Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los dos
atentados contras los coptos confirman que la estrategia ha cambiado en Egipto
centrándose en la distinción religiosa. Los atentados contra los militares o
instituciones se han reducido, con la excepción, claro está de la zona del
Sinaí, que tiene más consistencia como "guerra" abierta, en la que
los yihadistas combaten en las poblaciones o en campo abierto.
Los
coptos ha sido el blanco desde hace tiempo ya sea en atentados en las iglesias
o presionándolos para que abandonen los pueblos y ciudades en las que viven.
Debemos recordar que fue en noviembre cuando se produjo el atentado con bomba
durante la celebración de una misa en El Cairo, con un balance de 29 muertos e
innumerables heridos. Posteriormente, el tendero degollado en Alejandría era
también cristiano y su muerte mostraba otra cara, la del sectarismo vecinal. No
se trata ya de un atentado genérico, buscando el mayor número de víctimas, sino
de uno seleccionado, de la persona concreta a la que se rebana el cuello por
ser cristiano, un enemigo que es un peligro para la comunidad
por sus costumbre diferentes.
Tras
estos dos casos, ha habido toda una serie de crímenes en zonas muy definidas
con el objetivo de echar a los coptos de allí. Lo hemos tratado varias veces. Es
aquí donde los cristianos han reclamado un apoyo más activo, protección para
poder permanecer en sus propias casas, negocios y ciudades. Sin embargo, no han
tenido el apoyo necesario y han tenido que marchar por su propia seguridad. Las
autoridades entonces se permitieron algunas ligerezas como decir que se iban por
su propia iniciativa. ¿Por qué? Al marcharse los coptos, dejaban en evidencia
la inseguridad en la que vivían. Eso choca con los mensajes institucionales de
que están protegidos. Ellos no se sentían así. Y se fueron lejos, acogidos en
otras poblaciones en donde se sentían más seguros. Eso molestó.
Son estos
últimos casos los que revelan un plan claro de eliminación de los coptos de
barrios y poblaciones por parte de los yihadistas y de los islamistas
residentes en esas zonas.
El
pasado 25, la prensa recogía incidente en una población cerca de Luxor, con
intervención de la policía y varios heridos. La excusa de siempre: una mujer
copta se había convertido al islam y la familia la retenía. Lo cierto es que la
familia había enviado a la joven con su familia para alejarla de un
pretendiente, según informaba Egypt Independent. Un caso más, como tantos otros
que los coptos padecen.
La
alternativa que se les ofrece es aguantar.
No hay otra en un país en el que muchos se lanzan a la calle cuando se habla de
construir una iglesia más. Fue la base de los gravísimos incidentes de Maspero,
con la muerte de 27 coptos a manos del Ejército cuando iban a protestar frente
a la televisión estatal por las versiones manipuladas que ofrecía sobre lo
ocurrido, la destrucción de una iglesia por salafistas. Hace tiempo que los coptos
están en el punto de mira y ahora se está disparando sin demasiadas trabas.
Una vez
más, la respuesta institucional egipcia se mueve en el absurdo. Ahram Online recoge en su titular la
visión institucional de los hechos: "'Terrorist attacks on Coptic churches
are part of a grand conspiracy,' says Egypt parliament speaker". De
nuevo la misma cantilena, la misma melodía, ocurra lo que ocurra. Curiosamente,
los ataques a los coptos se basan muchos de ellos en las múltiples
"conspiraciones" que se suponen que alientan para "recuperar"
Egipto para el cristianismo.
Sobre los coptos se acumulan las leyendas urbanas, alentadas
por muchos predicadores islamistas que hacen ver en ellos todo tipo de absurdas
maquinaciones para acabar con el carácter islámico de Egipto. Los coptos sirven
de entrenamiento cotidiano en la intransigencia de los que educan en el odio y
la discriminación.
Sorprende lo dicho por el presidente del parlamento,
Abdel-Aal:
"These two terrorist attacks, in addition
to the one that hit the Coptic Cathedral in Cairo last December, are part of a
grand conspiracy that aims to destabilise Egypt and disrupt its strong national
unity," said Abdel-Aal.
"It is clear that terrorist groups seized
preparations in all of Egypt to celebrate Palm Sunday to launch their criminal
attacks against Coptic Christians.
"They want to drive a wedge between
Muslims and Christians, but I am sure that these incidents will only lead to
reinforcing national unity," said Abdel-Aal, vowing that parliament will
do everything possible to stem the tide of terrorist crimes and safeguard Christian
Egyptians," Abdel-Aal added.*
¿Gran conspiración?
Más bien un estudiado y perverso cálculo de riesgos. Atacando a los coptos, las
víctimas están bien definidas. Decir que se les ataca por su apoyo al régimen
es absurdo porque se dijo lo mismo de Mubarak cuando se les atacó
anteriormente. Atacar a los coptos no requiere una conspiración sino una
excusa.
En el mismo sentido, las respuestas no requieren una gran
imaginación sino repetir las consignas sobre la "unidad nacional" que
tanto gusta esgrimir frente al "enemigo exterior", al conspirador.
Cualquier circunstancia negativa en Egipto se propaga por la gran cadena de la
conspiración.
Mohamed El-Ghoul, deputy head of parliament
human rights committee, said "Senior leaders affiliated with the Muslim
Brotherhood and other related terrorist groups who are currently in jail or who
are currently living in Turkey and Qatar were able to send messages to their
followers in North Sinai, instructing them to mount terrorist attacks against
Christians."
"I wonder why anti-terror laws were not
amended to help fight these legislative loopholes and guarantee a quick trial
of terrorist elements," said El-Ghoul.
El-Ghoul said the attacks on Coptic churches
demonstrate that a lot of money is still being channeled from countries like
Turkey and Qatar to fund terrorist crimes in Egypt.
"We see that terrorist cells by different
names still have the money and financial resources necessary to mount their
attacks, and without drying up these sources it will be quite difficult to
defeat terrorism in Egypt and other places anytime soon," said El-Ghoul.*
Una vez más, es más fácil derivar todo hacia otros, al
exterior, antes que aceptar la falta de seguridad, medidas y criterios que el
régimen exhibe. Todo esto es un tópico que trata de esconder la falta de eficacia.
El absurdo de los argumentos frente a la contundencia de los hechos: hay una
oleada de sectarismo creciente que afecta a los coptos.
Los coptos son un termómetro del grado de debilidad del
gobierno. Son el grupo más indefenso y el gobierno no les da respuesta alguna.
Lo que se trata, por el contrario, es de silenciar los acontecimientos, como ya
ocurrió durante la visita de al-Sisi a los Estados Unidos, en donde se quería
mostrar la eficacia del "fantastic guy" y su "good job" en
la represión del terrorismo. Los atentados son una demostración, sobre la parte
más débil, del fracaso en las medidas.
Creo que el titular que buscaban los terroristas era este: "Attacks
on Christians in Egypt Undercut Sisi’s Promise of Security"**, al que se
accede por este en la portada: "Attacks on Christians in Egypt Undercut
Sisi’s Reputation". Son los titulares de The New York Times actualmente
vigentes.
"Reputación" y "promesas" son los dos
puntos clave de la relación con Egipto o, si se prefiere, de la
"química" entre ambos presidentes. Debemos recordar que se pidió
desde las autoridades coptas a los residentes en los Estados Unidos que no se
manifestaran a la llegada del presidente exigiendo protección. Fue el sacrificio
que les pidieron las autoridades para evitar tensar más las relaciones con el
gobierno.
Las relaciones ya eran malas por el empeño —muy egipcio— de
que los conflictos sectarios no lleguen a los tribunales sino que se resuelvan en
los consejos de los pueblos en los que finalmente los coptos se tienen que
tragar su dolor y humillación. Allí son obligados a aceptar las condiciones que
les pongan. Pero los graves acontecimientos de estos meses anteriores llevaron
a algunos coptos, con el apoyo de sus autoridades, a plantarse ante los jueces
y obligarles a establecer justicia y no apaño.
Para el gobierno de al-Sisi, la percepción exterior de que
no se está persiguiendo a los cristianos es importante, pero irreal. Hay
cristianos a los que se persigue en determinadas zonas y no se hace demasiado
por evitarlo. Ya sea por impotencia o por desidia, el régimen no ha sabido
aplacar a los conservadores religiosos que ven en los coptos un enemigo del islam
dentro de sus fronteras. Puestos a elegir, ¿por qué no atacar al régimen, a su
credibilidad, a través de los coptos?
El artículo de The New
York Times señala:
The attacks constituted one of the deadliest
days of violence against Christians in Egypt in decades and presented a
challenge to the authority of the country’s leader, President Abdel Fattah
el-Sisi, who promptly declared a three-month state of emergency.
Security is the central promise of Mr. Sisi, a
strongman leader who returned on Friday from a triumphant visit to the United
States, where President Trump hailed him as a bulwark against Islamist
violence. Mr. Trump made it clear that he was willing to overlook the record of
mass detention, torture and extrajudicial killings during Mr. Sisi’s rule in
favor of his ability to combat the Islamic State and defend minority
Christians.
On Sunday, Mr. Sisi found himself back on the
defensive, deploying troops to protect churches across the country weeks before
a planned visit by Pope Francis. Mr. Sisi rushed to assure Christians, who have
traditionally been among his most vocal supporters and now fear that he cannot
protect them against extremists.
“I won’t say those who fell are Christian or
Muslim,” Mr. Sisi said in a speech shown on state television on Sunday night. “I
will say that they’re Egyptian.”**
Los sueños de reconstrucción económica, de atracción del
turismo de nuevo se ven alterados profundamente. Es difícil invertir ante esta
situación. El despliegue informativo ante los atentados es infinitamente más
impactante que el descubrimiento constante de tesoros en las arenas y de
visitas de famosos. La normalidad no existe y es irresponsable tratar de llevar
a la gente hacia el punto de mira de los turistas y cristianos, los dos grupos
hacia los que existe más identificación mediática junto con las mujeres.
De nuevo, la estrategia del régimen se muestra equivocada.
Esto es cuestión de Qatar o Turquía, sino de la siembra de islamismo realizada
durante décadas ante la pasividad gubernamental. Como en otros lugares, la
creencia en la Policía como método ha dejado importante sectores en manos islamistas.
La radicalización comienza por abajo, como seducción, como un canto de sirenas
que atrae, justifica, apunta.
Con información de Reuters. Egypt Independent se acerca a la rabia de los coptos, lejos de los
discursos oficiales de conspiraciones para dividir a un Egipto en donde estas
maniobras retóricas son un arte:
Egypt's Christians wept with rage on Monday as
they recovered the bodies of loved ones killed in twin church bombings, furious
at a state they believe will no longer protect them from neighbors bent on
wiping out this religious minority.
Forty-four people were killed in the attacks on
Palm Sunday, usually a joyous festival a week before Easter when Christians
celebrate the triumphant arrival of Jesus in Jerusalem.
At Tanta University hospital morgue, desperate
families were trying to get inside to search for loved ones. Security forces
held them back to stop overcrowding, enraging the throngs of people.
"Why are you preventing us from entering
now? Where were you when all this happened?" shouted one women looking for
a relative. Some appeared in total shock, their faces pale and unmoving. Others
wept openly as women wailed in mourning.
A middle-aged man who had just stepped out of
the morgue after seeing his dead brother stood with his face buried in his
hands weeping. "You sons of bitches," he shouted as his family tried
to calm him.
Hours after the attack, Kerols Paheg and other
young Coptic Christians were already digging graves in the basement of the
devastated St. George Church in the northern Nile Delta city, where the first
of the bombs exploded, killing 27 and wounding around 80.
He showed photos on his phone of the carnage:
human remains, blood and shattered glass strewn across the floor of the church
on one of the holiest days in the Christian calendar. "Today was supposed
to be a day of festivity," he said.
From now on, Christians will have to protect
their churches themselves, rather than rely on the police, "because what's
happening is too much. It's unacceptable," he said.***
Inaceptable. El
dolor es comprensible; la rabia, también. Saben que los discursos no sirven
para nada, que solo el presidente se hace alguna foto con ellos para el consumo
exterior, para calmar los ánimos. Son años y años, siglos, de humillaciones. Los
tres atentados últimos o cualquiera de los ataques en los pueblos. Las
reticencias del parlamente a que se eliminen los datos sobre religión en los
documentos de identidad.
Podemos revisar muchas historias —descritas aquí en estos
años— que se han quedado en nada contra los coptos sin necesidad de sangre. La
historia del pelo cortado en plena calle a Maggie, una niña que perdió sus
trenzas. O la historia de la sustitución del examen de selectividad de la joven
copta brillante que se encuentra con uno en blanco sin saber quién se ha aprovechado
de sus años de estudios; hasta el perito calígrafo se muestra indiferente a la
verdad. Al año siguiente sacará la máxima nota.
No son iguales.
Eso lo saben; cualquier intento más allá de la retórica ha fracasado. Se deben
hacer perdonar su vida en el barrio, tener unas tierras de labranza, una
tienda... estar allí. Cualquiera
puede iniciar una campaña contra ellos, son minoría. Cuando fueron a protestar
en Maspero por el tratamiento falso que la televisión estatal daba de lo
ocurrido con la iglesia atacada por los salafistas, el ejército les pasó por
encima con las tanquetas. Les acusaron de conducirlas ellos y de matarse entre
ellos para difamar. Afortunadamente, las cámaras del mundo estaban allí y la
increíble mentira, por esta vez, no prosperó.
La información de Egypt Independent y Reuters termina así:
On Sunday, the group warned of more attacks and
boasted of the number of people killed by three church bombings it says it has
carried out since December: 80.
President Abdel Fattah al-Sisi has promised to
protect the Christian minority as part of a campaign against extremism. But
Copts in Tanta said security was almost non-existent on Sunday despite repeated
warnings in recent weeks.
A senior police official told Reuters a bomb
was discovered and disabled near the Tanta church about a week ago.
"That should have been an alarm or a
warning that this place is targeted," said 38-year-old Amira Maher, who
was waiting for her injured brother at a nearby hospital.
"Especially Palm Sunday, a day when many
people gather, more than any other time in the year ... I don't know how this
happened," she said.
Milling about the charred church interior, as
if trying to take in the enormity of the attack, several members of the
community expressed dismay at what they said was lax security.
Tanta priest Tawfik Kobeish expressed perhaps
the most common of all emotions among the grieving: disbelief.
"We were not expecting people who live
with us in the same country, people with whom we've shared love and
friendships, and with whom we're familiar, to do these things," said
Kobeish, the sound of ambulances bearing the wounded echoing outside.***
Esto está más próximo a la realidad que lo expresado por el
presidente del Parlamento egipcio o el presidente del Comité de Derechos
Humanos, para los que estas cosas siempre llegan de fuera.
Llegan de dentro, del sectarismo creciente que se ha ido
formando en una parte de la sociedad que ha hecho suya la visión del mundo de
los islamistas y de los salafistas, que han quedado liberados al apoyar al gobierno tras el "no-coup" de
2013. Se aseguraban así, un cierto grado de impunidad para manipular la
sociedad ante el temor de las autoridades de que iniciaran campañas contra el
carácter "faraónico" del gobierno. El presidente ha jugado la baza
religiosa con la esperanza de recibir apoyos de Al-Azhar y su desesperación es
manifiesta cada vez que les exige reformar
la religión, sea esto lo que sea.
En el
informe realizado en 2015, titulado "According to Which Customs. The
Role of Customary Reconciliation Sessions in Sectarian Incidents and the
Responsibility of the State", relizado por conjuntamente por Civil
Liberties Unit y la Egyptian Initiative for Personal Rights, tras señalar el
fracaso del sistema de conciliaciones en consejos locales, verdadera encerrona
y legitimadora final de los ataques ante la ineficacia, se señalaba la escalada
de la violencia sectaria religiosa:
Egypt witnessed numerous incidents of sectarian
tension and violence during the final years of the rule of former President
Hosni Mubarak, and before the revolution of January 25, 2011. Human rights
reports have documented the geographic expansion and escalation of this
violence, the monopoly exercised by security forces over dealing with sectarian
cases and the absence of political will to end this pattern of violence and the
various facets of discrimination against Coptic citizens on the basis of
religion. The last year of Mubarak›s rule represented a milestone and the
beginning of a new phase, characterized by unusual patterns of sectarian
violence. In the first hours of 2010, gunshots were fired at a gathering of
Copts in front of the Nag’ Hammadi church, north of Quena, after Christmas
Mass, killing seven people. In November of the same year, security forces
attacked a gathering of Copts in the Omraneya district in Giza, killing two
Copts and wounding dozens in clashes that erupted over a controversy about
converting a religious services building in the area to a church.
Furthermore, the disappearance of the citizen
Camellia Shehata, and the mystery surrounding the circumstances of her
disappearance and her return constituted an incident of heightened sectarian
tension. The incident was accompanied by calls from several groups associated
with the Salafi movement to organize a chain of protests demanding Camellia’s
return, among other women the Salafis called “the kidnapped Muslim women.”
These were the groups that surrounded the churches and St. Marks Cathedral in
Abbaseya the following year, effectively rendering them under siege. Within the
first minutes of 2011, Al-Qiddissine Church in Alexandria was bombed, claiming
the lives of more than twenty-five victims and the injury of dozens more.
The state›s political apparatus was absent, and
it did not have the political will to deal in a serious manner with violations
against Copts. In fact, the state often provided protection for the instigators
and perpetuators of this violence through its failure to conduct adequate
searches and criminal investigations. In spite of the fact that some of the
perpetuators were already known and identified by the security forces, the
state agencies failed to bring the suspects to trial. In such a climate, anger
was mounting among groups of Christians, who took to the streets in
demonstrations, raising religious slogans and anti-state institutions rhetoric
after each sectarian attack.****
La prepotencia de los gobiernos del régimen egipcio les
impide ver lo que llevan años diciéndoles. No es que haya fracasado la política
de integración; es que no ha existido. Y lo que se ha hecho ha sido
contraproducente. La ineficacia es mala en casi todos los sectores, pero en el
orden público da la sensación de inmunidad. Los salafistas se han hecho con el
control social de muchas zonas y dirigen el odio contra los cristianos haciendo
creer que son un enemigo infiltrado para destruir la sociedad musulmana. Y las
instituciones no ha tenido mucho acierto en frenarlo, más preocupados por
frenar las críticas que por solucionar problemas.
Los dos atentados y los que se han evitado la semana anterior
—según afirman los medios— deja a la comunidad copta al descubierto y con un
gran escepticismo.
El informe recogido hace ver que se han visto privados de la
igualdad y derechos que la constitución les garantiza como egipcios al tener
que ir a defenderse inútilmente a los consejos tribales.
Las persecuciones de estos meses y los tres atentados con
bombas, cincuenta muertos ayer, no se curan reparando el Ejército los templos o
enviando los heridos a los hospitales militares.
El gobierno egipcio está perdiendo la gran batalla social
ideológica. Los atentados son sus manifestaciones visibles, pero esta violencia
es la canalización del odio que está siendo alimentado por el sectarismo. Cada
vez son más personas las que se van de Egipto porque les resulta difícil vivir
bajo ese clima de intransigencia y amenaza. La presión sobre los coptos tiene
un límite. No se sienten defendidos y las palabras hablando de "grandes
conspiraciones" o "dinero llegado de fuera" no les sirve de
consuelo ni se acercan a la realidad que experimentan.
La rabia es por los muertos y el dolor, pero es todavía
mayor la de saber que hagan lo que hagan serán los que pierdan. Si critican al
gobierno, corren riesgo; si no lo hacen, también. Al final pierden siempre los que están abajo, en la calle. Entre los que estaban en la puerta de la iglesia de San Marcos, en Alejandría, estaba Nagwa Abdel-Aleem. Intentó impedir que el terrorista suicida entrara, pero no sirvió de mucho. Se ha convertido en la primera víctima entre las mujeres del cuerpo de Policía. Descanse en paz también. Las bombas no discriminan. Algunos señalan que las bombas podrían haber buscado al Papa Tawadros II, que había dejado el templo minutos antes.
De nuevo, nuestra solidaridad en estos momentos tristes para
todos los egipcios. Nuestro pésame a los que sienten como pérdida la muerte de sus
hermanos coptos y demás personas que tuvieron la desgracia de estar allí. Son muchas personas que han dado muestras muchas veces
arriesgando sus vidas, rodeando con cadenas humanas los templos amenazados o que
han ido de visita a estar junto a personas en riesgo de ser atacados. Ellos,
igualmente se sienten impotentes.
Lo que debe quedar claro a muchos es que se ha llegado al fin de las palabras. Ya no sirve de nada seguir hablando de conspiraciones oscuras. Hay que empezar por abajo y por el principio.
*
"'Terrorist attacks on Coptic churches are part of a grand conspiracy,'
says Egypt parliament speaker" Ahram Online 9/04/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/262603/Egypt/Politics-/Terrorist-attacks-on-Coptic-churches-are-part-of-a.aspx
**
"Attacks on Christians in Egypt Undercut Sisi’s Promise of Security"
The New York Times 9/04/2017 https://www.nytimes.com/2017/04/09/world/middleeast/explosion-egypt-coptic-christian-church.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=first-column-region®ion=top-news&WT.nav=top-news
****
"Rage at abandonment by the state as Egypt's Christians dig graves after
bombing" Egypt Independent 10/04/2017
http://www.egyptindependent.com//news/rage-abandonment-state-egypt-s-christians-dig-graves-after-bombing
****
"According to Which Customs. The Role of Customary Reconciliation Sessions
in Sectarian Incidents and the Responsibility of the State" Civil
Liberties Unite / Egyptian Initiative for Personal Rights Junio 2015 p7.
www.eipr.org
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