Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
noticia de que El Corte Inglés ha retirado una fotografía de su campaña
publicitaria tradicional sobre la "vuelta al cole" puede parecer
exagerada, pero es un indicador del estado de ánimo del que mira y, como ocurre
con las ilusiones ópticas, una vez que lo has visto, tu cerebro se niega a
aceptar cualquier otro significado.
La
imagen son unos pies sobre el fondo de una silla, que nuestra mente asocia de
forma negativa con el salto dado al vacío en un suicidio. Nuestro cerebro
conecta y completa la imagen estableciéndola como parte de una secuencia, con
un antes y un después. El después son los pies colgando en el vacío. El cuadro
final es la secuencia de un suicidio infantil. El diario El País recoge el breve
comunicado emitido por los grandes almacenes: “Ante el desconcierto que ha
causado una de las imágenes de Vuelta al Cole, hemos decidido retirarla de la
campaña. En ningún caso la intención de esa imagen estaba relacionada con la
interpretación que se le ha dado, y pedimos disculpas por si alguien se ha
sentido ofendido”*.
El caso
es anecdótico, por un lado, pero por otro tiene el interés de mostrarnos el
funcionamiento social de este tipo de fenómenos interpretativos. Como todo
mensaje —forma parte de una campaña publicitaria— una vez que se expone al
receptor, este es quien debe construir su sentido. Es probable que en cualquier
año anterior esta interpretación no se hubiera producido, pero el contexto es
determinante de lo que vemos en la imagen, es decir, nuestra lectura está
condicionada por elementos exteriores que guían la interpretación
selectivamente.
Que
podamos dar el sentido de un ahorcamiento infantil al conectar los elementos visibles
de la fotografía —silla, zapatos, postura— con lo que está solo en nuestra
mente es un proceso natural, un mecanismo asociativo de nuestro cerebro. En
otras ocasiones, la publicidad los utiliza conscientemente para redirigir el
mensaje en nuestras mentes. Lo que se ofrece hace una poderosa llamada a algo que interesa destacar evocándolo. Lo sorprendente
del caso es que a una empresa profesional de la comunicación se le haya podido
escapar esta siniestra posible lectura.
Forma
parte del ABC de la comunicación que todo mensaje significa lo que significa
más lo que puede significar. Muchas veces lo llamamos "riqueza" de la
significación, "sentido abierto", etc. aludiendo precisamente a lo
que se va a producir en el proceso de recepción e interpretación. Por eso es
esencial, especialmente en cierto tipos de comunicación (comercial,
política...) tener en cuenta las posibles interpretaciones negativas que se
puedan producir y susciten rechazo social volviéndose contra quien la emite.
Todo
esto es la parte mecánica del asunto. Luego está precisamente la que nos ha
llevado a convertir la posibilidad negativa en predominante.
Hace unos
días leía un comentario en Facebook de alguien que se había fijado en la
ausencia de la campaña publicitaria tradicional de "vuelta al cole" y
lo asociaba precisamente a la incertidumbre producida por el COVID19. La vuelta a la escuela es un
tema que se ha convertido casi en tabú, especialmente en estos momentos en los
que se están disparando los rebrotes del coronavirus por toda España aumentando la preocupación.
De
Alemania nos llegaba hace unos días la noticia del cierre de una escuela tras
solo cinco días abierta. El hipermercado al que voy a comprar, enfrente de
casa, ha sacado a la venta el material escolar, pero más tarde y no ha hecho la gran campaña publicitaria habitual. Este año es muy discreta. Pensar en la escuela se ha convertido en algo preocupante y emocional, en una
fuente de angustia para el que tiene hijos y no sabe qué va ocurrir cuando
empiecen las clases. Lo mismo ocurre con los docentes, que tienen que
compartir las aulas cada día con grupos que, por mucho que se dividan, siempre
son un riesgo.
El
pensar de forma estática en el aula, pensarla como un espacio donde se establecen
unas distancias, no modifica la realidad: el aula es un espacio interactivo y
dinámico, cambiante; cada persona que
entra en el aula cada día se ha visto modificada por sus relaciones anteriores.
Es decir somos portadores
colectivos, un registro histórico de nuestros contactos. Si nos hemos protegido
suficientemente fuera del aula, llegaremos solos a ella; pero si no lo hemos hecho, lo
haremos acompañados del coronavirus que otros nos han pasado. No son los niños
los que entran en el aula, sino todos sus contactos diarios con ellos. Si estos estaban
sanos y guardando la distancia, bien; pero, en caso contrario, somos el
transporte del coronavirus.
Lo mismo ocurre con los profesores, el personal del centro o las familias que los recogen o llevan a sus domicilios. El mundo se divide en lo que está contaminado y lo que no lo está. Eso incluye a las personas de cualquier edad.
Los
pensamientos negativos, angustiosos, sobre la escuela se van acumulando conforme van pasando
los días. Todos somos conscientes que las medidas tomadas son muy complicadas
porque necesitan creer que cada día es nuevo, que se parte de cero, lo que no
es cierto.
Con los números crecientes
de contagios en la sociedad, es ingenuo pensar que los niños permanecen al
margen del resto de la sociedad, de otros entornos de interacción, como los laborales. La CNN titula un vídeo sobre lo ocurrido en una escuela de Israel "This
school reopened and one child infected 25 teachers"**. Podemos separar a
los niños entre ellos, pero no a los profesores, que deben estar cerca en muchas
actividades. Las áreas comunes de los profesores hace el resto. Un solo niño,
25 profesores.
El
diario El País nos informa de la situación norteamericana, de lo que no duda en
llamar una "guerra política" con el tema de la reapertura o no de las
escuelas, un conflicto que llega desde el deseo de hacerlo de Trump a las
negativas de los distritos escolares de algunas zonas o al conflicto entre las públicas que
quieren cerrar y la privadas que deciden abrir (el negocio es el negocio).
Nos
explica Pablo Guimón en el diario:
Las vacaciones de verano terminan sin nada
parecido a un consenso nacional sobre cómo afrontar el inicio del curso escolar
en medio de la pandemia, y la ansiedad crece en las familias. El equilibrio
entre los riesgos del coronavirus y el impacto académico, económico y social de
mantener las escuelas cerradas se ha convertido en el último gran tema que
polariza al país y, con elecciones presidenciales en noviembre, se ha ensuciado
rápidamente con tintes políticos.
Se supo cómo cerrar las aulas, pero nadie
parece tener idea de cómo abrirlas. El curso ha empezado ya en algunas partes
del país y en otros muchos distritos aún no se ha tomado la decisión final
sobre cómo hacerlo. En el condado de Cherokee, en Georgia, la semana pasada
abrieron los colegios y se detectaron 13 casos de covid entre los alumnos, lo
que obligó a imponer cuarentenas a más de 300 menores. “Nuestros padres querían
una elección para sus hijos, y se la ofrecimos. No es perfecta, y lo sabemos,
pero la perfección no es posible en una pandemia”, resumía el viernes la
autoridad escolar en un mensaje a la comunidad.***
La
actitud ante la escuela no es la misma que en otras situaciones en las que se
decide fríamente. Hablamos de enviar a los hijos a los centros y no saber cómo
van a regresar, que toda la prudencia que se haya mantenido durante meses se
puedan ir al traste porque uno, solo hace falta uno, esté infectado y contagie
al resto. La decisión es dramática y con ninguna se eliminan riesgos porque la
pandemia misma es un riesgo, un peligro en cada decisión que se toma, en cada
espacio en el que se entra, cada persona con la que se interactúa y de la que
desconocemos su estado pues puede ser asintomático o estar en proceso de
desarrollo.
Algunos
dirán que con este miedo no se puede vivir y es cierto, pero sin él tampoco se
puede vivir, esta vez en un sentido más literal, menos metafórico. Es ese miedo
latente el que nos hace percibir en el anuncio de los zapatos infantiles la
muerte, en una extraña metáfora perceptiva que revela nuestros miedos ocultos,
esos que tratamos de controlar diciéndonos que no pasará nada, tratando de
tranquilizar a los propios niños
mientras nosotros viviremos en una angustiosa intranquilidad esperando su vuelta
y vigilando la posible aparición de síntomas. Todo esto producirá mucho estrés
que se sumará al que ya existe.
Hemos
podido comprobar cómo se nos cae el castillo de naipes de la seguridad en
apenas unas semanas. Urge tomar medidas para que se pueda afrontar el próximo
curso, a un mes de distancia con alguna garantía, aunque esta sea una palabra
devaluada por la realidad de cada día. No sé si hay una solución, pero sí unas medidas.
Será necesario tener planes alternativos a los planes alternativos para
salvaguardar la continuidad de la enseñanza que puede verse parcial o
completamente interrumpida. Con el tamaño de las escuelas y centros educativos,
es difícil que no se produzcan casos de forma continuada que nuestras medidas
sean incapaces de evitar. Todos son pegas a cualquier medida, ya sea por parte
de unos o de otros. Son pegas espaciales (no se puede ampliar), personales (no
hay personal suficiente para las divisiones) o económicas (no hay
presupuesto). Cuando comiencen los
problemas, unos echarán la culpa a los otros.
Los
expertos educativos dicen que no se puede perder más tiempo en la enseñanza.
Otros dicen que no se pueden perder más vidas. Y otros, finalmente, que no se
puede perder más dinero. De las tres cosas, solo una no es recuperable. No es de extrañar la inquietud que ha provocado, sin pretenderlo, la imagen publicitaria. Nos ha recordado incómoda e involuntariamente lo que puede significar la vuelta a las aulas.
*
"El Corte Inglés retira una imagen de su campaña de vuelta al cole tras
las críticas en las redes sociales" El País 11/08/2020
https://elpais.com/economia/2020-08-11/el-corte-ingles-retira-una-imagen-de-su-campana-de-vuelta-al-cole-por-la-interpretacion-en-redes-sociales.html
**
"This school reopened and one child infected 25 teachers" CNN
10/08/2020 https://edition.cnn.com/videos/world/2020/08/10/israel-coronavirus-covid-19-pandemic-schools-outbreaks-gotkine-pkg-intl-ldn-vpx.cnn
***
"El debate de la ‘vuelta al cole’ en Estados Unidos se convierte en un
barrizal político" El País 11/08/2020 https://elpais.com/educacion/2020-08-10/el-debate-de-la-vuelta-al-cole-en-estados-unidos-se-convierte-en-un-barrizal-politico.html
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