Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ayer
hablábamos del encarecimiento de la electricidad en Egipto y del drama de las
familias que se encontraban con recibos disparados, con incrementos imposible
de asumir para una economía precaria que ha ido tapando los problemas a base de
subsidios y de cargar sobre la deuda del país todo aquello que podría suponer
un problema social.
Todo acaba siendo un problema social cuando no se arregla nada y, para mayor
desastre, se convierte en un modo de enriquecimiento ilícito para muchos, para
una clase depredadora sin escrúpulos que ha hecho precisamente de la existencia
de subsidios su particular coto de caza, como se ha podido apreciar con el caso
del trigo, la harina y el pan, fatal cadena de latrocinios que acaba pagando
sin saberlo el propio pueblo egipcio, acostumbrado a recibir sin preguntar el
coste real de las cosas, algo reservado para los que las encarecen
artificialmente con especulaciones y fraudes.
De la
cuna a la tumba, la vida de la mayoría de los egipcios está marcada por esta
realidad fraudulenta, extendida e inagotable. Hoy la prensa egipcia —Daily News Egypt— y la internacional —The Washington Post— dan cuenta de un
nuevo episodio en la serie desencadenada de conflictos, de nuevo vez otro
elemento subsidiado: la leche para bebés.
Daily News Egypt da así la noticia sobre lo
ocurrido ayer:
In response to dozens protesting against the
shortage of subsidised infant milk, Health Minister Ahmed Emad said the
gathered families did not know the new outlets for selling the milk.
Dozens of families protested on Thursday
morning in front of the Egyptian Pharmaceutical Trading Company against the
shortage of subsidised infant milk.
Emad said that according to a new decree, the
milk will only be sold in outlets belonging to the Health Ministry, which
amount to 1,005 outlets across Egypt, including 109 in Cairo.
According to an official statement from the
ministry, the families were directed to the new outlets and 22 cases were given
the milk after review.
Families decided to assemble at the company
headquarters and block the main road, after going back and forth between the
company and other retail outlets in search for the milk.
According to some families’ testimonies, the
subsidised milk is much cheaper than the one found in pharmacies. One of the
protestors, who came from Menoufiya in search for the milk, told Daily News Egypt that the price for a
single packet is EGP 17, whereas in pharmacies it can go up to EGP 65, which he
cannot afford. Many of the families had travelled from other cities to Cairo to
get the milk.*
La información se acompaña de fotografía en las que se ve a
la Policía frente a las madres que han ido con sus hijos en brazos a solicitar
la leche y de un vídeo de poco más un minuto en el que pueden escucharse las
protestas desesperadas de los padres que abandonan el trabajo para intentar
conseguir los botes de leche. No pueden permitirse perder días u horas de
trabajo intentando conseguir la leche.
Las diferencias entre el precio de la leche subsidiada —17
libras egipcias— y lo que les cuesta en las farmacias —65 libras—, que dicen no ganar nada, es una
diferencia abismal que cae sobre las familias bote tras bote. La decisión del
ministerio de venderla solo en los dispensarios estatales ha tenido como
consecuencia este caos en su búsqueda.
Estos pequeños ciudadanos egipcios ya han tenido su bautismo
de fuego en las protestas callejeras del brazo de sus madres desesperadas.
Puede que sea el primero, pero no será el último. Tienen por delante una vida
de protestas ante la falta de oportunidades y la falta de escrúpulos. Desgraciadamente,
volverán en muchas ocasiones a la calle, a la protesta, y no les faltarán
motivos ante la ineficacia de sus dirigentes.
Por su parte, The
Washington Post da cuenta también de las manifestaciones y de cómo la
Policía evitó la disolución de la manifestación de las mujeres con sus hijos,
decisión inteligente porque si a la imagen de las mujeres desesperadas con los
bebés en brazos se le añade unas de brutalidad policial, es fácil que los
efectos del incidente se hubieran extendido por muchos lugares de Egipto. The Washington Post recoge algunas
opiniones sobre el efecto de estos problemas con la leche infantil:
Mahmoud Fouad of the Egyptian Center to Protect
the Right for Medicine said this is the first time that Egypt has cut baby
formula subsidies.
“It’s also the first time that mothers rally in
the streets to ask for food for their babies,” he said.**
El dramatismo de la expresión no es exagerado. Recordemos el
artículo de ayer de Al-Nagar en el que se acercaba a la mujer llorando en la
estación de autobuses o el caso de violencia doméstica por haber tenido que
pedir prestado para pagar el recibo de la electricidad.
El mundo del subsidio se desmorona y faltan múltiples
recortes. El problema es que en ese mundo vive la gran mayoría del pueblo
egipcio, desastrosa y fraudulentamente administrado durante décadas. Como decíamos
ayer, los nuevos precios de las cosas —pan, electricidad, arroz, leche...—
están haciendo que los egipcios perciban el mundo de otra manera y que se den
cuenta de que apenas pueden sobrevivir en él.
The Washington Post
no se contenta con narrar la manifestación de demanda de leche infantil y ahonda
en la explicación:
Formula prices have increased 40 percent and
the Ministry of Health has announced that, starting this month, authorities
will issue cards to mothers who meet certain criteria making them eligible for
the subsidized formula — such as having twins, working for more than seven
hours a day, or having medical records that show poor health.
The ministry is introducing about 1,000
government-run distribution centers for baby formula across the country. It’s
not clear what exactly caused the formula shortages.
Health Minister Ahmed Radi said in a Cabinet
statement on Thursday that the government measures will regulate distribution
so the subsidized formula goes to those who need it the most.
The ministry said that the government provided
18 million packages of baby formula, worth 450 million Egyptian pounds, or
about $51 million.**
Sin embargo, lo ocurrido con el trigo y las "tarjetas
inteligentes" para el control de las raciones corre el riesgo de acabar de
la misma manera: generando un mercado fraudulento en el que se acabe
revendiendo la leche.
Este acontecimiento y estas medidas sobre todo se deben
interpretar desde la experiencia de lo ocurrido con el escándalo del fraude del
trigo y —es importante precisarlo— de la harina y del pan. El fraude se ha
cometido en todos los niveles: del trigo imaginario almacenado en los silos a
los panes estafados falseando las tarjetas por parte de los vendedores de pan.
El hecho de que el Ministerio quiera venderlo en los locales autorizados por ellos
implica querer controlar mejor lo que pueda ocurrir. Pero ¿es esto posible? Es
decir: ¿es posible generar una cadena limpia hasta llegar al receptor final de
la leche?
Sería lo deseable por el bien general, pero el bien particular de los que están
acostumbrado a enriquecerse en estos procesos gracias a la corrupción de los
funcionarios y de las empresas privadas con las que se conectan lo hacen
difícil. Aunque pongas sistemas de control, esos mismos sistemas de control
están controlados por personas
corruptas, como ha ocurrido con la fabricación y uso de las tarjetas para la
distribución del pan. ¿Pasará lo mismo con la leche?
El parlamento egipcio ha reaccionado llegando rápidamente
con la "solución" eterna: el Ejército egipcio se hará cargo del
proceso y fabricará leche si es necesario. Es como una ruleta en la que siempre
saliera el número 33. La imaginación política egipcia se acaba en los límites militares. Como siempre, es la
forma de confirmar que sin el Ejército Egipto no puede sobrevivir. Es como si el
Ejército fuera una versión del 7º de caballería cinematográfico que acude al
rescate del pueblo egipcio entre toques de corneta y galopes polvorientos. Por
algo el presidente se pone el uniforme cuando inaugura algo. Egipto es un
ejemplo de homeopatía política: combate su enfermedad con dosis de aquello que
la produce.
El sitio de información de las actividades del Parlamento
egipcio titula gloriosamente "Buenas noticias para las colas" y
señala que "el Ejército va a salvar a los niños de Egipto"***. Mejor
harían en investigar por qué hay que salvarlos. Pero va a hacer falta mucha
"salvación" para lo que se avecina: crisis con el azúcar, el arroz, el
algodón, la aplicación del IVA (que producirá nuevos encarecimientos), las
matrículas escolares... En un polvorín social en el que los subsidios han
actuado como cortafuegos, el hundimiento económico del sistema (carente de
divisas, mantenida la libra artificialmente, 15% de inflación, déficit
galopante...) y una corrupción que se traga lo destinado a paliarlo. Egipto padece la ceguera
de pensar que los problemas se pueden tapar siempre. Ese tiempo se ha
terminado.
Una buena noticia que permite algo de esperanza, en otros
niveles, pero que no queremos dejar pasar. Egyptian
Street recupera un caso del año pasado, el de la estudiante brillante Mariam
Malak, llamada por los medios "Zero Girl" porque esa fue la nota que
consiguió el año anterior en los exámenes para ingresar en la universidad.
Recordarán el caso: una brillantísima estudiante copta, con
un expediente cercano al 10, se encontró con un cero en su examen. Cuando pidió
revisarlo se encontró con que las muchas páginas que había escrito se habían
transformado en una hoja con apenas unas líneas escritas. Alguien había
cambiado su brillante examen por el de algún ignorante bien relacionado. Sus
recursos se desestimaron y ella exigió hasta exámenes de peritos calígrafos que
afirmaron sin pudor que la letra de aquellas pocas líneas era suya. (ver
entrada El que hace la ley (casi siempre el mismo), hace la trampa 9/10/2015)
De nada le sirvió a Mariam Malak protestar y fue gracias a
su decisión de denunciar el caso en las televisiones por lo que el caso
adquirió notoriedad y apoyo social. Todos sabían a qué se estaba enfrentando.
Sus lágrimas conmovieron a muchos, pero el corrupto sistema educativo, y los no
menos administrativo y judicial fueron implacables y Mariam continuó siendo
"Zero Girl" durante un año. Egyptian
Streets nos trae la buena noticia de que ha repetido su examen este año y
las cosas han vuelto a su cauce: ha obtenido un 94,02 sobre 100. Ella debe
estar orgullosa; no han conseguido callarla ni ocultar su valía, años de
sacrificio en un entorno difícil en todos los planos. Cuando Mariam Malak
recibió su rotundo suspenso, saltó el escándalo de los favores educativos a los
hijos de jueces, altos funcionario, etc. que pasaban las pruebas sin problemas,
como denunció la prensa. A alguno de ellos fue el examen brillante de Mariam
Malak.
Egyptian Streets
señala para cerrar la información:
Malak’s plight became symbolic of Egyptian
struggle against corruption, particularly when her continued efforts to
navigate these bureaucratic hurdles and challenge the scores were unsuccessful.
Her story quickly gained traction across social
media platforms, where users developed the hashtag “I believe Mariam Malak,”
highlighting their disbelief of the medical reports and lack of support for the
court rulings.
Her lawyer now says that her ability to secure
a high overall score in this year’s examinations should remove any shadow of
doubt that she was telling the truth before.***
Es en la gente como Mariam Malak en donde está el futuro de
Egipto y cuanto antes se den cuenta mejor. Pero para que tenga un futuro real y
no emigre, Egipto deberá limpiar y no meter debajo de la alfombra los males que
todos los egipcios conocen. En Mariam Malak está el futuro; los obstáculos son
la herencia de un pasado que, como las pirámides, siguen mostrando que el poder
es eterno.
Los problemas de los egipcios comienzan ya con los biberones
y luego se va ampliando el muestrario. En realidad comienzan antes. La imagen
de esas madres con los biberones vacíos en una mano y el bebé en la otra no
hace ningún bien a Egipto, ni dentro ni fuera. La solución no estará en nuevos
subsidios sino en abordar la reforma de la corrupción que hace que todo lo que
Egipto produce se lo acabe tragando ese monstruo que todo lo devora, que impide
que se pueda invertir en crecer y no solo en tapara agujeros.
Yo creo en Mariam Malak. Con más como ella, quizá pueda
cambiar algo. Su honestidad es pareja a su capacidad, dos valores que no son
los que han hecho triunfar en una sociedad atrapada que prefiere las fanfarrias
militares, el griterío mediático, la loa propagandística, al silencio del
estudio, a la honestidad discreta. No sé hasta dónde llegará Mariam Malak, no
sé hasta dónde sus virtudes la dejarán ascender en medio de la mediocridad fraudulenta.
Copta, mujer, humilde, honesta y buena estudiante... tiene todo en contra. Sabemos
que el inútil que se benefició de su examen, en cambio, llegará alto porque
estaba protegido.
Egipto necesita muchas Mariam Malak y menos protegidos. Mientras no lo entienda y haga algo para remediarlo no habrá muchas soluciones, como se ha visto con el escándalo del trigo, los anteriores y los que indudablemente vendrán.
Besar fotos no alimenta, aplaudir tampoco. De la cuna a la tumba. Mariam Malek y muchas otras como ella son la solución.
*
"Subsidised infants milk to be sold only in ministry outlets: Health
Minister" Daily News Egypt 01/09/2016
http://www.dailynewsegypt.com/2016/09/01/subsidised-infants-milk-sold-ministry-outlets-health-minister/
**
"Egyptian moms protest shortages of subsidized baby formula" The
Washington Post 1/09/2016 https://www.washingtonpost.com/world/middle_east/egyptian-moms-protest-shortages-of-subsidized-baby-formula/2016/09/01/f16b288e-704d-11e6-993f-73c693a89820_story.html
*
"Egypt’s ‘Zero Schoolgirl’ Mariam Malak Retakes Thanaweyya Amma, Scores
94.02%" Egyptian Streets 30/08/2016 http://egyptianstreets.com/2016/08/30/egypts-zero-schoolgirl-mariam-malak-retakes-thanaweyya-amma-scores-94-02/
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