Joaquín Mª Aguirre (UCM)
¡Es una
pena que Trump no fuese Adán! La humanidad se habría evitado muchos problemas
desde entonces, pero Dios no siempre acierta. Lo anterior viene a cuento de la
sorprendente amplitud de Trump, que abarca lo hecho, lo que niega haber hecho y
lo que habría hecho de haber estado allí. Esto va más allá de la post verdad e
incluye lo que podríamos llamar la "post posibilidad", un término
conceptualmente aberrante, pero es lo que hay con esa entidad, por encima del bien
y del mal, de los tiempos presentes, pasados y futuros, que se llama Donald
Trump.
En el estupendo artículo de Anna Bosch en RTVE.es podemos leer, entre sus palabras de preocupación por lo poco que Rusia
aporta a la causa de la paz, lo siguiente:
[...] poco antes del inicio de este encuentro, Trump llamaba a Rusia a dar pasos para poner fin a las hostilidades en Ucrania. "Rusia tiene que moverse. Demasiada gente está MURIENDO, miles a la semana, en esta guerra terrible y sin sentido. Una guerra que no debería haber pasado nunca, que no hubiese ocurrido de haber sido presidente", aseguró el presidente estadounidense en la red Truth Social.*
¿Realmente cree Donald Trump ser esa figura histórica que él se imagina? Mucho me temo que sí. ¿La creen también los demás? Desgraciadamente, por más que vaya contra el sentido común y cualquier otro sentido implicado, parece que muchos lo creen. Y otros le sacan buen provecho.
Esto tiene además muchas implicaciones. Este mesianismo supone por su parte la aceptación heroica y generosa de una carga en beneficio de la Humanidad. Llevado a su extremo narcisista —es decir, lo primero que piensa cuando se despierta— es que lo que el mundo necesita es que sea presidente planetario, situación que acabaría con todos los males habidos y por haber.
Cualquier afirmación que se haga sobre hasta dónde puede llegar Trump necesita ser contrastada con lo que ya ha hecho, con hasta dónde ha llegado. Creo que el punto de referencia, por ahora, sigue siendo el asalto armado al Capitolio para evitar que Joe Biden tomara posesión como presidente de los Estados Unidos. La negación de la victoria de su rival fue más allá de las insinuaciones y tomó cuerpo en los cientos de personas que tomaron la sede del Capitolio. De no ser por la sangre fría de algunos y por muchas cosas que la Historia acabará revelando, la sombra de la guerra civil sobrevoló el país.
Desde entonces se ha seguido insistiendo en el "fraude" que privaba a Dios y a los Estados Unidos de la bendición de tener a Trump. Las palabras citados anteriormente no son más que la repetición del mismo mensaje: el mundo no puede prescindir de él. Si mañana se da un autogolpe de estado, no será una acción contraria a la Ley, sino en cumplimiento de la ley divina.
Es lo deducido del atentado durante la campaña, la confirmación de que Dios le protege y lo hace para salvar a la Humanidad desde la presidencia de los Estados Unidos. La leyenda creada para hacer ver que tras la bandera enrollada se manifiesta la figura de un ángel protector no solo es una vanidad infinita, sino una justificación de futuros atropellos para seguir en el poder. Serán invocados cuando sea necesario.
Mal negocio cuando en la política meten a Dios por medio. De la voluntad del pueblo se pasa a la voluntad divina y son sus intérpretes los que adquieren protagonismo. Sigue siendo causa de sorpresa la manipulación sobre una población como la estadounidense. Sorprende esa aceptación visionaria del "destino manifiesto", del excepcionalismo norteamericano. Trump es la punta del iceberg de todo ese movimiento manipulador. Sorprende que hayan podido convertir en un sinvergüenza, mentiroso, infiel, estafador y poseedor de otras cualidades de esta orden, en la figura del enviado divino, en la figura ideal para hacer realidad el futuro visionario de "América". Sorprende ver cómo una figura objeto de risas y chistes puede haberse convertido en un líder que arrastra hacia el futuro con unas dosis de narcisismo de tal calibre.
La única explicación desde la racionalidad para explicar esto es la frustración acumulada, las toneladas de mentiras y distorsiones que se han ido juntando en décadas. ¿Cómo es posible que la superpotencia reinante se considere "parasitada" cuando posee los mayores indicadores de riqueza del planeta, cuando lo domina en lo científico, tecnológico, militar y culturalmente?
Hoy vemos en mundo a través de los ojos americanos gracias al cine, a la música. Celebramos Halloween y nos vestimos de Papá Noel, como fijó un anuncio de la Coca-cola. Vivimos a la americana, mientras que ellos se han convertido en los mayores paletos del planeta, ignorando o despreciando otras formas de vida, otras culturas, que son siempre inferiores según nos muestran sus propios textos.
De ser un pueblo de inmigrantes, han llegado a ser un país imperialistas, despreciando a los que como ellos antaño llegan allí en busca de oportunidades. Todos somos criminales a sus ojos; se cierran las fronteras y se abren las cárceles. De defender la democracia y los derechos humanos, la administración de Trump se ha aliado con los peores dictadores, con los constructores de cárceles de alquiler. Fomenta la división y el autoritarismo como alternativas a las libertades; chantajea a los países para conseguir recursos y tierras. Los Estados Unidos de Trump son la negación de la tradición norteamericana, de todo aquello que hizo de ellos un país grande. Nosotros somos a sus ojos "americanos de segunda" sin derecho a voto.
Trump no solo se hace con recursos, también quiere hacerse con el pasado reinterpretándolo, dándole sentido para justificar sus acciones presentes. Cómo ha conseguido seducir a decenas de millones de norteamericanos es uno de esos misterios que deberíamos intentar resolver para evitarnos incurrir en sus mismos errores. Los Estados Unidos son víctimas de ese aislamiento de la realidad, de esa imagen de ellos mismos que les han fabricado interesadamente para seducirlos, para manipularlos. Trump está cerrando los grifos de información de los medios estatales a la educación, todo aquello que pudiera hacer cambiar esta hipnosis colectiva.
* Anna
Bosch "De Washington a Barcelona: Donald Trump, contra la cultura y la
historia" RTVE.es 12/04/2025
https://www.rtve.es/noticias/20250412/washington-barcelona-donald-trump-contra-cultura-historia/16534951.shtml