lunes, 14 de octubre de 2024

Mayra, hasta aquí puedo vivir

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hoy los medios nacionales abren con la muerte de la presentadora Mayra Gómez Kemp, una persona querida que formaba parte de la memoria de una generación. No tenemos estudios sobre cómo funciona esto, pero el hecho es que era una de esas personas que forman parte de tu vida aunque no lo sepas. Actores y actrices, cantantes y músicos, presentadores... personas como Mayra forman parte de un fondo de vida que se funde en la memoria y que se actualiza con la inesperada noticia de su fallecimiento.

La noticia nos llega arropada por imágenes de toda una vida, la suya y la nuestra. Estaban ahí, lo estaban aunque no miraras, aunque no siguieras con detalle sus programas, vieras sus películas. Con su fallecimiento, descubres que estaban ahí. Lo descubres en esa intensidad de la escucha de la noticia. Son un recordatorio de que tras esas imágenes, tras esos sonidos hay personas que viven, que sufren.

Sobrecoge la antesala de su fallecimiento, su último ingreso hospitalario hace apenas unos días:

El pasado 4 de octubre saltó la noticia de que había sido ingresada de urgencia en el hospital tras sufrir una aparatosa caída en su domicilio donde estuvo alrededor de 20 horas tendida en el suelo. Tras ser dada de alta en el hospital, la veterana presentadora confesó en el programa Ni que fuéramos que "fue tremendo, fue una noche toledana, todas esas horas en el suelo. Una vecina fue a llamarme y al ver que no contestaba, saltó la puerta y dio la voz de alarma. Gracias a Dios estaba inconsciente, estaba sin fuerza, no me podía levantar. Estoy mejor pero todavía me falta mucho por descansar. Estoy agotada".*

Dicen los medios que se estaba recuperando de este accidente doméstico cuando le ha llegado la muerte. Y un poco también a todos nosotros ya que formaba parte de ese fondo que mencionamos. Pensamos que morir es un acto físico, algo orgánico, pero hay otro tipo de muerte la de los trozos de memoria que forman parte de nosotros.

Hay una memoria común, la que compartimos a través de los grandes medios. En la España fraccionada por los múltiples canales y plataformas de redes sociales es difícil imaginar la experiencia unitaria de una sola televisión, lo que suponía poder compartir de forma colectiva lo que se había visto por millones a la mañana siguiente. Era una experiencia común.

Recuerdo en mis primeras clases a mediados de los ochenta hablar de una película o de una obra de teatro que se había podido ver la noche anterior. Era una experiencia común que el medio posibilitaba. La llegada de las televisiones privadas y autonómicas, no hablemos de la llegada de internet, fraccionó la experiencia y rompió ese sentido de unidad de la memoria compartida. Tenemos más información, pero estamos menos unidos. No se trata de la superioridad de un sistema u otro, sino de constar el efecto y la experiencia.

La muerte de Mayra Gómez Kemp afectará a muchos y dejará indiferentes a muchos otros, que no sabrán quién era. Las experiencias están ligadas a nuestra propia vida y afectan a los que se ven afectados. Los habrá que descubran quién era en sus necrológicas. Son los efectos de nuestra atomización histórica, de las grandes barreras generacionales intensificadas por esa aceleración de la que habló Alvin Toffler. Por eso precisamente se hacen más intensas las emociones de la desaparición de esos momentos y personalidades.

Hace pocos días vi en el cine el documental sobre la vida de Christopher Reeves, el que fuera el rostro de Superman para una generación, cumpliéndose ahora 20 años de su fallecimiento. Fui el único asistente, estaba solo. La chica que entró para limpiar la sala me preguntó. No sabía quién era Reeves. "—Mi madre es muy fan de Superman", me dijo. Pensaba que era una reposición. Aquello le pillaba muy lejos; era el mundo de su madre, no el de ella.

La muerte de Mayra también pillará lejos a muchos. María Casado no ha podido evitar llorar en directo tras la emisión de la síntesis de su vida. Probablemente Mayra formaba parte de esos recuerdos de primera infancia, alrededor del televisor viendo el "1,2,3..." o algún otro programa.

Cada vez que uno de estos recuerdos apagados se actualiza por un fallecimiento, muere algo propio. Es también un recordatorio de que el tiempo avanza inexorable, que queda menos tiempo. Eso es parte también del efecto dramático que tiene en nosotros.

Ahora escucho de otra manera las canciones del recientemente fallecido Kris Kristofferson. Provocan una reacción distinta, más allá de la nostalgia, algo emocional, corporal.

Descanse en paz Mayra Gómez Kent, que nos alegró la vida y la llenó con sus actos. Hoy la lloramos y nos emocionamos muchos. Estuvo casi 20 horas tirada en el suelo de su casa. Muchas cosas, entre el dolor, debieron de pasar por su cabeza.

Hasta aquí puedo vivir... 

* Luis Fernando Romo "Mayra Gómez Kemp, la 'reina' de los concursos que superó tres cánceres, un aborto y vivió un romance de novela con Alberto Berco" El mundo 14/10/2024 https://www.elmundo.es/loc/famosos/2024/10/14/670bc6bce85ece2e098b458d.html

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