jueves, 15 de febrero de 2018

Obras y razones en las elecciones egipcias

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La sorpresa del día egipcia es la detención de otro líder de la oposición, Abdel Moneim Aboul Fotouh, uno de los participantes en la llamada conjunta a boicotear las elecciones ante la falta de libertades y presiones a los candidatos. Abdel Moneim Aboul Fotouh no se presentaba ahora, pero es un antiguo candidato a la presidencia y obtuvo un respetable respaldo popular en su momento.
El arrestado tiene también una trayectoria política clave ya que fue un disidente importante dentro de la Hermandad Musulmana, de la que se distanció en 2011 y un crítico de Mohamed Morsi durante su mandato. Sobrevivir a la Hermandad Musulmana no es sencillo, pero Aboul Fotouh lo hizo y ha sido una voz crítica más ante la deriva posterior del régimen de al-Sisi que ha hecho que pierda los apoyos políticos con los que contó inicialmente.
Ahora nos lo encontramos también arrestado, como uno más de los sistemáticamente eliminados por el régimen que es sometido a crítica. A los arrestos y presiones anteriores se suma otra que confirma la falta de libertades en Egipto y el deseo de al-Sisi de ser la única voz en el país, algo que manifestó ya en su momento.
La visión que al-Sisi tiene del país y de sí mismo no tiene nada de democrática. Es la encarnación de una visión absolutista y mesiánica, en la que el Ejército es el padre de una conflictiva familia en la que siempre ha de poner orden y tener la mano firme para castigar a los díscolos. La crítica es la primera fase del caos y es necesario eliminarla para evitar la erosión del temor reverencial. Un freudiano diría que el Ejército es una especie de superego del país, controlador del caos del Id nacional. El problema aquí es que la represión crea más caos en forma de contestación, creando un sistema retroalimentado que el Ejército usa para que nadie dude de su función correctora.
Por eso nada lleva peor que las críticas que puedan cuestionar el papel salvador que ellos mismos se atribuyen después de ser los responsables del país desde los años 50. De esta forma, en vez de construir un país de convivencia —tiempo han tenido— se contentan con un sistema polarizado siempre bajo riesgo de caos, en el que su papel es esencial. Cuando los egipcios piden al Ejército que se aparte de la vida política, lo hacen el tiempo suficiente, un año, para que el pueblo compruebe lo mal que les va cuando ellos no están en el poder.


La detención de Abdel Moneim Aboul Fotouh es un paso más en la escalada de represión que está acabando con la oposición democrática a fuerza de inventar conspiraciones. No hay más estrategia pues que la del miedo, que pasa por convertir en traidores, conspiradores, enemigos de la patria a todos los que no se sometan al liderazgo del al-Sisi, que desde el momento en que se definió como el brazo armado manejado por la voluntad del pueblo, gobernará más con plebiscitos que con votos, deleznable invento occidental.
Egyptian Streets nos cuenta así la detención y sus posibles causas:

Egypt’s general prosecution has ordered on Wednesday the detention of former presidential candidate Abdel Moneim Aboul Fotouh pending a case that pertains to the outlawed Muslim Brotherhood group, according to Extra news TV channel.
Aboul Fotouh’s son wrote that his father, along with six other members of his political party “Strong Egypt” were arrested.
The detention of Aboul Fotouh comes a few days following the arrest of the party’s deputy president, Mohamed al-Qassas.
Aboul Fotouh ran in Egypt’s 2012 presidential elections. There have been several calls and complaints to the general prosecution to arrest Aboul Fotouh over the past few days after he had appeared in an interview with al-Jazeera channel. Aboul Fotouh severely criticized Egypt’s current regime, particularly president Abdel Fattah al-Sisi.*


La publicación incluye un enlace con las declaraciones del detenido en la cadena qatarí para que sus lectores puedan apreciar el "delito".
En Egipto siempre hay un número suficiente de personas honestas y piadosas que acuden a los tribunales, escriben cartas o gritan quejumbrosas en los programas de televisión pidiendo que encierren, lapiden o violen a alguien en el nombre de algún principio político, religioso o de ambos, que da más prestigio. Se convierten así en voces del pueblo o de Dios ante lo que consideran traición, blasfemia o cualquier otra clase de delito horrendo y nefasto. Es la forma de disfrazar la intransigencia como virtud.
Mediante este acto acusador, basta con que algún juez decida atender las demandas para que estas sean convertidas en un proceso que acaba con la libertad, la fama o las posibilidades de ser candidato en alguna elección.
Ser entrevistado por Al-Jazeera ya es un acto de "traición" pues es connivencia con el enemigo, una vez que se ha declarado a Qatar el origen del mal y a Al-Jazeera su portavoz. Si además se hace desde allí una crítica al régimen, es cuestión de tiempo que tu puerta esté repleta de policías llevándote a declarar y haciéndote pasar un mal rato.
Casi toda la prensa que recoge la detención lo hace en los mismo términos: no se sabe muy bien qué ha hecho, algunos suponen que pueda ser por contactos con la Hermandad (la versión que más le gusta al régimen), pero parecen ser las declaraciones criticando al régimen, es decir, lo mismo que hicieron públicamente los que denunciaron la situación y pidieron el boicot de las elecciones ante la falta de transparencia o, si se prefiere, el exceso de contundencia, algo que se ajusta más a la realidad. La falta de transparencia, ante el historial político egipcio, siempre se da por hecha.
En este momento crítico, un político respetado, el médico y articulista Mohamed Abu Gal, publicó el día 7, en Egypt Independent, un artículo, con el título "The reason for Egyptians’ concern", en el que comienza señalando:

No patriotic Egyptian wants chaos, destruction of facilities, or disruption to economic growth or tourism, and we are all determined to eliminate terrorism at the earliest opportunity. But everyone is very concerned about the future. Yet, the regime does not understand the concerns of Egyptians, which stem from their concern of inefficiency in the regime, demonstrated very publicly through management of the presidential election.
The timing and outcome of the election has been expected for four years. It was known that the president will run, and it was known for all that the president will succeed with ease regardless of the candidate he faces. It is a foregone conclusion in all third world countries, where the democratic process is limited and complex, and the entire state apparatus stands with any president seeking re-nomination. There are no surprises at all, look at what different governmental bodies have done.**


A esta sencilla y clara declaración del punto de partida egipcio hoy en día, le sigue un recorrido por la lista de tropelías cometidas contra cualquier persona que haya decidido presentarse en una cosa llamada "elecciones" a la que se supone que se pueden presentar pues para eso se convocan. Pues no. Las elecciones en Egipto deben servir para reafirmar las maravillas de un sistema que debe ser perfecto, pero que no lo es y le molesta que se lo recuerden.
Para ello, el sistema convoca pero luego imposibilita que los candidatos puedan presentarse. Cuando le recuerdan que es más elegante que haya dos candidatos, el régimen decide quién debe ser apartando a todos los indeseables.
En el artículo de Abul Ghar se explica así la llegada del candidato del último minuto:

Suddenly, due to a lack of competitors, the regime discovered that the president would run the elections alone, a sole candidate in a referendum. This was feared to potentially decrease the turnout of voters to the extent that it may indicate a loss the regime’s legitimacy, and suddenly the regime’s satellite channels which had previously attacked Ali requested that he return to the race.
This bullying from the group in power is counterproductive and highly damaging to the state.
The prospect of a referendum caused great concern for the regime, but then it considered Sayed al-Badawy, a chairman of an old party who could play a puppet role, and Badawy agreed.
However, the amount of anger and ridicule that Badawy and the regime faced was unexpected. In addition to the exposure of Badawy’s criminal record on the internet which made the candidacy impossible, the Wafd Party were infuriated and voted overwhelmingly against his candidacy.
At the last minute, the regime gave the order to Moussa Mostafa Moussa to run in the elections, after it equipped him with recommendations from 20 MPs – the required amount according to the National Elections Authority (NEA). Despite not revealing their names, it claimed Moussa had demonstrated his power and impressive impact on parliament and its leader Abdelaal. Upon his candidacy, he announced that he supports President Abdel Fattah al-Sisi, and would elect him, because his wife loves Sisi.**

El sainete electoral no tiene desperdicio en los detalles o en las vistas lejanas. El aparato mediático, político y policial del régimen se pone en marcha eliminando a los posibles candidatos levantando calumnias, deteniéndolos o llevándolos ante los tribunales para conseguir su inhabilitación legal para presentarse.

La pregunta es: ¿es este el comportamiento de un régimen cuyo presidente saldrá elegido con un mínimo de un 90% favorable de los votos? En la mayor parte de los lugares sería absurdo, pero no en Egipto, que siempre es excepcional. El argumento para que no se presente un militar (había tres candidatos) es que no se puede tolerar que la institución muestra desacuerdo en público.
En el artículo titulado, "Analysis: How Sisi has been sidelining his opponents", publicado en Mada Masr, se indica lo siguiente sobre la detención de Sami Anan:

The sources’ accounts are in line with a journalist’s first-hand testimony of a conversation led by former SCAF member and current Minister of Military Production Mohamed al-Assar during a reception ceremony held by the Saudi Embassy in Cairo at the end of January. Assar spoke to a small group of Egyptian journalists about what he described as a “violation” committed by Anan, not just of the law, but of military norms. For Assar, Armed Forces leaders could not let it appear as though the military was fielding two candidates competing over power, and the decision to arrest Anan was only made after all efforts to sway him away from candidacy had failed.
The same ceremony attendant recounts that Assar affirmed that the Egyptian military would not allow one of its leaders to be harshly humiliated; while being charged with violating military laws must entail disciplinary action, Anan’s punishment “will not be more than six months of house arrest, which he’ll serve in his own home.”***


Esas "normas militares" no escritas, es decir, mostrarse siempre como una institución unánime en su respaldo. La historia del Ejército egipcio está llena de esas fisuras que han acabado siempre mal. Algún día se escribirá la historia de sus purgas, como la que el propio al-Sisi ha ido realizando en este tiempo. Es mejor cortar la hierba antes de que sea demasiado tarde.
Pero hay otra "norma" no escrita, pero practicada siempre: al Ejército no se le critica. La posibilidad de enfrentar un candidato militar con uno civil es todavía peor que la de la lucha de dos militares. Nada debe erosionar una figura que se delinea primorosamente desde los medios estatales y afines. Y una campaña electoral es sacar trapos sucios, criticar, etc. ¿Es eso posible con un presidente que dice que se le aparecieron en sueños diciéndole que debía presentarse para salvar a Egipto? Hasta la ley electoral y el diseño del parlamento se hizo para respaldar al presidente y no para mantener debates y realizar críticas. ¿Sesiones de control, qué es eso?
El artículo de Mohamed Abul Ghal termina con preocupadas conclusiones:

The performance of the regime since the beginning of the electoral process to its end indicates a severe weakness in the efficiency of the country’s governance.
The matter was decided from the first moment for the benefit of the president, but the use of state resources, ministries, and television in this way does not benefit the president, instead it harms him.
We need stability, and this comes from efficient management of administration and resources.
Therefore, the people are very concerned, we face serious issues threatening Egypt and its future, such as the Nile water access, the economy, nuclear energy, terrorism, the future of Sinai, and the continued population explosion. All of these are of high importance for Egyptians, and we fear that these concerns will be poorly managed, similar to way the presidential election has been managed.
May Lord keep us.
In the words of Sayed Darwish, “Stand up Egyptian, Egypt is calling on you.”**

El problema de todo esto —como hemos expresado muchas veces— es que va a más sin remedio. La estrategia de dinamitar la democracia en sus principios y mantenerla como una fachada decorada no engaña a nadie. Todos los movimientos emprendidos desde 2013 van hacia la constitución de un temible estado policial en el que sea la violencia, en sus distintas manifestaciones, la que se convierta en su principio rector.


La detención de Abdel Moneim Aboul Fotouh es otra mala noticia para el sistema, que se muestra incapaz de contener las críticas por las actuaciones realizadas. Abdel Fattah al-Sisi sigue eliminando a todos aquellos que puedan quitarle protagonismo. Cuando se pase el efecto narcótico de la campaña en el Sinaí con sus muertos diarios, al-Sisi se tendrá que enfrentar a los problemas existentes junto con los que ha creado con sus acciones. Quiere que en los medios solo aparezcan las promesas de un futuro que los egipcios se van creyendo menos —ya no se habla de la popularidad del presidente— ante la dura realidad que tienen por delante. Como señala Abul Ghar, son muchos problemas que no se solucionan con la fuerza, sino con la inteligencia y la buena gestión, algo en lo que el régimen no aprueba.
Las consecuencias de desmantelar la oposición democrática solo llevará a la radicalización de unos y a la apatía de otros. Debilitando la democracia solo se trae autoritarismo. Pero la teoría egipcia es otra: la democracia trae el caos. El Ejército con sus acciones no salva a Egipto, le condena a depender de él para el resto de su historia.



* "Former Presidential Candidate Abdel Moneim Aboul Fotouh Arrested" Egyptian Streets 14/02/2018 https://egyptianstreets.com/2018/02/14/former-presidential-candidate-abdel-moneim-aboul-fotouh-arrested/
** Mohamed Abul Ghar "The reason for Egyptians’ concern" 7/02/2018 http://www.egyptindependent.com/the-reason-for-egyptians-concern/

*** Ashman Soliman "Analysis: How Sisi has been sidelining his opponents" 10/02/2018 https://www.madamasr.com/en/2018/02/10/feature/politics/analysis-how-sisi-has-been-sidelining-his-opponents/


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