lunes, 30 de septiembre de 2024

De hijos y gatos, la batalla norteamericana

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Las manipulaciones de los hechos y los conceptos han pasado a constituirse en el eje de la "nueva normalidad". La comunicación política es ya el acto de destruir y reconstruir la imagen manipulada del otro, el ser abyecto al que hay que rechazar. Discursos y campañas son como ríos desbordados que busca arrasar con todo resto del adversario, desfigurándolo y haciéndolo irreconocible, una caricatura manipulada.

Todo ello polariza las democracias, que quedan reducidas al poder de los votos. Los sistemas de comunicación son hoy formas de vida social tanto o más intensas que las vidas reales, que se alimentan de estos flujos distorsionados. Los efectos secundarios son muchos y muy negativos. Llaman a los más radicales, enseñan que solo las mentiras convincentes funcionan y que la verdad no es más que un prejuicio de débiles.

En el final de la campaña presidencial norteamericana, la presencia del ex presidente Donald Trump y de su segundo de a bordo, ha disparado los límites anteriores. Por todas partes del mundo ha fomentado el surgimiento de ese modelo, el de una figura histriónica, mentirosa, un showman capaz de expresarse sin límites ante su legión de seguidores que le demandan más espectáculo. Los equipos de comunicadores les suministran argumentos y metáforas capaces de hacer que se suban a su carro retórico personas alentadas con sus acciones y discursos.

Dentro de esta batalla sin escrúpulos un nuevo elemento se ha puesto en marcha. El argumento lo hemos criticado en algunas de sus versiones en momentos anteriores. Los norteamericanos han dejado de tener hijos por "comodidad"; ante la avalancha de inmigrantes cargados de hijos o con ganas de tenerlos, esto se convierte en un acto anti patriótico.

En RTVE.es nos dan el momento en que se encuentra la batalla de los hijos no tenidos y su origen: 

Como casi siempre en inglés, con sus construcciones breves, suena y funciona mucho mejor como etiqueta, como estereotipo, que en castellano/español. La definición es del candidato a vicepresidente con Donald Trump, JD Vance, en una entrevista de 2021, donde acusó a los demócratas (del Partido Demócrata) de formar parte de una élite gobernante que caracterizó como "una panda de señoras sin hijos y con gato, que viven amargadas y ha decidido amargarnos la vida al resto del país. Es un hecho básico, miras a Kamala Harris, a Pete Buttigieg [gay], Alexandra Ocasio-Cortez, todo el futuro del Partido Demócrata lo controla gente que no tiene hijos. ¿Cómo puede ser que hayamos entregado nuestro país a gente que no tiene una verdadera implicación en lo que está en juego?". Si no tienes hijos propios, es la argumentación, no te importa el futuro del país.

Las declaraciones, de hace tres años, han tomado relevancia en esta campaña electoral. Un montón de mujeres conocidas sin hijos han criticado a Vance, en algunos casos contando que no han tenido hijos porque no han podido, no porque no hayan querido. Estas mujeres han resentido la argumentación de Vance como un insulto doblemente doloroso, ¿y han sentido la necesidad de defenderse, que no es por no querer, sino por no poder? *


 

"Lo que está en juego", según los republicanos es el futuro de los Estados Unidos, que es el futuro de los hijos, los "pobladores" del país. De esta forma, la familia pasa a ser algo más que "descendencia" y pasa a ser "supervivencia".

El partido de las "señoras con gato", es decir, "sin hijos", es el del anti patriotismo, con el que se caracteriza a Kamala Harris, quien asumió los dos hijos que tenía su marido de un matrimonio anterior.

El arte destructivo puesto en marcha por los republicanos se centra en los hijos no tenidos como eje. No deja de resultar paradójico que el representante de la "americanidad" prolífica sea Donald Trump, no solo con tres matrimonios en su haber, sino caracterizados por sus numerosos encuentros con actrices del porno, lo que le ha llevado a los tribunales en alguno de esos casos, convertidos en judiciales, como el "caso Stormy Daniels". Convertir esos matrimonios y sus consecuencias en modelos de "patriotismo" no deja de ser un caso de ceguera interesada por parte de quienes los dan por buenos frente a la "señora con gato", con el que se ha querido identificar a Kamala Harris.

El bien documentado artículo de Anna Bosch en RTVE.es nos ofrece detalles sobre la construcción "mítica" del personaje del tipo de mujer que se quiere representar: 

En los Estados Unidos la imagen, la metáfora, de la mujer sin hijos y con gato como crítica, se remonta un siglo atrás, a la época de las Sufragistas, cuando las mujeres luchaban por su derecho a votar. A esa historia dedicó un artículo la NPR, la radio pública estadounidense. Rememoraba la vinculación de las brujas con gatos desde la Edad Media. "En el siglo XVIII cuando se abandonaron los juicios por brujería, las mujeres solteras con gato dejaron de dar miedo a inspirar compasión". Vamos mejorando, ya no las quemaban en una hoguera. La metáfora de la solterona con gato, cuenta la NPR, tuvo su apogeo en la Europa victoriana, siglo XIX y llegó al XX.

"Los gatos -vistos como animales pasivos y domésticos, opuestos a los más activos y masculinos perros- se convirtieron en un símbolo contra las sufragistas. Se publicaron viñetas que mostraban a un hombre en casa con los niños y el gato, mientras su esposa se dedicaba a la política". Tanto fue así que una de aquellas activistas, Alice Burke, adoptó un gato negro durante su gira por los EE.UU.* 

Como puede apreciarse, el caso tiene el interés de tener sus raíces históricas en la imaginación popular. Es así como se construyen los estereotipos que pueden ser adaptados, como ha sucedido, a un discurso que además de ser xenófobo —recordemos que una de las líneas de ataque a Harris ha sido que "no era norteamericana"— se amplia como anti feminista.

Recordemos también cómo una de las primeras medidas tomadas por Trump y los suyos al llegar a la Casa Blanca fue "uniformar" a las mujeres del entorno conforme a un "modelo" muy estandarizado femenino, más propio de esas empresas donde el "look" común garantiza la imagen de control.

Dentro de la batalla de los símbolos, los demócratas quieren dar la vuelta del de los "gatos" convirtiéndolo en algo distinto a lo que los republicanos quieren ofrecer. Estas luchas hacen las delicias del semiótico, que ve en ellas las formas de establecer los sentidos sociales, la manipulación de los símbolos. Desde el campo político, al contrario, se puede percibir la manipulación que lleva a simbolizar en el pobre gato y su propietaria una carencia patriótica que no tienen por qué tener.


Los ataques republicanos, obviamente, han llevado a darle la vuelta al argumento, como en la campaña "Cats for Kamala", extendida por el país en redes y camisetas. Es ya parte de la batalla simbólica norteamericana. ¿Será otro revés para Trump y compañía? Puede ser.

En el fondo, no importan los gatos ni sus dueñas, sino el racismo y la xenofobia que se encuentran en la cadena de significaciones. Importa eliminar a Kamala Harris y que Trump y compañía "reinen" por otros cuatro años.

No es de extrañar que cada vez se produzca un mayor distanciamiento de la política y sus malas formas. 

 

* Anna Bosch "Estados Unidos: tener hijos ahora es una cuestión política si eres mujer" RTVE.es 29/09/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240928/hijos-politica-mujer-estadosunidos-campana-kamala-harris/16263270.shtml


domingo, 29 de septiembre de 2024

Muertos y desaparecidos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Ayer hablábamos de las migraciones y de las desgracias que acompañan el proceso, de los abusos y la necesidad de comprensión apelando a nuestro propio pasado migrante. Pocas horas después se producía una estremecedora desgracia de nuevas muertes en el mar.

Los titulares lo reflejan en los medios: "La Ruta Canaria suma una nueva desgracia con 48 muertos en un cayuco que ha volcado cerca de El Hierro" (ABC), "Al menos nueve muertos y 48 desaparecidos tras volcar un cayuco frente a las costas de El Hierro" (RTVE.es), "Canarias suplica ayuda tras el naufragio en El Hierro que ya es la peor tragedia migratoria de su historia: "No podemos soportar más"" (20minutos), "Relato de una tragedia en Canarias: “Se oían los gritos en plena noche”" (El País), algunos medios importantes revisados hoy ignoran el suceso. Para ellos no ha existido o no tiene importancia informativa.

Como se puede apreciar, la valoración va desde "nueva desgracia" a "peor tragedia", mostrando distintas percepciones de esta situación dantesca de un pánico colectivo tras varios días a la deriva y sin alimentos. "No saben nadar", nos dicen como explicación de lo ocurrido. Es difícil imaginar lo que se siente en esos cayucos, hacinados, con miedo que estalla en pánico.

Pero el máximo aprovechamiento, indicábamos ayer, se logra en los que consiguen "preocupar" a la población ante la llega de inmigrantes, presentados como una especie de seres cuyo objetivo es nuestra destrucción, la de nuestro orden y cultura, Como hace Trump, que es en gran parte el modelo, presenta al que llega de fuera como un criminal, alguien de quien se deben defender para evitar esa destrucción del orden perfecto.

Se echan de menos los planes para una recepción normalizada de los que llegan y no presentarlos como causantes de desorden y peligro.

Desgraciadamente, la inmigración se ha convertido en causa de disputa política, como vemos en determinados países europeos, en los que produce una escisión social. La noticia de la victoria del partido inti migración de la ultraderecha en Austria es una más de las que nos llegan con cada elección que se produce. El discurso inti inmigración es fácil de articular y más sencillo que muchos otros políticos. Por encima del drama humano que supone, el salto al vacío, son las diferencias lo que se exponen, reales o inventadas.

No se expresa la mayoría de las veces el drama del que huyen, lo que supone que familias enteras, mujeres con bebés o embarazadas, se lancen a una aventura peligrosa de cientos o miles de kilómetros hasta llegar a una playa en las que suben hacinados a un cayuco en el que son abandonados a su suerte. Por el camino han sufrido todo tipo de abusos y vejaciones, explotaciones físicas y económicas, a manos  de mafias locales.

Más allá de la cuestión de la legalidad de la migración está el drama humano al que no podemos hacer oídos sordos que nos llevaría a nuestra propia deshumanización. La realidad de lo humano, la dignidad de toda vida está por encima de muchas cosas que se construyen sobre ella... o al margen.

Vimos los llamamientos en los Estados Unidos por parte del entonces presidente, Donald Trump,  a acudir con armas a vigilar las fronteras, a disparar los que intentan pasar al "paraíso" de los privilegiados. Lo hace recorriendo un largo camino igualmente de vejaciones, malos tratos, robos, etc.

La Vanguardia 2/10/2019

Los flujos están muchas veces creados como cadenas de abusos en los que las mafias locales, muchas veces en connivencia con las autoridades locales —indistinguible a veces— explotan a los que siguen adelante hasta llegar a ese mar tras el que nos encontramos nosotros.

El drama africano, como el americano, es el de la ruta de la pobreza a otras formas de explotación. La riqueza se ha conseguido muchas veces con el trato con dictaduras y gobiernos corruptos que hacen que proliferen esas mafias, que buscan la salida de parte de su población para el reenvío de capitales a las familias que se quedan y que contribuyen a la entrada de dinero en sus países.

Lo que vemos es la dramática punta del iceberg de una situación inhumana en sus propios países. No se les puede pedir que permanezcan en ellos si no se modifica esa situación de pobreza, de explotación y represión de cualquier intento de cambio. La gente no se va de su país a hacer turismo (a esos los recibimos bien); se va por desesperación, por ausencia de oportunidades.

Por supuesto —ya lo decíamos ayer— hay que regular la inmigración. Pero lo que hay que hacer es afrontar con realismo, inteligencia y humanidad la situación actual. Casos como los de ayer no se deberían repetir y, sin embargo, se repetirán. Las quejas entre administraciones no son más que lamentos tratando de no enfrentarse a la realidad lanzando hacia arriba los problemas. La crueldad de la situación solo es equiparable a la falta de acierto. Habrá gente comprometida, gente que se deja la piel ante el drama humano, pero no es lo general ni lo adecuado. El temor político a ser atacados por "efectos llamada", "debilidad", etc. pesa mucho a la hora de actuar y encontrar soluciones humanitarias, que deberían ser lo principal.

Somos, nos dicen los estudios, de los países europeos con un mayor porcentaje de personas nacidas fuera de España, un 18%. Con todo, nuestra España envejecida y vaciada necesita de población ante nuestro problema demográfico. Más allá de todo esto están las vidas de las personas, los que el mar se traga ante nuestros ojos.

Hace falta un plan integral, algún tipo de sistema que maneje la complejidad del conjunto. Hay que construir un sistema entre todos que nos permita mirarnos al espejo por encima de cualquier otra consideración. No podemos seguir viendo desaparecer ante nuestros ojos cincuenta personas, hundirse ante nosotros, sin ser capaces de hacer nada.


sábado, 28 de septiembre de 2024

Las migraciones

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Las primeras páginas de todos los medios hablan de la emigración, convertida ahora en la primera preocupación de los españoles. Corrijo: los medios no nos hablan de la emigración, nos hablan del número de personas que llegan en cayucos, de los que mueren por el camino, de las mafias, de los que no caben en los centros de recepción, de los menores no acompañados, etc. ¿Es de extrañar que sea la "inmigración" la primera causa de preocupación? Pero ¿qué significa "preocuparse"? ¿Se preocupa de la misma manera el ultraderechista que ve una "invasión" que el solidario frente a la aventura que supone meterse en un cayuco con un bebé en los brazos? ¿Se preocupa de igual manera el que piensa que le quitan el puesto de trabajo que quien se enfada por la proliferación de mafias explotadoras? Evidentemente, preocupación significa muchas cosas. Y es indudable el papel de los medios en este círculo vicioso de información y reacción.

Se echa en falta —al menos no lo veo— el recuerdo de España como reciente país migratorio. Nuestro olvido de la historia, especialmente entre los jóvenes a los que les parece algo muy lejano o inexistente, algo de otro mundo.

Pues sí, España fue también un país de emigrantes, nos solo los obvios a América, donde se nos llama "gallegos" por algo en Argentina o a país como Venezuela, acogedora de canarios. Existe una emigración española por Europa antes de que pasáramos a ser miembros de la Unión Europea, algo reciente.

La migración española hacia Europa se nos ha olvidado. La España pobre y rural, de la boina y el arado es nuestra realidad hasta que empieza el llamado "desarrollo". Hasta que esa nueva España se consolidad, millones de españoles se reparten por el mundo a trabajar en los países ricos que necesitan de pobres para su propio desarrollo. Ya no son los exiliados políticos de guerra y posguerra, sino los que no encuentran trabajo y se lanzan al mundo, al lo que sea, que son aprovechados sus dineros que envían a casa para sostener a sus familias.

Estoy releyendo el siempre importante y esclarecedor trabajo de Alvin Toffler, El shock del futuro, obra publicada en 1970, en el que podemos leer en el capítulo dedicado a la movilidad creciente de ese mundo cambiante y acelerado: 

Acuden a millares desde Argelia, España, Portugal, Yugoslavia y Turquía. Todos los viernes por la tarde, mil obreros turcos toman el tren en Estambul para dirigirse a las tierras prometidas del Norte. La cavernosa estación terminal de Múnich se ha convertido en punto de desembarco de muchos de aquéllos, y en dicha ciudad se publica ahora un periódico en lengua turca. En la enorme fábrica «Ford», de Colonia, más de una cuarta parte de los obreros son turcos. Otros extranjeros se desparramaron por Suiza, Francia, Inglaterra, Dinamarca y Suecia. No hace mucho, en la ciudad del siglo XX de Pangboune, Inglaterra, camareros españoles nos sirvieron a mi esposa y a mí. Y en Estocolmo visitamos el «Vivel» restaurante de la ciudad baja que se ha convertido en punto de reunión de los emigrados españoles que ansían música flamenca mientras comen. No había allí ningún sueco; salvo unos cuantos argelinos y nosotros, todo el mundo hablaba español. Por consiguiente, no me sorprendió descubrir que los actuales sociólogos suecos discuten acaloradamente si las poblaciones obreras extranjeras deben ser absorbidas por la cultura sueca o animadas a conservar sus propias tradiciones culturales; precisamente la misma disputa en que se enzarzaron los técnicos sociales americanos en el gran período de libre inmigración en los Estados Unidos.*

Es un simple apunte, pero muy significativo de una realidad migratoria relativamente reciente. Españoles y turcos forman parte de ese tejido que se expande mayoritariamente por la Europa rica.

Recordamos haber tratado aquí el problema que suponía para el gobierno alemán la ida no hace mucho de Recep Tayyip Erdogan a Alemania a dar mítines electorales para los comicios turcos. Alemania está llena de turcos que se quedaron allí más tiempo que los españoles que regresaron cuando nuestro país prospero.

Ahora somos país receptor de migrantes y eso nos "preocupa". Nuestro pasado migratorio debería ser un recordatorio sensible sobre en qué debemos depositar nuestra "preocupación".

Hoy muchos de nuestros más meritorios jóvenes emprenden viaje hacia zonas en las que pueden desarrollar su formación ante la falta de oportunidades aquí. Es una exportación de lujo, una pérdida de "capacidad" de producción por nuestro techo de cristal en muchos sectores de vanguardia. Aquí hemos manifestado nuestro rechazo a eso que llaman la "sobrecualificación", que no es más que una condena por parte del tejido empresarial a la formación avanzada. 

La triste realidad es que nuestra pobre oferta intelectual de trabajo es parte del negocio turístico, al que le sobran los estudios por innecesarios. Mucha de esa mano de obra necesitada es cubierta por la inmigración que viene huyendo de una pobreza más intensa y ve nuestras oportunidades como más valiosas que las que sus propios países les ofrecen. Por eso es importante recordar nuestro pasado y trabajar sobre nuestro presente, sobre lo que ofrece a propios y extraños. Estamos ignorando el debate sobre el modelo de país que necesitamos. Nos están dirigiendo a un modelo de forma que parezca "imposible" cualquier otro. Hoy vemos las consecuencias del modelo turístico, lo que deja fuera como posibilidades. Intereses empresariales y políticos se imponen a un futuro modelo distinto del actual.

No podemos convertir ese drama humano que supone la huida de la muerte, de enfermedades, de la represión, etc. en juego político o en retórica hueca. Debemos entender sus raíces y consecuencias, muchas veces fruto de nuestra inoperancia e insensibilidad.

La movilidad, tal como la trataba Alvin Toffler, implicaba el desarraigo, pero esa huida en busca de futuro no siempre es por ambición de mejoras sino por mera supervivencia, No se trata de construir vallas más altas o refuerzos policiales, sino de crear oportunidades para la supervivencia allí donde no las hay. La mejor forma de convivencia es la creación de un mundo con desarrollo más equilibrado. Desgraciadamente, ya sea por oportunismo político, por manipulación, etc. se busca responsabilizar a los que huyen de la pobreza de la nuestra o de cualquier otro problema.

Por supuesto que hay también problemas, pero sobre eso es sobre lo que hay que trabajar. Los medios no hablan tanto de eso. Solo cuentan los que bajan de cada cayuco, los cadáveres que se encuentran en el mar o llegan arrastrados a las playas. Poco más.

Hay demasiada demagogia con un drama humano de este calibre.

* Toffler, Alvin (1970): El shock del futuro. trad. de J. Ferrer Aleu.

viernes, 27 de septiembre de 2024

La guerra sin futuro

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Aumenta el rechazo a las acciones y política de Israel, que parece imparable y sordo ante las peticiones de que pare. El sentido de lo que está haciendo bajo el mandato de Netanyahu y su gobierno escapa a toda lógica porque lo que está haciendo es aislándolo y sembrando una futura contestación. Lo hemos dicho ya y sigue en aumento: Netanyahu está construyendo el nuevo anti semitismo, uno no basado en la "raza" o la "religión", sino en los métodos brutales de contestación, en la ausencia de límites. Quizá haya que encontrarle un nombre nuevo para evitar confusiones y dar alas a los racistas de siempre, pero lo que es cierto es que el Israel de Netanyahu está creando un rechazo mundial que se ha escenificado en la Asamblea de Naciones Unidas.

En RTVE.es se nos da cuenta de las intervenciones, la más esperada la de los palestinos: 

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, ha pedido este jueves ante la Asamblea General de la ONU detener la guerra en Gaza, de la que, asegura, "el mundo entero es responsable" por vender armas a Israel.

"Detengan el genocidio. Dejen de vender armas a Israel. Esta locura no puede continuar", ha dicho Abás, cuando se cumple casi un año de la guerra en Gaza, que ha dejado ya más de 41.000 muertos, una gran parte de ellos civiles.

Israel "no merece ser miembro" de Naciones Unidas, ha señalado el presidente palestino, que en su discurso ha abogado por la plena adhesión de Palestina a la organización. "Israel, que se niega a aplicar las resoluciones de Naciones Unidas, no merece ser miembro de esta organización internacional", ha declarado, lamentando que Estados Unidos haya bloqueado la adhesión de los palestinos, de la que ahora disfrutan como Estado observador.* 


Hay una delicada línea que el Israel de Netanyahu ha ido cruzando, la que separa al "país víctima" del "país agresor". Israel se ha construido bajo la sombra de la victima de la segregación y del intento de destrucción del pueblo entero, a la sombra del holocausto. Ha tenido el apoyo de una gran mayoría de países que le han protegido y justificado en muchas acciones y momentos. La creación de un estado en mitad de un territorio no se hizo de la manera adecuada, más ocupados en su protección que en su integración. Las barreras religiosas, la idea de "pueblo" en el que se unifica "raza" y "religión", no ha sido de ayuda, sino, por contra, la fuente de enfrentamientos constantes, de incompatibilidad, y una nueva forma de segregación.

En vez de caminar hacia un estado moderno basado en la idea de ciudadanía, el estado de Israel se ha estado basando en la idea de "pueblo elegido", la fusión de raza y religión. Con ello, el mundo se divide en dos, "ellos" —los elegidos— y los "otros", el resto del mundo.

La idea de "superioridad" etno-religiosa está en la médula del estado de Israel porque lo está en la idea de "pueblo elegido". Las citas de "profetas" por parte de Netanyahu han sido ilustrativas: Dios lo quiere, No hay más que hablar.

Bajo este principio es difícil la convivencia. Las condenas a las acciones del Israel de Netanyahu y la corresponsabilidad a los que protegen, financian y respaldan se suceden por todo el mundo. La idea "protectora" de Estados Unidos y otros países se convierte en problemática cuando es el atacante destructivo que invoca sin pudor "acciones preventivas" para justificar las masacres de civiles, que destruye edificios enteros porque, nos dice, allí vive un dirigente de alguna organización, destruye escuelas y hospitales porque hay debajo milicianos, etc.


La pregunta que se hacen todos, de forma implícita o explícita, es quién puede detener la locura orgullosa y violenta del Israel de Benjamín Netanyahu. Abás ha sido claro: todo el que vende o dona armas a Israel se hace responsable de lo que se haga con ellas. Son esas armas y toda esa avanzada tecnología militar, enviada desde los Estados Unidos, como el escudo defensivo antimisiles, lo que mantiene a ese "pueblo elegido", no la acción divina. No son los únicos.

Israel está construyendo, cadáver a cadáver, ruina a ruina, su inestabilidad futura, una guerra constante, naturalizada como normalidad y no como excepción. La pretensión de Netanyahu de lograr la paz del exterminio es imposible y dará alas a los más violentos y vengativos. Siembra violencia y recogerá violencia.

Tampoco se despierta simpatía alguna por Hamás o Hizbulá, títeres provocadores de un Irán beligerante con el entorno y que trata de exportar el poder chií a la zona para afianzarse, mientras se debilita interiormente. Su alianza con Rusia, a la que suministra armas frente a Ucrania, les permite sacar tajada de una situación sangrienta. El momento de la incursión de Hamás ha servido para dividir los recursos bélicos norteamericanos en dos frentes, Oriente Medio y Ucrania. La maquinaria de guerra no para en ambos campos.

Ha quedado claro —y así se lo reprochan los propios israelís— que los rehenes no le importan nada a Netanyahu, que han sido la excusa perfecta para la acción devastadora que acumula más de 41.000 muertos, la gran mayoría víctimas civiles, niños muchos de ellos. Lo que Netanyahu pueda vender con estos actos son solo ilusiones de seguridad, no paz, y de un poder que le van a tener que cortar ante las protestas de los ciudadanos de la mayor parte de los países que les apoyaban. ¿Quién puede apoyar a Israel abiertamente ante sus acciones destructivas indiscriminadas?

Cuando ha quedado en evidencia la inutilidad manipulada del Consejo de Seguridad, la petición ahora de Abás de dejar fuera de Naciones Unidas a quien ignora sus manifestaciones de paz, a quien desprecia el sistema, convierte en inútil también a la institución. Es la constatación sangrienta de la inutilidad del orden internacional, una falaz figura que esconde los intereses frente a la vidas de decenas de miles de personas.

Nadie en su sano juicio puede apoyar esta forma de destrucción total de Netanyahu sobre miles de civiles. Ha aprovechado el paréntesis de la campaña electoral estadounidense, unos meses en los que los candidatos no se atreven a hacer movimientos radicales por temor a sus electorados. Pero esto no durará siempre. No hay guerra sin posguerra. La guerra no puede durar eternamente y el único fin que Netanyahu considera es la extinción del enemigo y la ocupación de territorio. 

No se puede crear futuro con eso. Netanyahu está condenando a Israel.  Este choque de elegidos y mártires no tiene futuro, solo muerte y sufrimiento.

 

* "Abás pide a la ONU detener la guerra en Gaza y afirma que "el mundo entero es responsable" por vender armas a Israel" RTVE.es / Agencias 26/09/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240926/abbas-pide-onu-detener-guerra-gaza/16264118.shtml

jueves, 26 de septiembre de 2024

Los errores de la IA

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

A muchos les cogerá por sorpresa el titular de RTVE.es; "Los modelos de lenguaje de inteligencia artificial cada vez se equivocan más"*. ¿Pero no se crearon para evitar errores, no eran las máquinas perfectas que iba a acabar los errores fruto de la imperfección humana? Pues esa era la teoría, pero la realidad parece ser que está siendo otra. "Errar es humano", reza el viejo dicho, pero las máquinas no son "humanas", pues se trataba de superarnos a nosotros mismos con nuestras propias creaciones. Se nos pasó por alto que esas máquinas estaban destinadas a responder a las cuestiones que sus humanos creadores les hicieran.

Se nos explican los resultados de una serie de pruebas que han tomado forma de "informe" sobre la IA, realizado por diversas universidades y centros, entre ellos, algunos españoles:

A pesar de los avances tecnológicos, los modelos recientes presentan fallos importantes en ejercicios aparentemente sencillos. "Los modelos pueden resolver ciertas tareas complejas de acuerdo a las habilidades humanas, pero al mismo tiempo fallan en tareas simples del mismo dominio. Por ejemplo, pueden resolver varios problemas matemáticos de nivel de doctorado, pero se pueden equivocar en una simple suma", explica José Hernández Orallo, uno de los investigadores principales del estudio y miembro del Instituto VRAIN de la UPV.*

Hechas para procesar tareas complejas, multitud de datos, en apenas fracciones de segundo, parece ser que los problemas surgen ante la sencillez. El error o su posibilidad tiene sus consecuencias inmediatas en la fiabilidad. Si la idea era poder confiar de forma plena en las respuestas de la IA a los problemas planteados, el hecho de que se produzcan o se puedan producir inseguridad genera desconfianza y nos lleva a establecer supervisores de sus respuestas. La simple posibilidad ya necesita poner en marcha mecanismos de vigilancia, Esto, traducido a lo humano, significa elevación de los costes. La IA ya no es tan barata como parecía. Se encarece con la desconfianza.

Pongamos el caso del diagnóstico médico o las operaciones de cirugía. Un error de la IA al mando, puede suponer millones en indemnizaciones por los daños causados, además de las elevaciones de las primas de los seguros. El futuro no es tan sencillo con las máquinas al frente.

Si se nos dice que, además, aumenta el número de errores en sus respuestas, el sistema se tambalea un poco. La cuestión de complejidad eficiente y mayor posibilidad de error en lo sencillo, también limita su eficacia.

Uno de los hallazgos más destacados del estudio es que no existe una "zona segura" en la que los modelos puedan garantizar un rendimiento perfecto. Según Yael Moros Daval, investigadora del Instituto VRAIN, "los modelos suelen ser menos precisos en tareas que los humanos consideran difíciles, pero no son precisos al 100% ni siquiera en tareas sencillas".

Estas diferencias de fiabilidad favorecen que haya una gran discordancia entre las expectativas humanas y el rendimiento real de los modelos. Resulta difícil para los usuarios comprender que GPT-4 sea mejor en tareas de alta dificultad, pero peor en las sencillas, lo que repercute negativamente en la confianza. 

Si bien la búsqueda de la perfección implica progreso, el "error cero" —es decir, la ausencia de errores— es un sueño caro, ni siquiera una realidad. ¿Podemos crear los imperfectos humanos algo perfecto, ausente de errores? Es poco probable pues lo que hagamos estará marcado por nuestros límites. Aquí la cuestión se plantea como una "discordancia" entre expectativas y resultados, algo que hace tambalearse el sistema en su conjunto. Todo o nada. La posibilidad del error obliga a la desconfianza.

Pero hay otro detalle interesante:

La tendencia de estos modelos a ofrecer respuestas incorrectas en lugar de abstenerse de contestar cuando no están seguros es una de las claves de esta disminución de la fiabilidad. Aumenta el riesgo de que los usuarios, que inicialmente confían en la tecnología, se sientan decepcionados y se expongan a errores en ámbitos críticos como la medicina o la educación.

"A diferencia de las personas, la tendencia a evitar proporcionar respuestas no aumenta con la dificultad. Por ejemplo, los humanos suelen evitar dar su opinión en problemas que superan su capacidad. Esto relega a los usuarios la responsabilidad de detectar fallos durante todas sus interacciones con los modelos", señala Lexin Zhou, otra de las investigadoras del equipo.

Esta incapacidad de la máquina de ofrecer respuestas cuando aumente la inseguridad de la respuesta nos debería hacer reflexionar sobre la humanidad del error y, sobre todo, de la prudencia. Una máquina que diera respuestas precedidas por un "no estoy muy segura, pero...", "me parece a mí..." o un "no me hagas mucho caso, pero..." sería tan humana que nos quedaríamos con las respuestas de las personas.

Todo esto nos llevaría a reconsiderar el término "inteligencia", pero no porque las máquinas sean "tontas", sino porque son inteligentes (o tontas, si se prefiere) de otra manera.

La máquina se diseña de una forma no-humana: no miente, no sabe qué es eso del "error", no tiene sentido de las posibles repercusiones de lo que diga sea cierto o no. En un sentido humano, no todas las mentiras son negativas. Hay mentiras tontas y mentiras inteligentes y saber diferenciarlas es parte de nuestra humanidad. Saber que podemos equivocarnos también es una necesidad humana; hemos padecido a lo largo de la historia demasiados visionarios que nunca se equivocaban.

Quizá por eso las máquinas, nos dice el informe, se equivocan más en lo sencillo que en lo que conlleva manejo de gran cantidad de información. Pero quizá nos equivoquemos al llamar "sencillos" a los problemas que podemos resolver. Hay decisiones sencillas que para una máquina no puede serlo tanto. Según los campos de aplicación, casos que resolvemos cada día pueden resultar difíciles de evaluar por una máquina, que carece de muchas cosas que para nosotros son sencillas. La máquina no tiene la experiencia social que tenemos, que no tiene porqué estar sujeta a la lógica de la máquina.


Los intentos de extensión de las máquinas en una función oracular pasan por su elevación a lo infalible. En el estudio se señala que uno de los principales problemas se plantea por la falta de sentido crítico ante las respuestas de las máquinas. Esta ausencia es fatal, pues impide detectar los posibles errores. La mayoría aceptar los resultados dados por la máquina, pero solo unos pocos podrán detectar los errores producidos en las respuestas.

Los errores de la IA son también nuestros errores al establecer unas expectativas por encima de las posibilidades reales. Quizá sean estos errores de valoración el verdadero peligro.

¿Frenará esto el desarrollo de la IA? No lo creo mientras sea el gigantesco negocio en que se ha convertido tan rápidamente. Solo los desastres de los errores podrán frenarlo.


* "Los modelos de lenguaje de inteligencia artificial cada vez se equivocan más" RTVE.es 25/09/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240925/modelos-lenguaje-inteligencia-artificial-se-equivocan-mas/16262577.shtml

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Sánchez y las maravillas

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


¿En qué momento pierden los gobernantes el sentido de la realidad? ¿En qué momento comienzan a vivir en un mundo distinto al nuestro? A las 6 de la mañana, cada día, suena el despertador y enciendo el televisor para escuchar las primeras noticias de la mañana. Siempre hay un momento de temor del que el mundo haya ido a peor, que Israel siga bombardeando, que a Putin se le haya ocurrido una nueva maldad, a que Biden se haya caído al bajar de un avión, a que nos hayamos enfadado con otro país de Hispanoamérica, de nuevas lluvias torrenciales, etc.

Esta mañana nos mostraron a un señor que vivía, por contra, en el País de las Maravillas. Todo estaba en "su mejor momento en décadas", "pese a guerras, pandemias", etc. Con mis ojos todavía somnolientos, pude verlo, pude ver su nombre escrito en el rótulo. Era nuestro presidente Sánchez, Pedro Sánchez.

Aquel país que describía en su visita a Nueva York para la asamblea anual de Naciones Unidas era el nuestro. Con "nuestro" me refiero al suyo y el mío, no al de Pedro Sánchez. Usted y yo vivimos en un mismo país; Pedro Sánchez ha acabado fabricando un país del que vuelve periódicamente a contarnos cómo es, lo bien que funciona, la envidia que nos tienen todos.

Sánchez engrosa así la lista de los habitantes de esos países imaginarios, como los de Alicia, Billy Wonka y otros, que lograron huir de la realidad y volver de la fantasía para contárnosla, Si Maduro puede trasladar la Navidad a octubre, ¿por qué debemos privarnos de ese tipo de privilegios? ¿Y por qué no debemos contarlos a los cuatro vientos desde Naciones Unidas?

En el país descrito por Sánchez el turismo no suscita protestas de nadie porque lo encarezca todo, no hay problemas de vivienda y todos los sueldos permiten alquilar pisos, los jóvenes se emancipan pronto porque disponen trabajos estables. El sistema educativo nos deja una cultura sobrada para ir por la vida y los estudios realizados hacen que encontremos los trabajos adecuados a nuestra formación... En fin, un país tan feliz que todos quieren venir y el que se marcha es por inadaptado o envidioso.

A Pedro Sánchez no le importa que su hermano y su esposa estén investigados, que no consiga los votos para sacar adelante sus proyectos porque sus socios de gobierno se niegan; tampoco que esté en conflictos con la mitad de las Autonomías... y un sinfín de problemas que no lo son para Pedro Sánchez.

Los españoles estamos acostumbrados a estos países de ensueño en el que viven con música de violines los presidentes príncipes azules.

Me viene a la mente la historia del joven Buda, quien ,aislado en su palacio desde su nacimiento, creía que no existía el dolor ni el sufrimiento. Un día, camuflado, se escapó de palacio y se enteró de lo que vale un peine. Visto lo visto, el dolor y el sufrimiento se convirtieron en el centro de la cuestión. ¿Escapará Sánchez a lo Buda, camuflado? ¿Saldrá de La Moncloa con su disfraz y se mezclará entre las gentes?

No sé si Sánchez es consciente de los problemas reales y de cómo afecta a la gente real en el país real. Muchos habrán considerado su descripción del país como feliz en exceso hiriente, casi un insulto. Otros se habrán encogido de hombros en la cola del desempleo, en la del banco para solicitar un crédito o mientras pedalean como repartidores. Algunos, pocos, habrán aplaudido esa realidad feliz de la que disfrutan.

No hay que ser optimista o pesimista. Un gobernante debe ser realista, algo difícil. Pero también es difícil que alguien arregle los problemas cuya existencia niega.

 

martes, 24 de septiembre de 2024

Poder, conflictos y desigualdad

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Dos noticias coinciden en los titulares de ayer, día 23. La primera es la que nos señala la inoperancia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, del que se nos dice en RTVE.es que "... son los ganadores de la II Guerra Mundial los que tienen la última palabra en decisiones importantes, como pedir un alto el fuego en una guerra."* El poder de los estados ganadores ya no está en la vigilancia por la paz, sino que esta es el resultado de un tejido de intereses. La paz ya no es un objetivo superior, sino un estado conveniente.

Cuanto mayor es la presión existente, la paz se vuelve más frágil. La guerra en Ucrania y en Oriente Medio ya forma parte de las estrategias y, como vemos, no se hace caso del daño que está haciendo a civiles o de la destrucción sistemática de los espacios, algo que tardará años, décadas en recuperarse. La guerra ha vuelto a ser un arma de los estados y nadie parece poder ponerle freno. Falla la seguridad, fallan las potencias que, lejos de buscar la paz, ya tienen en la guerra una herramienta.

Los temores expresados por las diplomacias de determinados países hablan ya del elevado riesgo de una confrontación "abierta". Pero ¿cuántos muertos son necesarios, cuántos bombardeos, etc. para que se deje de jugar con las palabras?

La otra noticia que se nos ofrece es la que lleva por titular "El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 95%, según Oxfam Intermón"** Son las "súper potencias" con nombre y apellidos.

Creo que las dos noticias nos hablan del mismo mundo, nos hablan del reparto del poder. Podemos discutir quién controla a quién en cada momento, pero de lo que no hay duda es de su connivencia.

Cuando se nos habla del papel de la "riqueza" y su distribución vemos que coincide con los espacios en intereses de los conflictos, que los lugares más inestables tienden a ser dobles víctimas de la violencia y esa otra forma que es la explotación. 

Entre otros datos, el informe precisa que el 1% más rico posee el 43% de todos los activos financieros globales y que dos multinacionales son propietarias del 40% del mercado mundial de semillas. Las "tres grandes" gestoras de fondos estadounidenses (BlackRock, State Street y Vanguard) gestionan 20 billones de dólares en activos, cerca de una quinta parte de todos los activos de inversión en todo el mundo.

Esta "hiperconcentración de poder y riqueza" alimenta la desigualdad entre personas y entre territorios, asegura el informe, puesto que los países del sur global "solo cuentan con el 31% de la riqueza global", pero representan el 79% de la población.

Amenaza para los retos globales

Oxfam habla así de una "era de oligarquía global", en la que los esfuerzos globales frente a la crisis climática, los niveles persistentes de pobreza o la desigualdad "están siendo amenazados por la concentración de poder en manos de los ultrarricos y las megaempresas".

"Aunque el mantra es que la rivalidad entre grandes potencias es el mayor factor que socava el multilateralismo, la realidad es que la desigualdad extrema juega un papel clave. En los últimos años, los ultrarricos y las empresas con mayor poder han utilizado su enorme influencia para frenar los esfuerzos para resolver los principales problemas del planeta, como la lucha contra la evasión y la elusión fiscal, asegurar que las vacunas contra la COVID-19 sean accesibles para todas las personas, o cancelar las deudas insostenibles de los países del sur global", ha explicado Cortada.**

La noticia del informe de Oxfam va precedido de la fotografía de un sonriente Elon Musk, uno de esos mega millonarios que fue recibido en Israel, como tituló el diario El País, "como un jefe de estado", advirtiendo de la posibilidad de una tercera guerra mundial.

La creciente desigualdad en el mundo hará crecer el número de conflictos entre países y dentro de ellos. Las zonas —al margen de los conflictos bélicos ya creados— de mayor inestabilidad son también las de más desigualdad, como ocurre con el sur americano, un auténtico polvorín social. Ya África y Oriente Medio lo son, con todo tipo de conflictos y las grandes potencias favoreciendo las crisis. El apoyo "incondicional" norteamericano a Israel y las maniobras de Rusia por toda África financiando ejércitos mercenarios que recorren el continente son fuente de inestabilidad en todos los órdenes.

Los intereses políticos y económicos son una mala combinación cuando la paz ya no es un objetivo, sino un obstáculo. 

El Consejo de Seguridad ya no garantiza paz alguna. Su política, al resurgir la dialéctica de bloques, es ya la del veto y no la del acuerdo. Esto no es bueno. La creencia en que es una forma de control sobre el resto del mundo por parte de las potencias anula su función real. La idea de António Guterres llamando "desactualizado" al Consejo es demasiado "eufemística". Creo que es algo más.

Lo vemos en el comportamiento sin límite de Israel al saber que no va ser frenado por los vetos en el Consejo. El concepto mismo de "ataque preventivo" usado es una forma de sembrar destrucción sin posibilidad mediadora, sin freno alguno. Que sean los vetos por intereses cruzados los que definan la vida de decenas de miles de personas, muchas de ellas civiles inocentes, es una muy mala señal para el futuro. La desigualdad creciente no ayuda a un crecimiento en paz. La miseria es el mejor combustible para las guerras.

Son muchos los requisitos que se van cumpliendo para ver desastres mayores en el horizonte. La desigualdad creciente va redefiniendo el poder bruto que actúa ya sin máscara. Los efectos sobre muchas zonas es el crecimiento de los conflictos, que acaban siendo violentos ante la falta de un arbitraje aceptable por todos. Mal camino.

 

* Isabel Dólera (RNE) "El Consejo de Seguridad, a debate en la Cumbre de la ONU: "Está bloqueado, usan el derecho a veto según sus alianzas"" RTVE.es 23/09/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240923/utilidad-consejo-seguridad-onu-debate/16259676.shtml

 ** "El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 95%, según Oxfam Intermón" RTVE.es / EP 23/09/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240923/poblacion-mundial-riqueza-oxfam-intermon/16258543.shtml

lunes, 23 de septiembre de 2024

El ataque a las víctimas de violencia de género

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En RTVE.es un gran titular nos dice "La habitual defensa de los acusados durante un juicio es atacar a las víctimas"*. En efecto, es una constante de las defensas de los maltratadores intentar descomponer la imagen de las víctimas de violencia de género e invertir la dirección de las acusaciones. Es la misma estrategia de los violadores: siempre son ellos los "provocados", lo que se han visto "obligados" a defenderse.

En el texto de sinopsis del breve reportaje se señala:

Jesús Pradales está acusado de matar a su pareja, descuartizarla y ocultar su cadáver. Pero el acusado ha basado buena parte de su defensa en señalar a la víctima. Sostiene que ella le solía maltratar debido al alcoholismo que sufría y que la noche del crimen estaba más violenta de lo habitual. Un patrón que se repite con demasiada frecuencia. En Francia, Giselle Pelicot ha tenido que responder a los ataques de alguno de los abogados de los acusados que han llegado a plantear si la víctima pudo haber consentido.*

Las víctimas no solo están obligadas a revivir lo ocurrido, sino que además, según esta estrategia, deben defenderse de las agresiones a que son de nuevo sometidas.

Da igual la monstruosidad del ataque, como en caso de la francesa Giselle Pelicot. Se trata de destruir a la víctima ante sí misma y ante los demás. Es mucha la entereza necesaria y mucha la fragilidad del estado anímico en el que las atacadas se encuentran. En ese estado, las víctimas se ven abocadas al sufrimiento.

Ante las acusaciones y pruebas en contra, la estrategia es siempre muy parecida. Y hay algo de repugnante en esto, a sabiendas de que la mayoría de los acusados resultan culpables. 


Pese a que muchos de estos intentos se desmoronan por el camino, es precisamente ese camino tortuoso el que resulta dañino. Es esto lo que se busca, el desmembrar a la víctima y que se desmorone antes que seguir, que entre en contradicciones, etc. 

Una inspección por la red nos ofrece algunas páginas de abogados "especializadas" en "hombres falsamente acusados". Nadie duda de que pueda haber hombres acusados falsamente, pero hacer una especialidad en su defensa apunta más a otro tipo de estrategias. Son precisamente los que se presentan como acusados falsamente los que hacen dudar de las víctimas, que lo serán en una gran mayoría, según señalan las estadísticas, agresores reales.

En la página de FAD podemos leer, con el título "Mitos y bulos sobre las denuncias falsas de violencia de género", lo siguiente: 

Uno de los discursos que más se repite desde hace años para desacreditar la violencia de género, las políticas públicas y la respuesta institucional es el que afirma que la existencia de denuncias falsas contra hombres son un problema extendido. Tanto en el debate público como en redes sociales es frecuente encontrar estas narrativas.

El único dato oficial disponible sobre denuncias falsas lo da la Fiscalía, que según las cifras publicadas en la última memoria de 2022, las denuncias falsas por violencia de género representan el 0,01% del total de denuncias presentadas. De hecho, desde 2009 hasta 2021 se han presentado en total cerca de dos millones de denuncias por violencia de género (1.870.923) y de ellas sólo 153 han acabado con sentencia condenatoria por ser una denuncia falsa.  Además, presentar una denuncia falsa puede ser perseguido por ley, según consta en el artículo 458 sobre falso testimonio.

Ante discursos que cuestionan la metodología detrás de estas y otras cifras oficiales, desde el Consejo General de la Abogacía Española, además, señalan la importancia de diferenciar entre aquellas denuncias por violencia de género que son archivadas o sobreseídas y las que verdaderamente acaban siendo denuncias falsas. Desde este organismo explican que “en muchos casos las mujeres abandonan el proceso por miedo, dependencia económica, emocional en la mayoría de los casos, sin que ello signifique que la denuncia fuese falsa”. **


El uso de este tipo de prácticas "defensivas" debería estar más vigilado, tanto por lo que tiene de falsedad como por ser constitutivo de una nueva forma de agresión contra las víctimas reales, que pasan a sufrir doblemente.

Una mirada rápida permite entender el "negocio" legal: dada la gran cantidad de casos de agresiones y maltratos, han proliferado despachos legales dedicados a conseguir la inocencia de sus clientes como una nueva categoría. Para ello han de sembrar la duda sobre las víctimas. Las nuevas víctimas son los hombres; lo son, nos dicen, de las mujeres que les acusan y del sistema legal que les favorece. El mito del hombre inocente, el acusado falsamente de agresión, coincide con el milenario y patriarcal de la mujer mentirosa que pierde a los hombres. Es obvio que el negocio de sacar inmune al agresor debe tener una buena recompensa. Desgraciadamente, podemos ver cómo esto se usa ya en la publicidad de los bufetes, en la que se promete la liberación de las acusaciones. Ellos se encargarán de poner a las "mentirosas" en su sitio.

Hay una clara intención de sembrar el miedo, algo que manifiestan muchas víctimas, que se enfrentan a un nuevo tipo de sufrimiento. La sola perspectiva de ello, puede hacer que muchas denuncias se paralicen. 

* "La habitual defensa de los acusados durante un juicio es atacar a las víctimas" RTVE Play  19/09/2024 https://www.rtve.es/play/videos/telediario-1/defensa-acusados-atacar-victimas/16255345/

** "Mitos y bulos sobre las denuncias falsas de violencia de género" FAD Juventud 31/10/2022 https://fad.es/ojos-abiertos/mitos-y-bulos-sobre-las-denuncias-falsas-de-violencia-de-genero/