Joaquín Mª Aguirre (UCM)
A veces
los errores de algunos los pagan los inocentes. En este mundo en que vivimos,
un mundo saturado de información, sorprende ver cómo la ignorancia se convierte
en ideología y esta en manipulación.
Leemos
en RTVE.es el siguiente titular: "Muere de sarampión un segundo
menor de ocho años sin vacunar en Texas"* Esto podría referirse a cualquier país poco desarrollado, de
ignorancia suprema, falto de recursos, pero se refiere a los Estados Unidos, la
potencia más desarrollada, la cuna de una enorme proporción de la investigación
científica más avanzada. Pero es también el país en el que decenas de millones
han llevado a la Casa Blanca a Donald Trump, el presidente que proponía la
lejía como vacuna contra el que llamaba el "virus chino", el presidente
que ha nombrado encargado de la salud pública a un activista antivacunas.
La noticia nos explica que
Una niña de 8 años que tenía sarampión y
no estaba vacunada ha fallecido en Texas, en Estados Unidos, lo que
supone la segunda muerte por este virus en el estado, donde se han
registrado 481 casos desde el pasado mes de enero. En los últimos meses, varios
países europeos y de otras zonas geográficas como Marruecos,
también han experimentado un aumento vertiginoso de la incidencia debido a una
caída de la vacunación.
La pequeña fallecida en Texas sufrió una
insuficiencia pulmonar causada por la enfermedad el pasado jueves en un
hospital de la ciudad de Lubbock, según registros médicos a los que ha tenido
acceso el periódico The New York Times.
El brote de sarampión que azota Estados Unidos desde
enero ya se había cobrado la vida de un niño de 8 años en Texas que
tampoco estaba vacunado.
El secretario de Salud, el controvertido Robert F.
Kennedy Jr., conocido por sus teorías antivacunas, va a acudir este lunes
al funeral, según ha asegurado la cadena NBC News, que cita a una fuente
próxima a este caso.
Mientras, en Nuevo México un adulto no vacunado que dio positivo en sarampión falleció a principios de marzo, aunque las autoridades no han confirmado la causa exacta de su muerte. *
¿Quiénes pagan principalmente la ideologización de las vacunas? Podemos lamentar la muerte del adulto, pero este tomó su decisión orgulloso de su error, como le demostraron los hechos. Los niños fallecidos a los ocho años de vida por la negativa de las familias a vacunarlos es otra cosa. Ellos no han tenido la posibilidad de elegir, son antivacunas forzados, algo con lo que las familias que les negaron la posibilidad de vacunarse tendrán que cargar el resto de sus vidas. Siempre les quedará alguna teoría conspirativa más o menos ingeniosa o la voluntad divina.
Mientras en otros países se intenta a veces con desesperación tener planes de vacunación, las muertes de niños en los Estados Unidos son por decisiones tomadas desde unas mentalidades retrógradas, asentadas en principios falsos, surgidas de un odio al progreso, a la Ciencia, a lo que representa de demolición por los hechos de los mitos, en el peor sentido de la palabra.
Las noticias de estas muertes de inocentes, de seres que no pasan de esos ocho años, por la ceguera visionaria de sus familias son irritantes, nos conmueven e irritan. En España tuvimos y de vez en cuando surge algún caso vinculado a sectas religiosas que se oponen, por ejemplo, a las trasfusiones de sangre. Han tenido que obligar los jueces para evitar muertes. Los casos de niños son más complejos por esa idea de responsabilidad de los padres en la decisión.
No es casual que sea Texas el lugar donde se producen más contagios y más muertes. No en vano es un estado retrógrado de una orgullosa ignorancia "americana", un lugar donde se es más "americano" que en otras zonas, pues allí se ha llegado a la estúpida conclusión de que ser "americano" es ser negacionista de muchas cosas, de las vacunas a los derechos a la igualdad. Se niegan las enfermedades, por lo que sobran las vacunas; si se acepta la enfermedad es porque se le puede atribuir alguna función política, algún origen oscuro y siniestro que busca debilitar su fe, algo por lo que merece la pena que mueran los niños, cuya vida se arriesga como prueba de la confianza que tienen en sus ideas y líderes.
El hacer creer en causas e ideas aberrantes es una forma de control, ya que supone la eliminación de la racionalidad, una forma de fe ciega. Si yo creo que es Dios quien ha enviado a Donald Trump, ¿cómo voy a dudar de lo que diga?
Como la respuesta es la ceguera, la negación de la realidad, es posible que el antivacunas Kennedy vaya al entierro de ese "niño héroe" y no se esconda. Es una visita "política", sabe que a los ojos de muchos es un "fallo". ¿Va a tratar de elevar el número de vacunaciones? Creo que más bien va a respaldar la "virtud" de los padres, su confianza negacionista. Si Dios lo ha querido, no le vamos a llevar la contraria.
No es casual que estén creciendo los casos de contagios por muchos países europeos. Lo hace al ritmo de la falta de vacunaciones, algo que forma parte del crecimiento de la ultraderecha, en cuyo seno es artículo de fe, una forma de identificación de la comunidad. Tampoco es casual que en países controlados por el fundamentalismo islámico las vacunas se presenten como formas de "contaminación", pues así se atenúa la falta de creencia en el progreso científico y su capacidad para resolver los problemas. En el fondo, es el mismo negacionismo.
* "Muere de sarampión un segundo menor de ocho años sin vacunar en Texas" RTVE.es 7/04/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250407/sarampion-menor-no-vacunada-texas-virus/16523729.shtml
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