Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
escuchar en una de esas tertulias periodísticas nocturnas la afirmación por
parte de uno de los asistentes de "que no era partidario de la democracia
directa" y sí lo era en cambio de la "representativa" me dejó
bastante perplejo, especialmente en una situación como la que vivimos, en la
que nuestros representantes aquí y en muchas otras partes del mundo, son
cuestionados precisamente porque se consideran "poco
representativos". Uno de los gritos de protesta más habituales es el de "no
nos representan" con el que se trata de expresar esa discordancia aparente
entre los votantes y los votados, entre los representados y los representantes.
Manifestarse
en contra de la "democracia directa" es un solemne tontería, pues es
la base de la democracia, que solo a efectos de operatividad se desplaza hacia
unos representantes que no son elegidos para ser oráculos sino para cumplir el compromiso
que contraen con sus votantes. Pero de estas tonterías solemnes se nos llenan
cada día los oídos, por esta versión de "opinión representativa" que,
calcada de la política, se ha profesionalizado de forma inamovible en las
televisiones.
El
mismo inmovilismo que hay en la política lo hay en el grupo selecto de
"opinadores" que se turnan unos con otros para filtrarnos el mundo nuestro
de cada día, en cuidadoso reparto. No se sabe muy bien de dónde sale ese
reparto más o menos equilibrado, pero dada la alineación de los medios con los
intereses políticos que más les miman, reproducen esta vez una especie de parlamento de papel en el que cada uno
tiene su cupo. Unos son más independientes que otros, algo que nadie niega,
pero sí que la mano que los selecciona y agrupa en cada caso tiene en mente su
propio parlamento.
Se echa
de menos la presencia de verdaderos especialistas con opiniones más fundadas
que las que pueden en ocasiones manifestar, bastante burdas en algunos momentos. La especialización periodística tiene su sentido, pero que los
medios se utilicen a sí mismos como fuente de información —periodistas que
declaran ante periodistas— no debería ser un recurso del que se abusara, pues
puede incurrir en los mismos vicios que la política, que dejen de defender los
intereses comunes y se dediquen al papel que les ha sido asignado.
Hay
personas que cumplen bien su papel y no es esa la cuestión, sino el cierre de
otras voces sociales que pudieran ofrecer visiones más precisas de ciertos
aspectos de lo cotidiano en cualquier campo. Es muy cómodo saber que cada
noche o mañana tendrás a tres, cuatro o
cinco personas sentadas ante ti, dispuestas a contestar cualquier cosa que les
preguntes. Es mucho más sencillo que localizar expertos que puedan aportar
visiones más completas de cada asunto.
Los
medios han creado una especie de "plantilla exterior" en la que las
mismas caras reaparecen una y otra vez. Su función consiste en responder por turnos a una pregunta sobre algo ocurrido que les formula el presentador o presentadora. En ocasiones llega a ser obsesivo
porque hay personas que aparecen en varias cadenas e incluso en la radio. Al
estar en ocasiones grabado, he podido apreciar a una misma persona en dos
cadenas a la vez, lo cual confiere una
ubicuidad milagrosa gracias a la tecnología.
Sabemos
mejor lo que piensan ellos que lo que piensan la gran mayoría de los políticos
que elegimos. No es bueno para la independencia periodística esta presencia
constante de las mismas personas convertidas en fuente de opinión sin más
representatividad que el estar contratados por un periódico o cadena. Esa frase
tan manida de que el periodista no debe ser el foco de la noticia, se anula
cuando es el periodista el foco transmisor de constante de las noticias.
Los
periodistas están para preguntar y después informar. No creo que su función sea
la contraria, convertirse en respondedores de preguntas del medio que les
acoge. Pueden hacer sus reportajes y después informar sobre las circunstancias
o su opinión de lo expuesto, pero no es esto lo que se hace aquí. He visto en otras cadenas extranjeras que, en ocasiones, cuando son asuntos delicados, aparece un "editor responsable" del área, que es preguntado por quien presenta el programa. Pero es un especialista responsable del área y es de la misma cadena. En ocasiones se hace aparecer en el estudio a un corresponsal recién llegado de algún lugar y se le entrevista para tener información directa sobre lo que está ocurriendo. Nada que ver con todo esto.
Lo
que se acaba creando es una "red" entre los medios a través de las
personas, ya que cada cadena tiene bajo contrato a periodistas del resto de los
medios. Se respeta el principio de competencia entre cadenas, pero se aceptan
los cruces entre las televisiones y los periódicos. La teoría es que se
promocionan unos a otros. Los periodistas adquieren popularidad a través de las
pantallas, que acaban aumentando el número de sus lectores, algo de lo que se
suele beneficiar el periódico (aunque tenga que mejorarles el contrato por su estatus de populares televisivos), y las televisiones se hacen con los servicios de
los periodistas de opinión sin correr los de la casa el peligro de estar bajo
el punto de mira de los políticos, algo bastante habitual, especialmente en las cadenas estatales y autonómicas, que son quienes más usan este método. Se da así la ilusión de que existe un distanciamiento, cierta objetividad, al usar a profesionales del exterior de la cadena.
Cuando
veo canales de televisión de otros países, percibo que la función principal del
periodista es acercar las voces de la sociedad, no solo las de representación
política o ciudadana, sino las de los expertos en cada problema. Más allá de
los noticiarios, veo que las pantallas se parten para dar entrada a una o dos
voces diferentes sobre un problema sobre el que debaten. No debaten dos
periodistas. Son voces directas, de los implicados y el periodista, que muchas
veces debate con dureza con su invitado; no son las voces de otros colegas que
cuentan su opinión. ¿Qué sentido tiene ver discutir a dos periodistas? ¿Por qué
no a dos expertos?
No me
extraña que el periodista al que citaba al comienzo, se manifestara en contra
de la "democracia directa" y a favor de la
"representativa". También existe una "información directa"
y otra "representativa", que es la que él encarnaba, aunque no fuera
representante de nadie. La importancia mediadora del profesional de la
información es enorme, pero lo que no puede hacerse es absorber todas las
informaciones evitando que se perciba la polifonía social.
Si tenemos la
sensación de estar en manos de caciques políticos —de volver a los problemas señalados
por Joaquín Costa—, no se debería correr el riesgo real de que ocurra lo mismo
con la información, que en vez de contribuir a ampliar la opinión, la
secuestre. Las funciones de los periodistas están muy claras, pero su exceso no contribuye a una mejor información sino a reducción de fuentes. El protagonismo periodístico es un riesgo para el propio periodismo y, por ello, para la propia sociedad, que se hace la ilusión de estar muy bien informada porque las pantallas están llenas de informadores.
Aunque
nos informaran bien, no es bueno que sean siempre los mismos lo que lo hagan.
Hace falta oxigenar la información, como hace falta hacerlo en la política. No
por cambiar de caras simplemente, sino por asegurarnos que se escuchan las
voces adecuadas en cada momento, que son las que los ciudadanos y las de los
que pueden analizar u ofrecer soluciones o alternativas a los problemas reales.
Algunos tienen la honestidad de comenzar sus frases diciendo "aunque no
soy experto en...", pero eso no evita que el que tuviera que estar ahí sí debería
serlo, por respeto al propio público, que debe estar lo mejor informado posible.
La otra
noche asistí asombrado al pase rápido, a instancias del moderador, de lo
ocurrido con el referéndum en Suiza —primera página y editoriales de los medios
más importantes en todo el mundo— porque no quería que se quedara sin tratar lo
"de Wert y los goyas". Eso
dio lugar, como era previsible, a comentarios ingeniosos para delicia de los
noctámbulos. Pero con todo, el más ingenioso, fue el de estar "en contra
de la democracia directa". Lo entiendo.
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