miércoles, 7 de agosto de 2024

La fábula del erizo y las olimpiadas

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Todos los días tenemos en los medios y redes sociales ejemplos dobles, de villanía y de bondad, ejemplos de ambición y de altruismo. Nos gustaría que solo existieran los positivos, pero lo cierto es que los seres humanos generamos los dos tipos de actos. Los medios pueden considerar más "llamativos" los ejemplos de maldad humana —guerras, crímenes, desórdenes violentos...— y ocultar los que nos muestran la cara amable de las personas. Esto puede darnos una visión desequilibrada de la realidad humana, de esa doble cara que los seres humanos presentamos de nosotros mismos.

La BBC Mundo nos trae una visión de este problema de la doble naturaleza humana, de su doble orientación, de la convivencia en las sociedades y las personas Lo hace recurriendo a una vieja fábula desarrollada por el filósofo Arthur Schopenhauer, la del erizo:

 

"Un día helado de invierno, varios erizos se apiñaron muy juntos para, gracias al calor mutuo, evitar congelarse. Pronto sintieron el dolor que les causaban las púas de los otros, lo que los hizo separarse nuevamente.

"Pero la necesidad de calor los volvió a unir, y se repitió el retroceso de las púas, de modo que quedaron atrapados entre dos males, hasta que descubrieron la distancia adecuada desde la cual podían tolerarse mejor el uno al otro".

Parece un cuento para niños, pero encapsula la compleja naturaleza de las relaciones humanas, y, afín con Schopenhauer, no tiene un final muy feliz.

Habla de que la vulnerabilidad es necesaria para que las relaciones sean más trascendentes y satisfactorias, pero aumenta el riesgo de un dolor más profundo.

Y de cómo vivimos atrapados entre dos males: el aislamiento y el peligro de herirnos mutuamente.

"La necesidad de sociedad que surge del vacío y la monotonía de la vida de los hombres los une; pero sus numerosas cualidades desagradables y repulsivas y sus insufribles inconvenientes los separan una vez más", continúa Schopenhauer.

"La distancia media que finalmente descubren y que les permite soportar estar juntos es la cortesía y los buenos modales.

"En virtud de ello, es cierto que la necesidad de calor mutuo sólo será satisfecha imperfectamente, pero, por otra parte, no se sentirá el pinchazo de las púas".

Estaríamos condenados entonces a nunca poder satisfacer plenamente el deseo de tener relaciones sociales positivas, una de las necesidades humanas más fundamentales y universales.* 

La parábola creada por Schopenhauer parte de que la bondad y la maldad son parte de la manera de ser de los humanos, lo que desplaza el problema a la forma de establecer elementos que los mitiguen. Estar juntos genera conflictos; estar separados produce soledad, tristeza, ansiedad.

El remedio de Schopenhauer es claro y a algunos les parecerá insuficiente: "cortesía y buenos modales", que es la versión "blanda" de las leyes y castigos (de la multa a la cadena perpetua). La cortesía y los buenos modales son maneras de comportamiento admitidas y que forman parte de la educación general. Aprendemos muchas cosas en nuestras vidas y no siempre se valoran la "maneras", algo que implica respetarlas para ser también respetados.

Sin embargo, el cambio de los tiempos no ha traído precisamente el respeto, sino que los efectos de la interacción continua han conseguido muchas veces que predomine lo contrario, es decir y en términos de "erizos", que sintamos más "pinchazos" que "calor".

A veces lo positivo también es noticia y merece la pena recordarlo. Los Juegos Olímpicos son ocasión para gestos que nos muestran que —pese a las presiones mediáticas, la rivalidad, etc.— podemos compartir ese calor que nos hace humanos. Uno de los grandes detalles que no deben quedar ocultos por las gestas, las que se llevan los titulares, nos lo ha brindado la terrible lesión de Carolina Marín en la semifinal de Bádminton a través de la que fue su última rival, la jugadora china He Bing Jiao. Ella nos ha mostrado la importancia de esas "maneras" para permitir que salga lo mejor humano que debe presidir las relaciones positivas. Tras la lesión de Carolina Marín durante su combate, en el que la española iba ganando, He Bing Jiao se fotografió con la medalla conseguida... y un pin con la bandera española: 

"Llevé el pin a la ceremonia porque quería compartir el honor de estar allí con ella y así estar juntas en ese momento", relató He Bing Jiao, en referencia a su imagen viral en el podio olímpico con un pin de la delegación española en París.** 

En un mundo que penaliza a los deportistas por "defraudar" al no hacerse con medallas, como vemos con frecuencia en los titulares en estos días, el mensaje de He Bing Jiao es toda una declaración del valor de las maneras cuando son auténticas y no una simple forma de estar. Hay mucho egoísmo en el deporte, en el que no siempre se respeta al otro, algo que se ha visto en algún otro deporte en sus celebraciones.

Ella habla de "compartir el honor" de estar allí. No se trata solo de desearle una recuperación, cosa que también hace y en la que se podía haber quedado. Ella quería lucir el pin de España porque Carolina Marín no iba a estar allí. Es un gesto que ha emocionado a muchos por su sinceridad y honestidad. Pero es también algo que va más allá del gesto meramente educado y por eso se valora.

Podemos, como erizos, buscar un equilibrio y entender que este tipo de gestos no son meramente formales, sino algo más profundo, algo más gratificante para quien lo hace, lo recibe y lo ve.

Cuando vemos que la cortesía se considera como una pérdida de tiempo, como una trivialidad cuando no hipocresía, el gesto de la jugadora china debe ser visto como un ejemplo de eso que Schopenhauer reclamaba para que saliera lo humano positivo a la luz,

Nos llenamos de palabrería sobre el deporte (¡lo importante es participar!) y exageramos el valor de lo más superficial, cuando son estos gestos los que demuestran que respetamos a los demás. El deporte se contagia con frecuencia de males que se acaban reflejando en él. Lo padecemos cada fin de semana en disturbios, insultos y agresiones. El gesto de la jugadora china debería ser tenido en cuenta en todos los deportes, en todos los encuentros, mostrando que hay cosas importantes, sencillas y sinceras, por encima de lo que valoramos más.

¡Gracias, He Bing Jiao! por mostrarnos la humanidad positiva del deporte. Es la marca más valiosa. 

* "Qué es el dilema del erizo, la parábola del filósofo Schopenhauer sobre lo complejo de las relaciones humanas" BBC Mundo 4/08/2024 https://www.bbc.com/mundo/articles/c722l9lnr2yo

** "He Bing Jiao, la rival de Marín en París 2024, posa con una bandera de España y un mensaje de ánimo: "Fuerza, Carolina"" 20minutos 6/08/2024 https://www.20minutos.es/deportes/noticia/5555323/0/he-bing-jiao-carolina-marin-paris-2024-bandera-espana/

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