lunes, 24 de julio de 2017

De nuevo las banderas europeas en la calle

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De nuevo vemos ondear banderas europeas. Esta vez es en Polonia como antes se vieron ondear en Ucrania y otros lugares. Una vez más, las banderas son llamadas, peticiones a Europa, signo de identificación con unos valores democráticos de los que muchos se sienten alejados por las actividades de sus propios gobiernos.
Esas banderas tienen un valor profundo y muestran un sentido de pertenencia que se aleja del nacionalismo agresivo. Como ocurrió con la Ucrania invadida y dividida, los polacos sacan desde hace un tiempo sus banderas europeas para decir que el camino que eligieron es el que quieren mantener. Representan sobre todo unos estándares democráticos que no ven reflejados en su país, que sienten que están perdiendo. Salen entonces las banderas europeas a las calles.
Son dos los aspectos que centran el ingreso en Europa: los económicos y los políticos. Algunos se mueven más por los primeros que por los segundos. Quieren los beneficios de estar en Europa, pero no se plantean que eso implica unas contrapartidas. Los estándares básicos de la democracia están en la Unión; se puede profundizar más para alcanzar una determinada estabilidad social que sea más justa, en función de las demandas de los pueblos. Pero lo que no se puede es ir contra los principios de la democracia. Polonia —como Hungría— lleva tiempo creando un estado que desentona y muchos polacos lo gritan como defensa desesperada.
En ambos países, desde hace tiempo, se juega al antieuropeísmo dentro de Europa. De los tres enemigos europeos, los gobiernos antieuropeos son el estadio más peligroso. Los populismos disgregadores han sido frenados tras Trump y el Brexit; del exterior nos podemos ocupar, pero de los gobiernos antieuropeos es más difícil ocuparse porque cualquier sanción es utilizada contra la propia Unión Europa.


Como es lógico, la Unión presupone que sus miembros quieren estar dentro o fuera, pero no en un estado intermedio. La Unión Europea es el enemigo "exterior" más cómodo porque realmente no lo es ni pude serlo.
Euronews recoge las opiniones del gobierno polaco:

El Tribunal Supremo debe ser reformado porque, según Kaczynski, “está siendo controlado por izquierdistas y fuerzas extranjeras”. “En este proyecto de ley, nos inspiramos en nuestras tradiciones legales, incluidas aquellas que están entre los años 1928 y 1939, cuando hubo procesos similares en el Tribunal”, añade Matusiewicz, quien insiste en que la elección de nuevos jueces es la misma solución decidida por Alemania. Sin embargo, la asociación de jueces polacos IUSTITITA ha alegado que todas las regiones germanas tienen sistemas diferentes a este respecto.*

La expresión sobre los "izquierdistas" y las "fuerzas extranjeras" las estamos oyendo con ligeras variantes allí donde hay una dictadura o se está formando recortando los derechos de unos y ampliando los gubernamentales. Se las escuchamos a Erdogan todos los días para justificar sus purgas de decenas de miles de personas. Erdogan personaliza. La diferencia es que Erdogan echa a los jueces y el gobierno polaco tumba las leyes.
Una vez destruida la independencia judicial, siempre se recurrirá al argumento de que el gobierno es "respetuoso" con los jueces. Es también muy utilizado por los autócratas. Una vez que se ha "limpiado" la judicatura, entonces, ya puede decirse que es "independiente".
Las perspectivas son bastante negras. Recogen en Euronews:

“Así es como comienza la desarticulación del Estado de derecho” asegura Jerzy Stępień, antiguo presidente del Tribunal Constitucional entre 2006 y 2008, “después, pasa por diferentes fases, incluida la liquidación de la función pública independiente o el control de los medios de comunicación, pero ahora, si el proyecto de ley sobre el Tribunal Supremo es aprobado, el ataúd del estado de derecho quedará completamente sellado.”
Según Stępień, las reformas darán paso a jueces listos para “obedecer” al ministro que serán degradados a “funcionarios políticos”. Además subraya que el Tribunal Supremo es responsable de evaluar la validez de las elecciones: “El señor Ziobro terminó sus estudios aprobando de milagro su examen en la Fiscalía, y debido al pobre resultado se le dijo que no podría soñar con trabajar allí. La paradoja es que ahora es el jefe de todos los fiscales”.*


La defensa del gobierno polaco, no podía ser de otra manera, la ha planteado otro conocido que plantea el mismo problema, el húngaro Viktor Orbán, quien ha hablado de la "inquisición europea" cuando se le ha llamado la atención al gobierno polaco. Este admirador dictadores y presidente uniformados es también un desafío a los principios democráticos de la Unión Europea.
Desear el ingreso y después despreciar los principios sobre los que se ha construido no es muy congruente, pero la Unión en su conjunto deberá lidiar con estas situaciones en el futuro, ya que las presiones exteriores serán mayores. Europa debe seguir siendo un espacio común diferenciado. Es un gran reto porque los nacionalismos parecen insalvables, cuando no deberían serlo. El problema no es la diversidad sino jugar a la contra, que es lo que están haciendo los gobiernos polacos y húngaros (no solo ellos). Este problema —del que hemos tratado en ocasiones— es establecer un juego retórico antieuropeo de cara al público interior mientras que se aprovecha lo que sirve. No se trata de ventajas e inconvenientes, porque las reglas democráticas no pueden ser un "inconveniente". De lo que se está hablando aquí es de algo tan elemental como la separación de poderes para garantizar la independencia de la justicia.


Las tentaciones de los gobiernos de reducir densidad democrática se producen ante la creciente ola autoritaria que sacude el mundo, de los Estados Unidos a las Filipinas, pasando por Oriente Medio y Latinoamérica. La tendencia a la concentración de poderes es una tendencia peligrosa que no se debe mantener en la Europa de la Unión. Los polacos han tenido que salir varias veces a la calles a reclamar que no reduzcan sus derechos y libertades. Lo han hecho, entre otras cosas, por la prensa, por la separación de poderes... Y seguirán haciéndolo. Por eso es importante que se sientan apoyados por instituciones que son también de ellos.
Las protestas de sus ciudadanos y las advertencias de la Unión Europea de algo han servido. Euronews nos traía hace unos momentos esta esperada noticia:

El presidente polaco corta las alas al Gobierno. Pese a pertenecer al mismo partido que el Ejecutivo, Andrezj Duda ha anunciado que no aprobará dos de las tres leyes propuestas en la reforma del sistema judicial tras días de protestas en las calles del país por lo que muchos consideran un atentado contra la separación de poderes constitucional. La primera de ellas es la que afecta al Tribunal Supremo y que daba al Gobierno la potestad de retirar a todos los jueces de la alta instancia que no hubieran sido nombrados por el ministro de Justicia. La segunda eliminaba la autonomía del máximo órgano de gobierno de los jueces. La única reforma a la Duda dará luz verde es la que extiende el control del ministerio de Justicia a los tribunales ordinarios.**


No sabemos cuál será la reacción gubernamental ante este desafío presidencial. Nos imaginamos que no será buena y que volverán pronto a la carga.
Que los polacos salgan a la calle con banderas polacas y europeas es un signo importante. Representa la unidad de principios democráticos. Fueron ellos los que quisieron estar en la Europa unida y democrática. Nos unimos para disfrutar de libertades comunes y vivir una fraternidad que se vaya ampliando. Tratar de mantener nacionalismos agresivos contra la Unión es un despropósito. Hacia el exterior, Europa también debe mantener clara su voluntad democrática y no dejarse chantajear. Europa es un referente para muchos otros. No se trata de la migración sino por el contrario de la importación de valores de equidad y justicia, un bien más valioso que todos los acuerdos comerciales.


Las advertencias de las instituciones europeas son algo más serio que "injerencias" inquisitoriales, como dice Viktor Orbán. La Unión Europea no es "otro", un extraño a lo que ocurre en cualquiera de los países que lo integran. Aquí no puede haber, en lo democrático, discordancias porque afectan a todos. Los "polacos" son "europeos" y como tales han salido a la calle a reivindicarlo. Unos tribunales viciados no entran en su planes; eso lo dejaron atrás. Compartimos leyes que todos aceptamos. No se puede ser ciudadano de segunda categoría en cuestión de derechos en la Unión. Los avances en libertades y justicia de cada país refuerzan a Europa; lo que se elabore conjuntamente para todos debe seguir la misma línea de profundizar en la democracia.
Los polacos sacan su bandera azul con estrellas porque es la suya también.


* "Sheriff o enterrador, ¿cuál es el papel del ministro de Justica en Polonia?" Euronews 21/07/2017 http://es.euronews.com/2017/07/21/sheriff-o-enterrador-cual-es-el-papel-del-ministro-de-justicia-en-polonia

** "El Presidente de Polonia vetará dos de las tres leyes de reforma judicial" Euronews 24/07/2017 http://es.euronews.com/2017/07/24/el-presidente-de-polonia-vetara-dos-de-las-tres-leyes-de-la-reforma-judicial

 

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