Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hay
días en los que tomar la decisión sobre qué escribir no resulta fácil. Nunca
hay días en blanco pero hay días tan oscuros que es difícil decidirse por unos
temas u otros. ¿Escribir sobre la paliza dada a la diputada egipcia Zeinab
Salem en una comisaría de Nasr City cuando fue a interesarse por la detención
de un sobrino? Nos llevaría a la abuso constante de la Policía egipcia en la
impunidad y cómo el desconocimiento de a quién estaban golpeando e insultando
—una diputada de "Por amor a Egipto", el movimiento de apoyo a El-Sisi— ha hecho salir a la luz el caso, del
que dan cuenta Ahram Online y Egypt Independent.
¿Escribir
del golpe de estado militar en Turquía? ¿Especular sobre el origen en el
desmantelamiento que Erdogan está haciendo del estado laico en beneficio de la
islamización progresiva? Una vez purgada la Policía y los jueces, ahora le toca
al Ejército. La duda es saber si se trata de un golpe o solo de un globo sonda
para marcar la resistencia dentro de la propia estructura militar. Lo sabremos
en unas semanas que se esperan llenas de noticias. Erdogan acelerará sus purgas
en todos los niveles. Sabe que de esta tiene que salir fortalecido o corre el
riesgo de no salir.
Me
decido por un tema intermedio que me parece relevante para la constante
reescritura de la Historia: la publicación del documento clasificado
confirmando la implicación de Arabia Saudí en los atentados del 11-S. El
documento lleva fecha de 2002 y sale a la luz, todavía con algunas tachaduras,
hoy.*
Hace
algún tiempo que la actitud respecto a Arabia Saudí ha cambiado en los Estados
Unidos. Los artículos críticos hacia el Reino han aumentado en frecuencia e
intensidad. Ayer mismo citábamos párrafos del extenso reflejo de la vida saudí
que nos hacía The Washington Post y las críticas a su inmovilismo y, sobre
todo, cinismo, algo que se expresaba desde la negación de que existiera algo
así como el wahabismo o la misma consideración de que ellos son musulmanes
moderados.
La
implicación de dinero saudí en los atentados del 11-S creo que era una verdad
aceptada y circulante. El documento de 2002, un año después, daba por cierta la
implicación de diplomáticos (incluido el embajador) saudíes y de la Casa Real
en el atentado.
La
pregunta que surge ahora es cómo se ha mantenido desde entonces la relación con
Arabia Saudí, cuál ha sido el nivel de apoyo y confianza que ha tenido por
parte de una administración norteamericana responsable de la seguridad de su
territorio y también del establecimiento de alianzas y estrategias
internacionales para frenar el terrorismo que golpea una y otra vez en casi
todo el mundo. La pregunta no es baladí.
La
salida a la luz del documento plantea una serie de interrogantes amplios y
ramificados sobre el origen ideológico del terrorismo, su financiación y su
amparo. La prensa norteamericana, como señalamos, ha estado cuestionando el
papel de Arabia Saudí y tenía motivos fundados para hacerlo. Veremos ahora
hasta dónde pueden llegar unas investigaciones cuyo resultado debe ser un
cambio en las relaciones internacionales que, sin duda, ya ha comenzado a
producirse.
El
movimiento hacia Irán, el gran rival de Arabia Saudí, ¿puede entenderse como
una primera reacción? ¿O se trata de un juego
político en el que la amenaza de un Irán nuclear debería hacer rectificar a
los saudíes en su propio juego? No sabemos. De todo esto solo hay una realidad:
el documento dando por cierto el apoyo oficial saudí en el peor atentado
ocurrido en los Estados Unidos y Occidente, con 2.000 muertos, y un giro en la
política y en la economía mundiales.
Todo
este mundo que vemos está marcado por el giro que supuso el 11-S. Lo que ocurre
en Turquía, lo que ocurre en Egipto, en Siria, en Líbano... en Niza... está
marcado por aquel día en las Torres Gemelas.
Ayer
veía una película en la que un paseo por Nueva York dejaba ver la silueta de
las dos Torres, un signo de que ese mundo que veía era distinto, que forma
parte del pasado-pasado y no del pasado reciente. Todavía, 15 años después, se
produce un escalofrío al ver las Torres, una reacción que nos trae a la
imaginación las escenas de pánico, de la gente corriendo entre nubes de polvo.
Lo
ocurrido en Niza forma parte de esa nube de polvo que no se acaba de disolver.
Forma parte de la temporada
terrorista en la que los atentados presentan una unidad a los ojos de quien lo
provoca y de quien lo padece. Lo que Bin Laden y demás ideólogos querían
conseguir lo consiguieron, lo más difícil: la creación de un referente
simbólico universal. El 11-S se abrió una fase del mundo.
Como
veíamos ayer y repetimos con frecuencia, este terrorismo no es "político"
en el sentido occidental de "política". No son el IRA ni la ETA. Ya
se está analizando la personalidad del terrorista que sembró Niza de muerte y
dolor: encuentran desajustes personales, pequeños delitos, pero no hay conexión
con grupos terroristas, la obsesión constante. Nos dicen que no había llamado
la atención de la Seguridad del Estado. ¿Por qué iba a hacerlo, solo tenía
problemas personales: un divorcio, deudas...? El gran éxito del Estado Islámico
y de los grupos islamistas es dar un sentido reivindicativo, purgativo, a la
existencia infeliz mediante la muerte de infieles, de esos "cruzados
franceses", que celebraban sus seguidores y admiradores en las redes
sociales. Tú vida es una mierda, pero
Dios te espera sonriente si le pones fin como mártir llevándote por delante
hombres, mujeres y niños; el paraíso es tuyo.
Es la
misma historia de frustraciones, de purgas
que estamos viendo en esta modalidad del terrorista de "usar y
tirar". Y este no se forma en los campos de entrenamiento en Siria, como
era el gran temor hace apenas unos meses. Se forma en las noticias, en las
emisoras, en las páginas web piadosas que existen en todos los idiomas y que le
prometen el Paraíso si acaba con las vidas de los que se oponen a los designios
de Dios. Dios lo quiere es el
argumento. El acto terrorista comienza como revelación, por asumir el mandato
de Dios, su obediencia ciega como acto redentor. Está escrito. Tu vida ya tiene sentido.
Lo que
hizo el 11-S fue abrir un campo simbólico, un mapa ampliado de objetivos
redirigiendo la muerte hacia los infieles y dándole un sentido religioso más que político. La presión religiosa
ha sustituido a cualquier otra ideología. ¿Por qué tratar de adoctrinar a los
que ya están adoctrinados? ¿Por qué
abrir nuevos caminos cuando solo hay que profundizar en ellos? No hacen falta
nuevas teorías, solo teología clásica.
Ayer
consultaba una Web —en inglés, español, portugués...— destinada al proselitismo
musulmán. Su nombre es The Web of Islam
y pertenece a la Cooperative Office for
Dawah in Rawdah y es saudí, con diseño en Dubai. El título del
artículo principal es, obviamente, "Cómo convertirte al islam y hacerte
musulmán o musulmana". Esta es su explicación inicial:
El Islam no es una religión nueva, ya que la
“sumisión a la voluntad de Dios”, es decir, el Islam, siempre ha sido la única
religión aceptable ante los ojos de Dios. Por esta razón, el Islam es la
“religión natural” y es el mismo mensaje eterno revelado a lo largo del tiempo
a todos los profetas y mensajeros de Dios. El mensaje principal de todos los
profetas siempre ha sido que solo hay Un Único Dios Verdadero y solo Él debe
ser adorado. Estos profetas comienzan con Adán e incluyen a Noé, Abraham,
Moisés, David, Salomón, Juan el Bautista y Jesús, que la paz sea con todos
ellos. Dios dice en el Sagrado Corán:
“No envié en el pasado a ningún Mensajero sin que recibiera la misma
revelación que tú: ‘Nada ni nadie merece ser adorado excepto Yo, ¡adórenme solo
a Mí!’” (Corán 21:25)
Sin embargo, el verdadero mensaje de estos
profetas se perdió o fue corrompido con el tiempo. Incluso los libros revelados
más recientes, la Tora y el Evangelio, fueron adulterados, y por ello han
perdido su credibilidad para guiar a la gente hacia el camino correcto. Es por
esto que, 600 años después de Jesús, Dios revivió el mensaje perdido de los
profetas anteriores, enviando al Profeta Muhammad con Su revelación final, el
Sagrado Corán, para toda la humanidad. Ya que el Profeta Muhammad fue el último
profeta, Dios Mismo ha prometido preservar Sus últimas palabras reveladas, de
modo que sean fuente de orientación y guía para toda la humanidad hasta el Día
Final. Es imperativo ahora para toda persona creer y seguir este mensaje final
de Dios. Dios Todopoderoso dice en el Corán:
“No te envié [¡oh, Muhammad!] sino como anunciador de buenas nuevas y
amonestador para todos los seres humanos. Pero la mayoría de la gente lo
ignora” (Corán 34:28).
“Quien profese una religión diferente al Islam no le será aceptada, y
en la otra vida se contará entre los perdedores” (Corán 3:85).
La palabra “musulmán” significa “aquel que se
somete a la voluntad de Dios”, independientemente de su etnia, nacionalidad o
cultura. De allí que todo aquel que esté listo para someterse a la voluntad de
Dios puede convertirse en musulmán.**
No hay
ninguna novedad: solo la
descalificación e insulto habituales de todas las demás religiones monoteístas (las
demás son paganismo y brujería) acusándolas de ser pervertidoras del mensaje
divino y de desobedecer el mandato que obliga a todos los humanos. Todos los
seres humanos son naturalmente musulmanes si se les deja escuchar el mensaje y
no se les engaña. Es "imperativo" para todos. La discrepancia entre moderados y radicales es si hay que convencerles
o eliminar a los resistentes.
Cualquier intento de diálogo es
traición a Dios, cualquier sentimiento de igualdad
con otros es insultar a Dios, etc. Si se pusiera algo así en la web vaticana,
sería un escándalo. Aquí es normal;
es lo que se dice cada día: el islam es superior y es cuestión de tiempo.
Cuando
se dan instrucciones sobre cómo hacerse
musulmán, todo son facilidades pues basta con renunciar a todo lo demás, a
lo que sobra. Basta con recitar con fe suficiente la Shahada, reconocer que solo hay un Dios y que Mahoma es su profeta.
Para ello la Fundación saudí da la siguiente ayuda:
¡Es así de fácil! Para escuchar la Shahada
(testimonio), haz clic aquí o en “Ayuda en Vivo” para recibir asistencia
inmediata vía chat.
También puedes hacer tu conversión en
solitario, por cuenta propia, pero es mucho mejor hacerlo con la ayuda de uno
de nuestros consejeros a través del chat en línea, de modo que podamos ayudarte
a pronunciarlo correctamente y proporcionarte información importante y consejos
preparados especialmente para los nuevos conversos, destinados a ayudarte a
comenzar con tu nueva fe.
O bien, podemos llamarte por teléfono para
ayudarte con el proceso de conversión. En tal caso, danos por favor tu número
telefónico y la hora apropiada para llamarte, a través del formulario
Contáctenos.**
Nadie
ha hecho mejor uso de las nuevas tecnologías que los grupos radicales, que los
fanáticos religiosos de todos los colores, de los bíblicos a los salafistas y
wahabíes. Desde el principio han reconvertido las prácticas de captación
buscando entre personas sobre todo descontentas, con frustraciones personales.
Se trata de convencerles de que lo que les ocurre es culpa del sistema en el
que viven (intrínsecamente perverso) y de la vida que llevan en él. Según el
uso que se les quiera dar, se les lleva a un punto u otro, pero siempre a una
sumisión al intérprete. El contacto, como se aprecia por lo anterior, se busca,
el control de la persona que deba buscar apoyo, asesoría, que se le refuerce
constantemente en lo que es bueno para su vida. Lo que está al otro lado del
teléfono, del chat del cuestionario es la maquinaria wahabí a pleno
rendimiento.
La web
saudí, por supuesto, recoge testimonios de personas que aceptaron y
descubrieron la nueva felicidad en su mundo tormentoso. Entre otros
testimonios, es importante difundir los de aquellos que se sientan próximos al modelo o que sencillamente
se horroricen ante la situación que viven las personas no musulmanas en el
mundo, una situación que difícilmente puede ser considerada "humana".
Allí se recoge el testimonio de "Ángel", una chica norteamericana que
se ha hecho musulmana. Ella, por supuesto —así se comienza—, siempre creyó en
Dios, pero el mundo que le rodeaba la alejaba de Él. Reproduzco el texto de la
web:
Al crecer, mi familia era la familia común
Americana. Todos los que yo conocía
habían tenido los mismos problemas a lo largo de su crecimiento. Mi padre era un arduo trabajador
alcohólico. El tiempo pasaba y el iba
empeorando, y también su perversión.
Abuso sexual, físico, y el miedo marcaron mi niñez, tanto, que reflejó
al resto de la familia. El murió cuando
yo estaba en sexto grado. Mis padres
estaban divorciados en ese entonces. Era
la menor de ocho niños. Mi madre tenía
que trabajar para mantenernos, y yo me quedaba en casa sola por mucho tiempo.
Allí estaba, uno de esos niños alejados de la
sociedad, que asustan a las personas cuando entran a algún lugar. Comencé a utilizar ropa negra y maquillaje
negro. Escuchaba música gótica y
fantaseaba acerca de la muerte. La
muerte parecía ser menos peligrosa y más una solución que este problema. Me sentía sola todo el tiempo, incluso entre
amigos. Traté de llenar el espacio con
cigarrillos, alcohol, sexo, drogas y luego cualquier cosa que me alejara de mis
propios pensamientos. Trate de
suicidarme al menos quince veces. Sin
importar cuantas veces lo intentara este plan dentro de mí nunca subsistía.
Estaba en la Universidad cuando me embaracé
de mi hijo, temía por la salud de mi hijo y no podía imaginarme entregarlo a
otra persona. Trabajé sin descanso para
mantenerlo. Guardando todo el dolor y la
angustia en mi Corazón, cambió un poco mi vida.
Pero esta vez, no confiaba en nadie.
Tres años más tarde, me puse de novia nuevamente. Me comprometí. Realmente quería algo más. Como con todas mis experiencias anteriores,
mi mundo se vino abajo. Tenía 25 años y
estaba embarazada de mi hija y terminé la relación con mi prometido después de
que me engañara repetidamente y abusara físicamente de mí. No tenía idea que vendría luego.
Durante este tiempo trabajaba para un
pakistaní que era musulmán. Nunca miraba
las noticias o me interesaba acera de lo que sucedía. Ser musulmán para mi no era diferente de las
demás religiones. El tiempo pasó y me
hice amiga de muchos hombres musulmanes.
Comencé a notar algo dramáticamente diferente. Tenían estas morales incuestionables. Una devoción hacia Dios en una manera tal que
le rezaban cinco veces al día. Dejando
de lado el hecho de que no bebían alcohol ni consumían drogas. Para mi generación, estas eran morales
antiguas, que quizás los abuelos las seguían.
Cuando nació mi hija, no se pueden imaginar
mi sorpresa cuando uno de estos hombres vino y me trajo regalos. Estaba shoqueada, él la sostenía en brazos y
le hablaba. Nunca había visto a un
hombre comportarse de esta manera con un bebe.
La bondad solo creció con el tiempo en los siguientes cuatro meses. No puedo expresar el amor que nos tuvieron. Lentamente creció mi interés en la
religión. Sentía curiosidad acerca de
que tipo de religión podía incitar este tipo de bondades y valores en las
personas.
Compartía un hogar con siete personas cuando
una noche decidí pedir prestada una computadora. Sentía miedo de ofender a mis amigos
preguntándoles, por lo tanto recurrí a Internet. El primer sitio que abrí fue
http://www.islam-brief-guide.org. Me
quedé muda. Fue como si una ropa negra
hubiese caído de mi cuerpo, y juro que nunca me sentí tan cercana a Dios. En veinticuatro horas tomé mi decisión de
pronunciar mi testimonio islámico de fe.**
Este es
el "amigo saudí" haciendo una descripción de una "familia común
norteamericana". Con amigos así, no hace falta tener enemigos. El caso es
tan ridículo que mueve a la risa, pero su función es hacer ver que personas peor que tú han encontrado salida. Pero así funciona la captación.
Te muestra que, por difícil que haya sido tu vida, hay alguien que vela por ti. En el chat te lo confirmarán. Te repetirán
una y otra vez que te estaban esperando,
que cada día se reciben casos como el tuyo y que ahora son felices.
Algunos
abren otras webs y acaban como la pareja
terrorista perfecta de San Bernardino. Otros descubrirán en otra que Dios
les perdona sus desviados deseos
matando gais en Orlando o atropellando infieles
en Niza. Seguro que la diputada golpeada ayer en la comisaría de Nasr City no
encontró gente tan amable; tampoco las niñas acribilladas en Pakistán por
asistir a las escuelas, como ocurrió con Malala, o las secuestradas en Nigeria por
Boko Haram.
No todas tienen la suerte de "Ángel", de encontrar
varones tan amables, simpáticos y comprensivos ni webs tan solícitas en
ayudarla. Los propios saudíes se empiezan a preocupar porque los pakistaníes
sean tan amables. La prensa egipcia (fuente
Reuters) recoge hoy la connivencia de las autoridades pakistaníes con los
talibanes ("Former Afghan spy chief says letters show Pakistan supports
militants" Egypt Independent),
otro caso parecido al de los amigos saudíes con Al Qaeda. ¡Qué casualidad!
Estos
son los amigos de Occidente: Turquía,
Arabia Saudí y Pakistán.
Todos
los pensadores, especialmente musulmanes (que son los importantes realmente),
que ha proclamado la necesidad de reformar el islam y de dar entrada al
laicismo como forma de libertad de conciencia, son sistemáticamente perseguidos
y eliminados. Y lo son por las instituciones oficiales o por los piadosos
fieles que no pueden consentir que se insulte a Dios y exterminan a sus
opositores.
También son ignorados por los gobiernos occidentales, que ven en
ellos críticos de su actitud porque apoyan a gente como los que hacen el doble
juego en Arabia Saudí, Pakistán, etc. Han conseguido neutralizarlos dentro y fuera.
El
documento que certifica la participación de Arabia Saudí en los atentados del
11 de septiembre de 2001, quince años después, debería hacernos reflexionar
sobre objetivos y alianzas, sobre apoyos y contratos. El mundo del islam sigue
sin "reformarse", concepto que desde dentro les parece absurdo e
insultante, dada la "perfección" del mensaje divino que recibieron
junto con la confirmación del error de los demás.
Citábamos
el otro día uno de esos libros que van contracorriente, el Islam y violencia, la conversación entre el poeta sirio Adonis y su
traductora al francés, la profesora Houria Abdelouahed. Volvemos hoy a hacerlo:
A: La verdad del mundo no está en el mundo,
sino en el Texto llamado universal. Y el individuo debe obedecer al Texto y a
la comunidad que no acepta ninguna distancia con el texto. A ello añado que el
hombre árabe vive en «dos cárceles», según la expresión
de Abul Ala al-Maarri: la de la interpretación salafista del texto religioso y
la de la disolución de su yo en la Umma, la comunidad.
H: La
libertad parece lejana. ¿Cómo acceder a ella? Tengo la impresión de que nos
encontramos ante El Castillo de
Kafka. (65-66)***
Esta conversación
se da entre muros, rodeada de silencio, o de violencia cuando sale a la luz, y
proclama la necesidad del cambio. En cambio, son los apóstatas como estos, los
que deben ser eliminados, retirada su nacionalidad, avergonzados sus familiares.
Los islamistas jalean y animan contra todos aquellos que cuestionen su poder
sobre la gente.
Las dos cárceles son las que excluyen cualquier revisión del texto, con cláusula de muerte para quien lo intente: la otra asegura la unidad en la disolución a través de la obediencia. Las dos amenazas tiene la muerte como final. Quien discrepa o se aleja, lo paga con creces con la vida, la soledad o el silencio.
La
misma tristeza, la misma desolación, la misma desesperación, la misma
frustración que viven Adonis y su interlocutora, las viven cientos de miles de
personas cuyo sentido de la vida y la convivencia es otro y ven cerradas las
posibilidades de cambio dentro del castillo kafkiano en el que viven, rodeados
de los muros de la intolerancia y el dogmatismo, útiles herramientas para el control
social.
* The New
York Times
https://assets.documentcloud.org/documents/2994059/Sept-11-28-Pages.pdf
**
"Cómo convertirte al isla y hacerte musulmán o musulmana" The Web of
Islam 2014 http://www.islamreligion.com/es/articles/204/como-convertirte-al-islam-y-hacerte-musulman-o-musulmana/
***
"Angel, ex cristiana USA" The Web of Islam 2008
http://www.islamreligion.com/es/articles/53/angel-ex-cristiana-usa/
**** Adonis (conversación con Houria Abdelouahed) (2016): "Violencia e Islam". Ariel, Barcelona.
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