jueves, 26 de mayo de 2011

Tú no te metas en líos


Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Durante décadas el mejor consejo que salía de las bocas de las familias españolas era “tú no te metas en líos”. Cuando ibas a la universidad te decían “tú no te metas en líos”; cuando te marchabas a la “mili”, el mismo consejo te llevabas en el petate. La obsesión española por no meterse en líos alcanzaba cualquier manifestación de la vida cotidiana en la que hubiera más de dos personas.
El concepto de “lío” pasaba a ser determinante en tu vida, porque todo lo clasificabas en “lo podía llegar a serlo” y “lo que ya lo era”. Fuera de los líos estaba el amplio espacio de la rutina, de la inercia y del siempre ha sido así. Podría decirse que el “lío” era la alteración de lo previsto. Las cosas son como son y si, por desgracia, no lo son, entonces tenemos un lío. Cuando uno llega tarde a casa suele decir que “había mucho lío en la oficina” o que “había un lío de tráfico”. Están los que “tienen un lío” extramatrimonial y están los que te cuentan “la que se lió” en el partido, en la junta de vecinos o en cualquier otro lugar. Luego están los que “la lían” y los que “se lían solos”, que es nuestra definición de ser rematadamente ineptos.
Por ejemplo, las primarias del PSOE son “lo normal”, lo que pone en los estatutos, y un congreso extraordinario es un “lío”. Uno se imagina al presidente del gobierno saliendo de casa por las mañanas y despedido con un “José Luis, no te metas en líos” o recibido en la puerta de la oficina con un “¡cuidado, presidente, que la lías!” a cargo del asesor de turno o del de siempre.

Como el presidente suele tener cierta tendencia a liarla, los que le rodean están preocupados porque una vez dicho que se va y después de haberle dicho los votos del domingo que están de acuerdo con su decisión, los llamados “barones territoriales” le respetan poco y no le hacen caso. El estado actual del presidente del gobierno es el de Bruce Willis en El sexto sentido, está muerto pero todavía no lo sabe. Sigue diciendo cosas como “he llamado a Patxi y le he explicado…”, que demuestran que todavía no se le ha acercado el niño sabihondo a decirle que se encuentra en un estado intermedio y que hay una luz al fondo que le reclama.
La idea de hacer unas primarias con solo un candidato —de una sencillez aplastante—, enunciada por José Blanco es la aspirante al premio democrático “Tú no te metas en líos”. Es una idea de enorme elegancia, que diría un matemático, por su sencillez. Pero aquí la sencillez es simpleza. Tiene un grave problema y es que tienes que haber ganado unas elecciones para que los demás la acepten. Como no es exactamente el caso, a los candidatos a la sucesión, esto más que hacer primarias les parece “hacer el primo” porque uno se tiene que quedar fuera. La otra idea es ya “meterse en líos”: que hagan unas primarias con dos. No deja de ser sorprendente que realizar elecciones con dos candidatos le parezca a alguno mucho riesgo, sobre todo después de haber demostrado una tendencia a meterse en otro tipo de líos permanentemente.
Pero el “lío-lío” (que es ya rizar el rizo) se alcanza con la convocatoria de un Congreso extraordinario. ¡Eso sí que es un lío! Todo el mundo sabe que un congreso extraordinario es un sitio plagado de personas enfadadísimas con ganas de meterse en líos, que te miran mal porque has perdido y que se acuerdan en ese preciso momento de todas las cosas que les dijiste y negaste, que tiran de hemeroteca y te recuerdan tus palabras y las citan fueran de contexto. En fin, un lugar peligroso y del que nunca sale nada bueno porque todos esperan que salga algo nuevo. Y la novedad es siempre un lío.



Todos estos líos internos hacen que los políticos se olviden de los líos externos o, incluso, de los líos que ellos mismos provocan y los demás padecen. La gente que se ha estado concentrando en las plazas españolas ha hecho también su refundación como sociedad y ha decidido lanzar sus quejas, ideas y utopías como enmienda a los líos en que los demás nos meten y no nos sacan. Si ellos no se refundan, nosotros sí.
El mensaje es sencillo, pero no simple. Se concreta de la siguiente forma: por encima de congresos, primarias o cualquier otra forma lotera, endogámica o  estatutaria de repartirse el poder, su obligación es cuidarse de los ciudadanos. Llevan años dirigiendo una sociedad a la que han desprovisto de ideales y han llenado de retórica; no aceptan ustedes ni críticas ni ideas. Salen a las ventanas a saludar y bajan a los mercados a repartir propaganda. Dedican el noventa por ciento de sus energías a descalificarse unos a otros en vez de intentar construir algo que sirva para todos; han sustituido el debate por la trifulca. Lo que hay que refundar es el sentido de la política primero y luego ya se organizan.
Para refundar la clase política tenemos todos que refundar nuestras mentalidades y comprender que esto es el resultado de la atonía que ha supuesto el “tú no te metas en líos” que ha ido calando por aburrimiento en el conjunto de la sociedad
Hay que reivindicar la política como el arte de meterse en líos, es decir, introducir en los debates las ideas que ayuden llegar a mejores soluciones. Las manos españolas dedican demasiado tiempo a aplaudir. Meterse en líos es dejar de hacer tanta casa y ponerse a trabajar en campos innovadores, que puedan emplear doctores y no solo albañiles. Meterse en líos es dejar de montar más bares y apostar por cosas exportables que generen puestos de trabajo más allá del delantal y la bandeja. Meterse en líos es apostar por tener un premio Nobel en algo y no por ser Pichichi europeo. Meterse en líos es buscar una sociedad más humana y solidaria con los que el propio sistema margina y abandona considerándolos improductivos. Meterse en líos es buscar soluciones a los problemas enquistados, pedir que lo que no funciona funcione. No es más que eso. Es no mirar para otro lado, sentir que encontrar soluciones es tu problema también, que es tu responsabilidad.
El día en que cuando salgáis de casa vuestros padres os digan “hijos, meteos en líos porque es la única forma de mejorar esto y que construyáis futuro” se habrá producido un gran cambio en la sociedad española. Es la diferencia entre tener sueños y tener sueño.

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