Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La poca
fe —de palabra y hechos— en los Derechos Humanos manifestada por el presidente
egipcio, Abdel Fattah El-Sisi, en distintos momentos de su trayectoria al
frente del país hacía prever que las organizaciones dedicadas a su defensa lo
iban a pasar mal. Y así ha sido hasta el momento. En los últimos días la
situación se está deteriorando y los jueces aceleran sus casos contra los responsables
de las organizaciones de derechos humanos y se critica el borrador filtrado de
la nueva ley de ONG.
Que un
régimen que se considera a sí mismo como democrático
sea internacionalmente considerado más represivo
que la dictadura a la que sucede, no deja de ser una triste realidad que da
cuenta del problema político y social que se plantea en Egipto.
El-Sisi ha hecho
buena la dictadura de Hosni Mubarak. Triste, pero constatable. La cuestión no es ya el
número de cárceles, sino las causas y el estado de los que se encuentran en ellas, las
detenciones sin juicio —retrasados una y otra vez—, desapariciones, detenciones
a reformistas religiosos, a artistas y periodistas, aumento del sectarismo, etc., sino las
persecuciones directas a las personas que encabezan las organizaciones para la
defensa de los Derechos Humanos.
Los ataques del gobierno contra las ONG de defensa de los
Derechos Humanos es una muestra clara de la naturaleza represiva del régimen y
de su peculiar hermenéutica de la realidad. La identificación del régimen y de
sus formas de actuación con el Estado conlleva la idea de que denunciar la
desaparición de una persona, su muerte en una cárcel, las detenciones
arbitrarias, etc. son formas de conspirar contra el propio Estado y no una
forma de defender los derechos de los ciudadanos, los que se encuentran
recogidos en su propia constitución.
Lo que hoy se hace contra ellas es la reapertura de un caso
abierto en 2011, el año de la revolución egipcia, el llamado "caso
173", en el que se les acusa de "financiación extranjera", que
es la forma de expresar que son agentes dedicados a la destrucción de Egipto.
La acusación resulta sorprendente en un país cuyo ejército está pagado por los
Estados Unidos desde hace décadas (el país que más recibe después de Israel) o
que está financiado por los saudíes para evitar su hundimiento económico, algo
para lo que no hay bastantes fondos ya.
El 15 de septiembre, las ONGs envueltas tenían ya evidencias
suficientes de que el proceso judicial se aceleraba. Una de las ONG, la Egyptian Initiative for
Personal Rights, publicaba en su página un texto informativo titulado "Imminent
Risk of Prosecution of HRDs accused of committing human rights work-Further
background on Case No. 173 – the case against human rights NGOs"**, en el
que se señalaba:
The evidence of these “crimes against national
security” is in fact the work of the human rights organizations. In the case of
one organization, the relevant security agency official submitted 107
screenshots of the organization’s work online and testified before the judge
that the organization’s work aimed at “harming national security, spreading
instability in Egypt, encouraging a state of chaos and a security breakdown,
encouraging rifts within Egyptian society and the failure of the Egyptian
regime.”
In the reasoning of the June 15 verdict
approving the asset freeze request against Al-Andalus Institute for Tolerance
and Anti-Violence Studies, the judge relied on the report by National Security
officer 3aqid (colonel) Mahmoud Ali Mahmoud stating that he was convinced that
a crime had taken place and therefore ordered a freeze. The crime in question
as set out in the National Security officer’s testimony was the receipt of
foreign funding with the purpose of spreading false information with the
purpose of harming Egypt’s image, spreading chaos, weakening state institution,
causing divisions within Egyptian society in exchange for funding received from
abroad. The acts in question committed by the organization were described as
“spreading false allegations about the existence of discrimination against
Coptic Christians and Bahais with the purpose of harming national security and
tarnishing the image of the country abroad, and publishing false statements
about the existence of sectarian strife in Egypt.”**
No se considera un crimen la desaparición de una persona,
pero sí denunciarlo. Es entonces cuando se empieza a considerar a quienes lo
denuncian como conspiradores, esparcidores de falsedades e intentar derribar el
régimen. El gobierno egipcio echa las responsabilidades de sus propias culpas sobre
los que denuncian o incluso sobre quienes lo padecen. Parece como si morir en
una cárcel fuese un acto premeditado con el fin de desprestigiar al régimen.
El colmo de este círculo vicioso se ha producido en agosto
pasado por el viaje de diputados egipcios a Ginebra, incluyendo al presidente
del Comité de Derechos Humanos del Parlamento. Ahram Online, diario estatal, informaba
entonces:
The head of the Egyptian parliament's Human
Rights Committee Mohamed Anwar El-Sadat and other nine MPs are likely to be
investigated for attending a conference in Geneva on human rights without
getting prior parliamentary approval, parliament's deputy speaker Soliman
Wahdan disclosed in a statement to reporters on Wednesday.
Wahdan said that parliament's internal bureau
has received two complaints from a number of parliamentarians accusing El-Sadat
and the MPs who accompanied him of violating parliament's internal bylaws,
asking that they be investigated by the ethics committee.
"The bureau's rules in this respect state
that if an MP receives an invitation that requires him or her to travel abroad
to participate in an event, he or she should inform the bureau of this
invitation in advance," he said, adding that the trip should be approved
by parliament's speaker.***
El presidente de la cámara, por el que pasan múltiples
decisiones muchas de ellas muy polémicas, se ha convertido en una auténtico
filtro de la vida parlamentaria egipcia, controlando las actividades de los
diputados. Nada parece más natural que la visita del presidente de la Comisión
de Derechos Humanos a reuniones internacionales sobre esta cuestión. Pero el
temor constante a que los diputados, políticos o ciudadanos puedan manifestar
sus quejas por la situación en Egipto hace que se consideren traidores a todos
los que muestren descontento. Es más, al igual que se ha hecho con la
revolución del 25 de enero de 2011, se les responsabiliza del hundimiento de la
economía egipcia, especialmente del turismo, caído en picado. Se trata así de mostrarlos como culpables ante la gente, que prefiere estas explicaciones simples a reconocer la situación en la que viven.
La falsedad de esto es palmaria, pues nunca recibió Egipto
tantas muestras de afecto y solidaridad como cuando sus ciudadanos salieron a
decir ¡basta! al gobierno de 30 años de Hosni Mubarak. Fueron las acciones
represivas de los gobiernos siguientes —incluidos el islamista— los que
fueron sembrando la desconfianza y el rechazo de instituciones y países.
Quince días después de la visita de los diputados del
parlamento egipcio a Ginebra, se producía la dimisión del presidente de la
Comisión de Derechos Humanos. El propio diario estatal señalaba:
Mohamed Anwar El-Sadat, chairman of the
Egyptian parliament's human rights committee, resigned on Tuesday shortly after
parliament speaker Ali Abdel-Al disclosed that a closed-door meeting would be
held to discuss a complaint filed by an MP against parliament with "an
international organisation.""This complaint was filed by a
high-profile MP and it was written in English," said Abdel-Al, adding
that "this is a dangerous development and that I will not let it pass
easily."
Abdel-Al declined to disclose the identity of
the MP in question, though he said that "this is not the first time for
this MP to file complaints against Egypt’s parliament; he has done this
several times before to tarnish the image of his country."
Abdel-Al insisted that "the name of the MP
who filed the complaint against parliament will be revealed in a closed-door
plenary session."
Speculation is rife that it was El-Sadat who
filed the complaint cited by Abdel-Aal.
El-Sadat has extensive connections with
international organisations like Human Rights Watch and with foreign
diplomats in Cairo, especially those affiliated with the US and British
embassies.
In a statement to reporters, El-Sadat said he
is resigning "because of lack of cooperation from parliament's speaker,
secretariat-general, and the government in responding to requests and
memorandums submitted by the [human rights] committee aimed at addressing
complaints raised by citizens about injustices done to them."
El-Sadat's statement added that his resignation
is also due to parliament's refusal to communicate with the outside world in
terms of implementing Egypt's international commitments and defending its
image abroad."
El-Sadat complained last month that Abdel-Al's
loyalty to the government and the regime of President Abdel-Fattah El-Sisi
came at the expense of parliament exercising its supervisory powers,
especially in the area of human rights.
He triggered the anger of Abdel-Al when he
decided to attend an international conference on human rights in Geneva early
this month without getting his approval.****
La noticia de Ahram Online —que recojo íntegra— muestra los
conflictos y el papel de control del parlamento que juega Ali Abdel-Al, el
presidente de la cámara. El parlamento egipcio no se ha caracterizado precisamente por el juego limpio y las denuncias de unos contra otros abundan. parecen más pendientes de lo que hace cada uno que de los problemas del país.
Toda la preocupación gubernamental no es por el país en sí
sino por las repercusiones mediáticas de lo que hace. Es su imagen la que
preocupa, no los hechos. Esto es una constante del régimen de El-Sisi que
controla ya la casi totalidad de los medios egipcios y cuyos aliados
empresariales le compran los que se resisten.
La obsesión por la imagen es
absoluta. A diferencia de otros regímenes autoritarios que no se han preocupado
tanto por la imagen exterior y han controlado la interna a través de la
propaganda mediática a su servicio —medios estatales y privados—, El-Sisi
quiere mantener una imagen exterior que atraiga a los inversores, algo que no
ha logrado en ningún momento, pese a la parafernalia organizada para las
reuniones internacionales.
Las crisis en diversos sectores se suceden y con ello las
protestas. Estas se intentan acallar con más represión, por lo que vuelven a
aumentar. Cuando alguien protesta, se le acusa de querer convertir su caso en "político", como al padre del estudiante muerto hace unos días. Debía aceptar la versión oficial: su hijo había muerto al lanzarse por la ventana de un burdel. No aceptarlo es ya tratar de desprestigiar al régimen.
El intento de acallar a las ONG dedicadas a los Derechos Humanos es
muy grave y supone intentar hacer desaparecer a demás de a las personas a la
voces que lo denuncian. La gravedad de la dimisión de Mohamed Anwar El-Sadat es
grande ya que supone que no hay nadie en Egipto ya que crea en la defensa de
los derechos humanos.
Con el comité descabezado y las ONG cerradas y amenazados
las personas que defienden a las víctimas de los abusos, el régimen quiere el
silencio total. Un nuevo error de estrategia, además de un nuevo incumplimiento
de la democracia egipcia proclamada triunfalmente y que todo están de acuerdo
en señalar que está superando en represión al régimen de Mubarak.
La respuesta es represión y la extensión del aparato militar
a las instituciones que en principio deberían ser civiles. La respuesta es el
control mediático y la presencia constante ante los tribunales de los
discrepantes en cualquier terreno.
Cuando el presidente El-Sisi visitó Francia y se entrevistó
con François Hollande tenía todavía la creencia que podía ir por el mundo
diciendo que los derechos humanos son útiles donde no hay represión e inútiles
donde la hay, que es de forma resumida su paradójica e ingenua doctrina. La
ingenuidad, por supuesto, es pensar que los demás la pueden aceptar. Radio
Francia Internacional lo recogía así en marzo de este año:
French President François Hollande said human
rights are not a constraint in the fight against terrorism on a visit to Cairo
Sunday. Egyptian leader Abdel Fattah al-Sisi insisted that "European
criteria" should not apply to countries such as his.
"Human rights are not a constraint but
also a way to fight against terrorism," said Hollande at a press
conference with Sisi.
Before he arrived in Cairo rights group Amnesty
International slammed France's "deafening silence" on allegations of
repression and abuses in Egypt.
Campaigners have also criticised limits on
liberties imposed in the state of emergency introduced after last November's
Paris attacks.
"The region we live in, President
Hollande, is very turbulent," Sisi replied, adding that "European
criteria" of human rights should not be applied to a country struggling
with "an evil force" that is spreading a "false impression"
of what is happening there.
Italy recently recalled its ambassador to Egypt
for consultations following the murder of Italian doctoral student Giulio
Regeni, whose body was found covered in torture marks in February in Cairo more
than a week after he disappeared.
Hollande said he raised Regeni's case and that
of Eric Lang, a French teacher who was murdered in an Egyptian jail in 2013,
during his meeting with Sisi.
He said he intends to provide a list of
personal cases of rights violations.*****
El despropósito que implica esta doctrina es doble. En
primer lugar es un disparate por sí misma, pero en segundo lugar excluye
señalar que el concepto de enemigos se va ampliando cada día a todos aquellos
que cuestionan la primera cuestión. La acusación de intento de desestabilizar el estado o tratar de
hacer caer al régimen acaba encontrando cada vez más sujetos a los que señalar
con el dedo e incluyen a los que dicen que dos islas regaladas no son saudíes,
los que dudan de la veracidad histórica de algún hadiz, se duelen por los
corderos sacrificados o son mordidos por un tiburón, casos todos ellos por los
que puedes dar con los huesos en la cárcel.
El presidente —que no quería serlo pero que por comunicación
onírica y responsabilidad histórica aceptó su responsabilidad para
alegría de todos— no ha entendido que sus discursos están devaluados y no tienen
vigencia ninguna fuera del marco en que es posible convencer a la gente por la
fuerza. Más allá de las fronteras, sus discursos no son más que demagogia con
la que no ha convencido a nadie todavía.
Es una pena que no se le explicara al presidente, en el mismo
sueño, el valor de los derechos humanos y que es precisamente allí donde se
violan donde deben ser defendidos. Se lo ha dicho Hollande, desgraciadamente la
firmeza de lo dicho contrasta con el final de la noticia. Los lamentos de
El-Sisi encuentran el resultado que buscaba:
Although the European parliament has passed a
motion demanding a halt to all military cooperation with Cairo, Hollande was
due to sign deals worth 1.1 billion euros in arms sales, including fighter
jets, military communications systems and navy vessels, making France Cairo's
largest weapons supplier.*****
La prensa local se encargará después de mostrar las fotos y
de decir que Francia está encantada con
El-Sisi y que apoya a Egipto en su lucha contra sus enemigos, que son los
de la Humanidad, algo que nunca se le agradece. Ya se encargarán allí de poner
los nombres de la creciente lista de enemigos. Las palabras se las lleva el
viento pero el material militar se queda.
Disueltas muchas ONG, cortada su financiación, juzgados sus miembros —acusados de
sembrar mala imagen del país, de querer derribar el régimen— sin voz crítica en
el parlamento, el régimen cree que logrará —¡por fin!— que solo le escuchen los
cantos laudatorios.
Está muy equivocado. Simplemente está sembrando más
conflictos, más discordia y más injusticia hacia el futuro, imposibilitando el desarrollo y la convivencia, y aislando a Egipto. La doctrina de la región turbulenta excluye quién ha producido y produce mucha de esa turbulencia han sembrado la represión y acallando las voces. Los Derechos Humanos se respetan o no. Según señala su presidente con toda naturalidad, en Egipto no se respeta la "visión occidental" de los derechos humanos, lo que implica que la visión egipcia supone la tortura, la desaparición, la censura, etc., armas con las que se dice defender la democracia. Con esta doctrina no es posible diferenciar una dictadura de una democracia, algo que es evidente en el caso egipcio.
Acallando las voces dentro, las quejas fuera serán
dobles. Los ataques contra las organizaciones de derechos humanos, las campañas de descrédito, el encarcelamiento de sus dirigentes no resolverán uno solo de los problemas egipcios. Ninguno.
* "Egyptian human rights defenders vow to continue work
after asset freeze" Mada Masr 17/09/2016
http://www.madamasr.com/news/egyptian-human-rights-defenders-vow-continue-work-after-asset-freeze
**
"Imminent Risk of Prosecution of HRDs accused of committing human rights
work-Further background on Case No. 173 – the case against human rights
NGOs" EIFPR 15/09/2016
***
"MP Sadat to be investigated by house for attending Geneva rights
conference without approval" Ahram Online 17/08/2016
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/239064/Egypt/Politics-/MP-Sadat-to-be-investigated-for-attending-Geneva-c.aspx
****
"Egypt MP Sadat resigns as head of parliament's human rights
committee" Ahram Online 30/08/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/242027/Egypt/Politics-/Egypt-MP-Sadat-resigns-as-head-of-%E2%80%8Eparliaments-hum.aspx
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