Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Si ayer
hablábamos del problema que se plantea por la poca comprensión de muchos descubrimientos de la Ciencia, traemos hoy otra cuestión que tiene que ver también con la transmisión
del conocimiento hacia la sociedad desde la comunidad científica. Me refiero a
la distorsión o negación de las ideas originarias, el negacionismo de ciertas teorías aceptada por la comunidad científica. Al Evolucionismo o a la negativa a las vacunas hay que añadir algunos casos que se producen cada vez que hay intereses por medio.
Las distintas clases de negacionistas disponen de mucho dinero para llevar adelante sus campañas de descrédito o duda contra las ideas que consideran que les perjudican o atentan contra sus creencias.
The
Washington Post nos trae un ejemplo de este tipo de "distorsiones" a
cuenta del cambio climático:
A major new survey of U.S. middle school and
high school science teachers has found that across the country, a majority are
teaching about climate change in their classrooms — but a significant
percentage are also including incorrect ideas, such as the notion that today’s
warming of the globe is a “natural” process.
The study, published in Science Thursday by Eric Plutzer of Penn State University and a
number of collaborators from Wright State University and the National Center
for Science Education — which supports the teaching of evolution and climate
change in schools — consisted of a mail survey of 1,500 teachers nationwide.
They included both middle school science teachers and also high school biology,
chemistry, physics and Earth sciences teachers, since it wasn’t entirely clear
which classes might cover the subject (unlike evolution, which clearly belongs
in biology class, climate change stretches across many disciplines).
One of the most striking findings: 30 percent
of teachers said in the survey that they tell students that the current warming
“is likely due to natural causes” — contradicting major scientific assessments
of the matter. Thirty-one percent of teachers also said that they include both
the scientific consensus position — that global warming is human-caused — but
then also a “natural causes” position that contradicts it, thus presenting
“both sides,” in the study’s words.*
El caso puede analizarse desde diferentes perspectivas, pero
desde ninguna de ellas es aceptable la manipulación que supone. Puede ser
claramente intencional, fruto de un mal entendido sentido de la equidad
científica o simplemente desde la ignorancia que no se debería producir en la
enseñanza de las cuestiones relacionadas con la Ciencia y los acuerdos
alcanzados por la comunidad científica sobre el estado actual del conocimiento.
Hay una tergiversación muy grave que busca confundir el
estado provisional del conocimiento científico con la creencia de un
relativismo de las ideas que solo sirve para encubrir las teorías fallidas,
incapaces de lograr el consenso necesario para convertirse en "oficiales"
o estándares.
Quizá la clave esté en esa circunstancia que se señala en el
texto: que la cuestión del "cambio climático" no se entiende como una
cuestión de la clase de "ciencias" sino como algo que se mueve entre
distintas materias o clases.
Pero de lo que no hay duda es que de las tres hipótesis que
barajábamos, las dos primeras son fruto del deseo de confundir a quienes
reciben las enseñanzas y mantenerlos en una especie de ignorancia interesada al
hacer que no sepan las causas reales
del cambio climático.
Es un ejemplo característico de cómo la política y sus
intereses se camuflan para colarse en las escuelas y en las mentes. En el
espectro político norteamericano —y probablemente en todo el mundo— está muy
claro que los principales interesados en señalar que los seres humanos no
tenemos responsabilidad en el calentamiento global y presentarlo como algo
natural, es decir, sin intervención humana, son las industrias que no quieren
ver frenado su desarrollo y especialmente controladas sus formas de producción,
algo que hace encarecer el proceso, reduciendo por ello los beneficios.
El ejemplo de los automóviles Volkswagen con sus mecanismos trucados
resume a la perfección lo que implica la vigilancia del medio ambiente y los
costes productivos. La industria y su traducción política sostienen que la mano
humana no tiene nada que ver en un proceso de deterioro del planeta. Los
científicos de todo el mundo sostienen mayoritariamente lo contrario.
Serán sin embargo los futuros votantes los que decidan quién
tiene la razón o, si se prefiere, el caso que se debe hacer a los científicos
desde las instituciones públicas, las inversiones, etc. Entrar en las escuelas
a enseñar una falsa ciencia, que no deja de presentarse institucionalmente como
tal (la escuela e institutos transmiten los conocimientos simplificados pero no por ello falsos),
es una maniobra de deformación de las mentes muy grave.
La Libertad de Cátedra se instauró precisamente para poder avanzar
frente a las doctrinas que no se sustentaban más que en las creencias, no para
permitir que las creencias, rechazadas por la comunidad científica, extiendan
la ignorancia interesada presentándose como "científicas" en el marco
de las escuelas.
No se trata pues de ninguna teoría científica en sí, sino de
la negación de las investigaciones —miles— que establecen la conexión entre la
acción del ser humano, el deterioro medioambiental y el cambio climático. La
aceptación, lógicamente, lleva a tomar medidas para intentar corregirlo o
frenarlo, pero sobre todo, y en el nivel escolar, a la toma de conciencia de
nuestra responsabilidad con el planeta y con las generaciones futuras.
Esta forma de "negacionismo" medioambiental de la
acción del Hombre lleva sobre todo a la irresponsabilidad futura. Quienes lo
niegan están dando la coartada perfecta no solo a las industrias desaprensivas
sino a aquello que no sienten la necesidad de poner limitaciones a la
destrucción del planeta.
La cuestión medioambiental es una cuestión científica en su
determinación pero política en la medida en que afecta a nuestras acciones y
sus consecuencias. Por eso surgieron los "grupos verdes" y la
consiguiente reacción en aquellos que se sienten atacados en sus intereses por
ellos.
Indudablemente es necesario separar las dos cuestiones y más
hacerlo en las escuelas en donde las personas reciben la formación básica que
va a servir de fundamento a sus vidas. Señalan en The Washington Post:
“We think any amount of legitimization of
nonscientific perspectives sends a message to students that this may be a
matter of opinion and values, and not one that can be adjudicated by evidence,”
says Plutzer, who has also conducted research on the prevalence of the teaching
of creationism and intelligent design in high school science classes.
The issues, says Plutzer, are “actually pretty
comparable” in some respects, such as when teachers present the topic as
“controversial” and air “both sides” rather than clearly guiding students to
where the weight of evidence lies. When it comes to the teaching of climate
change, Plutzer says, “the percentage of teachers giving mixed messages is
somewhat less, but we also have a substantial number of teachers who are not
covering the topic at all.”*
Plantear en términos de equidad
lo que no es igual ni tiene la misma consistencia científica es trasladar
equívocamente las metáforas y principios del campo político —libertad de
expresión, respeto a las minorías, etc.— a otro, el científico, que no funciona
así. El hecho de sostener una opinión "errónea" no la convierte en "minoritaria"
y necesitada de defensa. Es minoritaria sencillamente porque es errónea y todas
las evidencias que se van acumulando van en dirección contraria.
Lo mismo ocurre con otras cuestiones que han buscado amparo
legal para seguir extendiéndose por las escuelas en aras de la libertad de
enseñanza. La importancia del conocimiento científico como aporte para
dilucidar determinadas cuestiones es innegable. Podemos destruir el planeta o
envenenarnos decidiéndolo democráticamente, pero eso no significará que se
tenga razón en la elección, sencillamente que se ignora lo que sabemos sobre
ella.
Hay muchos aspectos del conocimiento científico que pueden
tener incidencia en las cuestiones políticas o de debate público. Eso no las
convierte en "políticas". Los estudios no se resuelven
"políticamente", por más que su uso pueda ocurrir en un sentido u
otro, De lo que habla aquí es de la manipulación del conocimiento científico
para manipular posteriormente las conciencias respecto a lo que es conveniente
o no para nuestro bien común.
La idea de "bien común", en el fondo, es la que
está sobre la mesa. Y lo está frente a los egoístas intereses particulares que
pretenden evitar que los que es conocimiento sin distinciones se convierta en
falsedad partidista. Que se enseñe en las escuelas este tipo de ideas es
peligroso para todos porque una vez que se comienza no hay vuelta atrás.
No es casual que esto se produzca en los Estados Unidos, si
bien se va extendiendo a otros países. La reducción del conocimiento aceptado por la mayoría de la comunidad científica a
una simple "postura" frente a otras que apenas tienen respaldo se
hace cada vez que la Ciencia choca con las creencias e intereses. Este es un
ejemplo del segundo caso.
Cuando los seres humanos vivíamos en la ignorancia absoluta
éramos totalmente manipulables. La extensión de la educación a capas sociales
cada vez más amplias con la consiguiente transferencia social del conocimiento
hace que cuando se desea mantener en la ignorancia a la gente se recurra a esta
forma de manipulación a través de la enseñanza misma. Por eso es esencial
defender la enseñanza que no es el derecho a inculcar cualquier cosa sino el
derecho a recibir el mejor conocimiento
disponible en el momento. Lo demás es deformación y manipulación. El
aprendizaje por sí mismo no nos libera de la ignorancia; es la calidad de lo
que recibimos.
"Solo educa" dice el cartel que unos tejanos orgullosos de su petróleo exigen a los maestros de sus escuelas. "Solo educa" significa enseña solo lo que yo considero que se atiene a mis intereses. "Solo educa" es: quiero que mis hijos vivan en la mentira que yo quiero creer. Yo les alimento cuerpo y alma; soy su amo.
Detrás del negacionismo del cambio climático no están más
que los intereses de las industrias que ven que se les recorta su beneficio.
Con esta presión, mucha gente lo acepta como defensa de sus puestos de trabajo, ya que la manipulación acaba
dirigiendo las iras contra la comunidad científica, a la que hace responsable
de los cierres de las empresas que afectan al medio ambiente y al cambio
climático.
Vuelvo a recordar el caso de Volkswagen. Hacer coches que
contaminen es más barato. Pero la ignorancia la pagamos cara todos.
* "How
teachers are getting it wrong on climate change" The Washington Post The
Washington Post 11/02/2016
https://www.washingtonpost.com/news/energy-environment/wp/2016/02/11/how-teachers-are-getting-it-wrong-on-climate-change/?hpid=hp_hp-more-top-stories_ee-teachers-819am%3Ahomepage%2Fstory
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