Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
llegada a la presidencia de los Estados Unidos de Donald Trump agrandó las esperanzas
de algunos. Con el Brexit y Trump en la Casa Blanca, el futuro parecía
limitarse a subirse a l cresta de la ola del populismo disgregador y la baza
nacionalista. Tanto Reino Unido como Estados Unidos parecían apostar por enseñar
los dientes a los vecinos. Y funcionaba.
Nigel
Farage fue corriendo a la Torre Trump a lucir sonrisa junto al magnate metido a
presidente. Los populistas europeos, apostando por el nacionalismo, tenían la
estrategia clara: repetir los discursos de Trump, sus poses y maneras
suficientes. Todos empezaron a pensar que si iban a Washington saldrían de la
mano del magnate, como Theresa May, la Juana de Arco del Otro Lado. La
"dama cromada" se ha visto criticada por los discursos que presentan
el Brexit como una especie de nuevo "desembarco de Normandía" y un
camino triunfal hasta Berlín, en este caso, Bruselas. La prensa británica y los
políticos del continente intenta atraerla hacia la realidad, pero May,
incombustible, sigue prometiendo grandeza
tras lo que no es más que una mala jugada británica, un mal cálculo de David Cameron.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.
Pero
las cosas están cambiando. Los poco más de 70 días de Donald Trump y familia al
frente de la Casa Blanca han puesto los pelos de punta a media humanidad sobre
lo que pueda ocurrir más adelante. Después de los escándalos y de las medidas
tomadas por Trump, ya no es tan sencillo ponerse a su lado para la foto.
Lo
ocurrido con Geert Wilder en las elecciones holandesas ha hecho saltar las
alarmas. Las expectativas de éxito se han rebajado e incluso muchos temen que
invocar su nombre sea contraproducente dado el insólito espectáculo mundial que
Estados Unidos está dando con Trump y su equipo, las relaciones con Rusia, las
medidas contra el sentido común y la Historia, etc.
The Washington Post detecta esta tendencia en la
campaña francesa:
PARIS — In the early hours of Nov. 9, Marine Le
Pen was the first foreign politician to congratulate the new U.S.
president-elect.
In the weeks that followed, the leader of
France’s far-right National Front did everything she could to tie her
presidential campaign to the upset victory of Donald Trump, claiming that she
would be the next chapter in a global populist revolt against the
“establishment.”
On the morning after the U.S. election, she
took to the stage at her party’s headquarters outside Paris, heralding Brexit
and Trump as part of an unstoppable worldwide phenomenon — “democratic choices
that bury the old order and steppingstones to building tomorrow’s world.”
But a month before the first round of the
French elections, Le Pen’s tone has markedly changed: no more President Trump —
at least not for now.
Le Pen, almost certain to qualify for the
second and final round of the elections, seems to be keeping her distance from
her compadre. The word “Trump” rarely figures in her speeches and rallies these
days, and when she squared off against France’s four other presidential
candidates in the campaign’s first televised debate March 20, she avoided
mentioning him in any policy discussion, despite ample opportunities to do so.*
Lo que iba para "nuevo orden mundial" se ha
quedado en "nuevo caos norteamericano". Mezclarse con Trump ya no es
una garantía de éxito entre otras cosas porque ni tienen claras las cuentas de
Trump y, lo que es peor, tampoco las propias.
Antes de que en Estados Unidos se empezaran a trazar los
caminos que llevan a Rusia por los paisajes más inesperados, los contactos de los
populistas nacionalistas, la ultraderecha racista y xenófoba europea, ya tenía
sus puntos marcados. Pero aquí no se funciona tan bien en este aspecto. Ha tenido
que explotar el tema en Estados Unidos para que ellos, al menos, empiecen a
preocuparse. En España tenemos casos que, dado el sarao en el que vivimos con
la repetición de elecciones, han pasado desapercibidos o no se han considerado
"relevantes".
En estos momentos la portada de El País digital tiene como
titular "El círculo ruso de Trump: la conexión española"** que
muestra al menos un hilo de conexión. Pero en este mundo político empiezas
tirando suavemente de un hilo y se pueden producir tsunamis. Nadie sabe dónde
acaba el hilo. Rusia no invierte solo en políticos y empresarios norteamericanos.
Tampoco son los únicos. Tenemos el caso caliente de Turquía también con la
administración norteamericana y pronto saldrán otros. España es cuestión de
tiempo, como otros países. La "paz" tienen estas cosas.
El hecho es que el presidente Trump ya no es citado como un santo
patrón, sino como un virus que puede infectar peligrosamente la política del
país en cuestión. Y esto es consecuencia de haber sobrepasado la introducción razonable
de personas con intereses económicos o empresariales en la política. El propio
Trump y familia es un perverso ejemplo de mezcla de intereses dada su red
mundial de propiedades. Demasiados agujeros en tanto campo de golf.
Lo sorprendente esta casta de financieros oscuros y
ejecutivos de grandes empresas, metidos en negocios mundiales, son los que han
entrado en una administración cuyos votos proviene de un electorado al que se
le ha prometido lo contrario. La ironía del "America First!" es que
es más bien un "America at Last!", un "¡por fin América!"
después de haber sembrado y recogido negocios y capitales por medio mundo.
El único sitio en el que el nombre de Donald Trump se invoca
como el del "amigo americano" es Egipto. Seguro que muchos egipcios
se sienten ofendidos por la afirmación anterior de The Washington Post sobre que fue Marine Le Pen la primera en
felicitar a Trump por su elección. La prensa siempre ha resaltado es circunstancia,
un signo de proximidad que debe conceder algún privilegio, aunque no esté claro
cuál.
La prensa egipcia ha seguido durante estos días anteriores la
preparación del viaje del presidente al-Sisi a los Estados Unidos para
encontrarse con Donald Trump. Dentro de la crisis egipcia, la presunta amistad
o sintonía entre ambos procede de una cuidadosa maniobra de psicología social.
En la visita coinciden dos aspectos encadenados. En primer
lugar está el establecimiento de la responsabilidad de todos los males egipcios
en la administración de Barack Obama, estigmatización que se trasladó de forma
directa sobre Hillary Clinton, como su Secretaria de Estado. Por extraño que
parezca, probablemente no haya dos personas más odiadas en Egipto.
Como se le repite constantemente al egipcio a través de los
discursos semioficiales y mediáticos, Obama fue el que fomentó el terrorismo en
Oriente Medio y el apoyó a los Hermanos Musulmanes. Y lo creen sinceramente.
Todo es una conspiración para destruirles. El diario de El Cairo, Watani, recogía en noviembre algunas
opiniones de la gente sobre Obama, Clinton y Trump:
Go away, Clinton
“US policy does not change much with every
president in the White House,” General Khaled Hosny Qattan wrote on his
Facebook page. “There never will be an American president sympathetic to Arabs
or Muslims. But I feel comfortable that Trump won and that that supporter of
terrorists, Clinton, lost.”
“We don’t know much about Trump,” wrote Salah
Fattouh, a teacher. “But it’s hard to imagine anyone worse than Obama.”
Journalist Mervat Ayoub posted: “Welcome Trump. To hell, Clinton, sponsor of
terrorists and terrorism.”
“Every Arab who supported Clinton belongs to
the frontline of the Muslim Brotherhood (MB),” Michael Girgis, a graphic
designer, noted. “Trump is very straightforward in his talk against terrorism
and especially Daesh, and any alliance with Russian President Putin would
benefit Egypt.”
“Trump is over-confident; he will get a nasty
surprise when he finds out that there are pre-drawn strategies led by the
Zionist lobby which already has the upper hand in American decision-making, and
aims to unravel the Middle East,” posted Walaa’ Muhammad, a lawyer. “As far as
we Egyptians are concerned, he said he respects Egypt and our President Sisi.”
Whereas politician Abdullah Mubasher wrote:
“President Sisi always bets on the winning horse [President Sisi was among the
first to congratulate Trump who had in turn described Egypt’s President as a
strong leader].” Homemaker Isis Bassili thought of an ominous scenario: “What
would happen should Trump deport all Islamic terrorists from the US and they go
back to their home countries among which is Egypt? Did anyone pause to think
how would we then fare?”***
Esto está muy cerca de las opiniones de los egipcios medios.
Lo extraño es que no responsabilicen a Obama de la creación de la Hermandad, si
bien aquí recogimos las declaraciones de un militar egipcio afirmando que Hassan
el-Banna, el egipcio fundador del grupo en los años 20, era un sionista camuflado. La influencia de los
islamistas en Egipto es muy anterior a la llegada de Obama al poder. Fue
creciendo en un juego del gato y el ratón en los periodos de Nasser a Mubarak.
La confianza en poder controlarla solo es pensable desde una mentalidad militar
que no concebía el país desde una perspectiva de democracia y convivencia. Fue
en la primera ocasión cuando los islamistas, hermanos y salafistas, se hicieron
con casi el 70 por ciento de los escaños del parlamento. Lo que hicieron allí
les granjeó la enemistad de muchos egipcios, que se manifestaron por millones
para pedir la convocatoria de nuevas elecciones. Pero los militares no querían
repetir el mismo error que les dejaba fuera del control del poder. Tampoco
Obama tuvo nada que ver con ello, pero era importante desviar hacia alguien la
responsabilidad de lo ocurrido. Occidente y su cabeza visible, la presidencia
de los Estados Unidos y la Secretaría de Estado. El año de Morsi fue nefasto,
nada democrático, un ejercicio de
autoritarismo islamista y, lo peor, un incumplimiento de su promesa de gobernar
para todos, lo que le dio muchos votos que no querían ir al candidato militar.
El sectarismo comenzó a actuar y las bases de la Hermandad hicieron de las
suyas.
No es justo considerar a Obama un enemigo del mundo musulmán.
Probablemente ningún presidente norteamericano se haya implicado tanto y haya
hecho tantas referencias a los musulmanes dentro y fuera del país. Y ese haya
sido probablemente su más grande error: no comprender que hiciera lo que
hiciera, siempre tendría la culpa. Es
un estado de conflicto en el que nadie asume su responsabilidad, nadie cede y todos
acaban echando las culpas a los demás. Da igual que todo sean contradicciones.
¿A quién le importa?
Ningún presidente, en cambio, ha amenazado, insultado o
tiene pretensiones de intervenir en la política de Oriente Medio (y todo el
planeta) como Donald Trump. Sus ataques al islam antes y después de la campaña,
sus declaraciones sobre la doctrina de "un solo estado" para
Palestina e Israel, etc. no lo convierten en un amigo muy prometedor de los
árabes. Pero Egipto lo presenta de otra manera, desde su no asimilada dependencia de los Estados Unidos, que es quien ha estado financiando su
ejército.
En segundo lugar, la visita de al-Sisi se ha
planteado en términos de amistad:
cuando dos países tienen amigos por presidentes, son generosos el uno con el
otro. Por eso se insiste tanto en llevar las relaciones a la sintonía
personal. La foto que se repite una y otra vez es la que nos muestra a un Sisi en posición de autoridad, más elevado, mientras un inferiro Donald Trump escucha atentamente lo que le están diciendo. Pero entonces Trump era un cadidato a la presidencia al que nadie quería saludar y hoy es el presidente de los Estados Unidos. La foto será otra. Muchos preferirán la primera.
Ahram Online expone así
las pretensiones egipcias durante el viaje:
President Abdel-Fattah El-Sisi will focus on
Egypt's economy during his trip to Washington, Foreign Minister Sameh Shoukry
said in a televised interview Sunday.
El-Sisi will meet with several key decision
makers during his visit and will give a talk at the American Chamber of
Commerce. Communication is, in addition, ongoing with major companies in the
US, Shoukry added.
The US is economically capable of supporting
the Egyptian economy by increasing direct investment, Shoukry stated.
El-Sisi arrived to Washington Saturday for a
five-day visit that will include talks with President Donald Trump.
Egypt has recently introduced a number of
fiscal reforms, including subsidy cuts and the introduction of new taxes, aimed
at stemming a growing budget deficit. Last November, the Egyptian Central Bank
freely floated the Egyptian pound with the aim of alleviating a dollar shortage
and attracting foreign investors.
President Donald Trump's administration had
announced its support to Egypt's economic reform plan as well as his approach
to counterterrorism.
Last Friday, a senior White House official told
Reuters that Trump will seek to rebuild the US relationship with Egypt at the
meeting planned Monday with El-Sisi.
The relationship between Egypt and the US was
strained after former President Barack Obama criticised the ouster of the
Muslim Brotherhood's Mohamed Morsi in July 2013.
The US froze military aid to the country in
October of 2013 but resumed it in March 2015.****
¿Es lo mismo "apoyar" el plan de recortes económicos
que "invertir"? El presidente egipcio intenta por todos los medios
recoger inversores de cualquier parte. Sin embargo, no es tan fácil, tanto por
motivos generales como por la zona en sí. La norma general de que Trump hace lo
contrario de lo que Obama ha hecho es aplicable aquí de forma relativa.
Uno de los objetivos —no económicos— es que Estados Unidos
deje de "apoyar" a los Hermanos Musulmanes. The New York Times escribía en febrero sobre los problemas que esto
puede suponer con otros países:
CAIRO — In Morocco, it would tip a delicate
political balance. In Jordan, it could prevent American diplomats from meeting
with opposition leaders. In Tunisia, it could make criminals of a political
party seen as a model of democracy after the Arab Spring.
Of all the initiatives of the Trump
administration that have set the Arab world on edge, none has as much potential
to disrupt the internal politics of American partners in the region as the
proposal to criminalize the Muslim Brotherhood, the pre-eminent Islamist
movement with millions of followers.
“The impact would be great,” said Issandr El
Amrani, an analyst with the International Crisis Group based in Morocco, where
a Brotherhood-linked party won the last election in October. “It could
destabilize countries where anti-Islamist forces would be encouraged to double
down. It would increase polarization.”*****
Creo que se explica con bastante claridad. ¿Está dispuesta
la nueva administración norteamericana a desnudar
un santo para vestir a otro? El problema está sobre la mesa.
Quizá sería mejor decir que algunas de sus consecuencias. El
problema real es mucho más duro de asimilar: la incapacidad de construir
sociedades tolerantes y que evolucionen hacia la moderación por parte de unos y
otros. El origen está, tras la descolonización, en el diálogo entre dos mundos,
el del islam político que tiene muchas aristas y lados oscuros, y el de unos
ejércitos que prometieron democracia
y la confundieron con el autoritarismo a cuya sombra surgieron unas sociedades con
muy pocas libertades.
El presidente Sisi tiene esos dos objetivos y un tercero: no verse presionado en el tema de los derechos humanos, algo que sí hizo Barack Obama. La opinión pública egipcia sigue sin comprender que los derechos humanos no son formas de protección del terrorista sino de todos los egipcios. La confusión entre ambos es la raíz de muchos errores. Aunque Estados Unidos no lo haga, la Unión Europea lo hará, como se está haciendo con Erdogan, pese a ser un aliado y vecino. Los derechos son los derechos, no un lujo de unos pocos.
Finalmente, si se siguen produciendo situaciones o se toman
medidas anti musulmanas, como las prohibiciones de entrar en el país o las
medidas en favor de Israel, la situación se puede volver más complicada para el
gobierno, que tendrá que seguir mirando a Trump como un amigo o como un peligro
para la zona, Egipto incluido.
Mientras el mundo procura distanciarse del
"compadre" Donald Trump —como le llamaba The Washington Post— para no verse salpicado por sus excesos y
oscuridades, Egipto sigue buscando ese amigo
generoso que invierta y no critique.
*
"Marine Le Pen’s tricky alliance with Donald Trump" The Washington
Post
2/04/2017https://www.washingtonpost.com/world/europe/marine-le-pens-tricky-alliance-with-donald-trump/2017/03/31/b5e93248-1984-48a8-95fe-0ce585f56017_story.html?hpid=hp_hp-more-top-stories_lepentrump-425am%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.e1ac2b102a4e
** "El círculo ruso de Trump: la conexión
española" El País 2/04/2017
http://internacional.elpais.com/internacional/2017/03/31/actualidad/1490971716_738575.html
***
"What the Trump win means to Egyptians" Watani 16/11/2016
http://en.wataninet.com/opinion/opinion-1/what-the-trump-win-means-to-egyptians/18003/
****
"Egypt's Sisi to focus on economy in trip to Washington: FM Shoukry"
Ahram Online 2/04/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/262079/Egypt/Politics-/Egypts-Sisi-to-focus-on-economy-in-trip-to-Washing.aspx
*****
"Trump Talk of Terror Listing for Muslim Brotherhood Alarms Some Arab
Allies" The New York Times
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