jueves, 10 de mayo de 2018

Cuerpos, almas y egos


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
A veces se producen conflictos irracionales en instituciones que deberían ser racionales y flexibles. Nos llama la atención un caso en la prensa egipcia que recoge una sentencia contra un médico con las consiguientes protestas de sus compañeros. El caso nos lo trae Mada Masr con el siguiente titular "Doctor dismissed, sentenced to one year in prison over disagreement with local prosecutor".*
La judicatura en Egipto es un agente institucional imprevisible. Mientras que los titulares de hoy hablan de la absolución de la cantante Sherine —un caso que hemos considerado aquí el más absurdo entre los absurdos— por decir que prefería beber agua mineral antes que la del Nilo y contagiarse el parásito que pulula por sus aguas desde hace miles años, nos siguen sorprendiendo otros casos en los que la irracionalidad se muestra en todo su esplendor. Creo que tal es el caso que Mada Masr nos cuenta:

A doctor at the 10th of Ramadan Health Insurance Hospital was sentenced to one year in prison and dismissed from his position by a Sharqiya court on Wednesday. According to the order issued by the 10th of Ramadan Misdemeanors Court, physician Mohamed Hassan’s verdict may be suspended, pending the payment of his bail amount, set at LE5,000.
Assistant Secretary General of the Doctors Syndicate Mona Mina told Mada Masr that the court’s verdict is “unprecedented and illogical.”
The case dates back March of this year, when a Sharqiya prosecutor visited the hospital where Hassan worked to acquire data regarding a case under investigation. At the time, Hassan was a doctor in the hospital’s Emergency Care Unit, as well as the acting administrative deputy at the facility.
During his visit, the prosecutor asked Hassan to accompany him to the local prosecution office, but the doctor declined, stating that he could not leave work until a replacement doctor arrived at the hospital.
Once Hassan’s replacement arrived, he went to the prosecution office, as requested. However, the prosecutor refused to hear his testimony and filed a complaint against the doctor, accusing him of obstructing his capacity to carry out his job. The prosecutor then issued Hassan a four-day detention order, but Hassan was later released on LE10,000 bail pending his urgent trial, the first session of which was set for April 18.*


Creo que los calificativos de "sin precedentes e ilógico" se quedan cortos ante el absurdo planteado por el fiscal primero y por los jueces después al sentenciar al médico que no hacía sino cumplir el deber de atender a los enfermos.
El caso, en su absurdo, es indicativo de cierta actitud por parte del sistema judicial, que no parece tanto una forma de servir a los ciudadanos, como una autoridad sobre ellos. Nadie le debe negar su autoridad a los jueces, pero sí la prepotencia. Y eso es lo que se percibe en el caso.
El médico es encerrado, multado, condenado a un año y despedido porque el fiscal no pudo soportar que el tiempo dedicado a atender las urgencias sanitarias fuera más importante que el suyo dedicado a las investigaciones. En su opinión, el médico debía abandonar la atención de los enfermos que llegaran y seguirle inmediatamente.
Los médicos protestan —con razón— porque esto les deja en un punto muy complicado en la forma de enfrentar su condición. Si llegan enfermos graves al servicio de urgencias y alguno de ellos fallece o queda gravemente afectado porque no había allí ningún médico, los responsables serían los médicos que deberían estar allí para atenderlos.


Que un fiscal no sea capaz de entender esto nos muestra que su concepto de la justicia deja bastante que desear y que su egotismo está por encima del concepto de servicio a la comunidad. Si tiempo, por decirlo así, es más importante que la vida o salud de los pacientes que el médico pudiera tener que tratar. Atender pacientes en urgencias es, según la acusación del fiscal, obstruir la justicia.
El sindicato de los médicos está organizando sus protestas y no descarta la posibilidad de una huelga para sentido común. La presidenta del sindicato, Mona Mina, señala:

“Despite the Syndicate’s respect for judicial authorities, this does not prevent it from discussing its decisions, especially when they are illogical and not based on evidence,” Mina said, highlighting that the court declined to hear testimonies from witnesses and from the head of the Sharqiya Doctors Syndicate, who was also present during the March incident.
“A doctor on duty cannot leave his work in the interest of protecting patients’ rights. At the same time, however, he is now required to leave those same patients out of a fear of imprisonment and dismissal. What are they supposed to do? Doctors are subject to injustice and the entire medical profession is subject to injustice. The current state of affairs will only lead to chaos and conflict between professionals,” Mina concluded.*

 Y tiene razón. Si la justicia se convierte en prepotencia, poca esperanza queda para poder resolver las situaciones en las que puedan darse conflictos tan absurdos como este. Pero en Egipto el poder tiene tendencia en convertirse en orwelliano, es decir, absoluto e irracional.

En el relato clásico Diario de un fiscal rural, publicada en 1939 y considerada la primera novela moderna árabe, Tawfîq Al-Hakim, él mismo fiscal, ya daba cuenta de los choques entre los intereses de fiscales, sanitarios y cualquier otra institución. Es su capítulo VIII, titulado "Inútiles gestiones con el barbero sanitario y el cadí canónico" nos mostraba los conflictos entre unos y otros. Desde su punto de vista de fiscal, exclama: «las almas de las gentes no valen nada en Egipto, porque los que deben velar por estas almas velan muy poco por ellas». El desinterés que Al-Hakim, desde su liberalismo ilustrado, señalaba de los corruptos y perezosos sanitarios de los pueblos, sería aplicable a la actitud que el fiscal actual ha mostrado. Poco le ha importado la salud de los ciudadanos o el deber de otros. Su vanidad porque no se dejara todo para seguirle ha dejado en evidencia lo poco que le importaba la salud de los ciudadanos y, según la visión de su colega de profesión, Tawfîq Al-Hakim, sus almas.
La sanidad egipcia tiene muchos problemas, algunos también de poca humanidad. En estos pasados años ha habido caso de enfrentamiento con las autoridades e incluso protestas porque unos médicos fueron golpeados por la Policía precisamente por no hacer lo que les exigían. Pero este caso es bastante evidente en su planteamiento. Los médicos no deben abandonar las urgencias a menos que sean reemplazados. Alguien debe velar por los posibles pacientes de las urgencias.
Esperemos que el fiscal y los jueces que han condenado al médico no tengan que pisar nunca unas urgencias y descubran con horror que los médicos que debían estar allí para atenderles están declarando ante sus colegas.

2016

* "Doctor dismissed, sentenced to one year in prison over disagreement with local prosecutor" Mada Masr 9/05/2018
https://www.madamasr.com/en/2018/05/09/news/u/doctor-dismissed-sentenced-to-one-year-in-prison-over-disagreement-with-local-prosecutor/
— Tawfîq Al-Hakim (2003) Diario de un fiscal rural (1937). Ediciones del viento. Trad. Emilio García Gómez (1955).



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