sábado, 5 de abril de 2025

El problema de Lola o de la salud mental de todos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Mientras los medios se llenan de casos de violencia, de ataques sexuales, casos de suicidio, etc. nos dan la noticia de la aprobación de denominado Plan de Salud Mental 2025-2027, lo que es sin duda una buena noticia cuyo beneficio se debería notar en la disminución o control de los casos como los anteriormente citados.

Corremos el riesgo de aceptar una definición de "salud mental" excesivamente clínica ignorando las desviaciones sociales hacia aspectos que no pueden clasificarse como parte de una "buena salud".

La "salud mental" no es fácil de tipificar más allá de las definidas como "enfermedades", que es una forma paralela a las enfermedades del cuerpo, ya sean genéticas o adquiridas.

Se nos dice en el texto, tras contarnos las vicisitudes políticas por las que ha pasado el Plan hasta su aprobación, que: 

Una de las novedades más destacadas del plan es su enfoque en la integración de la salud mental en el ámbito laboral. Se establecerán directrices para que las empresas adopten medidas de prevención y apoyo a trabajadores con problemas de salud mental, promoviendo entornos laborales saludables y evitando la discriminación.

Asimismo, el plan contempla la implementación de programas de educación emocional en colegios e institutos para sensibilizar a los más jóvenes sobre la importancia del bienestar psicológico y la detección temprana de trastornos mentales.

Sin embargo, el plan no incluye medidas específicas para la prevención del suicidio, ya que esta cuestión cuenta con un documento aparte, aprobado el pasado mes de febrero, con su propia financiación.* 

Son tres elementos de diferente orden ya que los dos primeros son el inicio —escuela y trabajo—, por decirlo así, mientras que el tercero —el suicidio— es el resultado.

Me llama la atención que en los artículos relacionados, que RTVE.es muestra en el señalado, haya uno cuyo titular es "El sueño también es cuestión de dinero: "Cuando pague los 7.000 euros que debo, entonces dormiré bien""** y que lleva la siguiente explicación en su entrada: "Así dormimos (o no) en España: un análisis con datos, testimonios y expertos sobre cómo las condiciones económicas y emocionales afectan al descanso, y cómo dormir poco o mal influye en la productividad.**

El texto es medianamente claro, pero el enfoque final, la preocupación por la productividad, nos aleja de las causas. El problema deja de ser nuestra salud y pasa a ser que producimos "menos" o "peor". La preocupación ya no somos nosotros como personas, sino como "productores", es decir, si somos "rentables".

El hecho mismo de que se dé esto como perspectiva ya repercute sobre nosotros, pues pasamos a ser conscientes de que importamos poco, que se nos cuida como a alguien que debe producir bajo unos estándares definidos y no alcanzados. Una empresa entenderá que su plan de mejora de la salud se debe traducir en un aumento de la producción, sino ¿para qué? La felicidad o la satisfacción se deben traducir en más y mejor trabajo, el elemento final de medición de todo. No hay "persona feliz", sino "empleado productivo". Eso es todo.

Muchas veces se mueven en las empresas variables como, por ejemplo, el color de las paredes o el mobiliario, las ventanas, etc., pero como se señala en el titular, el empleado no llega a final de mes por el sueldo miserable que hace "feliz" al empleador, por el miedo al despido o cualquier otro factor de intranquilidad que acabe afectando a la salud mental.

Si pasamos al entorno escolar, me imagino que al ser inimputables los agresores se siente "felices" por sus acciones, sino no las harían. En cambio, los que las padecen tiene difícil superar su infelicidad y si se suicidan, como se han dado casos por el acoso constante, pasan a otro nivel, del que apenas se tocan las causas.

En el texto referido al sueño, se comienza con el caso que se ha mencionado en el titular:

Lola no duerme bien. En realidad, nunca lo ha hecho. Creció en un barrio humilde, en una familia sin recursos y con demasiadas preocupaciones económicas como para descansar tranquila. “No se duerme igual cuando no tienes un puto duro”, resume contundente la joven de 28 años. Arrastra desde la adolescencia, junto a la ansiedad, préstamos familiares y deudas que no han dejado de crecer. “Cuando pague los 7.000 euros que debo, entonces dormiré bien”, asegura.

Su caso no es una excepción. En España, la mayoría de la población duerme entre siete y nueve horas, pero esa horquilla esconde realidades muy distintas. Cada vez más personas se despiertan con cansancio y con la sensación de no haber tenido un sueño reparador. Dormir, como alimentarse bien o acceder a una vivienda digna, también depende del entorno, el trabajo, la salud mental o el nivel de ingresos.


La salud mental engloba demasiadas cosas y a veces se confunden causas y efectos. Todo lo que percibimos, vivimos y padecemos contribuye a la configuración de nuestro estado y a nuestra forma de responder al entorno. Pero obviamente hay aspectos más decisivos. No se trata pues de hacernos percibir los problemas de otra manera, con otro ánimo, sino de tratar de eliminarlos o, al menos, de mejorar la situación.

El problema de Lola no se soluciona intentando que vea sus problemas de "otra manera", sino de hacer que llegue a final de mes y no tenga que endeudarse, con lo que dormirá mejor seguramente. Sea como sea, lo cierto es que los problemas crecen y su percepción empeora.

Hay personas que recurren a la agresividad como auto terapia, lo pagan con los demás. Se sienten fuertes en un aspecto, imponiendo su brutalidad a terceros, como en el caso del maltrato reciente a un compañero escolar con discapacidad mental y en silla de ruedas que ha impactado al país por la crueldad mostrada. ¿Están "sanos" los agresores? ¿Son el fruto de una enfermedad mental social? ¿Está sana, más allá de la idea de eximente, la persona que mata a una niña de cinco años para hacer daño a su expareja? ¿No hay un tipo de patología que no consideramos detrás de muchos comportamientos? Muchos de ellos solo son considerados cuando llegan al ámbito legal, cuando han entrado en el delito. ¿Pero no son los delitos un reflejo de nuestra sociedad? Son acciones castigadas, pero que esconden los caminos hasta ellos.

No sé si el camino a solucionar los problemas es cuestión de atención médica o si esta es solo el final del camino, cuando ya poco se puede hacer. Somos uno de los países en los que se recetan más pastillas, lo cual es un mal signo, un signo de impotencia.

El sensacionalismo mediático no ayuda mucho en una sociedad angustiada. Es un estilo informativo que atrae a los que viven en miedo permanente aumentándolo. Debería señalarse esto y tratar de corregir sus efectos.

Nos alegramos de que se apruebe en nuevo Plan, pero creo necesario hacer cierta revisión sistémica de cómo se vinculan efectos y causas, de cómo se manifiestan en la realidad en aspectos que no consideramos como realmente patológicos.

Hay una cierta distorsión en la forma en que pensamos, que puede que no entre en nuestras categorías de enfermedad mental, pero que son sin duda males. No creo que sea cuestión solo de los médicos, sino de los agentes sociales que deberían ampliar su visión contemplando los problemas de forma más ajustada. No todo es efecto directo, sino de acumulación de secundarios.

* "Sanidad aprueba el nuevo Plan de Salud Mental: más atención comunitaria y menos internamientos forzosos" RTVE.es 04/04/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250404/sanidad-aprueba-nuevo-plan-salud-mental/16520872.shtml

** "El sueño también es cuestión de dinero: "Cuando pague los 7.000 euros que debo, entonces dormiré bien"" RTVE.es 30/03/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250330/radiografia-sueno-espana-dormir-cuestion-dinero/16511259.shtml

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