Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De
nuevo el bullying, una expresión para
tratar de encubrir una realidad como si fuera algo de importación y no una triste realidad que avanza a pasos
agigantados. En un desplazamiento por los canales de noticias me encuentro
—ayer fue el Día Internacional contra el Bullying— con una entrevista en el
canal de Aragón con un experto que además de darnos las cifras (1 de cada 4
alumnos lo sufre), da un paso más y deja claras las cosas: los protocolos no
solo son inútiles sino que son una forma de protegerse el propio sistema. No
funcionan porque no se trata de evitarlo, sino de diluir con ellos la
responsabilidad. Es una práctica habitual en diversos campos. Sirven para hacer
creer que hay algo en marcha, pero nadie
para los acontecimientos, ni las familias de los abusadores, ni las familias de
las víctimas que no logran convencer a las instituciones de lo que ocurre y si
lo hacen es demasiado tarde.
¿Cómo
no ver los síntomas claros, ante los ojos, para unos y otros? Sin embargo, todo
parece darse en un mundo invisible. Quizá lo sea y no deseamos verlo porque
estropea la imagen social idealizada que se nos vende cada día y que aceptamos.
El caso del suicidio de una joven de 20 años en Gijón ha completado el círculo de la visibilidad, lo que no es posible negar, al dejar una carta denunciando la realidad que vivió. Angélica Reinosa firma en La Sexta el artículo titulado ""Queridos acosadores": la joven que se suicidó en Gijón dejó una carta culpando a quienes le hicieron bullying". En el texto se nos explica lo vivido:
La joven que se quitó presuntamente la vida en Gijón tras
ser víctima de acoso escolar dejó una carta en la que se dirigía a quienes le
hicieron bullying en el colegio, en la que les culpaba directamente de su
muerte. "Queridos acosadores", arranca la misiva, que agrega: "Sabéis
quienes sois".
"Espero que todos y cada uno
de vosotros sepáis el daño que vuestras acciones han hecho. Habéis cogido
a una niña de alta autoestima y de altas capacidades y la habéis machacado
hasta el punto de no salir de la cama en años y de llevarla al suicidio",
continúa la carta.
Una carta en la que la joven fallecida, de 20 años, se dirige a estudiantes del colegio de Gijón donde había estudiado: "Dais asco. Que sepáis que habéis herido a muchas personas y ahora espero que carguéis con una muerte en vuestra conciencia", escribió. Un escrito que terminaba pidiendo el fin del acoso escolar: "Por favor, parad el acoso, dejad a las personas ser quienes son. Stop bullying. Hasta siempre", concluía.
Después de que los familiares de la joven denunciaran su desaparición y de que su cuerpo fuese junto a un cerro, el Gobierno asturiano va a investigarlo. El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha indicado que se encargará a la Inspección Educativa "que determine qué ha sucedido".*
Lo dramático del caso y lo directo de la acusación contra sus torturadores solo deja dos dudas: 1) que realmente remuerda a alguien la conciencia por el suicidio de la joven, y 2) que la inspección educativa sirva de algo más que para dilatar el proceso y que se pierda en el olvido dando paso al siguiente caso. Hay que dar la razón al experto entrevistado en el Canal Aragón. Una realidad de tamaña magnitud como muestran las cifras solo puede producirse ante algo más que ineficacia.
Como fenómeno, el bullying es el inicio de un estado, el comienzo de una forma social que hace de la violencia su eje. Insistimos en lo que hemos dicho aquí muchas veces: no hay una frontera en la persona, sino, por el contrario, una acumulación de experiencias. Los acosadores saben bien lo que hacen y saben también de la impunidad que el propio sistema les garantiza. El acoso es el resultado de una mediocridad social y personal imperante. No se da para más. Necesitamos de los "débiles", de los que se oponen para ejercitar y mostrar nuestra fuerza a través de la violencia. ¿Cómo podemos llamar "educativo" a un sistema del que sale la gente así, machacada durante años en los colegios? ¿Qué estamos creando allí?
En Aragón Noticias leemos:
Este
martes se celebra el Día internacional contra el Acoso Escolar, una jornada en
la que centros escolares como el IES Lázaro Carreter de Utrillas (Teruel)
realizan encuentros, en este caso con 65 profesores y 273 estudiantes, para
visibilizar al alumnado y profesorado que trabajan para mejorar la convivencia.
Porque para evitar el acoso escolar, la prevención es clave.
"El acoso escolar está presente en todos los centros
educativos y me atrevería a decir que, si no en todas, en casi todas las
aulas. Es un problema y es un
problema que no podemos negar. No podemos mirar para otro lado, ni podemos aspirar
tampoco a que en un centro educativo no exista ese caldo de cultivo, porque en
todas las interacciones sociales hay desigualdades, en las que probablemente
los docentes tengan que intervenir", ha explicado Manuel Martínez,
coordinador del teléfono de atención contra el acoso escolar (900 100 456).
Martínez ha incidido en la importancia de involucrar a toda la comunidad educativa en la prevención de casos de acoso escolar y, especialmente, ha hecho hincapié en la labor de los observadores. "El acoso escolar es como un triángulo. Por un lado, están los acosadores, los acosados y los observadores. Los observadores tienen que formar parte activa porque así es como hacemos que deje de existir el acoso", afirma.**
Los "observadores" son el modelo a escala de la
sociedad, son el entorno que permite y admira la violencia. Se desahogará
posteriormente en el maltrato familiar, en la violencia del deporte, en la
conducción temeraria, en el acoso laboral... en un sinfín de formas en las que
dará rienda suelta a lo que reprime cada día ante los demás y que necesita
liberar.
Los observadores son también la propia comunidad educativa, convertida
en mero negocio; son los que no intervienen y pagan sus frustraciones y muchas
veces odio hacia su propia tarea, hacia los padres exigentes y amenazantes, con
los que se tienen que enfrentar a lo largo del curso.
Estamos incubando una sociedad violenta, irresponsable, caótica, donde es posible desarrollar la maldad ante los ojos aburridos de los observadores. Esto tiene consecuencias en el presente, pero también para el futuro. hay que ser ingenuos o idiotas para no verlo.
Leo en el final de uno de los artículos** sobre el acoso el desarrollo de un programa de Inteligencia Artificial que monitoreará a 40.000 niños para detectar sus "cambios emocionales" y saber si están siendo acosados. No sé qué hacer, si reír o llorar.
* Angélica Reinosa ""Queridos acosadores": la joven que se suicidó en Gijón dejó una carta culpando a quienes le hicieron bullying" La Sexta 2/05/2023 https://www.elmundo.es/cronica/2023/05/02/6451641821efa04e5d8b458a.html
** "La prevención es clave
para evitar el acoso escolar, que este curso ya ha recibido 343
notificaciones" Aragón Noticias 02/05/2023
https://www.cartv.es/aragonnoticias/aragon/la-prevencion-es-clave-para-evitar-el-acoso-escolar-que-este-curso-ya-ha-recibido-343-notificaciones-en-aragon-18187
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