domingo, 1 de febrero de 2015

Más allá de los sacrificios

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El diario Ahram Online nos trae hoy el siguiente titular: "Rights groups must recognise Egypt's sacrifices in fight against terrorism: PM". Las palabras del primer ministro Ibrahim Mahlab son una muestra más de la incapacidad del gobierno egipcio para entender que esto no es una cuestión de "sacrificios", algo que se deba poner en una balanza.
Los grupos defensores de los "derechos humanos" no tienen nada que "reconocer", sino simplemente defenderlos y denunciar su violación, que es su misión. Nadie va a dar la razón al gobierno egipcio en esta cuestión. Lo que diferencia a un gobierno democrático del terrorismo es la defensa de los derechos humanos, no los hipotéticos sacrificios que haya que hacer. A Shaimaa Al-Sabbagh le dio igual que el tiro se lo diera un terrorista o un policía. Pero a los demás no, no puede dar igual. Cargar con fuego real contra una manifestación de personas que van a poner flores en una Plaza no es un "sacrificio" es una violación de los derechos humanos. Nadie puede llamar a eso "sacrificio".
Por algún extraño motivo, el ministerio del Interior egipcio es inalterable, incombustible y ajeno a cualquier evolución hacia unas formas democráticas. Unas fuerzas de seguridad que aplican las mismas medidas al desarmado que al armado, no pueden ser un peldaño en la construcción de un estado democrático, por más que lo pregonen.
Cuando se produce la transición de una dictadura a una democracia, lo primero que se desmantela y se vigila son los pilares sobre los que se ha sostenido esa dictadura. Es ahí donde radica la esencia del problema. No ha habido cambios, sino racionalizaciones, es decir, justificaciones posteriores de los mismos actos represivos para acomodarlas a los nuevos tipos de discursos. El argumento de la "seguridad" le sirvió a Hosni Mubarak para mantener durante treinta años la Ley de Excepción, herramienta útil para la represión. Hoy ese papel lo cumple la Ley Anti Protesta: manda a la cárcel a todo el que discrepa.


Todas las instituciones internacionales están condenando el estado de los derechos humanos en Egipto. Sin distinción, condenan los actos desproporcionados y las campañas excesivas y colaterales a lo que es el terrorismo en sí. Bajo el concepto de "amenaza" se envuelven demasiadas cosas. Y eso forma parte también de la queja internacional y de los afectados dentro del país, que son quienes lo padecen. La crítica se convierte en traición; la denuncia en acto arriesgado. La llamada a la "unidad" se hace ante el peligro que el terrorismo supone no solo para Egipto.
Ahram Online señala:

Mahlab, in a statement released on Friday, said Egypt's sacrifices aim to defend the entire world from terrorism.
He added that Egypt has already warned that terrorism has become an "advanced industry and a global trade" and said that international cooperation is needed to face the problem.
The prime minister's message addressing human rights organisations comes a day after Human Rights Watch released a statement saying that rights conditions in Egypt are "in sharp decline" and there is “no light at the end of the tunnel."
Exact figures for casualties in Thursday's attack have yet to be announced by officials, although media reports suggest that at least thirty have been killed.*


La retórica grandilocuente del gobierno hace ver que la cuestión del terrorismo en Egipto es un servicio que se hace "al mundo", una lucha épica, colosal, en la que el universo se juega allí su salvación. Con esos golpes retóricos, se agigantan los hechos y la gloria de quienes los realizan. Es una forma anticuada de discurso que ya no funciona. Los hechos son los hechos.
Los más de treinta muertos del otro día en el ataque en el Sinaí han puesto en entredicho la eficacia de un gobierno y, sobre todo, de un hombre, el presidente Al-Sisi sobre el que se ha construido un rápido mito salvador para aprovechar la vocación caudillista de una parte importante del pueblo egipcio. Al-Sisi es el hombre que toma el poder con la excusa de evitar una guerra civil en Egipto, que promete no tener aspiraciones de poder y no presentarse a las elecciones futuras, pero que hoy es quien gobierna Egipto, decreto tras decreto, después de haber ganado unas con el 97% de los votos. La llamada de la Historia y un sueño premonitorio le convencieron de acceder a la presidencia.
El dedo en la herida lo ha puesto el periodista Amr Khalifa en el diario Daily News Egypt, con su artículo titulado "Sisi: Sinking Sinai". Khalifa comienza de forma clara y contundente: «If Sinai sinks so will Al-Sisi.»** La opinión pública egipcia se pregunta por lo que está sucediendo en el Sinaí y cómo es posible que el Ejército sea masacrado por "terroristas", dudando de la eficacia de los responsables. El secretismo oficial sobre lo que está ocurriendo allí no ayuda demasiado.
Los mitos se erosionan cuando no se cumplen las desorbitadas expectativas. Si el gobierno de Al-Sisi fracasa en la rápida erradicación del terrorismo, es presionado por el poco respeto a los derechos humanos y crecen las críticas dentro y fuera, será difícil resistir al creciente descontento. Tendrán que aumentar el tono de los discursos, ampliar el círculo de enemigos y reprimir con más fuerza las críticas. Es una salida hacia adelante que no hará sino agravar su situación.
Escribe Amr Khalifa:

“So long as Egypt is one heart then there is no other problem,” said Al-Sisi in an angry, emotional speech devoid of any structural solutions to problems that persist in Sinai and elsewhere. As news of the Al-Sisi speech hit the wires, the macabre reality of Egypt today was on full display: three more security forces injured – this time in Fayoum by an explosive device. Scene is not pristine: Egypt is ruled, autocratically, by a man who believes he came to rule the land via divine intervention as foretold in a dream. But life in Egypt is anything but a dream and in Sinai it is positively nightmarish.**


La referencia al sueño premonitorio del liderazgo es esta vez tomada con ironía. "Un corazón", una cabeza y una mano firme. El corazón egipcio se debe alimentar además de con discursos emocionales, con realidades tangibles y, especialmente, con la distinción clara del camino a la democracia.
Pensar que solo el terrorismo es el enemigo de la democracia es un error que se pagará caro. Las democracias resisten al terrorismo precisamente porque son democracias, les guían los deseos de mantener las libertades de todos. 
La represión del terrorismo islamista no puede servir de justificación para la represión de la disidencia política interior, la que somete a crítica la deriva del régimen instaurado y considera que no se han cumplido los objetivos de la revolución. La revolución sigue siendo hoy una forma idealista de ver Egipto, algo que no han respetado los que han dicho actuar en su nombre.
El "corazón" único que se pide significa interpretar la realidad en los términos que se le proponen, sin discusión, aceptando acríticamente los supuestos, en los que se entrelazan todos los demonios del Estado formando una unidad: el terrorismo yihadista, la Hermandad Musulmana, el Estado Islámico, el Estado del Sinaí, Hamás, etc. A estas amenazas se suman otras que no lo son, pero que sirven para canalizar el conservadurismo de parte de la sociedad egipcia. 

En los discursos oficiales se han contrapuesto "ateos" y "terroristas" como dos amenazas contra la seguridad nacional. Este despropósito, destinado a mantener al lado del ejército y la presidencia a las fuerzas más conservadoras y tradicionalistas de la sociedad, refleja bien la mentalidad oficial y la construcción de sus discursos. Pero así no se puede construir una democracia que pueda ser llamada así y seguirán las denuncias por violaciones de los Derechos Humanos.
La unidad de las fuerzas tras el 30 de junio se va resquebrajando porque no se ve que se avance hacia una democracia real, sino hacia una unanimidad que jalee los logros gubernamentales. El problema es si esos logros no llegan ni en la economía, ni en la democratización ni en la lucha contra el terrorismo, en donde se siguen acumulando víctimas, tal como veo en la pantalla de los informativos ahora mismo.
La entrada del viejo régimen recuperando posiciones, si es que alguna vez las perdió, implica que los enemigos vuelven a ser aquellos que ya se enfrentaron a Hosni Mubarak y que salieron a las calles a reclamar su salida del poder hace cuatro años. Hacerlos callar no es un sacrificio sino un objetivo. Por eso las fuerzas de la oposición se están planteando el boicot de las elecciones legislativas, lo que sería un golpe importante al gobierno de Al-Sisi y la anunciada hoja de ruta hacia la democracia.


La distancia entre las dos posturas que hemos querido reflejar son casi insalvables. Las dos evalúan de forma diferente, aunque establecen como hecho capital lo que ocurra en el Sinaí y en las calles de Egipto.
Cuando estoy cerrando este escrito, Ahram Online nos muestra la última locura egipcia: la detención de un dirigente socialista acusado del asesinato de su compañera de partido Shaimaa al-Sabbagh:

A leading Socialist Popular Alliance Party member was detained pending investigation Saturday on suspicion of killing Shaimaa El-Sabagh, another leading party member who had been shot during a peaceful march in Cairo a week ago.
Zohdi El-Shamy was considered a witness until the prosecution charged him with involvement in the killing El-Sabagh after questioning him and watching videos of the incident, Al-Ahram Arabic site reported.
El-Shamy will be detained until investigations into these charges are complete on Sunday. Prosecutors will then decide whether to release him or keep him in detention. 
In a press conference right after her death, the Socialist Popular Alliance Party accused the police of shooting dead El-Sabagh, describing the incident as a "premeditated murder."***


Me imagino que las declaraciones de la persona que sostuvo en brazos a Shaimaa El-Sabbagh diciendo que vio cómo le disparaba un policía, tal como recoge la crónica del corresponsal de El Mundo, Francisco Carrión, no les servirá de mucho. Ya no es suficiente culpar  a los islamistas o a los matones del régimen anterior; los socialistas entran a formar parte de los enemigos del pueblo y se matan entre ellos para acusar a la policía egipcia, cuerpo con un historial impoluto. El diario Ahram Online contaba las dificultades que tuvieron sus compañeros para encontrar una sala funeraria en una mezquita. Dicen que al escuchar el nombre de la fallecida, todo eran excusas.
Supongo que es uno más de los sacrificios que se le pide al pueblo egipcio.


* "Prosecution detains Socialist Alliance leader on suspicion of killing El-Sabagh" Ahram Online 1/02/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/121866/Egypt/Politics-/Prosecution-detains-Socialist-Alliance-leader-on-s.aspx
* "Rights groups must recognise Egypt's sacrifices in fight against terrorism: PM" Ahram Online 30/01/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/121755/Egypt/Politics-/Rights-groups-must-recognise-Egypts-sacrifices-in-.aspx

** "Sisi: Sinking Sinai" Daily News Egypt 1/02/2015 http://www.dailynewsegypt.com/2015/02/01/sisi-sinking-sinai/







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