Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Tiene
razón José Borrell, Trump se lleva los titulares y con ellos la atención
dejando otras zonas de interés, como lo que ocurre en Gaza, en segundo plano.
Esto tiene varias lecturas. La primera es la del foco, pero la segunda nos
lleva al aprovechamiento del protagonismo de Trump para hacer distintos tipos
de tropelías con la seguridad de que la atención será menor, por lo que se pasa
deprisa sobre los acontecimientos.
Cuando
Trump se lleva la atención, por decirlo claramente, otros aprovechan su
protagonismo para seguir con sus planes. Esto lo podemos ver en los dos
conflictos bélicos abiertos, el uno en Gaza y el otro en Ucrania, que quedan
relegados en los medios y con ello en la atención pública. Curiosamente —quizá
no tanto— la participación de Estados Unidos en ambos conflictos es importante,
aunque con estrategias muy distintas. Del apoyo directo a Benjamín Netanyahu al
chantaje a Ucrania favoreciendo a la Rusia de Putin, las malas artes de Trump
están presentes. Es algo más que el deseo de protagonismo, conforman una
estrategia clara, con unas víctimas claras y unos agresores claros. De todo
ello sacan provecho los Estados Unidos de Trump y, por supuesto, sus verdaderos
aliados, del Israel de Netanyahu a la Rusia de Putin.
En
Estados Unidos y en Israel están comenzando ya movilizaciones contra sus
gobiernos. Los israelíes se han dado cuenta de la hipocresía de un gobierno que
usa los secuestrados por Hamás y salen a la calle. En Estados Unidos comienzan
las primeras manifestaciones contra Trump y sus maniobras. Como señalan los
analistas, a Trump solo lo pueden parar los norteamericanos. Sin embargo el
recuerdo del asalto armado al Capitolio estará presente en la mente de muchos y
más cuando le escuchan hablar de un escalofriante tercer mandato. ¿Quedará algo
de los Estados Unidos que conocemos para entonces? ¿Quedará algo del mundo tal
como lo conocemos para entonces?
Hagamos
caso a Borrell y fijémonos en Gaza, en las noticias que nos llega de allí y que
son sustraídas de la atención por los golpes de efecto de Trump.
Lo que
nos llega es la demostración de cómo funcionan los socios predilectos de Trump.
Esta es la noticia:
Este jueves ha salido a la luz un vídeo del momento del ataque israelí contra un convoy de paramédicos, producido hace dos semanas en la Franja de Gaza. Las imágenes cuestionan la versión de Israel, que aseguró que atacaron a terroristas en vehículos que se acercaron sospechosamente sin identificarse y a oscuras.
En el vídeo grabado desde el interior de un vehículo, aparece un convoy de ambulancias, un camión de bomberos y un todoterreno con las luces encendidas e identificados como vehículos de la Media Luna Roja y la UNRWA. Avanzaban hasta detenerse al borde de la carretera. Dos hombres con trajes reflectantes se bajan del camión y la imagen se va a negro, pero no hace falta ver para saber lo que está ocurriendo.
Sin saberlo, Rifat Radwan, paramédico de la Media Luna Roja, grabó con su móvil los últimos instantes de su vida. Se le escucha despedirse de los suyos. Su teléfono fue encontrado en una zanja, junto a su cuerpo y el de otros 14 compañeros. Fueron asesinados el 23 de marzo. Tras ser cubiertos con telas y tierra, tardaron una semana en encontrarlos.
De este modo, las imágenes publicadas por The New York Times y la organización humanitaria desmontan la versión del Ejército israelí.*
Un descuido —no deshacerse del móvil de uno de los asesinados— desmonta la política de falseamiento de los hechos mantenida por el gobierno de Netanyahu, que por mucho que asegure que va a investigar los hechos sabemos que es precisamente la garantía de que no lo hará lo que le permite unas políticas deliberadas de genocidio, que van del hambre a destruir hospitales y asesinar a médicos y paramédicos. Esto no es un caso aislado sino un patrón sostenido para eliminar personas y destruir infraestructuras, actos para evitar que siga llegando ayuda para socorrer a los cientos de miles de desplazados a los que se destruye diciendo que albergan terroristas entre ellos.
Para ver la respuesta USA a esto nos vale recordar la deportación de los Estados Unidos de un joven palestino que participó en manifestaciones contra las acciones de Israel. De esta forma, además de la ayuda bélica e informativa, los Estados Unidos de Trump silencian la repulsa ante los hechos bárbaros y genocidas. Igualmente, las amenazas de recortes presupuestarios a las universidades norteamericanas en las que se han producido protestas contra Israel, definidas como "antisemitismo" han hecho que sus autoridades censuren el derecho de manifestación.
El uso del concepto de "antisemitismo" es una de las más burdas maniobras de encubrimiento realizadas hasta el momento. El antisemitismo va contra los judíos por el hecho de serlo, hagan lo que hagan. Las protestas o sanciones no es por ser "judíos", sino por hacerlo que hacen, por su forma genocida de actuar bajo los órdenes de Benjamín Netanyahu. Los judíos que protestan contra Netanyahu no son "anti semitas", como es obvio. Por eso es importante dar voz en los medios a estas protestas, llevar el foco hacia ellas porque son precisamente las que quitan sentido a la estrategia de Netanyahu y de Trump de silenciarlas.
A las brutalidades cometidas se añaden las barreras de silencio, las creadas para impedir el conocimiento de los hechos, las mentiras, la desinformación y los bulos manejados para alejarnos de la realidad.
Sí, hagamos caso a Borrell y hablemos de Gaza. No significa "no hablar de Trump", sino mostrar las conexiones y sus consecuencias. Que no se escondan tras el silencio.
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BBC |
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