domingo, 30 de octubre de 2016

Llantos y traiciones

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No hay que ser demasiado perspicaz para comprender el peligro de las rimas en la política. La rima fácil tiene sus peligros. Las personas que ayer entonaban sus cantos rimando "democracia" con "mafia" establecían lo que va a ser, desgraciadamente, la tónica de esta próxima y cruenta legislatura. Lo que vimos en algunos oradores en la tribuna, lo hemos visto en la calle, las mismas actitudes. Y lo seguiremos viendo, pues no se deja a la víctima a medio rematar en el suelo. La víctima es el PSOE y con él, si no se remedia, la convivencia democrática en las instituciones y en la calle misma, donde el modelo de la intimidación comienza a retomarse.
La maniobra diseñada para hacer saltar por los aires a la izquierda española ha tenido éxito porque estaba ya sentenciada gracias a la pésima visión política de Pedro Sánchez, que todavía está por ver sus peores momentos, cuando los que le han llevado a este punto le aplaudan como ya lo están haciendo.
La estrategia es ahora aislar a los partidos de sus votantes para absorberlos en el momento adecuado en que se dinamite la legislatura y se convoquen nuevas elecciones. Entonces se habrá terminado el retrato del PSOE como "partido traidor", de sus dirigentes como "mafiosos" y se jaleará su división y desastre ofreciendo pactos a los más beligerantes.
El llanto de Pedro Sánchez es uno de esos espectáculos con los que las cámaras se recrean —como señaló Celia Villalobos con ironía: "que un hombre llore en público me parece fantástico"— por insólito. No sabemos muy bien por qué lloraba, pues las posibilidades son muchas: por el partido dividido, por tener que dejar su acta de diputado, por abandonar la Secretaría General, por el gobierno de Mariano Rajoy o por haber vivido un momento de lucidez y ver el desastre causado. Quizá sea solo un estudiado gesto más ante las cámaras o una mezcla de todo lo anterior.


Hace bien en llorar, sea cual sea su motivo real. Motivos tiene el que con su inexperiencia no ha sabido estar a la altura de los tiempos o tener la humildad que a veces la Historia necesita. Muchos de los que ahora le jalean desde fuera saben de esta debilidad y le animan a que, visto lo anterior, se sume de nuevo a la ceremonia de la confusión y remate lo que ha hecho. Sánchez ha sido un líder que empezó mal y para el que sus compañeros pedían paciencia y ahora que se calle.
En los años de democracia española, pocas veces se han escuchado y visto espectáculos como el de ayer, digno de países con poca o nula tradición democrática. La idea de destruir el reparto de fuerzas en la izquierda española se acerca a su consumación con la desaparición pronta de un partido que, si no lo remedia, puede quedar de forma testimonial. Se trata de desacreditarlo y anularlo para que el posible votante se sienta frustrado y le vayan dejando solo, aislado, desmantelado. Es una estrategia pauloviana a base de escraches, de pancartas, de insultos en redes sociales.
Señala el diario El País en su editorial de hoy:

Queda por delante la tarea de recuperar la normalidad institucional, y en nada contribuyen a ello los discursos de odio y resentimiento empleados por algunos de los que dicen representar la renovación de la política o las constantes alusiones al pasado más oscuro de España en algunos de los discursos pronunciados desde la tribuna. Es el futuro lo que está en juego y no saldar las cuentas de la Guerra Civil o el franquismo.
Tampoco se puede endosar la participación de varios diputados de Unidos Podemos, entre ellos Alberto Garzón, en una marcha convocada “contra el golpe de la mafia” que discurrió ayer por el centro de Madrid, organizada bajo la idea de agitar la ilegitimidad de la investidura del presidente del Gobierno. Este propósito, rotundamente antidemocrático, ha contado increíblemente con parlamentarios dispuestos a actuar de espaldas al órgano representativo del que forman parte.*


¿Cree el editorialista que ese es el camino que queda por delante en la legislatura que se inicia? ¿Cree que espera la "normalidad institucional" al final de este preocupante camino? Ya nos gustaría, pero no parece que eso sea lo más probable.
Iglesias ha impuesto su modelo. Los que quieran participar del festejo, que le sigan, ha dicho en la escalada. Otras vías han quedado para "tontos" y "traidores", objeto de ataques y escarnio.
Casi todos los analistas coinciden en que el que ha salido más damnificado de todo este proceso es el Partido Socialista. Ha sido llevado contra las cuerdas por sus propias contradicciones. La principal de ellas es haber jugado a ser lo que un partido grande  no se puede
permitir: hacer la demagogia de uno pequeño.
Tiene razón José Borrell en la entrevista publicada en El Mundo, "ser presidente de la primera potencia mundial es hoy mucho más fácil que ser secretario general del PSOE"**. No está mal visto. Menos mal que no ha llevado más lejos la asociación y se ha quedado ahí.


No es cierto que España no haya tenido gobiernos de coalición. Los ha tenido en aquellas autonomías en donde era necesaria la estabilidad por no tener mayoría. Hoy hablar de coaliciones o apoyos parlamentarios, de simples abstenciones, es entrar en zona peligrosa después del proceso de estigmatización seguido en estos años contra los acuerdos que garanticen gobernabilidad.
El 5 de mayo de 2009, Patxi López fue investido Lendakari gracias a los votos del Partido Popular y UPyD. No le hizo gracia al PNV. La investidura de Aznar en su primera legislatura en 1996, con una diferencia de diez escaños sobre el PSOE, se consiguió con los votos de los partidos PNV, CiU y Coalición Canaria. Eran los tiempos del denominado "Pacto del Majestic" entre el PP y CiU, que tuvieron la contrapartida del apoyo del Partido Popular a Convergencia, que no tenía mayoría en Cataluña, para que gobernara. El PSOE formó parte del gobierno del PNV, la derecha vasca, con José Antonio Ardanza al frente. No pasó nada. Apoyos parlamentarios y coaliciones; izquierdas, derechas y autonomistas e independistas. Hoy todo sería traición. Podemos y demás han impuesto su marco interpretativo de la realidad política.


Todo está ahí para el que quiera ver que hubo un tiempo en que la "gobernabilidad" era más importante que el "poder". Es la entrada de Podemos en el juego político la que ha hecho tambalearse la idea de gobernabilidad. El poder, ocupar las instituciones, es un paso necesario en su estrategia. De no llegar a él, el camino es la demolición de los partidos próximos para quedarse con el espacio electoral y crecer. Se aprovecha y alimenta la desafección que la actitud de los partidos que han tenido responsabilidades de gobierno (no solo nacionales) ha producido en el tiempo. Se paga ahora el desgaste en peleas de cara a la galería tratando de gritar más que el resto; se paga la sordera ante las demandas legítimas de muchos ciudadanos de resolver los problemas en vez de utilizarlos los unos contra los otros. Se paga todo esto. Hace cinco años se perdió la ocasión de haber hecho realmente algo en este sentido, pero lo acomodaticio de los partidos hacía pensar que se pasaría, que era una moda pasajera. Se perdió la ocasión. Aquí recogíamos algunas iniciativas —pocas— que se lanzaron al aire para contentar las peticiones populares. Ninguna se cumplió y ahora se paga. Prefirieron redirigir la desafección hacia el otro, cuando había terceros que se lo hacían a ambos.
Como ciudadanos, debemos exigir respeto a la convivencia y un repensar la política, una exigencia a todos los partidos que realmente consideran que la democracia es algo más que llegar al poder a cualquier coste. La política democrática no es un ejercicio de acoso y derribo, sino de construcción para garantizar la gobernabilidad y el progreso del país. Hay unos límites de divergencia: la que nos causa daño a todos.
Tiene motivos Pedro Sánchez para llorar. Pronto no será el único.



* "Fin del bloqueo" El País 30/10/2016 http://elpais.com/elpais/2016/10/29/opinion/1477767865_046589.html

** ""Hoy ser presidente de EEUU es mucho más fácil que secretario general del PSOE"" El mundo 30/10/2016 http://www.elmundo.es/cronica/2016/10/30/58145e4222601d58088b458d.html




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