miércoles, 22 de mayo de 2024

La salomónica orden internacional de detención

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Es interesante e instructiva la reacción de los dirigentes israelíes y de Hamás ante la petición del fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) de que se emitan órdenes internacionales de captura por considerarlos criminales y su participación en crímenes de guerra.

La petición ha causado indignación en ambos lados, pues los dos consideran que lo que hacen está justificado. Cada uno invoca una fuerza mayor que justifica las atrocidades que se comete, consideran las propias como "defensivas" y las ajenas como "ataques". Cada uno invoca su propia historia pasada y su propia visión de lo que debe ser su futuro. Pero entre el pasado que no está y el futuro que no llega, se crea el presente del sufrimiento, de la muerte, de la crueldad ciega. Hay un empecinamiento en las raíces que se buscan, en profecías y promesas de tierras y paraísos a los que se va no por la felicidad sino por la muerte sacrificada; hay un empecinamiento en un futuro idealizado, que está cada vez más lejano porque se destruyen sus posibilidades reales.

Se indigna Netanyahu ante la posibilidad de compartir celda virtual con los terroristas de Hamás, pero ¿qué está practicando el ejército de Israel sino otra forma de terrorismo invocando el "derecho a defenderse"? En términos de "defensa", el gobierno de Israel ha desbordado el diccionario, pues ha llegado a la conclusión que le mejor defensa es el exterminio del que considera su enemigo. Defenderse en un genocidio blanqueado.

Hamás, por su parte, ha actuado como un grupo terrorista entrado en Israel secuestrando, violando y matando. La alegría desbordante de estas acciones contra la población también se justifica como "defensa", pero en realidad regresaron con los rehenes para protegerse. No les ha servido de mucho. Se esconden en hospitales y bajo las casas pensando que si se les atacada, la propaganda está garantiza, como así sucede. Mientras sus líderes están lejos del fuego, refugiados en países vecinos, los militantes deben hacer el "sacrificio" de su muerte por la causa, lo mismo que al pueblo palestino.

Llegan noticias de los asaltos al los envíos de alimentos por parte de los colonos radicales, que ven en esta guerra "su paz" quedándose con más territorios, que es por lo que se lucha, por los espacios donde enterrarse.

¿Por qué en esta guerra cruel, una guerra de territorios, marcada por la crueldad extrema, por el exterminio de población indefensa, que queda entre ruinas, se extrañan por ser considerados ambos bandos como "criminales de guerra" y, sin embargo, a sus propios ojos se perciban como "justificados" en la defensa?

De no ser por el complejo entramado de apoyos por todo el mundo a la causa de Israel, la petición de las órdenes de detención internacionales se habría producido mucho antes. Esta guerra cruel nos deja en evidencia lo que otras no manifiestan con tanta claridad: que por encima del sufrimiento y la barbarie están los intereses. La creciente solidaridad con el pueblo palestino y sus sufrimientos surge ante la contemplación de ese sufrimiento provocado por lo que se considera "defensa". ¿Que "peligro" suponen los miles de niños muertos?, se preguntan cada minuto en todas partes del mundo ante las imágenes de cadáveres infantiles, de hospitales y casas destruidas, reducidas a escombros y polvo.

La irritación de Joe Biden porque se hable de "genocidio" o se irrite por la "equiparación" de Hamás con el gobierno democrático de Israel es una forma de mostrar esos "intereses" de los que hablamos. Estados Unidos necesita blanquear su propio apoyo, pues sabe que se vuelve contra él.

Si Netanyahu ha hundido el concepto de "holocausto", Joe Biden ha hundido el de la "pax americana", el de liderazgo de la democracia. Si Trump tenía "dictadores favoritos", tal como se refería al presidente egipcio, al-Sisi, Joe Biden tiene sus "genocidas favoritos", en este caso Netanyahu.

En RTVE.es nos cuentan las reacciones de Netanyahu al saber de la petición de la Corte Penal Internacional:

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha asegurado este martes que las órdenes de arresto de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) contra él mismo y el líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, crean "una equivalencia moral retorcida" similar a la de la comparación entre el expresidente estadounidense George Bush y el fundador de Al Qaeda, Osama Bin Laden.

"La escandalosa decisión del fiscal de la CPI, Karim Khan, de solicitar órdenes de arresto contra los líderes democráticamente elegidos de Israel es un ultraje moral de proporciones históricas", ha expresado Netanyahu, quien ha insistido en que "Israel está librando una guerra justa contra Hamás, una organización terrorista genocida".*


Los argumentos se caen solos, pues Netanyahu ha sobrepasado con creces la idea de "moral retorcida", que él aplica a los demás. Sin embargo, es ese tipo de afirmaciones el único pilar que le sostiene frente a los hechos, que muestra lo contrario. Netanyahu se rasga las vestiduras y —muy político— traslada el "ultraje de proporciones histórica" al pueblo de Israel en su conjunto. También, como suele decirse, muchos crueles gobernantes han llegado al poder de forma democrática. La elección no justifica cualquier cosa. El argumento puede ser probado con ejemplos que no le gustarían nada a Netanyahu.

Por parte de Hamás, volvemos a hacernos la misma pregunta que nos hicimos el primer día: ¿de dónde salió la orden de la incursión, aquella que los servicios secretos no detectaron, y que fue el inicio de este capítulo de un largo relato? Esa pregunta tendrá que ser respondida por los historiadores en un futuro lejano. Nosotros, aquí, esbozamos hipótesis sobre los beneficiados, pero serán ellos los que hagan salir a la luz esos oscuros motivos que han producido ya decenas de miles de muertos, civiles, ha destruido ciudades enteras y al que hoy no se le ve un fin porque no hay una solución posible sobre la que sentarse a discutir en una mesa, un día después sin fantasías.

Esta guerra está demostrando que las instituciones internacionales que debían evitarlas son marionetas en manos de las grandes potencias y sus favoritos, que cuentan con carta blanca para sus desmanes, algo que hace que cada vez más los regímenes autoritarios busque su amparo. Saben que así podrán vivir tranquilos.

No será fácil que esas órdenes de detención sirvan para algo. A Netanyahu siempre le quedará Miami o cualquier otra zona soleada en la que escribir sus memorias. Tampoco les faltará refugio a los dirigentes de Hamás, que ya está disfrutando de esos retiros soleados mientras contemplan satisfechos como tantos y tantos inocentes palestinos son enviados al Paraíso. 

The New York Times

* "Netanyahu dice que las órdenes de arresto de la CPI crean una "equivalencia moral retorcida" entre Hamás e Israel" RTVE.es /Reuters 22/05/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240522/netanyahu-ordenes-detencion-cpi-equivalencia-moral-retorcida/16113687.shtml

 

 

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