sábado, 6 de julio de 2024

España, infierno y paraíso turísticos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La guerra de los pisos turísticos ya ha estallado. Está en sus comienzos, pese al ruido ocasionado, por más que algunos quieran atenuar el estruendo que hay detrás. La batalla de los pisos turísticos es la "tormenta perfecta", el punto de encuentro de todas las contradicciones del sistema español basado en el turismo. Es el punto en que nadie puede permanecer ignorante porque afecta a todos los niveles y es marca del desarrollo insostenible al que nos ha llevado esta deriva.

El modelo turístico ha alcanzado un tamaño tal que se ha convertido en un monstruo que devora lo que tiene alrededor. Y lo que le rodea es una mayoría española, cada vez más debilitada social y económicamente, desechada  por su bajo poder adquisitivo y a la que se le desplaza por ello de los "lugares rentables", es decir, aquellos a los que se atrae con fuerza al turismo, que deja allí un dinero que finalmente se aleja del creado durante décadas. Este modelo conllevaba la creación de espacios turísticos, pero diferenciaba claramente los destinatarios evitando que se encarecieran los espacios destinados a los residentes. Había más beneficios que perjuicios o estos quizá no importaban tanto.

Ahora tenemos dos modelos enfrentados: el turístico oficial, representado por la hostelería (de hoteles a restaurantes) y un modelo "salvaje" que pone en manos de la competencia un espacio en crecimiento continuo y que afecta a los espacios no turísticos, a los cotidianos disparando el mercado hacia una rentabilidad que favorece el aumento prohibitivo de las viviendas en precio y especialmente en alquileres.

Hace ya unos cuantos años que los españoles se tienen que hipotecar de por vida para conseguir una vivienda. Muchas de ellas son vistas como una inversión no para vivir sino para rentabilizarlas al alza y convertirlas en fuente de ingresos. Así, los especuladores de la vivienda, los creadores de grandes inversiones inmobiliarias, ven aumentar con el turismo la rentabilidad, deseando esa ocupación temporal reducida que les resulta altamente rentable.

El fenómeno ya no busca espacio nuevos en los que construir, sino que se adentra en busca de nuevas formas de turismo, con nuevos usuarios que buscan algo más que el sol. Para hacerles sitio, las nuevas presiones buscan la forma de echar a la calle a los residentes para colocar en sus residencias a los nuevos, que dejarán dinero a su paso.

En este mercado jungla, mientras unos y otros luchan por conseguir sus beneficios máximos, hay otros que pierden siempre, que es lo que estamos viendo ahora con claridad. Son todos aquellos que han vivido hasta el momento en zonas "asequibles" y que ahora se convierte en "inasequibles", no solo por el precio de los alquileres, sino por el entorno que se crea a su alrededor, que lo encarece todo.

En estos días salen a la luz de las noticias informaciones de prácticas mafiosas, de presiones infames sobre personas, esencialmente jubilados, para que abandonen sus hogares. En una situación social crítica, con alta inestabilidad laboral, bajos sueldos, etc. los casos patéticos nos inquietan, del suicidio hace unos días de dos hermanas saltando por el balcón, a los ancianos puestos en la calle. La vivienda, un punto clave en la estabilidad social y personal, ha entrado en una guerra de intereses y especulaciones nunca vista.

Esta guerra que sale a la luz  es una lucha entre las patronales que han comandado el sector turístico hasta el momento y este nuevo movimiento especulativo de los alquileres turísticos. El crecimiento del turismo ha llegado ya a su punto crítico, es decir, aquel punto en el que su tamaño produce unas distorsiones graves en muchos otros sectores interconectados. Los políticos se ven arrastrados a una lucha en la que los contendientes tienen un peso cada vez mayor, lo que lastra sus decisiones por miedo a tocar puntos determinados que les afecten. Muchos grupos están sostenidos por los sectores con intereses locales. En el centro de las mayores corrupciones siempre ha estado el sector inmobiliario, con sus terrenos y recalificaciones. Los casos escandalosos como el de las recalificaciones de Doñana para construir urbanizaciones  están próximos. Los poderosos colocan sus piezas para no llevarse sorpresas y poder sacar provecho.

Ahora, los responsables de todos los niveles de la administración, de los nacionales a los municipales pasando por los autonómicos, se ven enfrentados a un problema real: los ciudadanos se manifiestan ante ellos exigiendo soluciones factibles, que se ponga coto a una práctica especulativa que les arruina o les echa de sus casas. La "turistificación" de la vida cotidiana divide la sociedad en "turistas" que dejan dinero a unos y los "residentes" que acabarán siendo un obstáculo para el enriquecimiento rápido de los propietarios y sectores vinculados,

En 20minutos, a cargo de Daniel Ríos, se nos hace una descripción de parte del problema, de lo que supone en el nivel más alto, el gubernamental, ampliando posteriormente el panorama:

[...] el anuncio que realizó hace unos días la ministra del ramo, la socialista Isabel Rodríguez, sobre la aprobación "urgente" de un decreto que aumente la protección para los inquilinos de arrendamientos temporales y que también ponga coto a los turísticos ha vuelto a levantar ampollas en Sumar, que ha calificado de "descafeinada" la regulación y ha elevado la presión sobre el PSOE en un tema que, considera el socio minoritario del Ejecutivo, va a ser el que marque el mandato.*

En efecto, como ha ocurrido en otras ocasiones, Sumar se aprovecha de la necesidad para distanciarse del grupo mayoritario del gobierno. La "causa social" erosiona al PSOE y les asegura, piensan ellos, un mayor apoyo popular en las urnas. No es la primera vez que hacen esto y deberán seguir con esa estrategia ante la presión de los defenestrados Podemos. La vivienda, como tema especialmente sensible, se irá convirtiendo en motivo de lucha, ideal para una creación identitaria y diferencial.

El final del artículo en 20minutos da entrada a otro de los sectores organizados de resistencia, el del Sindicato de Inquilinos, que toma posiciones en esta nueva división social de referencia, la propiedad y el uso de los pisos: 

La primera queja del Sindicato de Inquilinos es de rango: lo que ha planteado la ministra Rodríguez es aprobar un reglamento, algo que para los activistas es enormemente insuficiente. "Desplegar un reglamento no es cambiar la ley ni regular, dejar la ley tal como está actualmente solo perpetúa los problemas existentes", espetó el colectivo en un comunicado, en el que, además, cargó contra el contenido de un texto que "permite seguir utilizando el alquiler temporal para cobrar honorarios al inquilino o para hacerle pagar una fianza más alta de la permitida". 

"Esto sigue siendo una brecha para burlar la regulación de precios y para aumentar el precio cada año, algo que en un alquiler habitual solo se podría hacer cada cinco años", denuncia el Sindicato de Inquilinos, que asegura que, "con esta propuesta, desviar la oferta al mercado del alquiler temporal sigue siendo rentable para los propietarios especuladores". Para el colectivo, además, la nueva obligación de que el propietario justifique la causa por la que poner su vivienda en el mercado de alquiler temporal "deja fuera a quienes necesitan una vivienda de uso habitual y continúa vulnerando los derechos de quienes pueden justificar la causa".

El Sindicato de Inquilinos, por último, denuncia que "la plataforma web que propone la ministra es, en realidad, un sistema encubierto de licencias que responde a los intereses de la patronal" y afirma, además, que "transfiere el peso y las responsabilidades a las comunidades autónomas y puede tardar mucho tiempo en implementarse, tal como ya se vio con el índice de alquileres". Y afea que Rodríguez no haya anunciado ninguna medida para regular los alquileres de habitaciones dentro de una vivienda, dando así "vía libre a los colivings".* 

La ausencia de cohesión de una definición social sostenible, debida a la negación mutua de de los partidos políticos, ha creado un espacio competitivo en el que se busca la máxima ganancia y el mínimo de responsabilidad social. Esto va de las inmobiliarias y los propietarios de pisos a la exigencia de la definición de España como un "espacio festivo" que determina la supervivencia de los que buscan este tipo de actividades como eje. Las distorsiones que este modelo crea son muchas y todavía nos queda apreciar muchos efectos secundarios al alcanzar puntos no logrados anteriormente.

La falta de soluciones a este problema que afecta a la existencia, al crecimiento, a la natalidad, al trabajo, etc. va a determinar nuestro futuro. No se puede mantener un sector como este, con tantos efectos, sin regular o con regulaciones que satisfacen los intereses de los más poderosos, visibles o no.

El sector turístico se expande a la búsqueda del mayor beneficio transformado vida y condiciones de vida. España carece de un modelo sólido de desarrollo, un modelo viable que nos pueda ofrecer algo mejor que esto que vemos: sueldos bajos, empresas con beneficios proponiendo EREs, ferias y festejos para dar vida a las actividades, etc. Este modelo de desarrollo salvaje, destructivo, dependiente de que otros venga a usar y consumir lo que nosotros no podemos, etc. nos ha llevado de vuelta al tercermundismo. Solo el autobombo de los políticos y la ceguera mediática basada en la trivialidad, muchas veces por sus lazos con las patronales detrás, impiden surgir una conciencia que ya afortunadamente se va abriendo paso.

Es, sin duda por lo que nos afecta a casi todos, la guerra estelar de este presente y futuro inmediato. No es fácil de frenar por ninguno de los tres lados —afectados, sectores tradicionales turísticos y nuevo modelo especulativo—. Los tres sectores están interesados en el ruido a su favor y exigen —en la calle o en los despachos— una solución para lo suyo. Aquí no valen medias tintas ni medidas vistosas e ineficaces. Es una guerra esencial que no va a cesar. Si los partidos hablan mucho pero no actúan corren el riesgo de que sea usado el descontento por los extremistas, siempre deseosos de batallas retóricas sin riesgo.

El paraíso turístico español ha acabado convertido en una arma de doble filo que siempre se clava en los mismos. Si empieza a correr la idea de que el turismo es responsable de una serie de graves problemas sociales, no hay que ser adivino para saber qué empezará a ocurrir. Vean las pintadas y lo entenderán. Ese "feliz" turista que asegura ufano que "no es problema suyo" sino de los residentes puede pronto comprobar en carne propia que no es así, que puede cambiar rápido y ser un problema que le afecte directamente.

* Daniel Ríos "Sumar y el Sindicato de Inquilinos presionan al PSOE y tildan de "descafeinada" e "ineficaz" su regulación del alquiler temporal y turístico" 20minutos 6/07/2024 https://www.20minutos.es/noticia/5528394/0/sumar-sindicato-inquilinos-elevan-presion-psoe-tachan-descafeinada-ineficaz-su-regulacion-alquiler-temporal/

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