Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Es
difícil, muy difícil reconocer a los Estados Unidos en los Estados Unidos de
Trump. No es fácil comprender la evolución de una sociedad que respalda sus
formas imperialistas y totalitarias, xenófobas y racistas en un país
"hecho" por inmigrantes y que se proclamaba a diario la "tierra
de la libertad" ("...Land of the Free, Home of the Brave"), que
ha lanzado discursos al mundo sobre todo esto.
Sí, no
es fácil entender lo que nos llega cada día. Tampoco es fácil entender las
contemplaciones —más allá del miedo político—, silencios y palabras cargadas de
ambigüedades con las que se tratan sus acciones e intenciones. A veces da la
impresión de que no acabamos de creernos lo que escuchamos, que lo que
escuchamos forma parte de una pesadilla de la que en cualquier momento
despertaremos. Pero la triste realidad es que la pesadilla se extiende y la
escuchamos repetida en muchas voces. Ha prendido su mensaje y surgen apoyos y
silencios cómplices buscando aprovecharse del tirón.
Hemos escrito mucho sobre Trump desde su primer mandato, antes incluso porque hubo etapas en las que se le consideró un payaso pasajero, un tipo con tirón mediático, pero poco peligroso para una clase política que controlaba el poder y se las sabía todas. Los medios se reían de él cuando ya estaba en la Casa Blanca, donde se estaba seguro que se lo podría controlar desde los poderes. Pero la ceguera de unos y el aprendizaje de otros lo devolvieron a la Casa Blanca con un "plan rápido" cuyos primeros cien días han arrasado para evitar vueltas atrás. Hoy nadie duda de que Trump haga lo que tiene en mente sin atender a consecuencias ni escuchar razones.
Hoy se celebran elecciones en Canadá y los medios atienden principalmente a un trágico atropello provocado con 11 muertos y decenas de heridos. La tragedia hace pasar a segundo término la amenaza trumpista de anexión.
Es
difícil entender el papel de los medios en la situación de los Estados Unidos
de Trump. ¿Temen a Trump y lo que hay detrás? ¿Temen perder lectores ante el
apoyo masivo en las urnas? ¿No creen en sus amenazas, creen que son faroles?
Sea por el motivo que sea, las reacciones ante lo que Trump dice que va a hacer no deja de ser tibia, con la excepción de algunos medios que plantean la crítica como línea dominante. En estos momentos, el debate se debe producir en la opinión pública, con un partido demócrata perdido en las sombras y sin voz visible. De hecho, las noticias las protagonizan personajes aislados que deciden enfrentarse al poder de Trump, como esa jueza que se ha opuesto a su política de deportaciones o algún congresista o senador que enarbola algún cartel en su contra.
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CNN |
Sin
embargo, las líneas principales, las más agresivas contra otros países, quedan
en suspenso ante un incrédulo "¿puede?". Ese principio de
incredulidad el que evita a muchos decir los riesgos que se corren ante el
temor de que sea palabrería. Ese es el mayor riesgo ante Trump, creer que no es
posible hacer lo que dice, pensar que Trump es un perro ladrador. Esa es también su mejor baza.
Trump
está consiguiendo muchas cosas ante el temor de que pudiera conseguir muchas
otras. Ya solo con mencionarlo tiene efectos, como el vuelco en las elecciones
canadienses que se celebrarán hoy, que presumiblemente devolverá a los
liberales el poder que temían perder ante las "simpatías"
conservadoras hacia Trump.
No
sabemos cómo se van a desarrollar realmente las elecciones canadienses, aunque
sí sabemos que Trump y sus amenazas estarán presentes en la mente de los
votantes. De igual forma estarán en las mentes de gentes de muchos otros países
cuyas políticas se dividirán por la actitud ante lo que Trump representa.
Como
hemos repetido en este tiempo, Trump ha cambiado la percepción de los Estados
Unidos en el mundo. Donde antes había en muchos una imagen de aliado, esta se ha derrumbado dejando
paso a otra amenazante, altanera, imperialista. Dice que se hará con lo que necesite, sin miramientos, algo
que va de Canadá a Groenlandia o los canales de Panamá o Suez.
Con sus palabras estará condicionando la voluntad de cientos de millones de personas y de decenas de países, que temen verse mencionados por Trump. Ocurra lo que ocurra, no se ve a los Estados Unidos de la misma forma. Ellos tampoco se ven ahora de la misma forma condicionados por la imagen que se les crea.
De verdad ¿puede?