lunes, 2 de enero de 2012

Un sarcasmo simbólico

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los judíos ultraortodoxos han reaccionado mal a la presión nacional e internacional sobre sus métodos y formas de interpretar y enjuiciar el mundo. Recordamos que el caso que había desencadenado la repulsa general había sido el de una niña de ocho años insultada, llamada “prostituta”, escupida y acosada por las calles por no ir vestida como ellos piensan que deben ir vestidas las niñas de ocho años.
Su reacción ha causado más indignación, si cabe, porque han utilizado determinados símbolos del holocausto, tratando de representarse como los nuevos mártires, las nuevas víctimas de persecución. Se han plantado en el pecho estrellas amarillas con la palabra “Jude”, se han puesto “pijamas de rayas” y han hecho fotografiarse a los niños en la pose de una famosa fotografía del gueto de Varsovia en la que un niño levanta sus brazos en señal de rendición frente a las tropas nazis.

La foto del niño con los brazos levantados en el gueto de Varsovia

El hecho de que ellos fuera los “perseguidos” —¿qué papel interpreta entonces la niña involuntariamente aquí?—, convierte a los demás en “nazis” obviamente. Y así se encargaron de gritárselo a la policía israelí cuando intervino. Como es lógico, a la mayoría del los israelíes no les hace la más mínima gracia que los llamen “nazis” y los comparen con ellos y menos viniendo de estos señores. The New York Times nos cuenta que son casi el 10 por ciento de la población, pero que van creciendo; que lo del trabajo no les parece bien a muchos de ellos y prefieren apuntarse a un paro más bien indefinido y vivir del subsidio dedicándose a la noble tarea del estudio permanente de las Escrituras*. La consecuencia que sacan de sus atentas y constantes lecturas es que hay que ir por la vida discriminando a las niñas que no se visten como quieren, no se sientan en la parte adecuada el autobús y un montón de reglas de incuestionable cumplimiento para los que son de la comunidad. Me imagino que los demás no se atreverán a pisar siquiera la zona.

Los ultraortodoxos protestando considerándose perseguidos
En junio de 2010 se produjo una manifestación de protesta de los judíos askenazis (de origen centro y oriental de Europa) contra la prohibición de discriminar a los niños judíos sefardíes en las escuelas. La mayor parte de las manifestaciones suelen ser contra la segregación. Para ellos, en cambio, lo natural es la segregación. No quieren mezclarse con otros judíos, sean de donde sean. Ellos son los “puros” y los demás los contaminados y contaminantes. No es un problema externo, interconfesional; es un problema de los elegidos frente al resto del mundo. Nos cuenta el diario argentino La Nación de entonces cuáles eran los argumentos que esgrimían:

“¡Es la tora quien decreta!”, “¡No toquen a los redentores de Israel!”, podía leerse en las pancartas que llevaban los manifestantes.**

La niña discriminada ahora es de origen centroamericano; tan judía como ellos. Pero no es así en su mente restrictiva. Ellos son únicos, los “redentores”.  Y ser únicos significa que únicamente se puede ser como ellos, lo demás son deviaciones, aberraciones. Puede que entre ellos haya quienes piensen que no está bien escupir, insultar, segregar, etc., —dejemos el beneficio de la duda— pero no se les ve manifestarlo o, al menos, no nos lo transmiten con la misma intensidad. 

En todas las religiones existe gente así. Son los únicos “puros”; los únicos que leen correctamente las Escrituras frente a las malas interpretaciones o herejías de los demás. Para ellos la religión no es más que un instrumento selectivo que les sirve para situarse en el lado virtuoso de las líneas de separación que deben existir en el mundo. No les basta con considerarse religiosos y cumplir ellos los preceptos. Extienden hasta el infinito las reglas y normas hasta cubrir todos los aspectos de la vida propia y ajena, que es la forma de poder interferir y controlar a todos. Su “pureza” les concede ese privilegio. Buscan la diferencia  de forma constante para evitar ser confundidos y eso se refleja en todos los órdenes de la vida, desde el vestuario a la alimentación, de los horarios a los saludos. Sí, en todas las religiones podemos encontrarlos. Ellos son diferentes y quieren que todos lo sepan.
Poniéndose la estrella amarilla en sus ropas, poniéndose los pijamas de rayas y haciéndose fotos imitando a los judíos que fueron recluidos y masacrados en Varsovia, estos ultraortodoxos no solo falsean la historia del pueblo judío, sino que insultan a todos los que hayan podido padecer persecuciones por el fanatismo de otros. La manifestación de los perseguidores perseguidos no es más que un sarcasmo histórico, un chiste de mal gusto.
Nos dicen que estos ultraortodoxos no reconocen el estado de Israel, ni sus leyes, porque debe venir el mesías a fundarlo. Se iban a enterar, desde luego.

* “Israeli Protest’s Invocation of Holocaust Is Condemned” The New York Times 02/01/2012 http://www.nytimes.com/2012/01/02/world/middleeast/holocaust-images-in-ultra-orthodox-protest-anger-israeli-leaders.html?hp

** “Judíos ultraortodoxos protestan por discriminación en escuela religiosa” La Nación 17/06/2010  http://www.nacion.com/2010-06-17/Mundo/UltimaHora/Mundo2412689.aspx


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