Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
salida de Gran Bretaña de la Unión Europea promete convertirse en una sección
especial de los medios de comunicación y probablemente en una especialidad
política, jurídica, económica y sociológica. Esto, que muchos votaron con
alegría y otros alegremente, va a convertirse en el epicentro de la controversia
y el eje sobre el que se alinearán las decisiones que han de tomarse en el
Reino Unido y también en la Unión ya que decidir qué y cómo hacer este proceso
nuevo llevará a posturas dispares conforme se vayan produciendo los
acontecimientos.
El
primer problema lo estamos viendo ya en el quién debe liderar un proceso por el
que algunos aspiraban alcanzar el poder y se ha revelado como un paso hacia la
ruina y el descrédito. Los aspirantes al liderazgo conservador —algunos se han
retirado, como Boris Johnson, de la carrera en espera de tiempos mejores— ya
discuten ante las cámaras cuál debe ser la estrategia de negociación con una
Europa que han rechazado e insultado de forma variada.
Ya surgen algunos
encarnando una línea "dura" de negociación con la UE para tratar de
sacar todo lo que puedan. Mal camino y argumento, pues será la UE la que decida
lo que permite al Reino Unido que ha perdido la ocasión de la presión desde el
momento en que tiene plazos de salida. Sabedores de eso —que irán viendo cómo
se acaba lo que tenían en la UE— la discusión se basa en lo establecido en el
artículo 50, la notificación de salida. En el bando conservador, la lucha es a
muerte entre los partidarios del Brexit, que reclaman como triunfo lo que
muchos ven como una derrota, y los que dieron la cara por la permanencia. Euronews explica esta lucha:
La favorita es la ministra de Interior,
Theresa May, quien defiende esperar a finales de año para invocar el Artículo
50 del Tratado de Lisboa que da inicio al proceso. “Tenemos que establecer
nuestra posición negociadora para lograr un acuerdo correcto para controlar la
libre circulación y asegurarnos de que logramos el mejor trato posible en el
comercio de bienes y servicios”, declaraba May, quien ha visto cómo sus rivales
en la pugna por el liderazgo conservador usan en su contra la campaña que llevó
a cabo a favor de la permanencia en la Unión Europea.
Es el caso de la secretaria de Estado de
Energía, Andrea Leadsom, y de Michael Gove, quienes reclaman que el futuro
primer ministro proceda del bando que apoyó el “brexit”.*
La
cuestión es que conforme pase el tiempo y se sigan percibiendo los desastres
que los partidarios del Brexit desconocían, mitigaron u ocultaron, es decir,
vaya creciendo el descontento, estos sean quienes puedan liderar nada. Uno de
los programas de resumen semanal de Euronews ha nombrado a Nigel Farage como figura en ascenso durante la semana, en
lo que podría ser clasificado como humor realmente negro; el reverso, explicaban,
se lo llevaba Boris Johnson, al que cada vez le cuesta más salir a la calle si
ser increpado por los ciudadanos indignados con la salida.
Los
partidarios de la salida, por el contrario, han encontrado una forma extraña
pero consecuente de su victoria: las amenazas, pintadas y ataques a los
extranjeros que residen en el Reino Unido. Es la vertiente xenófoba y racista
que los partidarios del Brexit, lo quisieran o no realmente, han utilizado o
canalizado hacia las urnas y que ahora interpretan como el derecho a expulsar a
los extranjeros. Lo que se siembra se recoge.
El
diario El País recoge información sobre
estos movimientos xenófobos:
Un asesor polaco de programas educativos
europeos que hacía cola con su hijo en un supermercado de Gloucester la noche
del viernes se topó con un tipo que preguntaba a gritos, uno por uno, a quienes
estaban en la fila si eran ingleses: "¡Esto ahora es Inglaterra, los
extranjeros tenéis 48 horas para salir de aquí! ¿Quién es extranjero aquí?
¿Eres español? ¿Italiano? ¿Rumano?". Este asesor, Max Fras, lo ha contado
escandalizado en Twitter, y no es el único que ha denunciado escenas de este
tipo. El resultado del referéndum en el Reino Unido, a favor de abandonar la
UE, ha desactivado algún mecanismo inhibidor de las expresiones de racismo,
porque en tres días se han registrado en distintos puntos del país numerosos
episodios de xenofobia. Muchos de ellos han salido a la luz en Twitter, cuando
ciudadanos anónimos relataban asombrados escenas que habían sufrido o
presenciado. Insultos, amenazas y bravuconadas. Hasta le intentaron quitar el
turbante a un ciudadano indio.**
Son los
mismos efectos de las campañas de Donald Trump en los Estados Unidos en su
carrera hacia la nominación para optar a la Casa Blanca. Es la misma demagogia
racista que señala a los extranjeros como los causantes de los males y desvía
la atención de los propios errores. El "extranjero" es la "explicación
total".
Afortunadamente
la mayoría de los británicos no aprueban estas prácticas intimidatorias
minoritarias. Otras informaciones hablan precisamente de los movimientos
solidarios con aquellos que han sido amenazados por los xenófobos. Las
manifestaciones no son meras reacciones solidarias, sino que el Reino Unido
tiene cubiertos sus servicios, como la sanidad, gracias a la presencia de
muchos trabajadores comunitarios y extranjeros.
Muchos británicos han decidido manifestar esta solidaridad con un símbolo: un imperdible en sus solapas. Representa que no son hostiles a los extranjeros, que son bien recibidos y no se les ve como una amenaza.
La
carta publicada ayer por el embajador británico en España por el diario El País
intentaba tranquilizar a los españoles en Gran Bretaña, que seguiría siendo un
paraíso para los inversores —decía— y a los británicos residentes en España.
¡Tranquilos!, venía a decirles, que esto no cambia en dos años. Me imagino que
el mensaje no ha tranquilizado a nadie por su falta de realidad. El "aquí
no ha pasado nada" no es lo que más tranquiliza a los británicos ni a los
residentes extranjeros allá.
Las
interpretaciones del Brexit son interesantes y, como hemos dicho al principio,
un género por derecho propio. En The Washington Post, William Davies, co-director
del Political Economy Research Centre at Goldsmiths, de la Universidad de
Londres, escribe:
It is a basic principle of economics that human
beings choose things that benefit them. But last week, as the results of
Britain’s referendum on membership in the European Union came in, it quickly
became clear that this principle was being overturned. Not only had Britain as
a whole voted for a course of action that would almost certainly make it
collectively worse off, but individual regions had also voted against their
apparent interests.
Regions such as Wales and Cornwall, relatively
cut off from the prosperity of London and the Southeast, had voted strongly to
leave, even though they receive more money from E.U. development funds than any
other parts of Britain. Wales, for example, was due to receive nearly $3.2
billion between 2014 and 2020. Equally odd was the finding — spotted by
researchers prior to the referendum — that regions that are most dependent on
trade with the E.U. are also those that are most keen to leave.***
El Brexit sería un ejemplo más de cómo las naciones ricas y
educadas están en franco retroceso emocional, moviéndose por la excitación de
sus oscuros deseos por parte de demagogos más o menos carismáticos.
Una vez eliminadas las explicaciones racionales, quedan las
otras. Estas se dividen básicamente en el voto contra la clase dirigente, a la que identifican con Europa (aunque
no se sepa muy bien porqué) y el voto contra los otros, que sería el que está
aflorando en forma de sentimiento de xenofobia y racismo.
La parte positiva del Brexit es la eclosión de los sentimientos
europeístas en Reino Unido. Si estaban ahí —y lo estaban— se encontraban
sepultados por toneladas de discursos demagógicos expresados durante décadas
por gobernantes que se veían a sí mismos como las personas capaces de frenar la
invasión continental de la apacible Britania. Hoy esto ya no funciona.
Es de esperar que de esa juventud que ha votado un 75% por
la permanencia —la gran perjudicada— surjan movimientos y líderes capaces de expresar
un discurso europeísta sin complejos por el bien de todos. De ellos y de nosotros.
* "Lucha abierta por el liderazgo del Partido
Conservador británico" Euronews 3/07/2016
http://es.euronews.com/2016/07/03/lucha-abierta-por-el-liderazgo-del-partido-conservador-britanico/
** "El ‘Brexit’ desata la rabia racista" El
País 29/06/2016
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/27/actualidad/1467050608_961870.html
*** William
Davies "Brexit will make things worse. Is that why people voted for
it?" The Washington Post 01/07/2016
https://www.washingtonpost.com/posteverything/wp/2016/07/01/how-despair-made-voters-opt-for-brexit-even-if-they-didnt-think-it-would-help/?hpid=hp_hp-cards_hp-card-posteverything%3Ahomepage%2Fcard
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