Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ayer hablábamos de las advertencias de Comisión
Internacional de Juristas (ICJ) sobre las manipulaciones de la judicatura y del
uso político de los jueces para eliminar opositores. Esto en lo que compete al
poder judicial.
Pero ¿qué ocurre con los legisladores, qué ocurre con el
parlamento y las leyes que de allí salen? El panorama no es demasiado alentador
por lo que allí se escucha y por lo que de allí sale. Si los juristas internacionales
están preocupados por la instrumentalización de la Justicia, son múltiples los
organismos internacionales que observan con prevención lo que allí se habla y
debate, de lo que se suele hacer eco en ocasiones la prensa internacional.
El parlamento egipcio, polémico desde antes de su
constitución también da frecuentemente de qué hablar. Para algunos, incluso
sobraba pues les bastaba con la mano firme del presidente. El diseño que se
realizó ya buscaba un parlamento débil, es decir, controlado por el gobierno y con
una atomización de las fuerzas que pudieran realmente convertir el parlamento
en centro de debate de la vida egipcia. El resultado fue un espectáculo desde
el principio que en nada favoreció la credibilidad de su independencia ni de su
criterio. Se ponderó con esperanza la presencia de más mujeres entre sus
bancos, pero lo cierto es que su papel es oscuro, máxime teniendo en cuenta lo
que allí se ha dicho sobre ellas.
En este panorama desolador brilla con su luz oscura,
con su populismo tenebroso, el diputado Elhamy
Agina, siniestro señor del machismo tradicionalista. Advertimos en su momento
que no se trataba de un "loco", sino de un
portavoz cualificado del más rancio pensamiento machista y patriarcal. La
pregunta que uno se hace es ¿dónde queda la modernidad pregonada, dónde el
reformismo proclamado con personajes como estos y los debates que abren?
Recordemos sucintamente que Agina pidió a las diputadas que se vistieran con
modestia, a todas las mujeres que se sometieran con gusto a la mutilación
genital, no sintió proclamar su desprecio por los egipcios muertos en el mar
tratando de salir del paradisiaco país que se está fabricando, y —su penúltima
idea— la realización de exámenes de virginidad para poder entrar en la
universidad. Todo ello condensa el espeso conservadurismo machista de la
sociedad que le ha votado y asiente con su silencio.
Elhamy Agina, miembro de la Comisión de Derechos Humanos, ha
vuelto a actuar en el parlamento. Esta vez nos lo encontramos en el debate parlamentario sobre el aumento de
las condenas a las mujeres adúlteras del que nos da cuenta Egyptian Streets:
Egyptian member of parliament Elhamy Agina has
called for harsher penalties to be imposed on women adulterers in order to
“preserve timidity,” The Independent reported.
The MP’s remarks came in response to a proposal
put forth by fellow parliamentarian and head of the “Support Egypt” coalition
Maria [Margaret] Azer to make the punishment for men and women adulterers equal.
Current laws stipulate jail time of two years
for women caught committing adultery, while the sentence for men adulterers
does not exceed six months and is only applicable if he commits the adulterous
acts in the family home. Furthermore, men will only be detained for a period of
24 hours if he kills his wife and her lover if he catches them committing adultery.
Although Azer’s proposal faced some backlash,
including one MP claiming that women should be punished more harshly because
she may bear the children of her lover rather than her husband.
Agina, meanwhile, claimed that “the woman is
the main reason behind adultery, not the man,” and called for a bill to further
harshen penalties against women who cheat.*
Sí, han leído bien todo. Lo que hay y lo que se propone. El
concepto de adulterio solo afecta al hombre si lo comete en casa, lo que tiene
su lógica si se piensa que siempre podrá decir que puede tomarla como nueva
esposa, algo que la mujer no puede alegar. Si se le ocurre cometer a ella
adulterio, ya ven, el marido puede matarla y queda retenido durante 24 horas.
No está mal.
Es indudable que el silencio beneficia al régimen egipcio.
Cualquier debate deja al aire la carencias previas y el ultraconservadurismo
que el régimen de El-Sisi ha llevado hasta el parlamento. La idea de que la
retirada del islamismo no ha supuesto la emergencia del progreso sino el
ascenso de unas fuerzas igualmente retrógradas y autoritarias, machistas y
patriarcales, disfrazadas de virtuosos ciudadanos es cada vez más real.
El acontecimiento parlamentario era recogido por Walaa
Hussein en Al-Monitor con más detalle
sobre el origen de la propuesta y precisión sobre las penas a las mujeres y
quiénes son los interlocutores:
CAIRO — A controversial bill in Egypt that
would make the penalties for adultery the same for men and women faces many
hurdles. Proposed by Margaret Azer, a Copt and leader of the Support Egypt
coalition, the bill has aroused strong opposition among members of the
parliament's Legislation and Religion committees.
The Egyptian penal code states that a wife who
is shown to have committed adultery must serve two years in prison. An
adulterous husband, however, receives only six months, and then only if he
commits adultery in the house he shares with his wife. Otherwise, there
is no punishment for him.
According to Qanun Nashaz (Unfair Law), a
campaign by Nazra for Feminist Studies, the code also states that a husband who
kills his wife and her partner in flagrante delicto, in the act of sex, shall
receive a lenient sentence of only 24 hours in detention. A wife who commits
the same offense faces a charge of willful murder, which means she would most
likely receive a sentence of hard labor or life.
Members of the Legislation and Religion
committees have rejected the bill on various grounds. Omar Hamroush, the
secretary of the religion committee, described the proposed legislation as
“contradicting Sharia.”
Amena Nosair, a member of the Legislation
Committee and a religion professor at Al-Azhar University, called for voting
down the bill because, she believes, the penalty for women should be more
severe. Her rationale is that the woman's crime could extend beyond adultery to
include intermixing lineages, that is, possibly obscuring the paternity of a
child from an affair.**
Margaret Azer es una política egipcia de larga trayectoria. Es
copta, como se señala, y procede del antiguo partido liberal reconstituido en
2011, el Wafd, que había sido disuelto en 1953 tras la revolución por Nasser. En 2013, Azer
abandonó el partido para ingresar en las filas del Free Egyptians Party,
fundado en 2011 por el millonario Naguib Sawiris, copto, un partido centrista y laico.
Ha sido el partido que como tal ha conseguido más asientos en la cámara en las
elecciones de 2015, un total de 65, cantidad que el peculiar sistema egipcio hace
casi inútil, pues está controlado por otro tipo de agrupaciones. Se diseñó precisamente para eso, para reducir el peso de los partidos. Hasta el momento, Azer ha intervenido en algunas cuestiones también relacionadas, como es el secuestro de niñas coptas, un tema del que se procura hablar poco.
La propuesta de Margaret Azer de igualar las penas para hombres y mujeres deja en evidencia la
parcialidad del sistema patriarcal, en el que se fijan derechos sobre la vida y la
muerte de las mujeres. Es tan inmensa la desigualdad que se establece que es
imposible pensar que pueda existir una democracia en estas condiciones ni con
la mejor voluntad del mundo. El patriarcado es incompatible con la democracia y la mentalidad egipcia lo es.
No puede haber un pensamiento de igualdad allí donde se vive
y se construyen diferencias tan abismales. Por eso hemos dicho en muchas
ocasiones que solo las mujeres pueden, a través de la exigencia de sus derechos, crear una democracia desde el momento en
que se establezca una igualdad real y no ser esa propiedad que pasa de padre a marido con derecho a matarla ambos en
cualquier momento del proceso. No hace muchos días recogíamos aquí la muerte de
una mujer a manos de su padre y hermano; su delito era haberse fugado con un
hombre y haber abandonado su casa y marido. Eso es lo que están defendiendo los
diputadas y diputados que han rechazado la propuesta de igualdad, legitimar
este tipo de crímenes. Da igual que sea el hermano, el padre o el marido el que
tenga el derecho a matar; su fundamento, sin distinción, es el mismo.
El conservadurismo egipcio ha hecho que no se vaya contra el
concepto de adulterio, sino contra el
desigualdad en las penas, reclamando
igualdad. Si a Margaret Azer se le ocurre pedir la despenalización del
adulterio, como ocurre en muchos países, habría acabado muy mal y sería acusada
de haber intentado destruir Egipto y a
sus familias, que pueden sobrevivir al adulterio masculino, pero no al
femenino.
La importancia de esta desigualdad es enorme y se encuentra
en el centro de los sistemas patriarcales y por ello antidemocráticos;
instaurar una democracia implica dedicar una mirada profunda a la cuestión del
adulterio, su concepción y tratamiento jurídico.
La última observación recogida en Al-Monitor es la de Amena Nosair, una diputada que deja al
descubierto la cuestión patriarcal: el adulterio altera la línea del
patriarcado al perderse la garantía de que el hijo es del marido. Ahí está el
centro de toda la argumentación y construcción del patriarcado: la sospecha de
que los hijos no sean del padre oficial. Esta cuestión es crucial dentro de la
mentalidad ya que puede alterar la sucesión introduciendo un elemento ajeno. Es
la autenticidad de la línea que une al padre y al hijo, la madre es mera
necesidad para que el sucesor nazca, lo que crea todo el sistema. Se trata de evitar
el hijo de otro.
Para evitar el adulterio y la posibilidad del hijo de otro,
el diputado Agina pedía que a las mujeres se las mutilara para disminuir su
ardor sexual y que no tengan la tentación de meter a otro en su cama; por lo
mismo debe ir tapada, para no despertar el deseo de los hombres, por lo mismo
debe ser encerrada y vigilada. Al final de todo, está el temor al hijo del
otro.
Que sea una mujer, Amena Nosair, diputada y profesora de la
Universidad de Al-Azhar, la que pida mayores penas para la mujer adúltera
confirma que el patriarcado cultural es cosa de dos, ya que establece una
distinción (la diferencia que hace una diferencia, que diría Bateson) entre la
adúltera y la virtuosa que resplandece como espejo de virtudes.
Nadie indaga, en cambio, en los matrimonios forzados o en los infantiles, pactados entre familias, en el maltrato doméstico, etc. con gran peso en el fracaso matrimonial. Pero como señalan los diputados, la mujer es la culpable de todo; es el único problema y se merece todo el castigo posible.
En el parlamento islamista de Morsi, las respuesta de las
mujeres diputadas de los Hermanos Musulmanes cuando se debatieron los ataques a
las mujeres en las calles fue señalar que deberían estar en su casa, que la
calle no era lugar para mujeres decentes. Por lo mismo, los militares querían
hacer exámenes de virginidad a las manifestantes; por lo mismo el actual
parlamento no enrojece cuando el diputado Agina, miembro de la Comisión de
Derechos Humanos, y portavoz de la mayoría silenciosa.
Cairo Scene titula "MP Margaret Azer under fire for
proposing the penalty for adultery be the same for men and women"*** y explica:
The bill is up for debate, according to
Religion Committee Secretary Omar Hamroush, who says Azer’s proposed
amendment’s compliance with Sharia law has yet to be verified.
Being a Christian, most of the pushback against
Azer’s bill is believed to be motivated by sectarianism; however, the MP argues
that “neither Sharia nor any of the [other] Abrahamic religions prescribe a
penalty for adultery that discriminates based on gender.”
“I am a representative of the whole nation,
including the Muslim nation and the Coptic [Christian] one,” she said.
Nevertheless, the bill has been endorsed by
former head of Al Azhar University’s fatwa committee, Gamal Qutb, who said that
there is “nothing wrong with making equivalent the [penalty for] men and women
who are involved in the crime of adultery,” adding that equality is a general
Islamic principle.***
Mucho tendrá que argumentar Gamal Qutb, mucha energía que
emplear, para convencer a una sociedad que desea mostrar su virtud y piedad que
los hombres y mujeres son iguales si cada día tienen ejemplos de lo contrario.
Los ataques contra Margaret Azer por ser copta dan otra
muestra del sectarismo subyacente. Ella, por el contrario, dice ser voz de las mujeres egipcias
exigiendo igualdad y así lo expresa siempre que tiene ocasión desde su
nombramiento. Hacen falta más personas como Margaret Azer y menos como Elhamy Agina.
Desgraciadamente, lo que hay en el parlamento egipcio está más cerca de
este último que de la diputada acosada por pedir igualdad, no de derechos, sino en el castigo, que ya es decir.
* "Egypt MP Calls for Harsher Penalties
for Women Adulterers to ‘Preserve Timidity’" Egyptian Streets 12/10/2016
http://egyptianstreets.com/2016/10/12/egypt-mp-calls-for-harsher-penalties-for-women-adulterers-to-preserve-timidity/
** "Egyptian bill seeks gender equality
for adultery" Al-Monitor 07/10/2016
http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/10/egypt-new-bill-define-adultery.html
*** ""MP Margaret Azer under fire for proposing the penalty for adultery be the same for men and women"" Cairo Scene http://www.cairoscene.com/BusinessAndPolitics/MP-Margaret-Azer-Under-Fire-for-Proposing-the-Penalty-for-Adultery-Be-the-Same-for-Men-and-Women?M=True
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