Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
unidad que se reclama para Egipto parece residir, irónicamente hablando, en que
el presidente al-Sisi recoja todos los poderes o los controle directamente. La
prensa egipcia nos da cuenta de un revés anunciado, el de los jueces, al presidente.
Se confirma con ello la pugna de la que hemos hablado en ocasiones aquí. La
necesidad de que todo parezca "normal" hace que en ocasiones estas
situaciones se vuelvan complicadas.
Al
igual que estos días se manifestaban los conflictos con los clérigos de
Al-Azhar, que se niegan a hacer sus reformas religiosas para modernizar el
discurso, los jueces han rechazado también las que la presidencia les proponía
en un asunto muy delicado: la elección de las cabezas del sistema judicial.
Egipto es víctima de su historia: nadie quiere perder los privilegios del orden
existente, laboriosamente trabajado durante décadas.
El
sistema judicial es un poder dentro del poder. Y el presidente al-Sisi ha
tratado de hacerse con él. No están dispuestos a perder tantos años pacientes
para que se alteren sus jerarquías. Recordemos algunas de las afirmaciones que
las cabezas visibles de los jueces han hecho no hace mucho tiempo: los basureros no deberían llegar a ser
jueces; y una segunda más osada, solo los hijos de los jueces deberían llegar a
ser jueces. Al ex ministro Al-Zind le
costó el cargo la blasfemia de decir que si el Profeta burlaba la ley, él lo
encerraría. Un buen entendedor sabrá que apenas se puede ir más lejos en la
soberbia y en la prepotencia judicial. Pidieron su cabeza y se la llevó a su
casa, aunque todavía pegada al cuerpo.
Se comprenderá con este corporativismo extremo en dónde está
el problema. Egypt Independent recoge así la noticia:
The State Council on Saturday rejected a new
draft law on the Judicial Authority, which includes amendments to some articles
regulating the State Council, the State Lawsuits Authority (SLA) and the
Administrative Prosecution Authority (SIS).
The Parliament on Monday approved amendments to
the Judicial Authority Law on the same day it was put up for discussion; some
MPs complained they hadn't had enough time to read it.
Parliamentary sources told al-Masry al-Youm that the Legislation Department of the State
Council sent the Parliament its feedback on the bill which included a blatant
rejection of the proposed amendments.
At the forefront of the remarks is that the
bill contradicts Article 185 of the Constitution, which states "each
judicial body or organization shall be consulted with regards to the bills
regulating its affairs."
The sources added that the parliamentary
Legislative Committee will make a report on the State Council's remarks and put
it up for discussion at the general session to decide on the amendments.*
Además de no ser consultadas las partes afectadas, en este
caso, los jueces, los motivos que se señalan para el rechazo están en la forma
de designación de los cabezas del sistema judicial, que son los siguientes:
The new draft law reportedly stipulates that
the President would appoint the heads of the judiciary authorities, chosing
from among the three vice-chairmen of each judicial body, nominated by the
supreme council of that body from among the seven oldest deputies.
The new method is contrary to the old system,
whereby the head of an authority would be appointed by who has the absolute
seniority -- a concept considered by Egypt's Judges Club as "one of the
established principles and legal constants and one of the guarantees of the
independence of the judiciary", to ensure that no official interferes in
the selection of the president of the Court of Cassation.*
Es difícil plantearse estas cosas con seriedad fuera de
Egipto. Pero allí la supervivencia en el cargo se debe valorar bastante. Que el
criterio de la "antigüedad" sea el predominante no es una garantía de
objetividad, como alegan los jueces, sino de que el que va por delante va
delante hasta que se muera y le pase el siguiente.
Es el patriarcado judicial, por decirlo de alguna manera
comprensible. Cada vez queda más claro que la Constitución egipcia ha ido
demasiado deprisa, más que la administración egipcia, que va en otro sentido.
Si la constitución quería separar poderes manteniendo la armonía entre ellos,
las reformas que el gobierno propone están pensadas para doblegar a los jueces,
al igual que las aplicadas a los medios.
Cuando avisamos que el caso de las islas de Tiran y Sanafir
revelaba un cierto conflicto interno entre los jueces y el gobierno, con el
parlamento por medio, esto estaba en su principio. Ahora parece que el ambiente
se calienta con estos conflictos de lo único que al final importa: el poder.
Lo que muchos temen es que, con posibilidad de elegir, el
presidente acaba haciéndose con el control de los diversos órganos judiciales
del estado. En claro: pueda haber una purga dentro del cuerpo judicial,
quedando los afectos al presidente en puestos superiores a los de la vieja
guardia judicial, la que se hizo a lo largo de la época de Mubarak.
El escenario es, desde luego de lucha. Los avisos mandados
al presidente son también muchos y en muchas direcciones. Le están demostrando que
tienen poder y lo van a usar.
Ahram Online nos da algunos datos más del conflicto:
Most of the country's judicial councils say the
law completely ignores seniority among judges, on the basis of which the heads
of judicial councils are currently appointed.
The judicial councils mentioned in the law are
the State Lawsuits Authority, the administrative prosecution, the Court of
Cassation and the State Council.
Egypt's Judges Club has called for a meeting
with President Abdel-Fattah El-Sisi to discuss the amendments.
The Judges Club, which represents judges across
the country, said it has authorised its head to ask the presidency to act as a
mediator to prevent a crisis between the judicial and legislative branches.
Some MPs have argued that an approval of the
law by judicial bodies to the law is not mandatory under the constitution.
The MPs cite Article 185 of the constitution,
which states that each judicial body or organisation shall merely be
"consulted" when drafting bills regulating its affairs, but that
their approval is not required.**
Como puede leerse fácilmente entrelíneas, el tercero en
discordia es el Parlamento, que está diseñado para apoyar al presidente. El
conflicto entre los tres poderes está servido. Ya con el conflicto de la
soberanía de las islas se planteó quién tenía la última palabra, cuestión
peliaguda. La respuesta gubernamental dada a los jueces, esta reforma, parece
querer poner los puntos sobre las íes. A los que quieran ascender, nos les
bastará con acumular años sobreviviendo a los vaivenes políticos, a las oleadas
caprichosas del poder, como hasta ahora, sino que tendrán que ser más obedientes al mando exterior. Hasta entonces, el sectarismo judicial pagaba de otra manera los servicios prestados.
El conflicto previsiblemente se irá extendiendo e intensificando. Los jueces
tienen poder y lo querrán emplear. Al no purgarse el sistema con la caída de Mubarak, estas son las consecuencias. Lo más negativo es que ninguna de las dos
soluciones es buena; solo variantes de la lucha por el poder.
*
"State Council rejects amendments to Judicial Authority Law after
Parliament's approval" Egypt Independent 16/04/2017
http://www.egyptindependent.com//news/state-council-rejects-amendments-judicial-authority-law-after-parliament-s-approval
**
"Egypt's State Council presents parliament with report rejecting judicial
councils law" Ahram Online 16/04/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/263059/Egypt/Politics-/Egypts-State-Council-presents-parliament-with-repo.aspx
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