Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
tensión de los coptos no se ha acabado con los atentados del domingo pasado. Esta
Semana Santa será tristemente recordada por mucho tiempo. Lo que comenzó el
Domingo de Ramos llega hasta hoy, Domingo de Resurrección, lleno de dolor y
angustia.
Quizá
esta vez, dada la brutalidad de los atentados, los coptos hayan recibido una
mayor atención por parte de los medios y, sería de esperar, de su propia sociedad.
Sin embargo, la rutina es más difícil de sobrellevar que el atentado. Los
atentados atribuidos al Estado Islámico —ellos se han hecho responsables— es una
alteración frente a la normalidad que caracteriza la vida de la mayoría en
determinadas zonas.
Pudiera
parecer que tras las explosiones con bombas en sus iglesias se iniciara una
corriente de solidaridad, "todos somos egipcios", pero no es eso lo
que se escucha. No vemos artículos en ese sentido, como se han visto en
situaciones graves anteriores. Quizá tenga mucho que ver la "advertencia"
oficial de que a la gente no le gusta ver una y otra vez las escenas de los
atentados. Es difícil encontrar una doctrina más mezquina a una situación de
sufrimiento humano.
Como
ocurrió con el atentado de finales de año, el gobierno ha prometido que el
Ejército reconstruirá rápidamente los templos afectados por las explosiones de las
bombas. Una pobre compensación por lo que se recibe por ello. La reconstrucción
de los templos no es la de la memoria. No se arregla con pintura.
La
violencia ha seguido en la zona de Minya durante la semana de las celebraciones
religiosas cristianas. Mada Masr
dedica un amplio y detallado artículo a lo que está ocurriendo allí:
A group of residents from Koum al-Loufy, Minya,
threw stones at Coptic Christians after Maundy Thursday prayers, an eyewitness
told Mada Masr on Friday.
The witness, who requested anonymity for fear
of their safety, explained to Mada Masr that the attack took place as Coptic
Christians were leaving the house of a Coptic resident. There were a number of
injuries among Copts, some of whom are currently hiding in their homes in fear
of the renewal of violence, the witness added.
“As soon as we walked out, they started
throwing stones at us. What hurts is that they were saying: “‘Look! Copts are
praying.’ I don’t know what the problem is with Copts praying. I wish they had
said: ‘Look! Copts are killing someone,’ then it would have made more sense.”
According to the witness, security forces had
asked Copts to pray in a specific house, the location of which was kept secret
until the scheduled time for prayer. The attack took place in the presence of
police forces, the witness continued, adding that they only separated the two
parties, dispersing the attackers, but nobody was arrested.
On Thursday night, a number of uninhabited
homes owned by Copts on the outskirts of the village were burned down.
Violence erupted in Koum al-Loufy near Samalout
last year over the alleged building of a church without a license. Due to the
already existing tension, Copts had been going to pray in nearby villages, the
witness explained, until Muslim residents of those villages started to
complain, unhappy with “outsiders” coming to their village to pray.*
Aquí no les llega el mensaje oficial de la
"unidad" de los egipcios. Aquí se practica el sectarismo como forma
cotidiana contra los coptos.
La descripción periodística tiene la cualidad de mostrar el
absurdo de la situación en que viven los coptos y la distancia entre la retórica
oficial y lo que ocurre cada día. Por eso es importante distinguir entre lo que
es el terrorismo y lo que es el sectarismo cotidiano con la connivencia de las
autoridades, pues no se puede calificar de otra forma la actuación de las
fuerzas de seguridad y del aparato estatal, de jueces a gobernadores, ante lo
que ocurre.
La impunidad es el mayor aliciente con el que cuentan los
agresores. Saben que las autoridades no van a hacer causa con los
"otros", esa especie de parásitos que se deberían haber convertido a la verdadera religión para dejar de ser
un problema. Es la solución teológica,
la única buena y aceptable, la que Dios quiere. Pero ellos se resisten. Y lo
pagan.
La remisión de los conflictos a los consejos locales en vez
de a los tribunales solo tiene sentido porque así no queda en evidencia la
constitución egipcia, que los jueces deberían aplicar, la que reconoce la
libertad de creencia y la igualdad ante la ley. Pero eso no ocurre en los
consejos locales, donde los coptos, en minoría, nunca logran que se reconozcan
los ataques que les hacen. Los acuerdos que de allí salen siempre privilegian a
unos en detrimentos de los otros. No se puede ser juez y parte en un conflicto
de este tipo.
El ciclo se completa: ataque, indiferencia de las
autoridades, consejo, impunidad, nuevo ataque. La forma de romper el círculo
solo es una: abandonar sus casas y negocios. Si ellos no estuvieran allí, todo
estaría tranquilo. Esa es la forma de pensar, pues una y otra vez se repite.
No se les deja construir iglesias para rezar y si lo hacen
en una casa, se les apedrea a la salida. ¿Qué hacer? Resistir o irse. Les
abruma la naturalidad del grito
contra ellos: “‘Look! Copts are praying.’ Parece que hacerlo es cometer un
crimen. Y lo es a manos de los que les lanzan las piedras. Ellos son los piadosos; dios está con ellos.
The New York Times recoge las informaciones sobre
los estados de ánimo de los coptos tras los atentados, los nuevos ataques y la
discriminación permanente:
A church-building law, passed last year, discriminates against
Christians. Mob attacks stoked by rabble-rousers and Islamist ideologues, like
the one in Minya, are rarely prosecuted. Few Christians serve in the top ranks
of the military, security services and academia.
“The highest people can never be Christian,”
said Michael Wahid Hanna, an Egypt expert at the Century Foundation in New
York. “They never are. It’s systemic.”
Ibrahim Khalaf Fahmy, a resident of the Minya
village where clashes erupted on Thursday, described a situation of boiling
frustrations.
“The Muslims insult us and spit in our faces,
even before the police,” Mr. Fahmy said by telephone. Mr. Sisi’s state of
emergency had been imposed “not to protect the Copts,” he said, “but to prevent
a revolt of the Copts.”**
Así se establecen los estados de emergencia, para evitar las
protestas y las críticas. Si se hace con los medios, ¿por qué no se habría de
hacer con los coptos? Ya fueron detenidos 25 hace unos días cuando fueron a
clamar protección tras los atentados. Las autoridades siempre tienen sus buenas
razones.
Lo más triste de todo esto es carácter cotidiano. No se
trata de nada nuevo, sino de una
situación que revela el lento deterioro de décadas del Estado, su pérdida de
sentido moderno y el abandono al
flujo islamista y ultra conservador. Las autoridades se han acostumbrado a
convivir satisfaciendo sus demandas y lanzándoles estas presas que evitan que
reclamen piezas de caza mayor.
Puede que no sea una exageración decir, como contaban a The
New York Times, que el estado de emergencia tenga como función acallar las
protestas de los coptos antes que cualquier otra finalidad. El estado ya tiene
armas para combatir al terrorismo: el estado
de emergencia lo que hace es recortar derechos constitucionales. Es contra
los medios y los que protestan por la situación, deteriorada en todos los
ámbitos: la economía, el turismo, la seguridad...
El argumento retórico sobre que se quiere dividir a los egipcios es un tópico manido porque no se
ha dejado nunca que hubiera una igualdad. "Unidad" es no protestar
por la ineficacia.
En Ahram Online, Ziad
Bahaa-Eldin, el que fuera ministro de Cooperación Internacional (2013-2014) y
aspirante al puesto de primer ministro, repite el mensaje institucional de la "unidad":
It is a difficult time for everyone, and our
most effective weapon is to stay unified and insist on moving forward, refusing
to retreat in any way. But our victory over terrorism must not only stop its
bloody acts but also champion the values and principles of justice, freedom,
the civil state, and the law, which terrorism seeks to crush.**
¿Unidad, con
quién? El problema viene del sectarismo existente, de la marginación, de que la
Ley —la Constitución— no se aplica por igual. El mensaje de unidad es para
hacer frente al terrorismo, sí, pero ¿quién se atreve a clasificar como terrorismo los conflictos locales en los
que se ataca a los coptos diariamente? Una autoridad de Al-Azhar acaba de
reclamar la pena de muerte para los violadores infantiles, equiparándolo con el
terrorismo. No tienen tanta suerte los que atacan a los coptos.
La mayor preocupación gubernamental es sobre el papel de los
coptos en el exterior. Si son
atendidos por la comunidad internacional, si son recibidos y son escuchadas sus
quejas, pueden tener problemas de imagen. El vecino Sudán acaba de imponer el
visado a los varones egipcios, entre 18 y 49 años, que pasen al país como
medida antiterrorista.
Si la situación de los coptos va a más, si se siguen
produciendo ataques sectarios en ciertas zonas y atentados terroristas en
otras, el gobierno lo tiene complicado. En primer lugar porque ascenderá el
nivel de las protestas y tendrá otra foto, la de los coptos protestando y
reprimidos en las calles. Si esto se produce, no le va a ser tan fácil vender al exterior la idea de que la lucha
contra el terrorismo es contra un estado de libertad religiosa y moderación.
Recogen en The New York Times:
Many Coptic clerics are careful of engaging in
public debate. Asked what was driving the Islamic State attacks, the
monastery’s spokesman, Father Elijah Ava Mina, chuckled dryly. “I don’t know,”
he said. “Ask them.”
Yet talk of Copts being forced to leave Egypt
en masse, as some have suggested, seems overblown.*
La pregunta es tan obvia que la repuesta dada nos lleva a la
realidad. ¿Tiene alguien que saber cuáles son los objetivos del Estado Islámico?
No será porque no los repiten una y otra vez.
Parte de la justificación del "no-coup" contra el
gobierno de Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes fue la
"hermanización" del Estado y los ataques contra las iglesias coptas y
sus feligreses. Se intentó así justificar ante la comunidad internacional la
toma del poder por los militares. Hoy la realidad es que los ataques contra los
coptos se suceden y el sectarismo va a más ante los ojos indiferentes de las
autoridades locales o se reprimen sus protestas y demandas de justicia y
protección.
*
"Sectarian violence renewed in Minya as Christians brace for Easter
celebrations" Mada Masr 14/04/2017
http://www.madamasr.com/en/2017/04/14/feature/politics/sectarian-violence-renewed-in-minya-as-christians-brace-for-easter-celebrations/
**
"After Church Bombings, Egyptian Christians Are Resigned but
Resolute" The New York Times 15/04/2017
https://www.nytimes.com/2017/04/15/world/middleeast/alexandria-egypt-coptic-church-suicide-bombing.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=first-column-region®ion=top-news&WT.nav=top-news&_r=0
* Ziad
Bahaa-Eldin "Egypt: Renewed terrorism, renewed unity" Ahram Online
14/04/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/262950/Opinion/Egypt-Renewed-terrorism,-renewed-unity.aspx
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