Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las televisiones
nos ofrecen hoy las imágenes de basuras acumuladas en las playas tras la
llamada Noche de San Juan. Me imagino que existe alguna correlación entre la
idea de "éxito" y el nivel de basuras. Las gaviotas bajan a tratar de
llevarse algún botín alimenticio antes de que las máquinas lleguen y suba la
marea. Deben apresurarse los servicios de limpieza, nos dicen. Barbacoas y
hogueras han sido las dueñas de la noche. Todavía, en el directo, nos ofrecen la
imagen de las brasas humeantes.
¡Un
éxito! Todo lo que ha sido quemado, utilizado, recorrido, es parte del negocio
turístico. Es beneficio de algunos y gasto para todos. Una cuestión mal
repartida. Hay que limpiarlo y evitar
que el deterioro del medio ambiente sea demasiado grande y evidente... ¡hasta el siguiente evento!
En
RTVE.es se nos ofrece una visión diferente de lo que supone el fenómeno
turístico. Esta vez se trata de los
efectos del cambio climático sobre este modelo turístico y sobre las zonas
afectadas. El reportaje de Álvaro Caballero lleva por título "Demasiado
sol y poca playa: el cambio climático ya está transformando el turismo en
España"*. La idea es sencilla de entender: el calor aumenta en el sur y la
gente se desplaza a zonas menos tórridas, hacia el norte.
El turismo de sol y playa es, desde
hace medio siglo, el rey en España. Un clima envidiable y largos y apacibles
arenales mediterráneos han atraído a millones de visitantes nacionales y
extranjeros que buscan la tranquilidad (o la fiesta) en los meses de verano.
Pero, ¿qué ocurre cuando el sol es demasiado abrasador para echarse en
la tumbona o las playas se quedan sin arena por los continuos temporales?
El cambio climático ya está
condicionando el turismo en nuestro país, el segundo más visitado del mundo,
con las importantes consecuencias que esto conlleva para la principal industria
nacional -representa casi un 13% del PIB-. Un reciente informe del Banco de
España apuntaba que esta crisis “podría estar originando
desplazamientos de turistas hacia destinos con temperaturas más moderadas en verano”.
De hecho, destinos más frescos, como
las comunidades del Cantábrico, Navarra o La Rioja, registraron un
aumento en visitantes del 26% en 2023 respecto a los niveles
prepandemia, frente al ligero descenso de otras autonomías con un mayor peso
del turismo, como Canarias, Baleares y Andalucía, que han sufrido caídas del
0,5%, 0,1%, y 0,2%, respectivamente -aunque los archipiélagos siguen siendo los
más visitadas-. Se da, concluye este organismo, una “reducción de la
concentración de turistas en zonas de mayor afluencia en temporada alta y un
aumento de la ocupación en destinos de playa en otoño y en invierno”.*
Insisto, no es difícil de entender. Lo malo son sus efectos
sobre un mundo que se ha transformado, fijándose en un modelo como si este fuera
estático, como si no fuera a cambiar nunca.
El modelo de desarrollo turístico tiene su propia
especificidad. Otros modelos tienen sus dependencias. Las del turístico tienen
su condicionante en el factor climático, por un lado, por otro debe adaptarse a
los gustos y necesidades de los que llegan de dentro o fuera. Si, por ejemplo,
está prohibido por seguridad hacer fuegos, la Noche de San Juan los permitirá y
fomentará como elemento de atracción.
He citado en varias ocasiones el comentario de los jóvenes
franceses que venían en tren de alta velocidad durante la pandemia:
"Venimos a hacer aquí lo que no nos dejan allí". Se refería, claro
está, a las fiestas y reuniones de fin de semana, lo que no podían hacer en Francia,
pero aquí se les permitía y ofrecía. El turista siempre tiene razón. Sus gustos de hoy son la oferta de mañana.
Ahora, tal como se nos dice, el turismo puede huir de las
zonas de calor agobiante y peligroso hacia otras zonas cambiando espacio y
modelo. La diversificación turística, ir más allá del modelo playero, tiene
efectos que ya estamos apreciando en la vida diaria. Otro titular de RTVE.es
nos vuelve a traer un problema que se ha convertido en político: "Pisos turísticos, un
quebradero de cabeza para muchos vecinos: "El centro pertenece a los
turistas""**
Bares, tiendas, monumentos... el
casco histórico de Málaga está repleto de personas en el arranque del verano.
Pero, entre ellos, cada vez se hace más difícil encontrar un vecino del barrio.
Una gran parte son turistas que, cada vez más, optan por alquilar pisos
para alojarse y conocer la ciudad durante unos días.
"Málaga cambia en el
centro", cuenta a TVE una residente sobre cómo es vivir en la ciudad en
esta época del año. Los vecinos "sienten que ya no le pertenece, pertenece
a los turistas", lamenta otra ciudadana, sobre el aumento de alojamientos
turísticos, que son ya más de 41.000 en la ciudad. Se trata de
casi más de la mitad de todas las de Andalucía, la tercera comunidad con de
este tipo de viviendas de España. **
Hemos
visto estos días como varias comunidades autonómicas ha dicho que van a tratar
de regular este problema que
repercute más allá de la convivencia entre vecinos, que deben padecer el
jolgorio de los que vienen y se van con el atractivo de las fiestas a cualquier
hora.
Los
pisos turísticos han hecho aumentar la especulación inmobiliaria echando de los
centros o de zonas de interés de las ciudades. Los precios y las molestias se
disparan. Todo se encarece buscando el dinero de los turistas y volviendo más
pobres a los residentes a los que se les impide
habitar y vivir en las zonas afectadas. Lo que se vendía como riqueza,
el turismo, pasa a serlo solo para algunos; todo se transforma a la busca de
nuevos clientes. Los residentes se acaban marchando porque el nuevo modelo no
les necesita más que para servir a los recién llegados en sus necesidades. Esto
es precario, explotador y temporal. Nuestros políticos han aceptado el modelo y
han transformado las figuras laborales para ajustarse a él sin que estalle la
sociedad. Los problemas del modelo son muchos.
Ahora
puede cambiar por los efectos del cambio climático. Todos dicen que en diez
años, para 2034, nada será igual. Habrá que rebajar las exigencias para seguir
atrayendo gente.
La crisis climática no es solo una
amenaza futura. “Se está notando ya. La gente del Mediterráneo cada vez
huimos más hacia el norte y la gente que habitualmente venía aquí está
empezando a asustarse”, explica a RTVE.es Andreu Escrivà, ambientólogo
y divulgador sobre cambio climático. En inglés se ha empezado a popularizar el
término coolcations, un juego de palabras entre "cool”
(fresco) y “vacation” (vacaciones), que hace referencia a un fenómeno
en auge: la búsqueda de destinos con temperaturas más moderadas.
Los estudios académicos ya venían
advirtiendo desde hacía años del impacto del calentamiento global en la llegada
de turistas a la costa mediterránea, la zona más turística de España junto a
las Islas Canarias, y un lugar “particularmente castigado por olas de
calor o por fenómenos extremos”, más frecuentes e intensos con la
crisis climática, señala.**
Pese a
las advertencias, a los avisos continuos de cambio y de cómo nos va a afectar a
todos, seguimos viviendo esta doble vida de efectos y de ignorancia de los
mismos. El modelo turístico tiene grandes defensores, los que se aprovechan de
él y sacan beneficio sin padecer los efectos directamente ya sea porque se van
o porque han hecho de ello un sistema de vida, un negocio alternativo.
El
empobrecimiento de la población tiene mucho que ver con la ausencia de trabajo
estable frente al modelo estacional y cambiante a la moda del turístico. Se
trabaja menos, se cobra menos y aumenta el gasto en todo lo que nos rodea. Es
sencillo.
También
es sencillo entender el doble efecto del cambio climático: sobre el clima y
sobre los negocios. Me ha parecido de gran interés la entrevista que realiza hoy
mismo Álvaro Caballero en RTVE.es a Núria Almiron, catedrática de Ética
y Economía Política de la Comunicación en la Universidad Pompeu Fabra. El
titular nos deja claro el sentido de la entrevista: "Los gobiernos están siendo asesorados
por los mismos que contaminan, es una aberración"", dejando en
evidencia el motivo por el que no avanzamos realmente hacia un futuro que nos
proteja del cambio o nos prepare para él.
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El Mundo |
Núria
Almiron distingue entre "negacionistas" y "obstruccionistas".
Los primeros más difíciles de sostener por la cantidad de evidencias. Los
segundo, en cambio, pueden estar en todos los escenarios políticos, institucionales
y mediáticos combatiendo en la sombra, retrasando proyectos, impidiendo medidas,
eliminado el foco sobre los problemas, dirigiendo hacia acciones negativas.
Señala Núria Almiron en la entrevista:
[...] Cuando hablamos de negacionismo
podemos estar hablando de tres cosas. La primera, quienes niegan que exista
cambio climático. De esto prácticamente no hay nada, es muy residual incluso en
Estados Unidos. La segunda categoría es el negacionismo de que sea
antropogénico, de que sea por causa de la actividad humana, algo que creo que
está en aumento. Y el tercer tipo, el más extendido, es el que no niega que
exista, pero se resiste a entender los cambios que eso significa, ya sea a
nivel de sociedad y como a nivel personal: los aviones que tomo, la carne que
como, etcétera.
Pero lo que está más extendido a
nivel de industria es retrasar las políticas de acción climática, esto está
estudiado desde hace 20 o 30 años. Desde las industrias ha habido un esfuerzo
enorme para boicotear las políticas de acción climática, para frenarlas o para
aparentar que están participando en ellas, pero las están boicoteando por
detrás.
Por eso le llamamos obstruccionismo,
porque esto lo puede hacer desde una organización que sea negacionista del
cambio climático a Boeing, Nestlé o cualquiera. Su narrativa es decir que les
preocupa mucho el cambio climático, pero después entre bastidores hacen lobby
para frenar lo que realmente podría ayudar a mitigar las emisiones. Es el
concepto más ajustado a la realidad. ***
Podemos
traducir claramente a nuestra "situación turística" el modelo
obstruccionista para entender porqué se hace tan poco. Hay demasiados
intereses, esos lobbies de los que habla Almiron repartidos por las
instituciones europeas y españolas, mundiales, que se hacen con el control
institucional y mediático para evitar ser frenados.
No es
solo el cambio climático, sino que nuestro modelo turístico depende mucho del
clima; es el famoso "sol español" que se ha vuelto tórrido, que hace
desplazarse a otros espacio y generar un nuevo modelo turístico, que se desplaza
hacia el norte y hacia el interior, a las ciudades ocupando sus centros,
echando a sus habitantes hacia una nada especulativa.
En los
60 se creó el modelo turístico actual con la creación de centros masivos como
Benidorm y sitios similares. Hoy tenemos los efectos climáticos, sociales,
laborales y económicos de ese modelo. Nuestra capacidad de entender sus futuros
efectos es esencial porque algunos pueden ser ya irreversibles o muy difíciles
de redirigir.
Hay que proponer alternativas a lo que hoy es un claro problema y
evitar ese "obstruccionismo" del que se nos habla, el de todos
aquellos que se benefician de la situación actual y no quieren correcciones. Si no se hace, se corre el riesgo de que se originen movimientos —incluso agresivos— difíciles de controlar. Esperemos que no se llegue a esto.
*
Álvaro Caballero / DatosRTVE "Demasiado sol y poca playa: el cambio
climático ya está transformando el turismo en España" RTVE.es 24/06/2024
https://www.rtve.es/noticias/20240624/demasiado-sol-poca-playa-cambio-climatico-transformando-turismo/16153636.shtml
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"Pisos turísticos, un quebradero de cabeza para muchos vecinos: "El
centro pertenece a los turistas"" RTVE.es 23/06/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240623/pisos-turisticos-quebradero-cabeza-muchos-vecinos-centro-pertenece-turistas/16159109.shtml
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Álvaro Caballero "Núria Almiron: "Los gobiernos están siendo
asesorados por los mismos que contaminan, es una aberración"" RTVE.es
24/06/2024
https://www.rtve.es/noticias/20240624/nuria-almiron-gobiernos-asesorados-contaminan-aberracion/16138618.shtml