Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Al
principio pensé que se trataba de una broma. Hablaban de unas visitas
internacionales para estudiar el "plan anti rumores" que se había
desarrollado en Barcelona. Sobre todo lo pensé por la observación de que uno de
los "agentes anti rumores" se había especializado en "El Código
da Vinci" que, en efecto, es propagador de todo tipo de tonterías.
Tomándolo como referencia, hice un cálculo rápido de los agente anti rumores
necesarios para evitar que las tonterías que escuchamos cada día se propagaran
y me salían millones, casi la totalidad del planeta.
Como no
te puedes fiar demasiado de la forma en que las televisiones informan de las
cosas —son también propagadoras de "rumores"— busque y encontré la
fuente de la información, el origen, que es el Proyecto "Estrategia anti
rumores para prevenir el racismo", una iniciativa, según consta en sus
documentos, de la Fundación ACSAR apoyada por la Open Society Foundation, con
la colaboración de la Obra Social de La Caixa y del Consejo de Europa. Después
se han puesto en marcha proyectos similares en otras ciudades españolas, del
País Vasco a Canarias.
No es
fácil definir el "rumor" porque el término gira sobre dos ejes, la
ausencia de un origen claro de la información y la credibilidad que pueda
merecer, partiendo del principio de que ambos mantienen una relación a través
de la idea de "autoría". Un información que circula sin saber su
fuente, se considera un "rumor"; también es "rumor", una
información que no está verificada. "No está confirmado", decimos,
"es solo un rumor". Algo
que es confirmado deja de ser un rumor y se convierte en otra cosa, según el
ámbito en el que se dé.
Tengo
sobre la mesa un libro reciente que llevo tiempo intentando colar en la lista
de lecturas, "Fama. Una historia del rumor" (2013), del alemán
Hans-Joachim Neubauer y aprovecho para ver cómo nos define el
"rumor". Nos dice:
Los rumores son paradójicos, crean la esfera
de lo público al tiempo que lo representan. Mencionarlos supone apelar a la
noticia y a su medio de transmisión, al mensaje y al mensajero. Mi noción del
rumor parte de esta realidad y alude en primer lugar a todo aquello que ha
recibido tal denominación, entendiendo el rumor como una convención histórica
modificable que puede aludir a distintos fenómenos. Al mismo tiempo el «rumor» es la información actual que un grupo hace circular a través
del medio de la habladuría o formas afines de comunicación. Lo que todos dicen
no es aún un rumor; sí en cambio lo que se dice que todos dicen. Los rumores
son citas o variantes de citas que presentan una importante omisión: no llegan
a determinar la identidad de aquel a quien se cita, nadie sabe quién habla a
través de ellos. (17)*
De todo
ello me quedo con la idea de que es "lo que se dice que todos dicen"
pero a lo que nadie podría señalar un origen cierto. Es precisamente esa la
fuerza del "rumor", que se da como una evidencia aceptada por la
comunidad y no llega a cuestionarse.
En el
caso del Proyecto, la idea de "rumor" es algo más compleja porque en
realidad no están combatiendo contra los rumores, sino contra los "estereotipos"
que, eso sí, circulan como rumores. Los estereotipos y los prejuicios sociales, son
estables y difíciles de erradicar. La función de los rumores, desde esta
perspectiva, es reavivarlos confirmándolos. El rumor se acepta entonces porque
sirve como confirmación del prejuicio o estereotipo asentado. El rumor se corta; el estereotipo se combate. Son dos acciones distintas que
el lenguaje nos revela: el rumor circula, es dinámico, surge de un punto y se
difunde. El estereotipo, por el contrario, no circula, está ahí, metido en las
raíces, atrincherado; es algo profundamente arraigado que cuesta eliminar.
Si los
rumores pueden afianzar los estereotipos, no está tan claro, en cambio, que cortarlos los erradique. Requieren,
probablemente, de acciones más enérgicas con las que llegar al fondo, al origen
que determina la aceptación acrítica del rumor. Los rumores son el aquí y el ahora; los estereotipos, el
largo plazo.
En el
documento inicial del Proyecto anti rumor, el objetivo son las cuestiones que
surgen alrededor de la inmigración y de los prejuicios y rumores que se le
vinculan. La idea es formar gente para rebatirlos, insertar infiltrados tras
las líneas enemigas del estereotipo social y actuar a pie de calle. Bajo un
cierta jerga de combate —algo que realmente es— la idea es simple: informar
mejor a personas que estén en contacto con muchas otras. Antes se llamaba a
esto "líderes de opinión".
El trabajo
previo se centra en detectar los prejuicios y ver cómo se transforman en
"mensajes", en informaciones definidas y constantes en el seno de la
sociedad, y repartir después agentes
dispuestos a cortarlos mediante la acción dialógica,
podríamos decir. Esto implica desde una discusión en un mercado a un artículo
en la prensa. Cada uno en su terreno actúa sobre las informaciones intentando anularlas con su contra información.
En el
caso de Barcelona, estos fueron los doce puntos detectados y su traducción a "mensaje
rumor":
1. Llegada de inmigrantes. "Nos están
invadiendo"
2. Sistema de Bienestar. "Copan las
ayudas sociales"
3. Impuestos. "No pagan impuestos"
4. Comercio. "Reciben ayudas para abrir
comercios, no los inspeccionan"
5. Sistema sanitario. "Abusan de los
servicios sanitarios y colapsan las urgencias"
6. Identidad. "Estamos perdiendo
identidad"
7. Convivencia y civismo. "No conocen
las normas, son incívicos"
8. Vivienda. "Viven apiñados y bajan el
nivel de los pisos"
9. Sistema educativo. "Bajan el nivel de
las escuelas"
10. Espacio público. "Sobre ocupan y
hacen mal uso del espacio público"
11. Trabajo y formación. "No tienen
formación. Nos quitan el trabajo"
12. Integración. "Son una carga y no se
quieren integrar" (pp 7-8)**
Usted,
como yo, los habrá escuchado en la barra de una cafetería, en la cola del cine
o subiendo en un ascensor; habrá escuchado alguno de ellos en boca de un
familiar, compañero del trabajo, taxista que le llevó al aeropuerto o pareja de
tenis. Si hace memoria, recordará haber pensado alguno de ellos como reacción a
alguna noticia. Los habrá leído ayer en las informaciones sobre el referéndum
suizo. Es el compendio de lo que llevó a los votantes helvéticos a manifestarse
en contra de los inmigrantes. Lo
pongo en cursiva porque lo de la entrada "masiva" no es más que una
forma eufemística de plantear el referéndum. La realidad comunicativa de los
mensajes que poblaban los carteles y discursos eran, en cambio, muy claros y
libres de eufemismos: los gigantescos pies amenazantes pisoteando la bandera
suiza, devorando su territorio. Da igual que los partidarios de la opción
contraria pusieran sobre la mesa los datos reales de los efectos, muy
distintos, de la inmigración. Tres extranjeros en una cola de cincuenta personas
te parecen una "invasión", un "colapso" y una pérdida de "identidad".
Te lo parece si lo quieres ver así.
En
realidad, esa lista de doce mensajes rumor está en los programas electorales de
muchos otros partidos populistas que se centran precisamente en ese arraigo
"popular" del rumor. Es su terreno y de él viven, de Austria a Inglaterra,
o entre nosotros mismos sin ir más lejos.
La
campaña trata de evitar que, mientras estés en la cola, alguien esté despotricando
contra los extranjeros sin contestación alguna. Te dan información sobre cómo
contrarrestar esa nefasta influencia con datos y estrategias comunicativas. A
lo mejor no convences al que habla, pero puedes ejercer algún efecto sobre el
que escucha.
Información ...y valor para discutir. Nada hay más cómplice de estas actitudes que el
silencio, el dejarlas sin contestación en cada esfera de lo cotidiano, de la
conversación informal al comentario racista o xenófobo con los que los agentes
del prejuicio salpican las informaciones periodísticas a través de esa vía de
reafirmación que son los comentarios en Internet, un filón para la
investigación de los prejuicios.
En
realidad, los agentes anti rumores son una forma de rearme activo ante el crecimiento de estas formas de refuerzo de
los prejuicios debido a la amplificación informativa. Una sociedad como la
actual es más sensible a los rumores de este tipo porque los medios de masas se
han transformados en medios individuales masivos, cuyos efectos son más
intensos y contra los que hay menos defensas. Estas formas de comunicación
permiten los efectos de la comunicación personal pero multiplicada por millones
en su alcance. Es un nuevo grado en la persuasión.
Los
grupos más radicales en sus prejuicios, como ocurre con los xenófobos y
racistas, son muy activos en las redes sociales y se convierten en agentes de
rumor, en militantes informativos. Su función es precisamente la traducción del
prejuicio profundo a la actualidad, transformando cada acción en una
reafirmación de esos elementos básicos. Son actualizadores del prejuicio,
abrillantadores del estereotipo, que reavivan transmitiendo los rumores.
Hace un
par de años desarrollamos un curso precisamente para hacer conscientes a los
futuros periodistas e informadores de la presencia constante de los
estereotipos, clichés y prejuicios en la comunicación diaria, en su
invisibilidad por lo habitual de las respuestas. La receta era mayor
conocimiento, más y mejor información, sobre los temas en cuestión, y
conciencia meta comunicativa, es decir, tener plena conciencia del proceso de
la construcción de los discursos y los efectos de la comunicación sobre los
públicos y audiencias. Se trataba de ser conscientes de que podemos ser
vehículos de transmisión de elementos que se han vuelto socialmente habituales
pero que tienen un carácter peligroso por sus consecuencias para la convivencia.
Por eso me resultaba atractiva la definición de Neubauer —"lo que se dice
que todos dicen"— porque expresa esa inercia social. Se convierten en
"verdades" aceptadas, dadas por hecho, sin cuestionar. Nuestros
centros de interés eran los estereotipos sexistas y los problemas derivados de
la interculturalidad. Nuestra objetivo era que los futuros profesionales de los
medios se dieran cuenta de la importancia de informar sin caer en los
estereotipos, cuestionar los prejuicios, para evitar contribuir a su refuerzo
social.
El
curso fue muy satisfactorio y creo que las personas que por allí pasaron vieron
con claridad el origen de los condicionantes sociales de la comunicación. No
debemos ser maniqueos ni simplistas. Podemos pensar que hay una comunicación buena y otra mala y que esto es evidente porque todo el mundo quiere y prefiere saber
la verdad. Pero no es fácil porque tras
esa aceptación y comunicación de rumores hay una realidad social, un conjunto
de intereses y cegueras difíciles de cambiar. Si tener más y mejor información
nos hiciera cambiar de idea, el mundo sería un lugar más sencillo y acogedor,
pero no lo es.
Hay que
aplaudir la iniciativa, sobre todo porque nos revela que hay gente que todavía
puede, desde su puesto, enfrentarse en solitario a los que le rodean y decirles
que algo no es así, que eso no es verdad. Lo cómodo, lo más sencillo, como hace
la mayoría —incluidos los líderes
políticos y sociales— es asentir o callar. Y es también lo más peligroso.
También —no se le habrá escapado a nadie— se corre el riesgo de atacar rumores y dejar otros intactos, según nos interese en nuestra visión, siempre parcial, del mundo. Quitarse los prejuicios es quizá demasiado optimista, pues forman parte de la naturaleza humana. Lo que hay que tratar es de quitarnos de encima el mayor número posible y no añadir otros nuevos, a ser posible. Exige mucho examen de conciencia, algo que no es fácil ni cómodo.
El
agente anti rumor tiene algo de Sísifo rodando su piedra por la ladera de la
montaña, pero Camus nos enseñó, se puede ser feliz así. Se trata en última
instancia de que cada uno coja su piedra y la haga subir hasta donde llegue una
y otra vez. Quizá no se trate tanto de que la piedra llegue arriba, sino de que
cada día haya más con su piedra intentándolo.
Todos podemos ser agentes anti rumor, infiltrados en medio de los prejuicios y la tontería seriada. Puede que no sea cómodo, pero es necesario.
* Hans-Joachim
Neubauer (2013). Fama. Una historia del
rumor. Siruela, Madrid.
** Estrategia anti rumores BCN (documento) http://www.antirumores.com/resources/estrategia_bcn_antirumores.pdf
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