Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hoy los
medios nacionales abren con la muerte de la presentadora Mayra Gómez Kemp, una
persona querida que formaba parte de la memoria de una generación. No tenemos
estudios sobre cómo funciona esto, pero el hecho es que era una de esas
personas que forman parte de tu vida aunque no lo sepas. Actores y actrices,
cantantes y músicos, presentadores... personas como Mayra forman parte de un
fondo de vida que se funde en la memoria y que se actualiza con la inesperada
noticia de su fallecimiento.
La
noticia nos llega arropada por imágenes de toda una vida, la suya y la nuestra.
Estaban ahí, lo estaban aunque no miraras, aunque no siguieras con detalle sus
programas, vieras sus películas. Con su fallecimiento, descubres que estaban
ahí. Lo descubres en esa intensidad de la escucha de la noticia. Son un
recordatorio de que tras esas imágenes, tras esos sonidos hay personas que
viven, que sufren.
Sobrecoge
la antesala de su fallecimiento, su último ingreso hospitalario hace apenas
unos días:
El pasado 4 de octubre saltó la noticia de que había sido ingresada de urgencia en el hospital tras sufrir una aparatosa caída en su domicilio donde estuvo alrededor de 20 horas tendida en el suelo. Tras ser dada de alta en el hospital, la veterana presentadora confesó en el programa Ni que fuéramos que "fue tremendo, fue una noche toledana, todas esas horas en el suelo. Una vecina fue a llamarme y al ver que no contestaba, saltó la puerta y dio la voz de alarma. Gracias a Dios estaba inconsciente, estaba sin fuerza, no me podía levantar. Estoy mejor pero todavía me falta mucho por descansar. Estoy agotada".*
Dicen
los medios que se estaba recuperando de este accidente doméstico cuando le ha
llegado la muerte. Y un poco también a todos nosotros ya que formaba parte de ese
fondo que mencionamos. Pensamos que morir es un acto físico, algo orgánico,
pero hay otro tipo de muerte la de los trozos de memoria que forman parte de
nosotros.
Hay una
memoria común, la que compartimos a través de los grandes medios. En la España
fraccionada por los múltiples canales y plataformas de redes sociales es
difícil imaginar la experiencia unitaria de una sola televisión, lo que suponía
poder compartir de forma colectiva lo que se había visto por millones a la
mañana siguiente. Era una experiencia común.
Recuerdo
en mis primeras clases a mediados de los ochenta hablar de una película o de
una obra de teatro que se había podido ver la noche anterior. Era una
experiencia común que el medio posibilitaba. La llegada de las televisiones
privadas y autonómicas, no hablemos de la llegada de internet, fraccionó la
experiencia y rompió ese sentido de unidad de la memoria compartida. Tenemos
más información, pero estamos menos unidos. No se trata de la superioridad de
un sistema u otro, sino de constar el efecto y la experiencia.
La
muerte de Mayra Gómez Kemp afectará a muchos y dejará indiferentes a muchos
otros, que no sabrán quién era. Las experiencias están ligadas a nuestra propia
vida y afectan a los que se ven afectados. Los habrá que descubran quién era en
sus necrológicas. Son los efectos de nuestra atomización histórica, de las
grandes barreras generacionales intensificadas por esa aceleración de la que
habló Alvin Toffler. Por eso precisamente se hacen más intensas las emociones
de la desaparición de esos momentos y personalidades.
Hace pocos días vi en el cine el documental sobre la vida de Christopher Reeves, el que fuera el rostro de Superman para una generación, cumpliéndose ahora 20 años de su fallecimiento. Fui el único asistente, estaba solo. La chica que entró para limpiar la sala me preguntó. No sabía quién era Reeves. "—Mi madre es muy fan de Superman", me dijo. Pensaba que era una reposición. Aquello le pillaba muy lejos; era el mundo de su madre, no el de ella.
La
muerte de Mayra también pillará lejos a muchos. María Casado no ha podido
evitar llorar en directo tras la emisión de la síntesis de su vida. Probablemente
Mayra formaba parte de esos recuerdos de primera infancia, alrededor del
televisor viendo el "1,2,3..." o algún otro programa.
Cada
vez que uno de estos recuerdos apagados se actualiza por un fallecimiento,
muere algo propio. Es también un recordatorio de que el tiempo avanza
inexorable, que queda menos tiempo. Eso es parte también del efecto dramático
que tiene en nosotros.
Ahora
escucho de otra manera las canciones del recientemente fallecido Kris
Kristofferson. Provocan una reacción distinta, más allá de la nostalgia, algo
emocional, corporal.
Descanse
en paz Mayra Gómez Kent, que nos alegró la vida y la llenó con sus actos. Hoy
la lloramos y nos emocionamos muchos. Estuvo casi 20 horas tirada en el suelo
de su casa. Muchas cosas, entre el dolor, debieron de pasar por su cabeza.
Hasta aquí puedo vivir...
* Luis Fernando Romo "Mayra Gómez Kemp,
la 'reina' de los concursos que superó tres cánceres, un aborto y vivió un
romance de novela con Alberto Berco" El mundo 14/10/2024
https://www.elmundo.es/loc/famosos/2024/10/14/670bc6bce85ece2e098b458d.html
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