domingo, 20 de abril de 2025

Cine de barrio y sus avisos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En 20minutos, Borja Terán plantea, con el título  "Los subtítulos de contexto machista y sexista de 'Cine de Barrio' y lo que dicen de nosotros", una cuestión polémica que ha aparecido estos días en los medios. La incorporación a las emisiones de películas del programa de "subtítulos explicativos" para, suponemos, evitar que haya "malas interpretaciones", por decirlo así.

El caso plantea un problema, el de la distancia que se va produciendo de forma acelerada en un mundo que se aleja de lo que produce, un mundo que cambia varias veces a lo largo de la vida, algo que notamos precisamente porque nos choca lo viejo a unos mientas que otros no entienden lo nuevo. Antes el mundo duraba varias generaciones; ahora, por contra, apenas dura unos años para cambiar  e incluso volverse beligerante con el pasado.

Cuando alcanzas una edad suficiente para comprender que el mundo que pisas ya no es el tuyo, que no está construido con los mismos cimientos, te metes en tu burbuja temporal, aquella en la que te encuentras más a gusto, e ignoras en lo posible lo nuevo. Muchos, por expresarlo con claridad, viven en un futuro muy distinto del pasado en el que se repliegan.

El problema con Cine de barrio es que procede de un pasado próximo en el tiempo, pero distante en la mentalidad, algo que muchos tratan de combatir y que, en cambio, tiene la bula de poder emitirse en horario de máxima audiencia en fin de semana.

Los motivos que alega Borja Terán van en una sola dirección, la de la autonomía del público, la del rechazo al didactismo exhibido con los subtítulos, pero creo que deja de lado varias cuestiones que pueden ser analizadas. Escribe Terán: 

Al principio, con la sabiduría de José Manuel Parada que puso pasión y alma a un espacio que comprendía los matices de las épocas pasadas sin señalar con el dedo de la superioridad mental que observa el ayer con el ventajismo de los conocimientos de hoy. Ahí nace una moralina que, a menudo, atrinchera la cultura en bandos reduccionistas e incluso anima a naturalizar como avance que se planten rótulos explicativos a las películas antiguas. "Por si el público no lo pilla, como debe". En este sentido, desde hace una semana, en las películas de Cine de Barrio se coloca la siguiente frase cuando la escena no es ejemplar: “Las circunstancias contenidas en esta película se enmarcan en una época determinada y deben ser entendidas en el contexto social de dicha época”. Cierto es. *

Es obvio que el tiempo da y cambia las perspectivas, que el presente (que pronto serán también pasado, criticado por unos y loado por otros) juega con ventaja y siempre lleva las de ganar. Pero no creo que esto sea el problema real, si es que existe. Según esto, por ejemplo, habría que poner carteles en todas las estatuas ecuestres conmemorativas de alguna batalla diciendo que ahora somos "pacifistas".

No, el pasado es por definición distante desde que se abandonó el clasicismo, que nos hablaba de la "edad de oro", de que cualquier tiempo pasado fue mejor etc. No, el siglo XIX fue el "siglo del progreso" y el concepto se incorporó a nuestra episteme, por usar el concepto tal como Foucault quería. Ya no miramos hacia el pasado, sino hacia el futuro. Otra cosa es que ese futuro lo veamos oscuro, pero no es por el avance del tiempo, sino por los destrozos que acumulamos.

Los subtítulos tienen algo más que una vocación didáctica. Tratan de mostrar la distancia, de la misma forma que otros programas creados desde arriba para resaltar lo diferentes que somos, lo modernos y progresistas, y gracias a quien.

El subtítulo muestra una nueva "conciencia" al introducirse en el texto. Esa explícita conciencia es la del hoy frente a la implícita que es la narrativa que organizaba el texto, lo valora y usa mayoritariamente (un viejo recurso político) el humor a través de la sátira.

Pero el humor de la época tenía sus víctimas, especialmente en los 60: los jóvenes y las mujeres. Eran quienes representaban el cambio, los que querían ser distintos, algo que los adultos no perdonaban, pues implicaba cuestionarles generacional y políticamente, algo peligroso para entonces.

La revolución juvenil y de las mujeres planteadas en países democráticos tenían sus formas. Pero España, una vez más, era diferente. Las generaciones se interpretaban sobre el fondo del "régimen", lo viejo y lo nuevo. El cine de la época ofrece un buen muestrario de obras en la que ser joven era estar equivocado o la mujer era decorativa, un objeto para ser visualizado de una determinada forma.

Ahora somos muy conscientes de lo que una gran mayoría visualizaba sin conciencia en sus cines de barrio, los de la época, hasta que se fue haciendo insufrible, como lo que ocurrió con el llamado "destape", que todavía hoy sigue siendo marca de una parte del cine español frente a otras cinematografías.

El cine de barrio de entonces es cada vez más distante, como lo prueba su conversión en Cine de barrio, el programa, un escaparate al pasado al que ahora quieren subtitular. El debate se inscribe —una vez más— en el fenómeno de la polarización española (y ya mucho más amplia). Polarizarlo es convertirlo en "causa" para unos y otros. Su éxito pasará a ser no la calidad de las películas, casi siempre infumables, sino el presentarlas como un "acto de libertad" frente a los que las "reprimen" mediante subtítulos porque les falta el valor de retirarlas por su éxito de audiencia.

La diferencia en los modos de consumo del cine actualmente —es decir, la inexistencia de cines de barrio reales— convierte lo que entonces era un consumo bajo en un programa de éxito, pues a ello contribuye convertirlo en causa —irónicamente— políticas.


Fue la juventud de entonces la que rechazó mayoritariamente aquel cine ya viejo que se ofrecía. Se decantó por los Erice, por los Saura, etc. frente a los Ozores, a los Martínez Soria, etc. Fue la que se abrió a un cine más independiente de la industria a través de las llamadas "salas de arte y ensayo", en las que se podía ver otro cine, más en sintonía con su época. Los propios actores tuvieron que "redimirse" (Alfredo Landa con "El crack" o López Vázquez con "mi querida señorita", por ejemplo) haciendo otro cine; las actrices lo tuvieron más complicado tras el "fenómeno" del destape, que generó las películas "S", frente a las "X", las porno de fuera, o el fenómeno de la "doble versión". No, no es sencillo, reivindicar el cine español de la frontera generacional.

El Confidencial

Cuanto más se debata sobre la cuestión de los subtítulos, se generará más polémica y se atraerá a un nuevo público retrogrado al que se le vende que no le dejan pensar con libertad con los subtítulos. Lo distante que nos podamos sentir respecto a nuestro pasado nos habla en realidad de cómo no reflejaba más que una parte de lo debía mostrar. 

¿Es el propio éxito del programa, su larga duración, lo que ha producido la desconexión? Hoy mostrar esas películas a las nuevas generaciones, las que no vivieron ni la época ni su cine, se muestra complicado, más allá de lo adecuado de los avisos y subtítulos, que pueden ser contraproducentes. Vivimos tiempos raros, en los que los vicios son presentados como virtudes y mucho de lo viejo como nuevo.

Sería interesante tener los datos sobre quién constituye el público de Cine de Barrio; nos daría información sobre qué buscan en él. Creo que es algo esencial para saber cuáles son sus efectos. ¿Se está redirigiendo a cierto público a estas batallas sobre la interpretación del pasado? ¿Cumplen los subtítulos alguna misteriosa función de distanciamiento? ¿A qué viene el empeño de unos y otros?

Mientras el buen cine de muchas épocas sigue olvidado, estamos atrayendo hacia otro cine con intenciones diversas, casi ninguna buena. 

 

* Borja Terán "Los subtítulos de contexto machista y sexista de 'Cine de Barrio' y lo que dicen de nosotros" 20minutos 20/04/2025 https://www.20minutos.es/television/los-subtitulos-contexto-machista-sexista-cine-barrio-que-naturalizan-5702091/

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