domingo, 28 de febrero de 2016

De universidades a platós, el silencio

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La mano de la Universidad de Al-Azhar es cada vez más larga y poderosa. Hace unos años contábamos aquí como un general del Ejército egipcio llamaba a un canal de televisión  para decirles lo poco que le había gustado el programa que se emitía. Se manifestaba así el control que consideraban tenían el derecho a ejercer sobre los medios.
El periódico Daily News Egypt nos trae una noticia similar, pero esta vez es la Universidad de Al-Azhar la que ha hecho directamente la llamada a una cadena de televisión para la cancelación de un programa. El régimen mixto militar-religioso, la alianza virtuosa ha conferido a la Universidad el control burocrático sobre la religión, algo que se les queda corto y se expande hacia lo político. 
La Universidad se cobra los servicios prestados al régimen militar en términos de control de mezquitas y unificación de sermones. Cuando se lucha contra los islamistas y se hace en una sociedad como la egipcia, la apariencia virtuosa se convierte en un arma de poder. Eso significa que el régimen sacrifica en el acuerdo a los reformistas religiosos que puedan debilitar el poder de Al-Azhar. Mientras el régimen militar detiene a los islamistas, por un lado, y a los demócratas que les critican por otros, Al-Azhar tiene su propia guerra en nombre de acabar con el radicalismo religioso. Lo malo es que lo hace con su propio radicalismo burocrático, convertidos en censores y denunciantes de cualquier intento de reforma.


Nos cuentan en Daily News Egypt el incidente censor:

The state decided to suspend the TV show “Hot Files” following an interview between TV anchor Ayten El-Mogy and Islamic researcher and author Sayed Al-Qemany, which was aired two weeks ago on a state-owned channel.
The head of the channel received a call from the Grand Imam of Al-Azhar, Ahmed Al-Tayeb, who strongly disapproved of interview. ‘”How can state TV allow Sayed Al-Qemany on its screens?” he asked and hung up after insulting the head of the channel.
Following Al-Tayeb’s phone call, the head of the channel decided to suspend the show and ordered the crew to change the show’s content and come up with another idea.
The episode sparked outrage from Al-Azhar; the show was accused of defending religious minorities and promoting their ideologies and allowing Al-Qemany to demand that the parliament revoke contempt of religion law, all of which resulted in the order to shut the show down.
According to Journalists Against Torture, El-Mogy said she asked the head of the channel to interview the author a month ago but he refused because Al-Qemany holds views that are against societal values and norms. He told her to request permission from the head of the TV sector Magdy Lachin, who immediately accepted.
Following the suspension order, a verbal dispute took place between Al-Mogy and head of the channel. In the end, they agreed to organise a committee who would assess the episode. Al-Mogy noted that the episode received a positive reaction from audiences and everyone working on the channel, especially since it came after several episodes discussing and criticising the contempt of religion law.*


Cuando leemos esto, podríamos sacar la conclusión de que Sayed Al-Qemany es un criminal o una persona que transmite valores despreciables que, como se dice en la noticia, "are against societal values and norms". Pero no hay nada de esto. Las malas maneras del Gran Imam de Al-Azhar son solo fruto de su propia percepción de "lo criminal" y "peligroso" para la sociedad. 
En realidad Al-Qemany es un intelectual reformista, premiado en 2009 por el propio Estado con el Premio del Ministerio de Cultura por su trabajo en Ciencias Sociales. Al-Qemany se ha destacado por ser crítico con el fundamentalismo religioso y partidario del análisis histórico del Corán, algo que no perdonan los fundamentalistas o simplemente los que lo utilizan para el control social, como ocurre con Al-Azhar.


Al-Qemany es muy crítico con la Universidad de Al-Azhar — considera que es una "institución terrorista" de bajo perfil— de la misma forma que critica el la violencia de todas las religiones en la Historia y la necesidad de cambiar la actitud. Es igualmente crítico con la sociedad egipcia en su conjunto señalando que se mantiene una "mentalidad wahabí".
Es interesante que en 2009 se le premiara y ahora se rasguen las vestiduras porque aparece en un canal de televisión estatal. Como ha ocurrido en muchas otras ocasiones, cuando se le concedió el Premio del Ministerio de Cultura se desataron los ataques contra él, incluidos los tribunales. El régimen de Mubarak jugaba con los islamistas concediéndoles terreno de juego en este tipo de acciones que siguen practicando contra las figuras que debilitan el sistema ideológico-religioso y por ello el poder que sostiene. Hay más casos de estas persecuciones contra los reformistas religiosos. La condena reciente del predicador reformista Islam Behery y su encarcelamiento ha sido otro incidente en la misma línea.


Al-Azhar se cobra sus servicios. Convertida en "policía del pensamiento religioso", la llamada del Gran Imam es significativa de la importancia que le están dando a la vigilancia. Las piruetas intelectuales para camuflar su propio integrismo son inútiles ante los hechos cada vez más frecuentes. Su regreso al centro de la vida social es más que el control del radicalismo; eso no es más que la excusa para recuperar el espacio e influencia perdidos. Los casos de censura de todo tipo se acumulan: libros, películas, programas de televisión...
Las palabras del presidente, una vez más, quedan en pura retórica, en intentos grandilocuentes de presentar como reformista un gobierno cada vez más autoritario. Y, como hemos señalado en ocasiones, la debilidad acrecienta la necesidad de la represión. Cada vez más, el gobierno de El-Sisi se evidencia sin ideas ni recursos políticos. Es cada vez más difícil de ocultar porque las palabras tienen un límite cuando se usan como tapadera de la realidad.
El político liberal Mohamed Nosseir, habitual con sus artículos críticos en Daily News Egypt, señala sin reparos esta insuficiencia presidencial:

"Al-Sisi is a must” was the argument made by his presidential campaign in an effort to offset the absence of political or economic programmes from his campaign platform. After more than 20 months in power, the harsh realities of Al-Sisi have spoken more clearly than any programmes or announcements could have ever done.
Al-Sisi’s supporters, once happy to consider him their hero, are today joining the rest of the population who are suffering from deficiencies in the areas of stability, security, and the establishment of a constructive economy; the cornerstones of Egyptians’ daily lives.
Al-Sisi, who dreams of Egypt as a developed, prosperous nation is in fact making Egyptians live through a real-life nightmare: their currency is deteriorating, investments are declining, there are no new employment opportunities, and security is absent. When asking Egyptians to be more patient, the president appears not to realise that the majority of the population lives from pay cheque to pay cheque. Therefore practically speaking, they will not be able to accommodate him for long.
He wants to control Egypt completely but without offering any promises to his compatriots. Claiming that 25 years are needed to instate true democracy, he managed to do away with any advances in freedom of expression and the overall democratic momentum gained after the 25 January Revolution in 2011. Meanwhile the president is imposing his impractical ideas and policies (implemented by his incompetent executive team) on 90 million citizens.**


La descripción descarnada constata lo que es una evidencia: la carencia de cualquier tipo de programa que no sea el control social de las protestas. El Estado egipcio no funciona y no lo hace porque no lo hacía. Volvamos a lo básico: si el régimen de Mubarak hubiera funcionado no habría habido un levantamiento el 25 de enero de 2011. No solo no se ha reformado nada —de todo lo que se debería haber hecho— sino que  ha aumentado los problemas en muchos sectores básicos, convirtiendo la vida de muchos egipcios, como señala Nosseir, en una pesadilla.
El-Sisi juega con la ventaja de que una vez que sabemos que la moneda solo tiene dos caras, no queda mucho donde elegir. Una vez "derribado" el régimen militar de Mubarak y después una pasada rápida por el islamismo de los Hermanos Musulmanes, ¿qué baza les queda? No hay mucho que elegir. Especialmente cuando desde ambos lados —el militar y el religioso— se ha ido eliminando cualquier posibilidad debilitando los partidos y encerrando intelectuales, artistas, activistas, etc. que pudieran desarrollar alguna alternativa a esas dos fuerzas que luchan por la hegemonía.


El agravante ahora es que los militares han decido probar una estrategia relativamente nueva: dejar de jugar al laicismo nasserista y hacerse con el control religioso reforzándose con Al-Azhar. Y, como decíamos, la Universidad de Al-Azhar se está cobrando la fiscalización de la sociedad. No solo ve el peligro para la sociedad en el radicalismo religioso, sino que ataca  a los reformistas que intentan abrir el islam hacia otras formas posibles.

Al-Azhar elimina a los enemigos del Estado, pero también a sus propios enemigos. Para ello el sistema judicial es esencial, ya que desde allí surgen las condenas. Los jueces egipcios tienen un fino instinto para saber qué es lo que deben hacer. Da igual que la constitución —como se repite una y otra vez— ampare la libertad de expresión. Basta con declarar al que habla o sus palabras como "against societal values and norms" para que la represión se ponga en marcha.
Todo son "peligros" para un Estado que se siente inseguro. La retórica de la firmeza que se emplea no es más que una apariencia. En realidad es un síntoma de los desajustes internos de una política que se basa exclusivamente en la represión social —política, religiosa, cultural... Demostrada la ineficacia del estado en todos sus planos, solo queda imponer el silencio y elevar el volumen de los cánticos.


Hay miedo a que la gente pierda el miedo de nuevo. Y muchos lo están empezando a perder. Eso es lo que ha ocurrido en la Universidad Americana de El Cairo, la instancia que había acogido al estudiante italiano secuestrado, torturado y asesinado Giulio Regeni. Mada Masr nos da cuenta de la celebración de un acto en recuerdo de Regeni por parte de los estudiantes de la UAC.
Se recordará la indignación que causó la forma de expresar las condolencias oficiales por parte de las autoridades de la universidad. Daba la impresión que Regeni había fallecido de un resfriado y no de la forma en que lo hizo. Las declaraciones de las personas responsables de su tutela de "no volver a aceptar alumnos extranjeros" tampoco era una forma inteligente de abordar la cuestión.


La celebración del memorial ha servido para dar salida a la rabia de los estudiantes ante lo acomodaticio de la actitud de las autoridades universitarias:

Many AUC students and faculty were outraged by the university’s cautious language in its February 4 press release. The administration amended the statement on February 7, removing the contentious phrase "passing away" and explaining that the university “has been in close contact with authorities since [Regeni's] disappearance and continues to monitor the case.”
The student and faculty statement read at the memorial service argued that “Giulio Regeni is a victim of an authoritarian crackdown that has involved mass arbitrary arrests, detentions without charge and reports of torture and forced disappearances in Egypt, all of which have been widely reported by national and international human rights organizations and media.”
Wednesday’s statement is part of a larger campaign by some members of the AUC community to pressure the administration to take a stronger position on the case. Also on Wednesday, a group of students and faculty members gathered at the AUC New Cairo campus to condemn the university's actions to date, hanging an immense banner reading, “Giulio's murder is not an isolated incident. The AUC bubble won’t protect you.”
AUC student Alya al-Marakby told Mada Masr that the campaign is urging university officials to make a political statement speaking against the injustice of Regeni’s death. University leaders “need to acknowledge that there is a problem,” she said, “not just deny it.”***


Las versiones oficiales —del atropello al espionaje pasando por los islamistas, entre otras— no satisfacen ni a los propios egipcios, que son los primeros que saben lo que ocurre, lo digan o no. La cobardía de las autoridades universitarias es muy significativa del funcionamiento social. Cuando se asciende por no haber creado problemas al poder, es difícil que se arriesgue mucho una vez que se tiene algo que perder. La base del ascenso social en el régimen es mirar y no ver, escuchar y no oír, hablar y no incomodar. Así todo funciona y sigue su curso. Al menos los estudiantes han hablado claro y han roto ese vergonzoso círculo de silencio. Eso les honra.
En efecto, las autoridades de la universidad tienen que reconocer que "hay un problema", como tienen que hacerlo todos aquellos que niegan que la realidad egipcia se haya convertido en eso que Mohamed Nosseir llamaba una "pesadilla" diaria.


La gran pancarta colgada en la Universidad Americana de El Cairo advierte que ninguna burbuja te protegerá, incluida la propia universidad. Pero tampoco la estrategia seguida por Al-Azhar protegerá de nada. Solo conseguirá aparecer como una entidad totalitaria que juega a ser moderada. El totalitarismo es esencialmente obligar a los demás a creer o a lo que sea necesario. Hace poco dijeron que manifestarse en el aniversario de la revolución iba contra el Islam. Después de esto, lo que puedan decir o hacer después sobra. Que además quieran resolver directamente sus cuentas pendientes con los reformistas o con los que como, Sayed Al-Qemany les consideran inmovilistas y autoritarios, no ayudará a Egipto.
Cuando la negación de los problemas y el autoengaño pasan a formar parte de una sociedad, la capacidad de salir de la situación complicada se reduce mucho. Lo que parece claro ya es que este régimen no tiene respuestas, solo palabras, ante los problemas. Nada ha mejorado desde su llegada al poder, como se señalaba. No hay programa. La fecha de 2030 es casi un sarcasmo en las críticas circunstancias actuales. No hace falta hablar tanto del futuro, sobre todo si se hace para no tener que hablar del presente. Y el presente son detenciones y juicios, desapariciones y censuras; protestas de médicos, periodistas y funcionarios; caída de la libra, aumento de la inflación y el paro... No sé cómo se llegará a 2030. Como tampoco sé cómo se construye una democracia, como ha señalado el presidente, encarcelando a los que disienten y pidiendo —casi rogando— que se le escuche solo a él. Solo esto último tiene visos de llegar a convertirse en realidad.



* "TV show goes off air due to anger from Al-Azhar" Daily News Egypt 2702/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/02/27/tv-show-goes-off-air-due-to-anger-from-al-azhar-2/
** Mohamed Nosseir "Al-Sisi’s defective political reality" Daily News Egypt 27/02/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/02/27/al-sisis-defective-political-reality/

*** "AUC remembers Giulio Regeni, protests university's position on his murder" Mada Masr 25/02/2016 http://www.madamasr.com/sections/politics/auc-remembers-giulio-regeni-protests-universitys-position-his-murder







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