martes, 18 de febrero de 2025

El pacto de estado contra la violencia contra la mujer

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

¡Por fin dos buenas noticias en la política española! La primera es que los partidos políticos españoles han logrado ponerse de acuerdo en algo; la segunda es que Vox no ha estado de acuerdo. Esta segunda marca las afortunadas distancias y muestra con claridad lo que hay tras Vox y los pseudo "patriotas", lo que hay en sus raíces profundas y que se esconde con cortinas de humo que van desde el tradicionalismo a la religión.

El acuerdo parte de algo necesario: el reconocimiento de que el problema es un problema, que existe. Las cifras acumuladas estos años lo muestran y demuestran, pese a los que consideran que es un invento ideológico, una fantasía arbitrada contra los varones, como el populismo argumenta.

Las formas activas de la post verdad consisten en repetir una y otra vez la negación hasta que cala en los adeptos y tienta a los inseguros. Para comprobar que existe una violencia contra las mujeres y una resistencia a la igualdad no hace falta hacer demasiado, Está en los grandes números de las estadísticas de casos y en los casos que van saliendo cada día en una gran variedad de formas.

El problema se va extendiendo y alcanzado edades, por ambos extremos, que antes no se producían o no salían a la luz y se quedaban en el ámbito privado. Hay una cosa importante: la violencia tiene su función y sus intereses, solo una parte obedece a la falta de sentido. La mayor parte tiene un sentido claro y definido: la dominación, mantener la supremacía masculina. Es cuando la mujer se define como igual en derechos cuando la violencia estalla tratando de volver al viejo orden de la sumisión. Es el rechazo de la igualdad lo que hace que la violencia pase del sistema al hecho concreto, al estallido.

Los casos de violencia machista están aumentando entre los más jóvenes, descienden las edades y se manifiestan en su manera más brutal en las escuelas, entre compañeros de colegio o instituto. Es muy preocupante por dos motivos: el primero es el lugar en que se produce, el ámbito educativo, que es justamente donde se debe actuar para evitarlo; el segundo es que quienes realizan esas acciones ahora es más que probable que lo sigan haciendo en el futuro. Lo que se hace en la infancia o adolescencia no se queda ahí. Hay una visión absurda, naif, de la infancia y adolescencia con la creencia de que eso "se olvida", Más bien al contrario; es una conducta que se repite pues cuando se da ya se ha interiorizado el modelo patriarcal y su violencia implícita.

También por el otro extremo, en la vejez, están empezando a darse casos de violencia con más frecuencia. La autoridad se reafirma con trágicas consecuencias, como el reciente caso de un asesinato y descuartizamiento.

¿Cómo es posible negar este creciente problema? Sencillamente, se niega al negarse el origen del problema. Sin comprender que es el mecanismo social del sistema el que genera estas respuestas violentas ante lo que considera un desafío y una perversión del "orden natural", la igualdad, solo queda el negacionismo populista. No pudiendo negar los hechos, se niega el origen del problema.

Contra las mujeres: el discurso misógino de Vox. “Palabras gruñido” del nacional-populismo español

Presentándolo como una "conspiración feminista" para atacar al hombre, el populismo se niega a reconocer el resultado y su lectura. Si no hay "problema", solo hay "casos", hechos inconexos que no obedecen a nada especial. Simplemente existe la violencia como algo natural; no existe nada parecido a la sociedad "patriarcal", son inventos para limitar a los varones y obtener privilegios.

Que este discurso haya quedado solo en boca de Vox es una buena noticia porque los demás no lo comparten y entienden que la violencia machista existe y que se puede y debe actuar contra ella desde la educación, las leyes y las instituciones, Solo se pueden arreglar problemas cuando se les reconoce como tal.

La internacional de la ultraderecha ha hecho bandera de dos aspectos. La inmigración se presenta como un peligro contra la identidad nacional, contra la seguridad, etc. Pero no es menos importante su defensa de la sociedad patriarcal y de un orden desigual que sitúa al varón por encima. Esto es lo que reflejan las desigualdades salariales, las dificultades para la conciliación laboral, etc. El enemigo es entonces calificado de "feminismo radical" desde su peculiar uso de las palabras. Trata de desacreditar y de oponerse para debilitar el sentido del problema o su misma existencia.

La renovación del Pacto por las fuerzas políticas españolas es una buena noticia. Ahora hace falta que a esas buenas intenciones le sigan medidas eficaces y algo más: vencer las resistencias directas e indirectas que desde sociedad e instituciones se producen. Hay que afinar muchas medidas. No puede ser que una mujer muera poco después de denegarse una orden de alejamiento por "no estimar riesgo suficiente". 

Más medios, más educación, más atención y más sensibilidad ante esos problemas que algunos niegan.

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