jueves, 8 de agosto de 2024

Los peligros de la desinformación

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Se extienden los temores sobre el impacto de la desinformación en todas sus variantes sobre la política y, en definitiva, sobre la sociedad. La política sin ella no es nada. La imposibilidad de decidir qué es verdadero y qué no lo es tienes unos efectos destructivos sobre el propio sistema, especialmente en las democracias, que son sistemas basados en la decisión y esta solo se puede tomar desde la información disponible.

La calidad de la información pasa a ser un aspecto fundamental para la propia calidad del sistema político. Sin una información de calidad —fiable, actualizada, crítica, contrastada...— es difícil que las decisiones que tomemos sean las más adecuadas.

A esto hay que añadir un factor selectivo esencial: aquellos que falsifican, ocultan, manipulan, etc. la información para ser elegidos o mantenerse en el poder ya suponen un deterioro del sistema. Es decir, la fiabilidad de aquellos que resultan elegidos pasa a ser cada vez más reducida en medio de un entorno negativo. No podemos esperar nada positivo de políticos que han sido elegidos desde la manipulación de la información.

Los intentos de "separar" la comunicación del resto de la acción política es un intento de que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. De esta manera, el político intenta desligarse de la responsabilidad. En otras ocasiones se invoca el extraño principio de que en la política todo está permitido y restarle importancia a las afirmaciones engañosas. Este extraño "principio" trata de separar cuando le conviene la estrategia de la desinformación. 

La agencia francesa de noticias, la AFP, titula "Las mentiras inundan los 'feeds': la falsificación con inteligencia artificial hace temer la manipulación del voto en EE.UU.",  que se reproduce en la sección Una mirada europea en RTVE.es. El artículo se centra en el término de moda, el uso de la Inteligencia Artificial: 

Los observadores advierten de que este tipo de falsificaciones a gran escala pueden provocar la ira de los ciudadanos contra el proceso electoral. Según una encuesta publicada el año pasado por el grupo de comunicación Axios y la empresa de inteligencia empresarial Morning Consult, más del 50% de los estadounidenses esperan que las falsificaciones posibilitadas por la IA influyan en quién gane las elecciones de 2024. Alrededor de un tercio de los estadounidenses dijeron que confiarían menos en los resultados debido a la IA, según la encuesta. Varios gigantes tecnológicos han declarado que están trabajando en sistemas para etiquetar los contenidos generados por IA.

En una carta enviada a los directores ejecutivos de las empresas tecnológicas en abril, más de 200 grupos de defensa exigieron esfuerzos urgentes para reforzar la lucha contra las falsedades de la IA, incluida la prohibición del uso de deepfakes en anuncios políticos y el uso de algoritmos para promover contenido electoral objetivo. La organización sin ánimo de lucro Free Press, uno de los grupos que firmaron la carta, dijo que "escucharon poca sustancia" en los compromisos que las plataformas estarían haciendo este ciclo electoral. "Lo que tenemos ahora es un entorno en línea tóxico en el que las mentiras inundan nuestros feeds y confunden a los votantes", dijo a AFP Nora Benavidez, asesora principal de la organización. "Este es un punto de inflexión en nuestras elecciones", añadió. "Los ejecutivos de las plataformas deberían apresurarse a reforzar y hacer cumplir sus políticas contra los deepfakes y otros problemas". 

A mi entender, se está produciendo un error al responsabilizar directamente a la IA. Esta no es más que una herramienta en manos de desaprensivos. Su programación y mal uso son deliberados. No es la IA, sino los que la programan para distorsionar la información o intensificar su expansión. Esta no es más que una herramienta que facilita la labor. No es la IA la que miente, sino los que están detrás.

Responsabilizar a la IA en sí es absurdo. Indudablemente, las grandes plataformas y empresas que intervienen tienen su grado de responsabilidad pues saben sobradamente cuáles son los usos posibles y el atractivo negativo que puede tener. Pero los responsables últimos son los partidos visibles o sus secciones invisibles programadas para desinformar, sean del tipo que sean, pagados o altruistas.

Pero hay un elemento preocupante por creciente: la intervención de terceros países en la política mediante la desinformación, con la creación de crisis, manipulación electoral, etc. Este fenómeno es hoy imprescindible para comprender las situaciones políticas de muchos países. Las fronteras de la información han desaparecido gracias a las nuevas tecnologías y a la globalización de la información. Esto ha diversificado las acciones, creando nuevas formas de intervención.

Hoy Rusia puede intervenir, por ejemplo, del lado del nacionalismo catalán, del populismo extremista en Francia o actuar en el Brexit. Las intervenciones a distancia, informativas, llevan a tener que prohibir los centros de desinformación, como las cadenas rusas tras el inicio de la guerra de Ucrania. Muchos países han tenido que desarrollar leyes para protegerse de la manipulación informativa desde el exterior durante sus campañas electorales. La IA, como se denuncia con frecuencia, está sirviendo para automatizar e intensificar estos ataques, lo que los hace más rentables en todos los sentidos.

Implantar en nuestras democracias los sistemas de manipulación de las dictaduras no es un buen camino. Como señala la AFP, tiende a reducir la confianza en el sistema y hace dudar de los resultados. Lo que ocurre en Venezuela no ha necesitados de la IA, suponemos. Llegar a un punto en el que la democracia sea una falacia que esconde las dictaduras es jugar con puntos de no retorno. Pronto se recurre a todo para no salir del poder y al final la violencia salta a las calles.

Cada vez son más los procesos electorales bajo sospecha por todo el mundo. La desinformación juega un papel esencial en esto. Los partidos democráticos deberían hacer exhibición de unidad en la transparencia, deberían marcar líneas reales sobre los límites que la democracia exige. Deberían distanciarse, no dejarse arrastrar, rechazar las tentaciones de usar la desinformación en la lucha política. Puede que no sirva de mucho, pero al menos dejará clara la voluntad de lucha y denuncia por la mejora del sistema. Si este acepta la corrupción y la distorsión entonces está acabado.

Que la duda se extienda sobre las elecciones que se realizan en Estados Unidos, un país de tradición democrática, que hayan lanzado a la gente a la calle como ocurrió con el asalto al Capitolio, no es bueno. La desconfianza se está extendiendo cada vez más y, sin duda, retrocede la democracia y, con ella, la convivencia pacífica. 

Habría que preguntarse porqué —como señalan distintos medios— son los hispanohablantes el sector más débil a la desinformación en la elecciones a la vista. Nos ayudaría a entender el mapa político y lo que hay detrás.

 

* Una mirada europea "Las mentiras inundan los 'feeds': la falsificación con inteligencia artificial hace temer la manipulación del voto en EE.UU." RTVE.es / AFP 5/08/2024 https://www.rtve.es/noticias/


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