lunes, 9 de abril de 2012

En boca de todos: un país de burbujas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Es triste ver cómo se está en boca de medio mundo negativamente. Ver el espectáculo de los políticos franceses poniendo a España como ejemplo de lo que no se debe hacer y de cómo se puede acabar, no es nada agradable. Ver un reportaje en The New York Times sobre el gigantesco burdel en el que han transformado España las mafias de todas las nacionalidades del mundo que residen aquí con casi absoluta tranquilidad y que te cataloguen como país de “turismo sexual” no es agradable. Que sea noticia el que retiren de la programación una serie española en Italia por considerarla representativa de la “España de Zapatero”, para ellos grosera, hedonista y chabacana, tampoco es agradable. Que la Comisión Europea diga públicamente que lo que ocurre —respecto al paro y la economía— en España va más allá de la crisis que los demás padecen tampoco lo es. Podrían multiplicarse los ejemplos en los últimos meses.

Pero es el trago que se debe asumir para poder hacer algo al respecto. Surgen muchas preguntas cada vez que me vienen a la memoria la rueda de presa de Rodríguez Zapatero —apenas hace unos años—  en Nueva York en la que se reía de la envidia que nos tenían Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi porque éramos el no va más o la declaraciones de esa vidente, Leire Pajín, que advertía al mundo de un fenómeno de sincronía cósmica a ambos lados del Atlántico, la llegada al poder de Obama y Rodríguez Zapatero, la transformación del planeta. Íbamos a comernos el mundo y se nos atragantó.
Surgen muchas preguntas, sí. Y surgen preguntas porque todavía seguimos sin un análisis serio o creíble, al menos, sobre por qué se ha llegado a esta situación económica y social. Existe una especie de pacto de silencio sobre las causas reales y la responsabilidad de todo esto. No hay respuestas porque no hay preguntas. La clase política no va más allá de la escenificación de sus rutinarias peleas para mantener a la gente consciente de su papel salvador. Unos políticos que no explican ni asumen sus responsabilidades en el desastre es la garantía de nuevos desastres. Es absolutamente necesario que se comprenda y explique el origen, las causas de este desastre “repentino” permanentemente anunciado.

Sin embargo nuestra clase política no parece decidida a ello. Hablo de explicaciones. Más allá de la demagogia, necesitamos credibilidad, que no es solo una palabra en un discurso. Y las acciones son creíbles cuando se han realizado diagnósticos adecuados. Solo se han hecho de elementos circunstanciales.
Cualquier medida que se tome solo encuentra su justificación si elimina aquello que originó el problema. Lo demás son medidas circunstanciales, bajar la fiebre, pero nada más. Es el momento de poner sobre la mesa el modelo de país que queremos y el de desarrollo para conseguirlo. No podemos seguir siendo un país de burbujas.
Tenemos tantos frentes críticos abiertos que debemos integrarlos en unidades superiores para poderlos manejar y comprenderlos. Sin diagnóstico, estamos siempre a expensas de otros sin comprender que nosotros tenemos nuestra propia melodía en esta crisis global. Si seguimos pensando que los problemas siempre vienen de fuera, no hay nada que hacer. Los políticos tienen que dejar de negar que se equivoquen o sean incompetentes cuando lo han sido.

Es necesario avanzar en la idea de que debemos ser conscientes de la naturaleza de nuestro desastre y dejar de hacer demagogia, vivir en la realidad y crear una sociedad que avance. Pero para eso debemos decidir qué es avanzar. Nuestro problema, una vez más, es que nos quedamos en las palabras que quedan bonitas en un discurso o en un titular.
La política tiene que ser crítica consigo misma y nosotros críticos con la política. Hacen falta más voces ciudadanas; construir sociedad civil no partidista, independiente, que pueda ofrecer razones a la crítica de lo que no funciona. Es la única forma de evitar los desastres.
Por cada vez que criticaba al gobierno socialista anterior, Nicolas Sarkozy repitió igual número de veces que "España es un gran país". Debemos empezar a creerlo nosotros mismos. Y hacer algo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.