domingo, 24 de noviembre de 2024

Las masculinidades retrógradas

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Un extenso artículo de Marina Peco en RTVE.es vuelve a traernos un problema real y muy preocupante, el del ascenso del machismo entre los jóvenes. Resaltamos de nuevo que no debemos de considerar a los "jóvenes" como un sector aislado, como algo que desaparece con el fin de la adolescencia, sino más bien al contrario, como algo que se traspasa con el paso del tiempo a otros sectores decisivos. Esos asesinatos que vemos cada día en los medios no surgen de la nada, sino de actitudes previas que surgen a la luz en otros momentos. No debemos ver que el machismo sea algo vinculado a un momento, sino como algo que puede surgir en un momento determinado pero que ha estado ahí desde mucho antes. No es moda, es realidad y constancia que emerge en función de acontecimientos, respuestas, etc.

El artículo de Narina Peco pone énfasis en las formas de aprendizaje organizadas del machismo, es decir, en aquellos grupos que están articulando creencias y actitudes, reforzando y deformando.

Cada vez los jóvenes se sienten más atraídos por una línea de pensamiento conservadora, según han mostrado varios estudios de la Fundación Fad Juventud. En uno de sus últimos informes de 2023, la entidad expuso que un 23,1% de los chicos pensaba que la violencia de género es un invento ideológico, una cifra que se ha incrementado 11 puntos con respecto a 2019, cuando un 12% pensaba así.

Esta creencia ayuda a que las violencias invisibles que sufren las mujeres sigan en auge entre los jóvenes. Una de ellas, es la simbólica, como explica a RTVE.es Santiago Guerrero, experto en masculinidades, en sus talleres los chicos "hacen muchos comentarios donde refuerzan los estereotipos de género". Entre ellos, los referidos a que las mujeres se tienen que "encargar de las tareas del hogar" como "lavar los platos". "Otros comentarios que también se hacen a veces es que son todas unas mentirosas, que lo único que les interesa es el dinero que por eso te van a abandonar y que son unas traidoras", expone.*

Son muchas las ideas que se exponen en el texto, muchas las voces de expertos en estas cosas, Pero lo realmente importante, más allá de las explicaciones parciales, es ese crecimiento y aceptación de una forma que anula y niega los derechos de la mitad de la sociedad.

Podemos hacer artículos, tesis, congresos, artículos, etc., pero me temo que la fuerza no está ahí sino en la aceptación sin apenas resistencia de un ideario de masculinidad retrógrado, que es repetido y ponderado a través de los flujos de información.

Basta con contemplar unos cuantos videoclips en las cadenas que manejan la música para comprender el papel sexualizado y trivial de las mujeres en un sector tan relevante en el acceso a los jóvenes, No he leído o escuchado críticas a esto, mientras que sí lo he escuchado a sectores más irrelevantes, con un menor peso formativo. 

Ante estos datos y la aparición de estos mensajes, los especialistas reiteran la importancia de hacer pedagogía, ya que es esencial para combatir el incremento de los discursos misóginos que se comparten en redes sociales. "Yo creo que tiene que haber una labor de contranarrativas, de contrarrestar estos discursos", confiesa Fuentes. Así como, cree que "tenemos que entender muy bien a los chicos que se sienten atraídos" hacia ellos.

Además, añade que se tiene que "llegar a la raíz del problema, entender muy bien cuáles son los malestares, entender muy bien cómo querrían los hombres jóvenes enfocar la masculinidad a futuro y enfocar las relaciones de los distintos géneros".*



Decir "hacer pedagogía" es sencillo, pero más complicado llevarlo a la práctica. Mucho me temo que las fuerzas de machismo tradicional, de un mundo de valores "masculinizados", tienen un mejor repertorio de ideas en la práctica. Las diferenciación de roles y principios lleva unos cuantos milenios de ventaja, muchos ejemplos que sacar a relucir y proponer como "naturales", "divinos" o como queramos definir su modelo y aparición. En una sociedad heredera del machismo es fácil vender que la igualdad es una especie de pérdida, de derrota. Vender la masculinidad como algo que se logra en un gimnasio es muy fácil. Si le añadimos que la violencia se puede vender como una forma de "amor", el cuadro se va cerrando a la realidad existente.

En elDiario.es se publicó el día 22 otro estudio de interés que nos ayuda a comprender mejor la confusa situación. Ariadna Martínez / Marta Borraz , con el título "Un estudio revela que no existe una gran diferencia entre 'boomers' y 'millennials' en cuanto a estereotipos de género", dan cuenta de otro trabajo de investigación entre generaciones y sus estereotipos dominantes: 

Los boomers y los millennials no parecen diferir demasiado respecto a las ideas que asocian a los estereotipos de género, pese a que tienen toda una generación en medio que los separa (la X). Esta es una de las principales conclusiones que recoge el estudio ¿Siguen vivos los estereotipos de género en el siglo XXI?, del Observatorio Social de la Fundación 'La Caixa', que sostiene, pese a este llamativo dato, que estas ideas estereotipadas ya se encuentran bastante diluidas en la sociedad española.

En base a la encuesta realizada, los chicos y chicas de la generación millennial son los que se sienten más identificados con aquellos rasgos de la personalidad que tradicionalmente se han asumido como diferenciadores del género. A la pregunta “¿hasta qué punto estos rasgos te definen como persona?”, los participantes respondieron con una nota entre 0 (nada) y 10 (totalmente). Ellos se sentían identificados con atributos “agénticos” como la competición, el riesgo, el liderazgo o el conflicto en 0,46 puntos más de media que ellas; las mujeres se sentían más apeladas que ellos —0,52 puntos más— ante características “comunales” (afecto, empatía, escucha, comprensión, amabilidad…). ** 

Que generaciones separadas tengan parecidos estereotipos de género parece indicar un retroceso, que es lo que también detectaba el estudio anterior. Más allá de la terminología empleada, lo cierto es que se revelan los rasgos asociados tradicionalmente a hombres y mujeres y que actúan como marcadores internos (personalidad) y externos (fronteras sociales, roles).

Por encima de lo que los estudios muestran, está la realidad cotidiana. Muchos de los crímenes, mucha de la violencia que se produce proviene de la discordancia entre la percepción de los roles de género.

El artículo se cierra con el siguiente párrafo:

La conclusión final del estudio, asegura, es que “hemos avanzado mucho en la superación de algunos estereotipos de género, pero todavía subyacen de forma inconsciente ideas muy tradicionales sobre la feminidad y el papel que las mujeres cumplen en la sociedad”.**

Es ese "todavía" lo preocupante, pues las diferencia detectadas son las base sobre la que se construye la idea de cada género y desde ahí se va levantando el edificio del machismo, además de la creciente aceptación por parte de algunas mujeres de esos roles dependientes secundarios.

Habría que volver a leer "La mística de la feminidad", la obra esencial de Betty Friedan, para comprender el retroceso, tal como ella lo vio a finales de los 50 respecto a las décadas previas a la II Guerra Mundial.

¿Pedagogía? Indudablemente es necesaria. Pero lo importante es su eficacia. Los modelos machistas se reproducen y valoran. Son asimilados y reforzados por mecanismos como la publicidad, omnipresente en la medida en que les funciona debido al retroceso y afianzamiento de los estereotipos. Si a esta forma de promoción ambiental le añadimos la intencionalmente política, la que busca fortalecer el machismo tradicionalista como una forma subyacente de hacer política activa tendremos una mediana explicación del avance de estas formas de pensar.

Vender "inseguridad" y las formas de corregirla siempre ha sido un negocio. Hoy es más fácil hacerlo. Los negocios de vender "seguridad" a los inseguros cuenta con esos "coachers" y líderes dispuestos a enseñarte, por un módico precio o voto, cómo conseguir poder y confianza, cómo imponerte. El mal, claro está, se encuentra en las ideas igualitarias con las que pretenden reducirte.

El avance de formas de tradicionalismo como las que representa lo conseguido por Donald Trump en los Estados Unidos supone la unión entre lo subyacente y lo emergente. Supone captar ese "malestar", por usar un término freudiano, y ponerlo al servicio de "soluciones" ofrecidas por los programas políticos. Que Trump, condenado por el caso Stormy Daniels, un machista nato, pueda llegar a la Casa Blanca sin coste alguno, ya nos dice mucho. Que algunos de sus elegidos candidatos tengan cuentas con la Justicia por abusos, violencia sexual o contactos y pagos a menores, ya nos dice algo del presente y del retroceso percibido. 

Estos políticos triunfantes son un signo del estado de quienes les eligen en las urnas o para los cargos. Quizá hace falta algo más que "pedagogía". 

* Marina Peco "El éxito de los 'coach de masculinidades': por qué crece el machismo entre los adolescentes" RTVE.es 24/11/2024 https://www.rtve.es/noticias/20241124/nuevas-masculinidades-adolescentes-identidades/16105831.shtml

**  Ariadna Martínez / Marta Borraz "Un estudio revela que no existe una gran diferencia entre 'boomers' y 'millennials' en cuanto a estereotipos de género" elDiario.es 22/11/2024 https://www.eldiario.es/sociedad/estudio-revela-no-existe-gran-diferencia-boomers-millennials-estereotipos-genero_1_11832704.html

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