como estipula la tradición. Y la mercancía debe ser revisada periódicamente
para comprobar que se encuentra en buen estado no sea que los clientes reclamen
posteriormente y haya que recurrir al servicio posventa.
Las misma publicación nos adentra en esas cosas
"culturales" que piensan que no
se entienden en el exterior:
In Egypt, pre-marital sexual activity is
considered taboo and women in many communities need to “prove” they are virgins
on their wedding night. A recent photo of a man proudly holding bloodstained
sheets to prove his woman relative’s virginity after her wedding night stirred
anger on social media, while highlighting how most men regard intact hymens of
the women in their family as “honor.”*
El retroceso egipcio es realmente penoso. Las voces que se
escuchan, una vez acalladas las progresistas, son las de los ultraconservadores
que se mueven entre las opiniones retrógradas que la desidia gubernamental
egipcia permitió durante décadas. Mantener la ignorancia, que no funcione la
educación tiene estos efectos: solo se mantienen las costumbres, sobre las que se cimenta la exhibición de la virtud.
La sociedad se mantiene en las peores prácticas considerándolas su base y
combatiendo los derechos individuales frente a la comunidad, que interfiere en
todos los aspectos de la vida.
Uno de los negocios médicos más importantes en Oriente Medio
es la cirugía plástica de reparación del himen, la himenoplastia. En mundo
patriarcal en el que la mujer es el producto que se pone en el mercado para
conectarse con las familias de interés, mutilación e himen intacto son las dos
garantías que el comprador exige. Una
mujer sin mutilar tiene "deseos" insaciables, que un marido es
incapaz de asumir; una mujer con el himen roto es un objeto sin valor que será
devuelto al comprador, la familia.
En octubre de 2009, Periodista
Digital traía una noticia titulada "Musulmana, ¿necesita aparentar ser
virgen? Un himen nuevo por 20 euros". La noticia llevaba dos textos
acompañando al titular, como antetítulo "Un invento japonés enfurece a los
varones islamistas" y una entradilla que nos acerca a la cuestión: "Egipto
quiere prohibir este aparato que no necesita cirugía plástica". El
periódico recogía la publicidad de la empresa china señalando el fácil uso del
"invento" y algunas reacciones que se habían dado por el mundo
musulmán:
Da igual que la ciencia médica ha
comprobado que la presencia o ausencia de himen no es una prueba cabal para
demostrar virginidad. La razón es que muchas mujeres jamás llegan a tener un
himen, y otras tienen uno tan resistente que sólo lo pierden hasta el momento
de dar a luz.
La tradición manda, el marido
debe desvirgar a su esposa rompiéndole el himen y por eso Abdel-Moati Bayoumi,
del Centro de Investigación Islámica, ya ha emitido una fatua (edicto islámico)
que condena a los importadores porque "expanden el vicio y animan a las
chicas a mantener relaciones ilícitas al saber que pueden "recuperar"
su virginidad".
Más contundente aún el imán
Yussef al Badri:
"Aquellos que vendan el
himen artificial que sean azotados, encarcelados o expulsados del país para que
nadie se atreva a seguir su ejemplo".
Rafia Zakaria, una filósofa
paquistaní que dirige desde EE UU de la Fundación Musulmana de Defensa Jurídica
de las Mujeres, lamenta en una tribuna de opinión en el diario Daily Times de Pakistán:
"Se perpetúa el mito de que
las mujeres que no son vírgenes son hasta cierto punto sucias, impuras y no
válidas para el matrimonio.
La colaboración de los hombres en
hacer perder la virginidad a las mujeres es totalmente ignorada. A ellos no se
les exige esa misma abstinencia sexual.
"La historia del islam
desmiente el mito de la virginidad: Hay que destacar que el primer matrimonio
del Profeta Mahoma fue con una viuda".**
El "invento" es más bien atrezzo para la escenificación de la "noche de bodas" y se asemeja a esas manchas de sangre que dan verosimilitud al disparo de fogueo en el escenario. A cada uno le dan lo que espera ver. En el momento de su aparición fue noticia y, en efecto, suscitó la iras bien pudientes, llegando hasta el Parlamento egipcio de la época. ¡Argucias para engañar maridos o pretendientes firmes!
También sabemos que el jeque Yussef
al Badri, uno de los enfadados por el perverso invento, ha seguido defendiendo la necesidad de la mutilación genital femenina
al menos, según nuestro rastreo, hasta 2013, en que la BBC recoge sus palabras
virtuosas sobre las mujeres y cómo controlarlas.
La empresa china del invento se limitó a aprovechar una
oportunidad de mercado, por usar la misma terminología. Vio una necesidad y
desarrolló un producto capaz de satisfacerla. Pero en el negocio de la virtud
piados hay que andarse con pies de plomo porque la "mano invisible"
de Adam Smith es sustituida por la "mano de Dios", que es como a
algunos les gusta considerar la propia cuando pasan a la acción.
En 2005, Women's News, un centro de información sobre mujeres,
recogía el artículo titulado "Restoring Virginity Becomes Risky
Business", en el que se señalaba los peligros que afrontaban los cirujanos
plásticos que se dedicaban a practicar himenoplastias:
LOS ANGELES (WOMENSENEWS)–Some doctors perform
these specialized surgeries on women late at night when there’s no one else in
the waiting room.
The patients are most often women of Middle
Eastern descent, some with origins from countries such as Iran and Saudi
Arabia. They frequently give false names and pay in cash. They arrive alone,
faces hidden, under elaborate hats, wigs, scarves and sunglasses, and afraid,
say doctors.
They are there for hymenoplasties, or the
repair of hymens, which, when intact, are widely recognized as evidence of
virginity. The surgeries could save their lives, noted the physicians who
perform them, because, according to some interpretations of Islamic law, if a
male relative suspects them of having premarital sex, the woman is a criminal.
In some countries, such as Saudi Arabia and Nigeria, the penalty could be
death.
Although for the most part, many of the women
who seek these surgeries live in the U.S. with family members or to attend
school, many return to their home countries when it’s time to look for a
husband.
Doctors say that while there are no official
statistics, they have seen an increase in requests for hymen repair surgeries
in recent years. In addition, more doctors are receiving threats.
"While we have no concrete numbers,
doctors have reported growth in the number of hymenoplasties," Dr. V.
Leroy Young, chair of the emerging trends task force of the Arlington Heights,
Ill., American Society of Plastic Surgeons, told Women’s eNews.
"Yes, there has been a degree of danger to
doctors from fundamentalist groups who believe you are violating a law or
culture. You can get in a bit of trouble."***
El artículo señalaba que no era una cuestión exclusivamente
musulmana, sino que estaba aumentado el número de himenoplastias entre los
grupos fundamentalistas de las distintas creencias:
Young also said that it’s not just women with
Middle Eastern backgrounds seeking the surgeries. There has also been an
increase in the number of women requesting hymen repair from both the Orthodox
Jewish and Christian fundamentalist communities, as well as from women of all
nationalities who want the surgery as a sexual enhancement.
"Within the fundamentalist Christian
population as well there has been an apparent recent movement towards
‘traditional family values’ and there is pressure put on women to be
virgins," Young said.***
El crecimiento de los fundamentalismos tiene mucho de
solidaridad a costa de las mujeres consideradas en todas las culturas
patriarcales como una propiedad familiar sobre la que se ejerce un control familiar directo o indirecto a través de legislaciones como la que piden Algina y su colega diputado.
El problema sobre el que gira el mundo, según parece, es el himen.
Las quejas por las amenazas sufridas por los médicos que
hacen las "reparaciones" en el artículo de 2005, contrasta con la
página turca denominada "Health Tourism". En ella se recogen las
modernas clínicas privadas en las que se practica la himenoplastia. Aquí los
doctores muestran sus caras sonrientes y lo único que la mayoría oculta es el
precio, con la excepción de la clínica Estethica
Surgical Medical Center, en Estambul, cuyos precios oscilan entre los 1.800
y los 2.100 dólares. "Turismo de salud" es un interesante eufemismo
que nos muestra cómo la Turquía de Erdogan nada y guarda la ropa ofreciendo sus
servicios a las comunidades más allá de sus fronteras.
Una vez más: las mujeres son las que sufren doblemente la
opresión. La sufren como ciudadanas y la sufren como mujeres ya que el sistema
patriarcal se basa en la desigualdad absoluta entre los sexos. No puede haber
un sistema verdaderamente democrático que no reconozca la igualdad. Aquí hay
"vigilantes" y "vigiladas" por ley. Ahora, los
parlamentarios egipcios quieren ir más allá y que sea el propio estado el que
supervise y certifique la virginidad antes de traspasar las puertas de la
Universidad.
El argumento del diputado Agina para solicitar los test en
ese momento de incorporación a las aulas universitarias no son baladíes. Además
de su argumento contra la proliferación de los matrimonios urfís (acordado por
la pareja ante dos testigos, sin necesidad de conocimiento de nadie más), implican
también una concepción de la Universidad como espacio de riesgo que no es
casual. Hasta el momento no se ha producido la segregación en las aulas
universitarias, aunque en su mente la propuesta no debe estar muy lejos. La
vida universitaria implica una mayor apertura a los ojos familiares y, por
ello, un menor control.
En cualquier caso es una "amenaza", un intento de
intimidación, como lo fue con los médicos militares en 2011, una forma de
frenar las protestas o de llevar la calma
al campus en el caso de que se convierta en un foco de disidencia. Aunque hay
voces que se han levantado contra Agina, su razonamiento es coherente con lo
que se percibe: el crecimiento del conservadurismo y los ataques al mayor foco
de resistencia, que no es político, sino cultural, las mujeres. El sistema se
sostiene en la autoridad y desafiarla es desafiar a la totalidad del sistema,
construido sobre la imagen de la familia con su patriarca al frente. Se empieza
desobedeciendo al padre y se acaba desobedeciendo al presidente. Desobedecer a
ambos es, por supuesto, desobedecer a Dios, que les confirió esa autoridad. 'I love him like my own dad’, recoge el titular de The National. Son palabras de una emocionada votante del presidente. ¡No sabe cuánta razón tiene!
La reparación del himen es una gigantesca hipocresía que
ampara un enorme negocio, como ocurre con la prohibida ablación, que sin
embargo, practican mayoritariamente los médicos en Egipto con la excusa de que es mejor que lo hagan ellos. Prohibido
desde 2008, se sigue practicando pese a los esfuerzos de los grupos de mujeres
e instituciones que tratan convencer de que esa práctica es una forma de
tortura. Un buen negocio por ser clandestino.
Al diputado egipcio le parece que las estudiantes de la
universidad van vestidas como bailarinas de danza del vientre —por cierto, una
moda importada por los ingleses desde la India—. No creo que llegue a tanto
porque ya se encargan los santos varones de acosarlas si se exceden en sus
mojigatos criterios. Hace tiempo comentamos los ataques que sufrió una
estudiante de Derecho en la Universidad de El Cairo. A sus compañeros —futuros
jueces, abogados y fiscales— les parecieron sus pantalones demasiado ceñidos y
la joven tuvo que salir protegida por la seguridad del centro. El responsable
de la Facultad se quejó entonces de que las muchachas escondieran bajo ropajes
más amplios su ropas más "provocativas". Las manos que hoy magrean, mañana administrarán justicia.
La política egipcia es una extraña mezcla. Existe siempre el
convencimiento de que se puede mantener la calma con un mínimo de pan y un
exceso de virtud. La prueba de esa virtud se realiza sobre la mujer: mutilándola, inspeccionándola, vigilándola, sobándola... por su bien.
La hipocresía genera más hipocresía. Convertir a la mujer en tarjeta de visita de algo artificial, como el honor familiar, es condenar a todos a la doble vida, algo que se traduce en angustia y desesperación, en violencia visible e invisible. El diputado al que la estudiantes universitarias le parece que van vestidas como "bailarinas del vientre" omite que estas son un buen negocio turístico y diversión propia, aunque, eso sí, que la mayoría son extranjeras.
Una pobre bailarina armenia, conocida como Safinaz, a la que se le ocurrió cubrirse con una bandera egipcia durante su actuación para sumarse el fervor nacionalista fue deportada por el escándalo hipócrita que se formó. ¡La bandera egipcia en manos de una bailarina!, gritó el virtuoso círculo de espectadores que la coreaban hasta el momento. ¡Y armenia!
La primera acción que realizó como presidente al-Sisi fue ir a visitar al hospital a una mujer violentamente asaltada en Tahrir. Hoy muchos se preguntan si las mujeres, más allá de este gesto, están mejor que antes. Los signos regresivos son cada vez más evidentes en las actitudes y palabras, en la inoperancia legal ante los que violan una leyes para la galería internacional que luego los jueces no aplican. Hay una gran hipocresía disfrazando de virtudes la violencia contra las mujeres.
El invento perverso es una forma de hipocresía obligada por la propia hipocresía social. Es una perversión de las mismas relaciones sexuales, como lo es la exigida mutilación genital. Es una forma de violencia horrenda sobre las mujeres que, por naturaleza, son perversas e insaciables, una fuerza demoníaca que hay que controlar. El invento perverso ayuda a mantener la ficción virtuosa que todos quieren y salva a la mujer de la humillación o algo peor.
No importan las personas, importan solo los gestos dirigidos a la comunidad que es quien juzga, gestos como ese piadoso varón que muestra la sangre conquistada en su noche de bodas a través de las redes sociales. Hay está la piedad, la virtud y el honor, en banderas y sábanas manchadas.
Ya va siendo hora de poner orden en el paraíso.
*
"Egyptian MP Supports Call for Virginity Tests, Saying Women Students
Dress ‘Like Belly Dancers’" Egyptian Streets 3/10/2016
http://egyptianstreets.com/2016/10/03/egyptian-mp-supports-call-for-virginity-tests-saying-women-students-dress-like-belly-dancers/
** "Musulmana, ¿necesita aparentar ser virgen? Un himen
nuevo por 20 euros" Periodista Digital 18/10/2009
http://www.periodistadigital.com/salud/medicina/2009/10/18/musulmana-necesita-aparentar-ser-virgen-un-himen-nuevo-por-20-euros.shtml
***
"Restoring Virginity Becomes Risky Business" We.news 22/05/2005
http://womensenews.org/2005/05/restoring-virginity-becomes-risky-business/
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