domingo, 19 de junio de 2011

Los nuevos españoles: nacionalizar delincuentes

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hussein Salem
Por si no hubiera bastantes sinvergüenzas —siempre son demasiados—, resulta que le dimos la nacionalidad española a uno de los egipcios corruptos del régimen de Mubarak. Los tribunales de su país de origen solicitan su extradición para que explique allí algo de los negocios multimillonarios que se había montado a cuenta del gas a Israel, un negocio en el que se vendía  el gas por debajo del precio de mercado. Lo que faltaba iría a parar a las arcas de algún que otro faraón, además de a las suyas, claro. Parte de ese dinero está por aquí.
Lo preocupante del caso es que Hussein Salem se ha hecho español, tiene doble nacionalidad,*  y alega que está muy feliz en su país —o sea, el nuestro— y que no se le ha perdido nada en Egipto, algo bastante probable. Cuando los delincuentes de otro país piden nacionalizarse en el tuyo, malo. Eso quiere decir que aquí se siente confiados, que han tejido sus relaciones y han creado su paraíso en prevención de disgustos. Le han puesto una fianza de 27 millones de euros, que es mucho para los demás y bastante menos para él. Salem había invertido en nuestro país en negocios inmobiliarios, para variar. Hace ya algún tiempo que sabemosr que una parte del floreciente negocio inmobiliario en este país provenía del blanqueo de dinero de las mafias y delincuentes internacionales.**
Aquí han venido muchos a blanquear dinero. Eso te lo cuentan tomando una cerveza por las playas de Levante y todos tienen alguna experiencia de negocios con los “buenos pagadores” de la Europa del Este. España ha sido un lugar en el que se ha invertido mucho en el suelo y en lo que se construía encima. Esos mafiosos que son detenidos en España por órdenes internacionales de captura tienen sus chalecitos y mansiones en las urbanizaciones discretas de la costa española. Y uno se pregunta por qué les gusta tanto el sol español a estos mafiosos. Será que somos un país acogedor.
En el caso de Hussein Salem me gustaría saber cuál es su amor por España, cuáles son sus orígenes, en qué emocionante momento de su vida cayó rendido ante una puesta de sol española, ante una saeta, ante una peineta sevillana, ante un chispazo fallero, o ante un desgarrón de taleguilla en los sanisidros, en fin, en qué momento decidió compatibilizar su nacionalidad egipcia, faraónica, y pasarse al dominio de austrias y borbones, de quijotes y carpantas. Es una curiosidad. Sí. Me gustaría saber si siguió los procedimientos habituales para hacerse tan español como los demás o si, apiadados por su furibundo amor a la patria, las instituciones se le abrieron de par en par como los bancos en los que guardó su honesto dinero.

La mansión de Salem en Madrid
 La cosa no es baladí porque todos conocemos personas perfectamente honorables a las que les cuesta media vida conseguir la nacionalidad. Nosotros hemos nacionalizado delincuentes inversores y deportistas (algunos también han resultado también poco claros), con el afán de tener inversiones y récords. El medallista español en Munich 2002, Jiménez Pentinel, al diario Marca en marzo: "Prefiero ser toda mi vida el cuarto español más rápido, que el primer español y no saber hablar español."***  Se refería a un caso de dopaje producido por un atleta nacionalizado español. Somos los reyes del dopaje, como sabemos. Esta moda de nacionalizar al que viene con dinero o con marcas es bastante peligrosa y, sobre todo, fraudulenta. No me preocupa, como a Angela Merkel, la cuestión de la lengua, que se aprende. Me preocupa más que vayamos buscando deportistas con futuro para ahorrarnos trabajo en el presente. No interesan inversores mafiosos y creo que tampoco ir nacionalizando deportistas para ir subiendo puestos en el medallero. Son formas de "burbujas" cada una en su modalidad, falseamiento de la realidad.
Bienvenido el que quiera venir a este país con las manos limpias y los bolsillos vacíos, en patera o en jet privado; que trabaje y se haga rico, si eso es lo que su mérito y esfuerzo le permiten. Pero cuidado con abrir las puertas de la nacionalización al que no trae otro aval que un dinero poco limpio porque la corrupción prende en cualquier suelo.
Al final estas cosas no salen bien, nos sacan los colores y nos hacen mirar con cierta tristeza nuestros pasaportes al pensar que unos sinvergüenzas también lo tienen. Espero que el señor Hussein Salem sea el hijo pródigo y regresen él y el dinero que se haya podido recuperar a las acogedoras cárceles de su país donde mis amigos egipcios estarán encantados de verle.


* http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/orienteproximo/2011/06/18/la-nacionalidad-espanola-de-un.html

**  “La mafia rusa lavaba su dinero con inversiones inmobiliarias en España”. Málaga hoy 16/06/2008 http://www.malagahoy.es/article/malaga/156752/la/mafia/rusa/lavaba/su/dinero/con/inversiones/inmobiliarias/espana.html

*** "Pentinel: 'los nacionalizados deberían saber hablar español por lo menos' Marca 30/03/2011 
http://www.marca.com/2011/03/30/atletismo/1301509839.html

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