viernes, 14 de febrero de 2025

El gran vendedor

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Es interesante ver cómo Trump se dispone a negociar con Putin (al que dice conocer bien) el futuro de Ucrania, es decir, el futuro de una parte de Europa. Ucrania es doblemente europea: por geografía y por expreso deseo de serlo. Rusia, por los mismos motivos, en sentido inverso no lo es: ni lo ha sido, ni ha querido serlo. No hay una "santa Europa", sí una "santa Rusia". Hubo un tiempo en que se disfrazó de "Unión Soviética" y de "Pacto de Varsovia", pero no engaño a muchos, que se dieron cuenta rápido de lo que era un tanque ruso. Pese a ello, Moscú sembró Europa de nostálgicos prorrusos, que han ido accediendo al poder en sus respectivos países.

Y ahora llega Trump.

Todavía es pronto, pero tengo curiosidad por saber que dirá la Historia (cualquiera de ellas, aunque serán muy distintas) de Donald Trump. El editorial del diario El País, titulado  "Ucrania no está en venta", es bastante preciso sin necesidad de esperar a que los historiadores nos hablen de él:

Una sensación amarga entre el desasosiego y el desen­gaño recorre las cancillerías de la Unión Europea desde que el miércoles por la noche el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, revelara con insultante informalidad que había hablado por teléfono con el autócrata ruso, Vladímir Putin, para iniciar una negociación que ponga fin a la guerra de Ucrania. A punto de cumplirse tres años de la invasión rusa, más de 12.000 civiles ucranios muertos después y tras incontables llamamientos solemnes a la defensa del orden mundial basado en reglas, Ucrania y Europa se asoman a la posibilidad real de una resolución humillante: una llamada de teléfono, un reparto de territorio ajeno negociado por potencias y un final impuesto por decreto, a espaldas de la historia, de los principios y de los muertos.

La solución trumpiana es la soñada por Putin. Los términos de salida adelantados por la Casa Blanca suponen que Kiev debe asumir que va a perder parte de su territorio; deberá renunciar a unirse a la OTAN tal como exige Putin como garantía de seguridad, y deberá compensar a EE UU dándole acceso prioritario a la explotación de sus tierras raras. La seguridad de Ucrania, a partir de ahí, dependería de Europa. Ucrania quedaría así como un territorio tapón entre Rusia y la UE, con su soberanía en entredicho, al servicio de la explotación norteamericana de sus recursos y bajo la amenaza permanente del expansionismo ruso. Un país al que se le niega cualquier ambición de incorporarse al bloque europeo de seguridad y prosperidad, como sus ciudadanos ansían masivamente.* 

El texto muestra algo más que crítica; revela una profunda irritación ante lo que es un desprecio, una prepotencia de enorme calado. Los Estados Unidos de Trump ya solo pueden "presumir" de fuerza, de ser una "dictadura exterior", un concepto que habrá que empezar a explicar como "puro imperialismo". La "grandeza norteamericana" es puro bullying para el resto del mundo, que se ve sometido a chantajes, amenazas e insultos por parte de unos desconocidos Estados Unidos. Con Trump ha entrado en la Casa Blanca algo más que un presidente; lo ha hecho una agenda prepotente que entiende que su "grandeza" es pisotear a los demás, auténticos parásitos de la bondad inocente, de la buena voluntad norteamericana.

Para ello, la estrategia trumpista necesita de una "pinza", la que Vladimir Putin, un dictador sin careta, le ofrece, alguien con el que negociar a su altura. De esta forma, el Trump que ha dicho que si hubiera sido presidente en vez de Biden no habría habido guerra en Ucrania, puede presentarse ahora como "guardián de la paz", como "benefactor de la humanidad".

La pregunta que hemos hecho repetidamente sobre "cuánto van a aguantar los norteamericanos a Trump" debe modificarse por falta de sentido. La nueva pregunta es mucho más acuciante: ¿cuánto va a aguantar el resto del mundo a Donald Trump? ¿Van a poder afrontar los Estados Unidos la cantidad de frentes abiertos a mayor gloria de Trump y sus heroicas gestas?

Trump es el "gran vendedor". El problema es que lo que vende no es suyo, como Ucrania. El cree que sí, que los Estados Unidos ha "prestado" tanto que es hora que se lo devuelvan con intereses.

Ya tiene revuelto a Oriente Medio, a Europa, a Ucrania, a Panamá, a Canadá y México, por hacer una lista breve que seguro que irá creciendo. Ideas como las de la "Riviera de Oriente Medio" en Gaza, anexionarse Groenlandia, quedarse con la tierras raras de Ucrania, etc. chocan con principios y el sentido común. Trump va del autorizar otra vez el uso de pajitas de plástico a reivindicar Marte como meta. Entre ambas, el desastre, el abuso, el chantaje y la amenaza. Niega la Ciencia, el cambio climático, las vacunas, las fronteras, los mapas...

¿Echará la culpa al mundo de lo que ocurra? 

El Mundo 14/02/2025

* "Ucrania no está en venta" El País 14/02/2024 https://elpais.com/opinion/2025-02-14/ucrania-no-esta-en-venta.html

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