sábado, 27 de abril de 2024

A vueltas con la mili

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En plena crisis emocional nacional, se ponen sobre la mesa una palabra tabú: "mili". La trae 20minutos en un artículo con la relación de aquellos que la tienen y aquellos que están planteando instaurarla. Algunos enlaces nos hablan de países que, como Dinamarca, incorporarán a las mujeres al servicio militar. Finalmente, un enlace nos lleva a una entrada anterior en la que se resaltan las palabras de la ministra de Defensa Margarita Salas: "Robles descarta recuperar la 'mili' en España: "No creo que se le haya pasado por la cabeza a nadie"". Como siempre, así de rotundos (y visionarios) para todo.

El artículo sobre esto de la "mili" se abre con el tema de debate:

La vuelta del servicio militar a algunos países se ha convertido en motivo de debate en los últimos meses. El temor a que Vladímir Putin vaya más allá y provoque una guerra más allá de las fronteras de Ucrania ha hecho a algunos presidentes europeos replantearse la conocida 'mili'. Actualmente, diez territorios que pertenecen a la Unión Europea cuenta con servicio militar, dieciséis en todo el continente. 

Además, países europeos como Alemania o Serbia se están planteando reinstaurarlo, mientras desde Francia ya cuenta con su propio proyecto piloto, conocido como SNU y dirigido a jóvenes de entre 15 y 17 años. Dinamarca, por su parte, ha decidido incorporar a las mujeres al servicio. * 

Los problemas que se plantean ahora es porque parece haberse cerrado un ciclo amistoso y que la agresión se está convirtiendo en más habitual de lo debido y con Putin al fondo no están los tiempos para estas cosas.

Nuestra perspectiva turístico antimilitarista se basa en varios supuestos y problemas añadidos. El primero, obviamente, es la Rusia de Putin, cada día más agresiva en lo militar y en lo político. Creo que a estas alturas, no habrá nadie que dude de que Putin a) existe, b) tiene malas intenciones y c) hace lo posible por debilitar y dividir a Europa. Como creo que las tres cosas pueden tener sus negacionistas, por raro que parezca, es bueno recalcarlas.

Mucho me temo que los buenos tiempos, los globales, la tendencia a crear instituciones internacionales, etc. está a la baja. Estas instituciones, empezando por la ONU y sin perder de vista a la propia Unión Europea se hicieron para evitar conflictos. Pero los que eran entonces aliados contra el totalitarismo nazi pronto dieron lugar a una guerra fría que ahora se ha ido recalentando hasta ser real en el extremo de Europa, en la fricción espacial con Rusia, que ha ido involucionando hasta convertirse en una mezcla de los dos imperialismos que han caracterizado su historia, el soviético y el zarista. La Rusia que dio lugar a la Unión Soviética tragándose media Europa, llegando hasta Berlín, tardando décadas en soltarlo, está dispuesta a seguir tragando en manos de su nuevo zar, Vladimir Putin.

Situados en el extremo turístico de Europa, no se percibe mucho "amor por la patria" más allá del deporte, el festival de Eurovisión y las festividades y puentes locales. La simple idea de pensar que España se viera mezclada en cualquier conflicto y hubiera que tomarse la cervecita en un refugio anti bombardeo es inimaginable, como viene a resaltar las palabras absolutas de Margarita Salas.

Las declaraciones, realizadas a principios de abril, resaltan que el futuro de la OTAN está en las elecciones norteamericanas, lo que nos lleva un riesgo mayor: que tengamos que volver a pensar en términos de defensa sin contar mucho con los Estados Unidos. Eso volvería a poner sobre la mesa el futuro de nuestra defensa, con o sin mili.

Que España anteponga al sentido común los deseos de paz, amor y amistad, nos convierte en una versión latina de "Hair", pero sin cantos (por ahora). Creo que los políticos están para anticipar posible problemas y no para ocultarlos o negarlo. Esto es especial porque casi toda Europa, nos guste o no, está pensando en términos de defensa... y los países no se defienden solos ni vienen a defenderlos.

Si las dudas de Pedro, nos dicen ahora, tienen efectos negativos en la Economía, las de Vladimir también los tienen. Pero nosotros, España, estamos por encima de cualquier circunstancia... hasta que pasa. Evidentemente, muchos estarían pensando en el partido que le podrían sacar a esto de la amenaza de la mili, especialmente los nacionalistas, que podrían reclamar hasta una propia mili, aprovechando las circunstancias.

Vivimos en un mundo feliz, dejando en pañales a Huxley. El paraíso está en una terraza. Obviamos los peligros que van del cambio climático (¡qué fastidio que llueva en las fiestas!) a la situación de Europa. No sé si la mili es la solución, pero sí sé que no van a ser los turistas los que nos defiendan tomando las armas y defendiendo Fallas, Sanfermines, San Isidros y demás puntos estratégicos.

 

* "El resurgir de la 'mili' coge fuerza en Europa ante el temor a una escalada bélica: los países que ya la tienen y los que planean recuperarla" 20minutos 27/04/2024 https://www.20minutos.es/noticia/5237278/0/todos-los-paises-europa-que-mantienen-mili-los-que-se-plantean-recuperarla/

viernes, 26 de abril de 2024

La jugada

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Conforme pasan las horas, como en filme de suspense, se acerca el momento elegido por Pedro Sánchez para decir al mundo su decisión. El mundo se paraliza pendiente de lo que el presidente español, en una modalidad inédita de thriller político, con un tic-tac intenso como banda sonora. ¿Qué pasará?

Los comentaristas están divididos entre los que les acusan de teatralidad, los que están emocionados por este gesto de hombre de estado que puede tirar todo por la borda en defensa de la familia y, finalmente, los indiferentes, aquellos a los que les da igual por diferentes motivos, de la apatía aburrida a la indiferencia militante.

En mitad del histrionismo político español, lleno de grandilocuencia, el plazo dado por Sánchez para "decidir" será visto con incredulidad por unos y con rasgado de vestiduras por otros, "¡hasta dónde hemos llegado!".

Sin embargo, conforme pasan las horas y se diluye la sorpresa, cada vez se le ve menos sentido al gesto y surgen preguntas y críticas.

Acabado el plazo dado por el presidente, las salidas son solo dos: coger la puerta e irse o apelar a la responsabilidad haciendo de tripas corazón, convencido por los manifestantes ante Ferraz, las voces de dentro de Ferraz o las de La Moncloa.

Puede que Sánchez sea un Ulises sin cuerdas que escucha los cantos de sirena que le dicen "¡déjalo todo y ve a casa, esto no vale la pena!" o, por el contrario un Ulises atado al cargo y a sus deberes políticos que resiste las tentaciones.

Quedan horas y una jornada de liga por medio para saber el resultado final. Queda saber si el destino de Sánchez es la primera plana de los diarios o si es la portada del ¡Hola! Me imagino que habrá "porras" sobre el resultado y que las casas de apuestas y habrán abierto sus oportunidades.

Con lo que tiene por delante, creo que a Pedro Sánchez todo lo que no sea "dimisión" real, salir del cargo —algunos apuntan que hacia Europa— es sumirse en el ridículo universal. 

Debemos creer que nadie sabía nada en La Moncloa, según nos aseguran los medios y fuentes del gobierno y partido Para ser creíble debía ser así. De otra forma, los asesores le habrían explicado las posibles consecuencias y le habrían convencido de otra forma de actuar.

Si esto, por contra, estaba programados; si es un golpe de efecto para conseguir no se sabe muy bien qué, el impacto de la caída va a ser tremendo.

Los medios nos tranquilizan entrevistando juristas que aseguran que no hay problema, que todo está "institucionalmente previsto", pero no es eso. La sucesión en un partido es un pistoletazo de salida, algo que puede abrir brechas, viejas y nuevas heridas. No están las aguas tranquilas aunque lo parezcan. Basta con ver vacía La Moncloa para que empiecen a salir aspirantes de más o menos categoría, con más o menos probabilidades. Todo el edificio de "seguridad" elaborado por Sánchez en este tipo se tambalea.

¿Qué pretende Pedro Sánchez? Algunos se preguntan: ¿a qué tanto misterio si quiere dimitir? ¿A qué tanta teatralidad con una carta a la ciudadanía? ¿A qué tanto tiempo? ¿No era más sencillo salir en rueda de prensa y decir "me voy" por esto y por esto...? Pues no, parece que no, que hay que crear este suspense. Normalmente la gente se piensa las cosas y después comunica el resultado. Aquí Sánchez parece querer que observemos su tiempo hamletiano de dudas, que lo vivamos en la sombra pero en directo.

Se arriesga al ridículo si le sale mal la jugada. Y a que aquellos que están a su sombra empiecen a preguntarse a qué viene este número.

jueves, 25 de abril de 2024

La política de la sospecha

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Esto de la "política" se está poniendo complicado. La necesidad de superarse es cada vez más evidente y los partidos luchan por ganarse el pan en redes sociales, pantallas de los televisores, radios y demás posibilidades comunicativas. Hoy nos salta a los medios y a la cara el "caso Sánchez".

Desde hace tiempo da vergüenza escuchar a los políticos en sus rifirrafes.  Sánchez se rasga las vestiduras, pero porque esta vez le ha tocado a él. Él es una pieza más en la que esto se sale de madre dejando al descubierto las miserias dobles de la política española, hacer y contar.

No me refiero a ningún caso en especial. El "hacer" es la extensión de la corrupción, con juzgados convertidos en "alfombras rojas" de la política española. Ahora, Senado y Congreso rivalizan cada uno en sus comisiones de investigación citándose unos a otros aprovechando la presencia mediática que observa y vive de estos espectáculos bochornosos incrementados por la tensión electoral en tiempos inflacionarios. El contar hace que sea esa finalidad escandalosa la que prime en la comunicación. Los partidos apenas hablan de ellos mismos, de sus ideas; les sale más rentable caricaturizar a los otros, buscarles puntos flojos, escándalos, sospechas, etc.

Los políticos españoles han trasformado la política en una especie de morbosa lucha en el fango, un espectáculo cutre cuyos efectos comparábamos hace unos días con los de un circo romano.

No sé si es un consuelo ver el espectáculo de la política en otros países, empezando por los Estados Unidos, con los de Trump o los que se están produciendo por toda América Latina, donde la normalidad es ya excepción, con todo tipo de incursiones escandalosas.

Pero que cada uno aguante su vela. La nuestra es pesada y molesta, contagiosa y despreciativa. Se basa en el escándalo, el insulto y en llamar la atención. Pedro Sánchez tiene motivos para sentirse molesto. Pero es hipócrita considerarse el caso "límite" cuando esos límites los están superando unos y otros cada día.

España tiene problemas muy graves y, sin embargo, los titulares los copan otros casos, más ruidosos y por ello atractivos. Se está produciendo un fenómeno en espiral, es decir, que reclama cada día más atención, por lo que produce más ruido. Necesita, además, el ruido en los momentos más adecuados para sus propios fines.

Si algo se hace bien o se ignora o se sepulta bajo el ruido de los escándalos, bajos los dedos acusadores. Da vergüenza escuchar lo que se dice en esas mal llamadas "comisiones de investigación", más pendientes de alcanzar protagonismo que de llegar a algo.

En España se ha desarrollado en todos los grupos una línea que va de la insinuación a la acusación. La insinuación es cobarde pero altanera, tiene sus efectos sobre los titulares, los que actúan directamente sobre la opinión pública y después se traducirán en más o menos votos, lo único que importa.

Lejos de reducirse, esto va a más. Esto quiere decir que los partidos españoles, no han conseguido (¿les ha importado?) filtrar las personas que se les unen y trepan. Los juicios contra dirigentes políticos de todos los colores se suceden cada día en distintos tribunales y las causas hacen cola esperando que les legue su turno.

La existencia de redes con familiares y amigos en esta amplia corrupción acaba salpicando a unos y a otros. Este "efecto llamada" hace que la acumulación de casos sea incontenible. Convertida en espacio de enriquecimiento, ya nadie —como dijo un ministro recientemente— puede poner la mano en el fuego por otros, solo por uno mismo. Se le añade la presión mediática y tenemos la tormenta perfecta en la que son sacrificados, como figuras falleras, todos los que salen a la palestra directa o indirectamente.

La política de los hechos es sustituida por la de la sospecha. Basta con poner el foco sobre alguien para que se dispare. Con la sospecha se alimenta la lucha política.

Si la corrupción llama a la corrupción, el escándalo llama al escándalo. No, no se ha llegado más lejos que nunca; sencillamente ha tocado en este proceso en el que nadie está a salvo, por mucho que se pretenda.

Si no se modifica esta forma de hacer "política" —ya lo hemos ido diciendo en muchas ocasiones— el daño que se hace al país, a la ciudadanía en su conjunto es grande. Ver el comportamiento, real o imaginado, de la clase política, hace daño porque parece que vale todo, que todos valen. Ni todo vale en política ni todos valen para estar ahí. 

Ahora esto se extiende más allá de lo estrictamente político o quizás es que ya todo es política, este tipo de política.


miércoles, 24 de abril de 2024

Un Vietnam en ciernes

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Nos llegan desde distintos medios, españoles y norteamericanos, muestras de los efectos que la guerra de Palestina está teniendo en las universidades estadounidenses. Basta tener un poco de memoria o sentido histórico para entender lo que esto puede suponer, basta con recordar Vietnam.

Las imágenes que nos traen los medios de las protestas en diversas universidades del país, empezando por la de Columbia, nos llevan a las protestas por la guerra en Vietnam, una contienda que transformó a la sociedad norteamericana y obligó a la retirada. Es cierto que Estados Unidos participaba directamente en aquella guerra y que allí murieron miles de jóvenes norteamericanos, es cierto que aquello generó el trauma de los "veteranos", abandonados muchos de ellos a su suerte al regreso, que aquello causó crisis y suicidios durante años, etc. De todo esto la propia cultura norteamericana, especialmente cine y literatura dejaron testimonios elocuentes, del musical "Hair" (1969, 1979 el filme de Milis Forman) al "Apocalypse Now!", el filme de Francis Ford Coppola (1979) 


Ahora, el apoyo incondicional del gobierno de Joe Biden a lo que hace Israel, le guste o no, vuelve a ser contestado en las universidades estadounidenses y amenaza ser el germen de algo mayor, justo cuando empiezan a vislumbrarse las elecciones presidenciales en el horizonte.

En la CNN se trata el tema desde las reacciones que está provocando para los que intentan callar las protestas:

Columbia University President Minouche Shafik announced Tuesday evening that student organizers face a midnight deadline to reach an agreement to dismantle the pro-Palestinian protest encampment that has escalated tensions at the school and led some students to feel unsafe on campus.

If no agreement is reached by then, the university “will have to consider alternative options” for clearing the encampment, Shafik said in a letter to the Columbia community. She did not elaborate on how administrators plan to clear the site.

Shafik has faced enormous pressure from donors and lawmakers to dismantle the encampment and restore order – even as she is under fire from faculty and students for calling in the New York Police Department last week to clear out an earlier encampment. The NYPD has not been asked by Columbia University to respond to campus at this time, a spokesman for the NYPD told CNN.*

 

Este inicio del texto de CNN ya nos deja varios indicios claros de lo que está ocurriendo, un enfrentamiento entre los "donantes" de la Universidad y los estudiantes, que se ven amenazados de un forma contundente con la intervención de la Policía de nuevo para desmantelar los campamentos de protestas.

La Universidad de Columbia, uno de los principales focos de protestas, ha anunciado el cambio a clases virtuales en un intento de evitar esas imágenes de protesta dentro de su campus.

La estrategia se repite. De Biden a la rectora se invoca el "antisemitismo" de las protesta, algo que crea una enorme confusión ya que supone que las políticas de Netanyahu y del gobierno de Israel son "incontestables" bajo amenaza de ser acusados de "antisemitas". Esto no tiene sentido. Aquí hemos planteado la idea de que es precisamente lo contrario: es Netanyahu el que está dilapidando el legado de Israel como víctima histórica.

Los descubrimientos de fosas comunes con cientos de muertos maniatados y con signos de tortura en dos focos distintos no ayudan precisamente a pensar que lo que se está produciendo es un fenómeno de "antisemitismo", sino más bien la demostración de lo contrario. Pero la conversión de los conflictos en versiones de sucesos anteriores no puede enterrar la realidad. Las viejas etiquetas no sirven para justificar lo actual, lo que sale a la luz.

En RTVE.es se trata el tema y leemos sobre esta cuestión: 

"El lenguaje antisemita, como cualquier otro lenguaje que se utilice para herir y atemorizar a la gente, es inaceptable y se tomarán las medidas oportunas", ha explicado este martes al respecto la rectora del centro, Nemat "Minouche" Shafik, en un comunicado citado por EFE. Shafik ha asegurado que en los últimos días la tensión ha ido en aumento debido a la participación de "individuos no afiliados a Columbia" que han acudido a la protesta para "seguir sus propias agendas". 

La semana pasada, el presidente de la Universidad llamó a la policía de Nueva York para que desalojara un campamento que, según el centro, violaba sus normas de seguridad pública. Ese día fueron detenidas más de 100 personas, convirtiéndose en la primera detención masiva en el campus universitario desde la guerra de Vietnam, según el periódico estudiantil de Columbia. La medida generó las críticas de algunos miembros del personal que desembocaron en la convocatoria de una huelga de profesores el lunes.

Este fin de semana, la residencia estudiantil judía de Columbia, Chabad, afirmó que algunos de los participantes de la sentada que tiene lugar desde el miércoles pasado en el campus habían increpado a estudiantes judíos con frases como "volved a Europa", "no tenéis cultura" o "todo lo que hacéis es colonizar".

Un magnate que se encuentra entre los mayores patrocinadores de la Universidad de Columbia ha anunciado este martes que retira su financiación a esta institución. Robert Kraft, propietario del equipo de fútbol americano New England Patriots y dirigente de la Fundación contra el antisemitismo, ha escrito en X: "Ya no confío en que Columbia pueda proteger a sus estudiantes y personal, y no me siento cómodo financiando a la universidad hasta que tomen una acción correctora".**


De nuevo las líneas son claras para tratar de silenciar lo que es un sentimiento creciente. Sin embargo, las imágenes muestran también otras cosas, como por ejemplo, la participación de comunidades judías que están en contra de las políticas bélicas de Netanyahu. Los manifestantes que se nos muestran en las imágenes  televisivas de los arrestos llevan pancartas y sudaderas con inscripciones como "no en mi nombre" y de organizaciones y grupos judíos. No es solo el "¡volved a Europa!" lo que se escucha y ve.

¿Van a conseguir los donantes que las autoridades repriman las protestas en el campus? ¿Son los judíos que protestan "antisemitas"? ¿Son los profesores y alumnos que participan en las protestas ingenuos que son manipulados por elementos externos con "su propia agenda"? Las respuestas están medianamente claras y nos alejan de esa simplicidad del "antisemitismo" esgrimida por el propio Biden (incapaz de afrontar su incapacidad para controlar a un Netanyahu cuyas políticas respalda en el Consejo de Seguridad de las NU y al que financia directamente y sostenida por Netanyahu. Según este último, su capacidad de respuesta ante el ataque de Hamás es ilimitada matando civiles, arrasando ciudades enteras.

Lo que se debate no es el "antisemitismo", solo una excusa, sin los límites de la destrucción, los de una defensa convertida en ataque contra decenas de miles de personas, que aparecen bajo edificios bombardeados, de mujeres y niños; lo que se debate son esas fosas comunes y una política de exterminio clara, una política de "tierras quemada". Lo que se evita debatir es precisamente lo que la dimisión del responsable del servicio secreto deja meses después en evidencia.

Lo que está ocurriendo en las universidades norteamericanas —y de munchas partes del mundo, de Italia a Canadá— es una respuesta al descontento que supone para muchos ciudadanos estadounidenses ver la complicidad en los crímenes que ve ante sus ojos, en sus propios medios, y que les valen las condenas de todas las agencias internacionales, a las que no se puede considerar "antisemitas". Es la vergüenza de ver que es su propio gobierno el que veta en solitario las soluciones políticas al conflicto.

No, no es una cuestión de antisemitismo, pero si puede hacer que este crezca alimentado por las propias brutalidades sin control, las que matan periodistas para que no cuenten lo que ven y cooperantes precisamente bombardeados ("cosas de la guerra", según la frase de Netanyahu) para que no ayuden, las que impiden que lleguen las toneladas de alimentos y medicinas para evitar que sigan muriendo niños de hambre, enfermos sin hospitales, destruidos por bombardeos sistemáticos.

Que surjan las protestas en los campus nos traen imágenes y recuerdos que adquieren sentido histórico y que dudo que los donantes puedan invertir. Lo que hacen es precisamente lo contrario, es dejar evidencia cómo el poder del dinero intenta silenciar conciencias. Tendrán que explicar porqué esos judíos que protestan son "antisemitas" y no simplemente "anti Netanyahu".

La sociedad norteamericana se enfrenta a un nuevo "Vietnam", un conflicto interno que dejará al descubierto los problemas de conciencia que se producen cuando se ayuda incondicionalmente a quienes no miden las respuestas y se saltan las líneas rojas internacionales perdiendo cualquier razón.

 

*  Elizabeth Wolfe, Kelly McCleary y Matt Egan, "Columbia University sets midnight deadline for talks to dismantle protest encampment " CNN 23/04/2024 https://edition.cnn.com/2024/04/22/us/columbia-university-protests-hybrid-classes-passover-tuesday/index.html 

** "Las protestas propalestinas se extienden por las universidades de EE.UU. y dejan decenas de detenidos" RTVE.es/Agencias 24/04/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240423/manifestaciones-universidades-eeuu-contra-guerra-gaza/16073455.shtml

martes, 23 de abril de 2024

Los filósofos y el atizador

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Confieso que me quedé casi paralizado al leer el siguiente titular en la BBC: "Popper vs Wittgenstein: los 10 minutos de la explosiva confrontación entre dos gigantes de la filosofía que marcó un hito". Después de haber navegado sobre el mundo hispánico con titulares sobre si Koldo habla o no, sobre si hace falta más nacionalismo después de las elecciones vascas, sobre si Illa compró mascarillas o sobre "goles fantasma" y la necesidad de un VAR específico que lo determine, sobre lo que giran las noticias hispanas, la aparición del titular elevaba mis expectativas sobre la BBC, bastante de capa caída a tono con otras webs informativas.

Con ilusión, incluso con esperanza, me lance a la lectura del texto. Pero pronto todo se fue aclarando... y diluyendo. Esos diez minutos de "explosiva confrontación" que "marcaron un hito" no era una metáfora sobre ningún encuentro filosófica, sin la leyenda urbana filosófica sobre la amenaza con un atizador de Wittgenstein a Popper. Aquellos dos gigantes de la filosofía del siglo XX (con un tercero, Bertrand Russell allí mismo) habían tenido una trifulca.

Así pues los dos filósofos regresaban a las páginas de la BBC por un gesto que, según se nos dice, es más creación de Popper en sus recuerdos que otra cosa. En el inicio del texto de la BBC nos explica: 

Si lo ocurrido en la noche del viernes 25 de octubre de 1946 hubiera sucedido en esta época, y las celebridades de la filosofía atrajeran la misma atención que las de otros ámbitos, las redes sociales habrían estallado.

Los protagonistas del enfrentamiento que tuvo lugar en un salón de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, difícilmente podían haber sido más sobresalientes.

En una esquina estaba Ludwig Wittgenstein, considerado por muchos el filósofo más brillante de la era moderna, al que, entonces como ahora, se le describe muy a menudo con el adjetivo "genial".

En la otra, Karl Popper, uno de los filósofos de la ciencia más importantes del siglo XX, quien más tarde confesaría: ''Admito que fui a Cambridge con la esperanza de provocar a Wittgenstein".*

La negrita del inicio nos lo dice ya casi todo, no sobre los dos "contendientes" en sí sino lo que hubiera supuesto en un mundo de "redes sociales". Estas habrían "estallado", se nos dice en un intento de situarnos en lo que parece ser un mundo diferente. No se trataba de acercarnos a un mundo en el que era posible que tres filósofos se reunieran a discutir, si no que, por el contrario, se trata de reducir a esos tres grandes filósofos al nivel de la actualidad, es decir, de sensacionalismo barriobajero, algo que nos habría hecho bramar de emoción.


El hecho que se nos trae y "replanta" en la fértil actualidad es el presunto gesto de Wittgenstein, con un atizador de chimenea en la mano hacia Popper por una respuesta inadecuada en la reunión del "Cambridge University Moral Sciences Club (Club de Ciencias Morales de la Universidad de Cambridge)", donde filósofos y estudiantes de filosofía debatían entonces.

Si uno compara lo que pudieran ser y representar aquellos debates con lo que el artículo propone sobre su éxito en las actuales redes sociales que "habrían estallado", según se dice, no podemos dejar de ver la caída cultural en picado que padecemos. No habríamos "estallado" con ninguno de sus problemas, de sus propuestas; solo una pelea a atizadores habría llamado nuestra atención.

En el texto leemos: 

Según contó Popper, el único de los dos filósofos que escribió sobre los hechos: "tras un tiempo sorprendentemente corto, recibí una carta de Nueva Zelanda preguntándome si era cierto que Wittgenstein y yo nos habíamos agarrado a golpes, ambos armados con atizadores".

Por llamativa que haya sido, esa versión temprana fue desestimada: nunca hubo dos atizadores.

Pero uno bastó para hacer del episodio uno tan memorable.

No obstante, hasta el día de hoy, nadie sabe con certitud qué pasó y cómo, a pesar de que hubo varios testigos del incidente, como relatan en su libro "El atizador de Wittgenstein" John Eidinow y David Edmonds.*

No sé si estas expresiones —como la de "memorable"— son las más adecuadas o si solo forman parte de este embalaje promocional con el que hemos de revestir cualquier cosa para hacer llegar a estos públicos, dignos de un circo romano, que se están construyendo. El problema es que este público es la sociedad, una sociedad a la que se está dando continua forma en estos elementos triviales, sensacionalista.

Mi esperanza inicial de que la cultura tuviera un lugar en la página de la BBC, que se huyera durante unos minutos de este mundo glorioso que se nos describe y construye cada día a golpe de fruslerías, trivialidades y maldades, todo por la causa de las audiencias. Esto, evidentemente es un círculo vicioso: la brutalidad embrutece, la trivialidad nos hace ligeros, ignorantes. "De lo que se come se cría", dice el refrán y en nada es más cierto que en el consumo de información.

El presunto incidente que da lugar a esa entrada se nos relata así:

Recordemos que la ponencia de Popper era "¿existen problemas filosóficos?", y él argumentó que sí, pero para Wittgenstein lo que existía eran enigmas lingüísticos.

Según afirmó Popper, en sus memorias "Búsqueda sin termino: una biografía intelectual", publicada en 1974, más de dos décadas después de la muerte de Wittgenstein, le dio "una lista que había preparado de problemas filosóficos, tales como: ¿Conocemos las cosas a través de nuestros sentidos?, ¿Obtenemos nuestro conocimiento por inducción?".

"Wittgenstein los descartó por considerarlos más lógicos que filosóficos".

En su versión de lo ocurrido, "Wittgenstein, que estaba sentado cerca del fuego y había estado jugando nerviosamente con el atizador, que a veces usaba como bastón de director para enfatizar sus afirmaciones".

Y, cuando surgió una pregunta sobre el estatus de la ética, lo retó:

"'¡Dame un ejemplo de regla moral!'.

"Respondí: 'No amenazar a los profesores visitantes con atizadores'.

"Entonces Wittgenstein, furioso, arrojó el atizador y se fue iracundo, azotando la puerta al salir”.

Y ese recuento de esos 10 minutos de 1946 todavía provoca amargos desacuerdos, confirmaron Eidinow y Edmonds, particularmente la acalorada disputa de si Popper mintió al relatar los que ocurrió en la reunión.*  

 


La diferencia aquí no como del vaso, medio vacío o medio lleno. Es quedarse en lo trivial, en lo circunstancial de que Wittgenstein tuviera un atizador en la mano y lo de menos la naturaleza de la discusión. Hoy nos quedamos sobre lo trivial porque no consideramos que le importe a nadie el problema planteado. ¿A quién le importa si existen "reglas morales" o no? La simple mirada al resto de los titulares basta para convencernos de que es poco probable que existan y que si existen no le importa a nadie.

Desde que los medios decidieron que lo suyo era generar audiencias y no educarlas, el embrutecimiento es la vía más rápida para hacerlo. Podremos argumentar que eso forma parte del "tratamiento necesario" para poder introducir alguna pincelada filosófica, un breve esbozo de quiénes eran. Pero deja de ser triste y revelador que ese sea el método ante el desconocimiento de todo lo que no sea inmediato y vendible.

Para ser justos, La Vanguardia, demostrando que los métodos funcionan, nos dio el 1 de febrero de 2021 el siguiente titular:  


* "Popper vs Wittgenstein: los 10 minutos de la explosiva confrontación entre dos gigantes de la filosofía que marcó un hito" 20/04/2024 https://www.bbc.com/mundo/articles/cn04w4zn2qwo

BBC