Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El
intento de golpe de Estado en Turquía está revelando las maneras de Erdogan, por si había alguna duda. El golpe está siendo la excusa para la purga absoluta
del estado, para su desmantelamiento. Miles de personas, nos cuentan, son despedidos de sus puestos de trabajo en la administración y empleos privados, como en las escuelas y colegios. Tras los jueces, Erdogan
y los suyos han ido a por los maestros y profesores de todos los niveles, de los colegios a las cátedras universitarias. Ha fracasado
el golpe, pero ha triunfado el fascismo de Erdogan, que finalmente tiene la excusa para hacer la limpieza final. El drama es que lo que se ha terminado
realmente en Turquía es la posibilidad de una democracia.
Y este
es un camino que no comenzó el viernes, con el levantamiento militar. Es un
camino que el propio Erdogan, responsable último del fracaso de la democracia
turca, había comenzado hace tiempo y del que aquí hemos ido dando cuenta en estos
años, paso a paso. Solo el golpe ha acelerado la transformación de Erdogan y
la destrucción de lo que quede de libertades en Turquía.
La
prudencia de países como los Estados Unidos se está volviendo problemática ante
las dimensiones de lo que está ocurriendo en Turquía. Para Erdogan siempre el
ataque ha sido la mejor defensa. Estados Unidos se encuentra, en vez de
condenando las acciones de Recep Tayyip Erdogan, defendiéndose de sus
acusaciones de estar tras el golpe y de proteger al "cabecilla del
golpe", el clérigo Gulen, que exige le sea entregado. El portavoz del
gobierno norteamericano estaba realmente asustado en la intervención que hemos
podido ver, realmente descompuesto, dando explicaciones de que los Estados
Unidos no tienen nada que ver y que "estudiarán
las pruebas que les envíen".
Estados
Unidos debería reservar sus temores
para lo que se avecina. También Europa debería irse preparando mentalmente para
las exigencias de Erdogan. No es la primera vez que esto ocurre y Erdogan
siempre ha arremetido contra aquellos que no le secundan sus pretensiones.
La
purga de profesores a cuenta del golpe de Estado es una maniobra claramente
fascista para eliminar a sus opositores. Erdogan ha sentenciado estableciendo
el origen del golpe, algo que ya tenía decidido incluso antes de que se
produjera. Era su forma de ir preparando el momento y tener suficientemente mentalizada
a la población y a la comunidad internacional como para que aceptara la purga.
La amenaza
de la restitución de la pena de muerte —Erdogan no propone nada que no pueda
ganar— puede convertir Turquía en una carnicería o en un país con la mitad como
rehenes a la espera de la muerte.
Que se
haya apartado sin ningún proceso a los profesores de sus puestos y cátedras
despidiéndoles por miles es el enterramiento definitivo de las libertades en
Turquía a manos del fascismo religioso del partido de Erdogan. Más allá de los
militares y los jueces —la primera oleada— ahora destierra de Turquía a todos
los que sostengan valores diferentes a los del partido del gobierno. Erdogan
está dispuesto a que no haya marcha atrás.
Por
ello, Occidente debe empezar a considerar escenarios en los cuales el papel de Turquía
se reduzca para evitar que se presente, de forma doble, como aliado y enemigo. Las
dos caras que Erdogan esgrime según sus intereses.
La cara
general que Erdogan usa internamente en sus discursos es la del Occidente enemigo. La usa para tratar de
asegurarse un liderazgo religioso que da esa premisa como natural. Mantiene así la fisura cultural y la agranda en cuanto
tiene ocasión con su demagogia constante. Han pasado los tiempos de la
"alianza de civilizaciones" con Rodríguez Zapatero, aquel gigantesco
golpe de efecto con el que sorprendíamos al mundo.
Lo que vende
internamente es que Turquía está constantemente amenazada por sus poco leales
aliados que forman equipo con sus enemigos, los terroristas kurdos, contra el Estado Islámico. Ha vendido que
gracias a él, la Unión Europea puede descansar y la llama inútil cuando se produce un atentado.
Erdogan
siempre está rodeado de "enemigos": los kurdos, los gulenistas, el Estado Islámico... Occidente
con sus críticas sobre la situación de los Derechos Humanos. Contra todos ellos
Erdogan dirige sus furias según le interese en cada momento. La cuestión es
tener bajo presión a su electorado para que le siga respondiendo y no vea
amenaza en su desmontado del estado laico turco en beneficio de una república
autoritaria en la que todos son traidores con la excepción de su partido.
En este
sentido, Al-Monitor señalaba ayer:
In its 14-year rule under Erdogan’s leadership,
the AKP has relied heavily on a policy of polarization, centered around an
omnipresent “enemy” to be constantly fought and shown as a target to the party
base. The “enemies” have varied. Today, chief among them are the followers of
US-based cleric Fethullah Gulen, held responsible for the coup attempt and
branded a terrorist organization after a 12-year comradeship with the AKP. At
other times, they have been the Gezi Park protesters or Kurdish militants and
politicians who were once the government’s partners in a “settlement process.”
Opposition parties and critical media outlets have also taken their share of
the onslaughts. This strategy has kept producing electoral victories for the
AKP at the expense of alienating large segments of Turkish society, which
remain highly demoralized, exasperated and gloomy over their future. In this
context, the coup attempt has added to their gloom, exacerbating worries over
democracy and the direction Turkey is heading.
Yet even those alienated quarters, including
opposition parties and the press, stood up against the coup attempt. The AKP
found its “enemies” standing by its side, despite all the repression they have
suffered at government hands.*
La estrategia de los enemigos no es nueva. Se practica en la
zona de Oriente Medio con profusión, pero se supone que Turquía estaba en otro nivel.
Desde hace casi un año, los avisos sobre los problemas de la
economía turca han sido constantes. Como señalan los analistas, gran parte del
éxito del AKP proviene del crecimiento económico. Sin embargo los expertos se
siguen preguntando si su economía no es una bomba de relojería. Los conflictos
políticos, advierten los expertos, ha minado la credibilidad turca y a los
inversores no les gustaban las políticas autoritarias de Erdogan y la
inestabilidad creada por sus enfrentamientos con los manifestantes, la prensa,
los kurdos, etc. Los economistas se preguntan desde hace un año sobre el "final
del milagro económico turco" y todos lo dan por hecho. En gran medida
responsabilizan a Erdogan y su uso populista de la economía para seguir
vendiendo "eficacia" y "poder", pero esto no funciona fuera,
en donde se analizan los datos y no los discursos demagógicos de Erdogan.
La página de información FocusEconomics, con los datos en la
mano, señalaba:
While decisive government support is boosting
economic growth, there are some clouds on the horizon. Terrorist attacks in the
country and Erdogan’s intention to establish a presidential system have the
potential to fan political unrest, while a disordered Brexit could unnerve
financial markets. FocusEconomics Consensus Forecast panelists forecast that
the economy will grow 3.4% in 2016, which is unchanged from last month's
projection. In 2017, the panel sees growth remaining unchanged at 3.4%.**
Las perspectivas no incluyen los efectos del intento de
golpe de Estado y de la purga consiguiente que Erdogan está realizando. La
crisis a la que ha llevado con su autoritarismo a la sociedad turca no tiene
precedente en un país de este peso. Cómo es posible transformar un país
democrático en un estado autoritario por la intransigencia de una persona.
Nadie ha podido hacer entrar en razón a Erdogan y los que lo intentan tienen
que salir por la puerta de atrás. Sus principales asesores económicos —y
artífices en gran medida del milagro económico turco hoy desaparecido— le han
dejado ante la falta de resultados en sus advertencias.
Es interesante revisar la prensa económica anterior al golpe
de estado. Las advertencias de que la actitud autoritaria de Erdogan se estaba
extendiendo hacia el interior de su propio partido, con un presidente que solo
se plantea cómo tener más poder quedan claras.
En mayo, se analizaba así la situación de la economía turca
y el peso de las decisiones políticas sobre ella:
As Turkish markets shook after the May 5
announcement of Ahmet Davutoglu's resignation as prime minister, President
Recep Tayyip Erdogan came out with his typical defiant tone when he said,
"There are those who pray for an economic crisis. Those who dream of adding
to their wealth [in an economic crisis] won't be able to do so."
Markets received news of Davutoglu's departure
as yet another political uncertainty; the Istanbul stock market lost 8% of its
value in one week. The dollar exchange rate, which was $1 to 2.80 Turkish liras
on May 4, climbed to 2.97 Turkish lira in one day. It was the first time since
2001 that the markets were so negatively affected by an apparent rift between
the president and the prime minister.
Tim Ash, an economist for Nomura, said in an
email, "Turkey is transforming to an Asian-style development model of a
strong leader where decisions are made by the president and a small, unelected
group of consultants. The danger is the weakening of the control-balance
mechanism and quality of state governance." Ash added, "The result
will be weaker policies. Misguided policy choices could damage the long-term
growth perspective."
With Davutoglu's departure, Erdogan, who has
been pursuing a presidential system, is expected to intensify his efforts in
that direction. This could mean a constitutional referendum for a presidential
system or early elections to assemble a parliament with enough seats held by
Justice and Development Party (AKP) members to amend the constitution.
Economic policies will be affected by
Davutoglu's departure and Erdogan's full control over the ruling AKP. Davutoglu
and his deputy prime minister for economic affairs, Mehmet Simsek, had defended
traditional economic policies emphasizing budgetary discipline and structural
reform aimed at gaining the confidence of stock markets. On the other hand,
Erdogan and his economic aides, contrary to conventional wisdom, claimed lower
interest rates would mean lower inflation and contribute to economic growth.
This economic concept, dubbed "Erdoganomics," focuses on growth
through infrastructure, investments in construction and domestic consumption.
"Erdogan and his partisans could attribute
the 14 years of success to Erdogan's political wisdom. Looking at election
results, that may well be true. But the economic miracle in the AKP era has
very little to do with Erdogan. Actually the trend for non-traditional policies
has negatively affected the economy and market confidence," Ash wrote.***
Finalmente, lo que los analistas no contemplaban —un golpe
de estado— se ha producido, por lo que las expectativas económicas deberían
empeorar respecto a las previsiones que "solo" contemplaban un
referéndum presidencial con el control absoluto del partido y del estado por
parte de Erdogan.
Es interesante
la descripción realizada en el texto del futuro de Turquía, realizada por Tim
Ash, en el texto anterior: «Turkey is transforming to an Asian-style
development model of a strong leader where decisions are made by the president
and a small, unelected group of consultants.» No es, desde luego, la
descripción de una democracia o de algo que se le parezca.
Con las
medidas que Erdogan está tomando, la desaparición de la oposición está
garantizada. Con los kurdos estigmatizados y arrastrados a salir de la tregua de
dos años rota por Erdogan para satisfacer sus intereses evitando un pacto que
le desplazara del poder, con los críticos acusados de formar parte de tramas
golpistas, la salida que le queda a Erdogan es solo hacia delante: la creación
de esa república islámica autoritaria amparada por sus milicias del partido y
el control de jueces, policía, ejército, escuelas, universidades y ministerios.
El destino de Turquía es el fascismo.
Desde
lo ocurrido, Erdogan considera que tiene las manos libres para deshacerse de
cualquier rival en cualquier campo, interno o externo. Previsiblemente, la
debilitada economía turca se resentirá más de lo esperado, por lo que tendrá
que ejercer una represión mayor, acusando de golpistas a todos los que
protesten por la situación.
Con los
medios de la oposición cerrados por decreto, solo queda la voz de Erdogan sobre
Turquía. Hasta que todo estalle o desaparezca.
Cuando
se eleven las críticas contra Erdogan, veremos de nuevo cómo usa los tres
mecanismos de chantaje que comentamos ayer: la OTAN, los refugiados y el
terrorismo. Por ahora ha sido advertido desde distintas instancias, de la Unión
Europea a los Estados Unidos:
EU
foreign policy chief Federica Mogherini said at a news conference with US
Secretary of State John Kerry that the coup "is no excuse to take the
country away from fundamental rights and the rule of law, and we will be
extremely vigilant on that."
Mr Kerry
said Turkey must "uphold the highest standards for the country's
democratic institutions and the rule of law."
While he
recognized the need to apprehend the coup plotters, he added: "We caution
against a reach that goes beyond that."
Mostafa
Minawi, director of the Ottoman and Turkish Studies Initiative at Cornell
University, called the failed coup "a gift for President Erdogan, given
him all the justification he needs to implement further clamp down measures
against any dissenters, in the process sinking Turkey deeper into
authoritarianism."****
Son
muchas las voces que comienzan a recelar del golpe, tan coreado desde hace
meses por Erdogan. "Os avisé que se preparaba un golpe y no me
creísteis", les dijo Erdogan a sus seguidores. El hecho de que las listas
de la purga estuvieran hechas antes del golpe dice poco en favor de Erdogan,
por el que nadie manifiesta ninguna simpatía internacional.
Calificar
de "regalo" para él el golpe frustrado es algo que muchos piensan
desde el primer momento. No sé si Erdogan se merece este "regalo", pero Turquía desde luego no. Lo que allí ocurre es la máxima gravedad y con enormes consecuencias internacionales. La complejidad aumenta y con ella la incertidumbre. La megalomanía de Erdogan, su autoritarismo sin límite es el responsable de que la inestabilidad haya llegado a estos niveles.
Con los islamistas es cuestión de tiempo y Erdogan, el modelo de democracia, finalmente ha desvelado su programa. Mientras la economía turca funcionaba, Erdogan podía apuntarse el éxito. Tras un año de hundimiento y pocas perspectivas de éxito económico y político, el panorama es otro. Ahora Erdogan busca otros caminos.
* Sukru Kucuksahin "How long can Turkey's
post-coup unity last?" Al-Monitor
19707/2016
http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/07/turkey-coup-attempt-can-political-unity-last.html
** "Turkey Economic Outlook" FocusEconomic
5/07/2016
http://www.focus-economics.com/countries/turkey
*** Kerim Karakaya "After political shake-up, is
Turkey heading for economic crisis?" Al-Monitor 12/05/2016
http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/05/turkey-ambiguity-around-economy-creates-concern.html#ixzz4EwusoaD5
**** "Turkish navy ships still missing since coup attempt as it remains unclear which side admirals are on" The Independent 20/07/2016 http://www.independent.co.uk/news/world/europe/turkey-coup-attempt-turkish-navy-ships-admirals-military-president-erdogan-a7144141.html
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