sábado, 16 de junio de 2018

Egipto, la imposición del silencio


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En un momento en el que la atención de los medios se centra en el equipo nacional de Fútbol, los propios medios deben hacer un hueco a la situación en que les deja las nuevas leyes proyectadas en el parlamento, cuyos borradores han causado una reacción negativa en la propia profesión que sale de su prudencial silencio tras las elecciones presidenciales, etapa en la que se desencadenó una reacción contra ellos.
Ahora, pasados unos meses, la prensa vuelve a estar bajo la tutela de un régimen en el que, como ya es habitual, las palabras van por un lado mientras que los hechos apuntan en otra dirección.
El obligatoriamente moderado y centrado en la información económica Daily News Egypt titula de forma explícita y sin ambages "Press Syndicate members express rejection of press, media laws". El diario resume así las reacciones ante los nuevos borradores propuestos y lo que implica para la profesión:

Four members of the Press Syndicate’s board expressed in a letter submitted to members of the syndicate’s general assembly, their rejection of the new laws regulating the operations of media and press institutions.
On Sunday, the Egyptian Parliament approved three draft laws aimed at regulating the performance of the Supreme Council for Media Regulation, the National Press Authority, and the National Media Authority.
Press Syndicate members Gamal Abdel Rahim, Amr Badr, Saeed Abdel Hafez, and Mahmoud Kamal denounced the new laws, saying that they were all surprised by the bill that parliament has discussed over the past several days to regulate the work of the press and the media. Around 200 journalists signed the statement expressing their rejection.
“The new law is shocking, suspicious, and does not represent journalists in any way, but represents specific bodies only. It aims at controlling the press, both national and private, and silencing it forever, and is intent on a chance to harm national institutions and their workers,” the statement read.
In their letter, the members referred to some of the disagreed upon articles, stating that articles 35 and 37 of the National Press Authority proposed law will reduce the presence of journalists in any publications’ boards they work for and the general assembly of press institutions to only two journalists in each, which will be a first in history.
Also, the new law reduced the number of members of the general assembly of any publication to 17, including only two journalists. The statement commented on that, saying that currently, there are 35 members in the general assembly of state-run Al-Ahram, including 20 journalists.
The members said the draft laws will “kill” press institutions and will make their management a “big, real crisis,” adding that the aforementioned articles will make the institutions manged by outsiders.*


Como puede apreciarse e imaginar lo que supone, las leyes que buscan aprobación significan el fin de la presencia significativa de los profesionales en los órganos de los medios en beneficio de lo que podríamos llamar de forma genérica el "aparato". La condena de los profesionales a través del sindicato es clara: significa la muerte de la independencia de la prensa y, como contrapartida, su puesta en manos de los poderes del país, lo que agrupan los intereses de ese "aparato" mencionado, un conglomerado de los políticos, militares y empresarios.
La retórica del futuro, tan querida y usada por este régimen, encubre una forma de control autoritaria que se manifiesta en todas sus acciones. No hay ninguna que dé más libertades, sino que todas ellas están destinadas al control y al diseño cuartelero del país, que es la única mentalidad que ha cuajado en el país a lo largo de su historia moderna. La teoría subyacente es que todo lo que no funciona de forma jerárquica y controlada por el estamento estatal y militar —que es quien controla el país— tiende al desorden, a un caos que amenaza con extenderse como una especie de plaga. Es como si se contemplara la historia egipcia como un una serie de movimientos caóticos centrífugos a los que solo se puede reducir mediante fuerzas centrípetas. La tendencia al caos se frena con represión, algo que se identifica con la necesidad de "mano firme" (una sola).
En términos mediáticos, supone que la libertad de prensa y expresión se ve como una tendencia centrífuga, algo que trae desorden, caos. La mezcla de censura y propaganda, por el contrario, trae la "normalización" del orden impuesto que evita la destrucción del "orden". Contra el "orden" están las fuerzas internas y las externas. Esas fuerzas se entienden como una mezcla de ideas, conspiraciones, críticas, etc. Y las externas son igualmente las conspiraciones (que conectan con las conspiraciones interiores), el terrorismo, Occidente (de forma global) y una ristra de países empeñados en la destrucción de Egipto (de Turquía a Qatar, pasando por Irán, grupo al que se puede añadir cualquiera en cualquier momento).


Las campañas contra la prensa extranjera son constantes, desatándose la furia del ministerio de Asuntos Exteriores contra medios y periodistas a los que se acusa de atentar contra Egipto y faltar a la verdad. Los periodistas expulsados también son asunto cotidiano en un régimen que solo admite lo laudatorio.
Las leyes que se quieren aprobar son rechazadas por un sindicato de periodistas ya muy modelado por el propio régimen tras los incidentes producidos por la cesión a Arabia Saudí de las islas de Tiran y Sanafir, que contaron con un masivo rechazo popular del que se responsabilizó a la prensa, de quien se pretendía que cantara la cesión del considerado territorio nacional en uno de los más insólitos episodios de las relaciones internacionales.
La cuestión se complica porque las regulaciones conflictivas van más allá de los propios medios profesionales. Mada Masr trata del caso y señala recogiendo opiniones:

For former Journalists Syndicate head Yehia Qallash, “the bill bestows upon the SMRC almost godlike authority that extends beyond journalists to the open cybersphere and social media. In provisions pertaining to labor relations, it is in stark bias toward employers and administrations and against journalists and [media] professionals.”
Independent columnist Abdallah al-Sinnawy shares Qallash’s sentiment. “The bill doesn’t only restrain and limit journalists and newspapers, but places even social networking sites in that enclosure, applying also to content published on them. The bill goes against the Constitution in more than one of its provisions. Even the more minor details — the provisions on extending the retirement age for [select] journalists, for instance, are designed to reward journalists who gain authorities’ favor and punish those who fall into their disfavor.”
The bill includes harsh punitive measures. While it stipulates that journalists may not be held in remand during investigations into publishing-related charges, it makes an exception in cases that involve broadly phrased crimes like “incitement of violence,” “instigation of discrimination” or “besmirching the honor [of individuals.]”**


La búsqueda del silencio absoluto ante las críticas y disidencias es un hecho continuado que no mejora pese a la declaración de intenciones. La presentación de estas leyes de control de los medios es la confirmación del objetivo y la protesta de los periodistas la reacción.
Este es el objetivo de la penalización de lo informativo que se percibe —como suele ocurrir en los regímenes totalitarios— como un peligro del que deriva el desorden. El periodismo se considera un agente desestabilizador y se considera "incitación a la violencia", por lo visto en ocasiones anteriores, denunciar cualquier situación que provoque protestas. Los periodistas que criticaron la entrega de las islas fueron acusados de "incitación" a la violencia, de la misma forma que a algún candidato a la presidencia se le acuso de "intentar separar al pueblo del Ejército", delito curioso donde los haya, solo considerable tras la acumulación de supuestos. Pero el régimen está lleno de presuposiciones que se dan como válidas.


Las palabras del presidente al-Sisi pidiendo a los egipcios que solo le escucharan a él, se ha convertido en el auténtico programa informativo y mediático del gobierno. Las personas, además, pueden ser detenidas acusadas, por ejemplo, de haber dado una entrevista a un medio hostil en el extranjero (como ocurrió con Hisham Geneina) o de reproducir lo dicho por otro medio (como ocurrió a un periodista que citó lo publicado). La obsesión conspirativa no es más que una patología que proviene de la propia debilidad argumental del régimen y el vicio autoritario que proviene de la mentalidad militarista en la política. El orden es el objetivo, en donde "orden" significa ausencia de respuesta a las acciones del gobierno.
Llueve sobre mojado. El diario estatal Ahram Online se hace eco de la retirada de la prohibición de estreno de una película del cineasta y diputado del parlamento egipcio Khaled Youssef, que cuyo estreno había sido cancelado un día antes:

In a video posted on Tuesday on his Facebook page, Youssef said that the film will screen on schedule and without censorship after the intervention of "high level authorities" in Egypt, which he did not name.
He added that preview screenings, which were scheduled for Tuesday, will also be held on time.
On Monday, the Censorship Authority at the Ministry of Culture announced that it has rescinded the screening permit of the film, which was initially granted a permit on 30 April, citing “the violation of the terms and conditions under which the licence was given," without providing specifics.
The film stars Amr Saad, Khaled El-Sawy, Ghada Abdel-Razek, and Maged El-Masry.
According to a synopsis on elcinema.com, "the film tells the story of a young Muslim man who falls in love with a Christian, who wed despite their families’ disapproval. Concurrently the film explores the narrative of a businessman entangled in corruption, with two stories intersecting to explore social relationships between members of different religions."
Karma is a production of Misr International Films.
The decision by the censorship authority immediately created an uproar among filmmakers and actors in Egypt.
On Monday night, the members of the cinema committee of the Supreme Council of Culture, including veteran director Omar Abdel Aziz, producer Mohamed El-Adl and Boutros Daniel of the Egyptian Catholic Centre for Cinema, signed a mass letter of resignation addressed to the culture minister, to protest the cancellation of the permit amid what they described as "unprecedented ruining of the climate of freedom of opinion and creativity, as well as clear disregarding of artists and intellectuals."***


No se trata ya de censurar a los que están en contra del régimen. La censura se vuelve ya, implacable, contra los propios miembros del régimen, aunque sea como oposición legal. El hecho de que Khaled Youssef (al que ya trataron de hundir en su vida personal difamándolo) sea miembro del parlamento permite percibir que se está traspasando el límite de lo aceptable por las propias fuerzas que apoyaron a al-Sisi, que ven cómo la provisionalidad prometida de las medidas tomadas se va perpetuando y se vuelve contra ellos. La retirada del la orden contra el estreno de la película es una muestra más de la arbitrariedad del sistema cuyas acciones se pueden paralizar con una llamada telefónica. 
Así solo es posible un futuro complicado que no se va a resolver implantando el orden disciplinado de las escuelas japonesas, pintoresca idea que sigue adelante por parte del ministerio y que se concreta en las fotos de un edificio ante el que unos pocos niños se fotografían con kimonos de judo. Japón tiene uno de los sistemas educativos más disciplinados, algo que se pretende imponer en uno de los países más abandonados a su suerte en la educación.
El artículo de Mada Masr termina con una imagen sombría:

“The catastrophic consequences of the bill,” Qallash tells Mada Masr, “are not limited to the freedoms of journalists and the nature of their practice. We can say that it could lead to the demise of the very profession. We are now losing what we previously used to scoff at as ‘a slim margin of democracy.’ Even that margin is being commandeered by force of this [bill].”**

Los efectos de la libertad de prensa dentro del sistema social y político son benéficos y muy negativos si se eliminan, pues provocan  represión y deterioro general en ausencia de crítica, pues los errores se tapan. El régimen egipcio sigue pensando que el poder supone el control y certificación de la verdad y la sanción de la desviación. La creación de organismos de control que aparenten tomar decisiones "profesionales" es de un infantilismio increíble, como se han dado cuenta los periodistas que no quieren verse bajo control político encubierto.


La creencia en que el orden (disciplina) se puede imponer mediante la fuerza y la represión de la sanción constante es típica del pensamiento militarista egipcio que se ve a sí mismo como la fuerza que impide el caos. Lo que no quiere ver es que, en gran medida, el caos es producido por la desconfianza en las instituciones por su propia arbitrariedad y corrupción, producida precisamente por el silenciamiento de las críticas y la imposición del silencio. La creencia en un Egipto japonés, impuesto desde la educación, es una fantasía de ciencia ficción, cuya futura foto previsible será la implantación del uso de palillos en los comedores escolares como signo de que algo ha cambiado.
Sin embargo, apenas cambia nada. La misma voluntad de silencio y verdad sigue en las mentes de los dirigentes y en aquellos a los que beneficia el sistema, que son los primeros en gritar "¡peligro!" para atraer la mirada del pastor y sus perros.


* "Press Syndicate members express rejection of press, media laws" Daily News Egypt 13/06/2018 https://dailynewsegypt.com/2018/06/13/press-syndicate-members-express-rejection-of-press-media-laws/
** "Legislative process and content of new media law criticized by journalists and MPs" Mada Masr 13/06/2018 https://www.madamasr.com/en/2018/06/13/feature/politics/legislative-process-and-content-of-new-media-law-criticized-by-journalists-and-mps/




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