Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Con
algunas mesas todavía al 99'99% del recuento, con las urnas calientes, el
presidente del gobierno español sale a la puerta de La Moncloa a decirle al
mundo que convoca elecciones. Los medios resaltan que muy poca gente en Moncloa
sabía lo que se iba a decir en la comparecencia ante los micrófonos de los
medios. De esta manera, Pedro Sánchez roba los titulares y trata de aguar la
fiesta a los partidos que le han dejado en evidencia electoral.
¿Estrategia,
enfado o, simplemente, intentar salvar el cuello ante los suyos? No parece que
estos pocos días para empezar la campaña produzcan muchos cambios en las
intenciones de los electores, pues parece que el cambio es claro y el mensaje
rotundo. Escribíamos ayer y parece que fue hace un siglo: "El interés,
una vez visto el ascenso del PP en todas
las áreas, se centra ahora en las reacciones del PSOE y sus alianzas ante el
fuerte retroceso que han supuesto estas elecciones." Pues el interés ya lo
tenemos aquí. La discusión se centra ahora en si el interés es realmente el de
PSOE o solo de Pedro Sánchez, como señalan directamente algunos. Antes de que
le corten la cabeza, se lanza al ruedo. Si falla, lo ha intentado; si mejora
los resultados, maquillaría los malos resultados de ayer. Un clavo saca otro
clavo.
La
legislatura anterior dejó muchos cadáveres por el camino, de la eliminación
fulgurante de la cabeza del PP a la de Pablo Iglesias, actuando en la sombra.
El poder es un poderoso analgésico, hace más llevaderas las penas. Pero cuando
se pierde poder, los dolores vuelven.
En el
caso de Podemos, otro de los fiascos electorales, la agresividad hacia todos le
pasa factura ahora. ¿Qué tendrá más peso, el practicismo o la experiencia?
Quien no se ha mostrado como un socio leal, como ha ocurrido con ellos en el
poder, difícilmente podrá convencer a otros de sus bondades. Sin embargo, los
naufragios hacen curiosos aliados de bote salvavidas. No parece que haya mucho
que sumar. La decisión está ahora en Susana Díaz.
Parece
que hay coincidencia en que la jugada de distracción de Sánchez trata de
amargarle los pactos con Vox al PP. El argumento sería hacer coincidir los
pactos con la campaña electoral, lo que daría al PSOE la estrategia clara:
nosotros o el diablo. El diablo, claro está, es Vox, que podría sentarse en el
gobierno del país y como lo estará en diversas autonomías y ayuntamientos
gracias a la necesidad de pactos.
Esta legislatura ha tenido las suficientes desgracias como para no necesitar invocar más. Sin embargo, la estrategia —todos han ido a los mismos cursillos sobre comunicación política— no cesa. No lo hace porque, sencillamente, es la más fácil, la que menos necesita de personas hábiles para el diálogo y la resolución de problemas. Cuando se prefiere responsabilizar de los problemas antes que solucionarlos, la política comienza a fallar. Chapuzas como la ley del "solo sí es sí" demuestran lo difícil que se hace rectificar cuando se han vendido milagros.
La priorización de los problemas se hace en función de su rendimiento electoral y el énfasis puesto en proyectos llamativos ha hecho olvidar otros de mayor enjundia, los que afectan a la sociedad, por encima de las ideologías que nos segmentan a la fuerza para mantenernos en esas divisiones oportunistas de las que salen los discursos de los candidatos. Por ejemplo, la caída de la comprensión lectora de nuestra población infantil es un grave problema por lo que supone de presente y de futuro para la sociedad española, pero ¿le importa a alguien? No lo parece.
La mayor preocupación, en cambio, tras el anuncio electoral es si te van a devolver el dinero de tus vacaciones pagadas si te toca en una mesa. Los medios han centrado la convocatoria de las elecciones en este aspecto veraniego del asunto: Democracia versus Vacaciones. Los expertos en devoluciones y anulaciones de paquetes turísticos se multiplican en las cadenas para explicar qué argumentos hay que exponer para "escaquearse" de la convocatoria para participar en una mesa electoral si te toca o, si no puedes librarte, exponerlo como causa mayor y que te devuelvan el dinero. Votaciones contra vacaciones; que unas votaciones no te arruinen unos buenos días de sol y cervecita.
El verdadero destino de los españoles es el
bronceado playero, para beneficio de la salud y del sector del turismo y
hostelería, el verdadero "partido" español, el de todos los españoles.
La
mayor preocupación mostrada por el destino de las vacaciones nos deja claras
las prioridades reales. Los propios políticos se enfrentan a la constitución de
las nuevas cortes a mediados de agosto. ¿Pero,
qué has hecho, Pedro? Las primeras elecciones españolas en pleno verano (español).
Otro hito para la historia. Sobrevive a una pandemia, a un volcán desatado, a
una guerra en los confines europeos... para esto.
Puede que sus estrategas hayan calculado que la derecha hedonista no renunciará a sus vacaciones, mientras que la izquierda proletaria no tiene destino vacacional al alcance de su mano y se quedará en casa votando. Los expertos consultados por los medios señalan que dos de cada diez españoles se van de vacaciones en julio. ¿Y si los dos son de derechas?
No contento con enfrentarse a sus enemigos, no contento con enfrentarse a sus amigos, Pedro Sánchez se lanza contra el gran poder español, las vacaciones y la patronal del sector turístico. ¿Para cuándo un "Partido Vacacional" encargado de proteger el derecho de todos los españoles? ¿Le informaron bien sus estrategas de los riesgos?
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